Rosa Rojas (Dominicana)
Porque me da la gana, porque nunca he usado antifaz, porque prefiero ser aprendiz y no maestra experta, porque debajo de la teoría existe un universo de cosas que no se conocen pero se intentan practicar y de paso se aceptan las equivocaciones.
Tal vez solo por ponerle un nombre a un torrente de insatisfacción que fui acumulando desde los cinco años porque: las niñas no pueden hablar, no pueden montar bicicleta, no pueden jugar con varones, no pueden ir a las discos solas, no pueden tener novio, no pueden irse de casa a los 18, porque las niñas son de casa, porque hoy en día no solo tienen que cocina, fregar, lavar, también tienen que estudiar, ir a la universidad y pelearse por un sueldo superior al del hombre.
Quizás es solo resentimientos por un cúmulo de cosas porque: los niños no les interesa hablar, no pueden cocinar, no pueden llorar, no pueden jugar con muñecas, los niños son de la calle y deben aprender a conducir un vehículo antes de los 16, y para ser bien varones tienen que tener varias novias sin que ninguna sepa de la existencia de la otra, y tienen que tener dinero porque un hombre vale lo que cuesta.
Porque me da la gana, porque nunca he usado antifaz, porque prefiero ser aprendiz y no maestra experta, porque debajo de la teoría existe un universo de cosas que no se conocen pero se intentan practicar y de paso se aceptan las equivocaciones.
Tal vez solo por ponerle un nombre a un torrente de insatisfacción que fui acumulando desde los cinco años porque: las niñas no pueden hablar, no pueden montar bicicleta, no pueden jugar con varones, no pueden ir a las discos solas, no pueden tener novio, no pueden irse de casa a los 18, porque las niñas son de casa, porque hoy en día no solo tienen que cocina, fregar, lavar, también tienen que estudiar, ir a la universidad y pelearse por un sueldo superior al del hombre.
Quizás es solo resentimientos por un cúmulo de cosas porque: los niños no les interesa hablar, no pueden cocinar, no pueden llorar, no pueden jugar con muñecas, los niños son de la calle y deben aprender a conducir un vehículo antes de los 16, y para ser bien varones tienen que tener varias novias sin que ninguna sepa de la existencia de la otra, y tienen que tener dinero porque un hombre vale lo que cuesta.
Es posible que sea anarquista porque nunca entendí los cuentos de hadas, el monstruoso dragón, la bella princesa y el príncipe azul, valiente; hasta que le di la vuelta y lo pude ver al revés.
Porque llamarme anarquista: porque el estado, los parlamentos, los gobernantes, los políticos, los lideres autoritarios no sirven para nada más que para hacerse ricos, para excluir y para sostener los prejuicios, demostrado y confirmado, pero cada tanto lo volvemos a elegir voluntaria o inconscientemente. Porque todo el mundo sabe perfectamente que debe hacer el otro, para donde debe moverse, que carrera elegir, como dirigir mejor su vida, porque todos quieren mandar, mandar y mandar, pero pocos se deciden hacer, o dejar de hacer para no ser mas cómplice, cómplice del que oprime, del que excluye, del que discrimina, cómplice del que no cree nada mas allá de su nariz y por ende dogmatiza, obliga, desequilibra, parte, rompe, destruye. Cómplice del que obedece porque si, porque es más cómodo que te manden ya que al final la responsabilidad no es suya, cómplice del que llora pero no se revela y termina automatizado, obedeciendo como mansas ovejas.
Cómplices de una marca, porque todos sabemos que la Coca-Cola no quita la sed pero la preferimos antes que el agua, porque estoy convencida que cada uno tiene una gran adicción, algunos a las drogas, otros a la comida, a los ejercicios a los cuerpos fitness, otros al trabajo, al dinero, al ocio y generalmente esa adicción la genera la búsqueda de la libertad. La libertad tallada por tantos caminos: la mentira, las ilusiones, las fantasías, las adicciones, las burlas, los reconocimientos, los diplomas o títulos, los demás. La libertad siempre hacia fuera, rara vez hacia dentro.
Porque no soporto las nubes rosas, las burbujas azules, las mentiras, las falacias, el engaño, la cordura, las ataduras, las estructuras, la ceguera, las guerras, las armas, las encomiendas, lo cotidiano, lo turbio, lo borroso, porque pocos se bañan en un rio sucio a menos que sea por pura obligación.
Porque no me quiero quedar callada, porque no me quiero dar por vencida, porque no quiero dejar de creer que puede existir algo diferente, real o irreal, pero diferente, algo que me dé la opción de elegir por mi misma y con mis propios recursos, porque quiero creer que existe alguna verdad, que el mundo es horizontal, por lo menos la visión de él que proyecto.
Porque me he resistido siempre, me resisto y me seguiré resistiendo a que me manden, que me obligue directa o indirectamente hacer algo que no quiero, o a mandar a alguien hacer algo, porque no estoy de acuerdo, porque no lo creo, porque no me gusta, porque me maltrata o simplemente porque no me da la gana.
Las ganas, una palabra que tiende a malinterpretarse, porque tener ganas casi siempre se reduce a una retorica concepción sexual, o a una malcriadeza y en el mejor de los casos se relaciona con rebeldía. Mis ganas generalmente están unidas a mi pasión sexual o no, rebelde o no. Y prefiero ser rebelde, ”salvaje” o “educada” pero solo si me da la ”gana”.
Y soy anarquista porque me da la gana, porque me da ganas de vivir, porque me da ganas de creer y creo, porque me dan ganas de hacer y hago, porque me dan ganas de gritar, de hablar, de escribir y grito, y hablo de lo que me parece y de lo que no me parce y escribo lo que me sale de una conjunción de cosas que yo denomino mi alma o mis sombras.
Porque me da la gana de no obedecer, ni mandar, porque nunca he obedecido y nunca obedeceré, porque se me parte la hiel y se me revienta el hígado ante las injusticias, ante el juicio despiadado e inconsciente, ignorante, ante la cohibiciones y exclusiones, pero sobre todo y lo que más me da náusea es la jerarquía ¡la detesto!, y con eso me convierto en un ser humano que juzga, que castiga, que excluye, que separa y no me gusta y quiero creer y creo que algún día será mejor y dejaré de juzgar y de excluir y me limitare a actuar conforme a lo que creo, o creo creer, o simplemente quiero creer, que probablemente no sea lo mejor para todos. Pero tal vez ¡si para mí!. ¿Y con eso me convierto en egoísta?, Es probable, pero prefiero serlo mil veces, egoísta por elección antes que altruista por sumisión. Y me parece que con mi egoísmo termino siendo más solidaria y empática. Y eso me gusta y me da ganas. Y en resumidas cuentas por eso soy anarquista porque ¡me da ganas!
[Publicado originalmente en la revista Atentados # 8, San Salvador, junio 2015. Edición completa accesible en https://ia601503.us.archive.org/26/items/RevisAtentados08/RevisAtentados08.pdf.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.