Gustavo
Godoy
El escritor Hermann Hesse en su
novela El Lobo Estepario nos narra el conflicto interno de su personaje
Harry Haller que vive como un extraño
dentro del mundo burgués. La novela
inicia el día que Harry alquila una habitación en una urbanización de clase
media en la casa de una dulce señora burguesa.
El hogar del burgués es seguro, ordenado, limpio, rutinario, y decente.
Todos son trabajadores, familiares y ciudadanos ejemplares. Los domingos van a
las iglesias, y siempre pagan sus impuestos. Todos siguen las reglas y están
ansiosos por hacer las cosas de la manera más perfecta posible. Harry Haller detesta
lo burgués. Para él, es un ambiente asfixiante. Vive entre ellos, pero no es
feliz. Siente que no pertenece a ese
mundo. Es un lobo estepario.
Como lo uso aquí, el término
burgués es intercambiable con el de filisteo. No lo empleo con su connotación
política y económica dentro de la teoría
marxista sino como es usado a menudo en los clásicos de la literatura, sobre
todo en el siglo XIX. Un burgués o un filisteo es una persona que toma en serio
todos los convencionalismos sociales tradicionales, preocupado solo por el
dinero y carente de toda sensibilidad
para la literatura, las artes y lo intelectual. En este contexto, su antítesis
seria el bohemio o el artista. Nada que ver con el sentido comunista o
socialista de la palabra. Es un estado
del alma, no es una realidad política o económica. La palabra burgués viene del
francés bourgeis que quiere dice ciudadano. Mientras que la palabra filisteo
viene del pueblo de comerciantes del Mediterráneo en la antigüedad. Por otro
lado, bohemio viene de la región de Bohemia en Europa asociada con los gitanos
y su vida errante.
El filósofo alemán Arthur Schopenhauer presenta
“El filisteo como un ser que se deja engañar por las apariencias y toma
en serio todos los dogmatismos sociales: constantemente ocupado de someterse a
las farsas mundanas.”
La santa trinidad del mundo de
los filisteos es el trabajo, la familia, y la sociedad. Su vida consiste exclusivamente en trabajar, casarse,
criar niños y seguir las normas de la sociedad establecida. Sus ideas son
obtenidas de la iglesia, el Estado, y la
opinión pública. La burguesía descansa su moral en la policía y su arte en las corporaciones.
La existencia burguesa busca lo
práctico, lo conveniente, lo
seguro y lo cómodo.
La rivalidad entre la burguesía y
la bohemia es eterna. En la novela Ulises del irlandés James Joyce nos
encontramos que el personaje del intelectual Stephen Dedalus tenía más de seis
meses que no tomaba un baño. Ha renunciado a la religión y acudido al arte y a
la filosofía por consuelo. El excéntrico grupo de escritores llamados los beats
en el barrio neoyorquino de Greenwich Village de los 50’s. Eran ociosos melenudos de barba rala que vestían de forma desaliñada, dormían en un colchón en el piso,
tenían una vida disipada, desordenada, sin rutina, sin trabajo y sin familia.
Consumían marihuana y alcohol mientras bailaban jazz y tenían sexo hasta el
amanecer. Para satisfacción de los bohemios, este tipo de comportamiento
siempre escandalizan a los burgueses.
El bohemio abraza la vida, el
filisteo el dinero. Uno escoge calidad, el otro cantidad. El bohemio crea, el filisteo imita. El
bohemio ama la libertad y busca ser autentico. El filisteo ama la seguridad, sobrevive sometiéndose al grupo y
cuidando su apariencia. Uno tiene su personalidad, el otro tiene sus
propiedades.
La vida bohemia es sobre sensibilidad,
expresión, libertad, creatividad, y la originalidad del individuo. La vida del
burgués o filisteo es sobre todo lo contrario.
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