Pedro Pablo
Luego
de la Cumbre de presidentes en Panamá es bueno sacar algunas conclusiones para
tratar de avizorar el futuro de Venezuela. Por lo pronto, hemos de señalar que
en el contexto iberoamericano ya no somos nada, ni siquiera entre los miembros
del ALBA. Los éxitos tienen muchos padres, los fracasos son huérfanos y el
gobierno de los militares chavomaduristas se quedó con sus presuntas millones
de ridículas firmas (que no son curvas sino planas) bien guardadas porque no
hubo lugar ni para la pantomima de presentarlas. Lo más que se logró es,
después de estar rogando por horas a Obama, salir a tiempo para encontrarlo en
un pasillo. Nadie quiso reunirse con Nicky, ni siquiera su fiel aliada Cristina
de Argentina que le sigue los pasos en esto del control de cambios, inflación, escasez,
corrupción, narcotráfico y ausencia de dólares.
Hay
un refrán que dice “todos los días sale un pendejo a la calle y el que lo
encuentra es suyo” y, cuando la crisis capitalista del 2008, los chulos
históricos que conducen Cuba encontraron a Chávez. Lo convencieron de que el
capitalismo U$A estaba a las puertas del derrumbe, que había que generar nuevos
polos de poder con todo lo que fuera antigringo y lo hicieron anotarse con
Irán, Libia, Irak, China, los del ALBA, Rusia, Argentina en una borrachera
revolucionaria antiyanki, pagada con los petrodólares que compartimos con los
Castro en recompensa por la idea genial. Hasta se propuso unir los dos países.
Para
ayudar en esta empresa chavista de cambiar al mundo liderada por Fidel estaban
los Maduro, los Jaua, los Chacón, los Flores y algunos más que recitaban lo que
aprendieron en los catecismos de la Guerra Fría donde habían quedado la última
vez que leyeron un libro. Los Cabello, los Rangel y los militares se limitaban
a recoger los reales que rapiñaban teniendo a favor haber apoyado el 4-F que,
curiosamente, Fidel y Maduro condenaron y los notables venezolanos apuntalaron. Mientras tanto, en esta
intelectualmente empobrecida Latinoamérica, muchos aplaudían este revival cubano, del que Chávez era nuevo
abanderado y, especialmente, el financista. En este proceso, si bien EEUU era
el enemigo principal, no desperdiciamos oportunidad de malquistarnos con todo
lo que fuera Occidente, desde tumbar la estatua de Colón hasta proponer en un congreso
dizque de filosofía popular el lema “El conuco es todo, todo es conuco”.
Siguiendo las viejas ideas, se gestó el más ineficiente capitalismo de estado
registrado en Sudamérica (igual que el cubano pero más grande) acarreando la
destrucción del precario aparato productivo con casi 2.000 empresas estatizadas
y más de 2 millones de hectáreas expropiadas que pasaron a ser inoperantes. (¿Se
recuerdan a Jaua arando los sembradíos de caña de azúcar? Ahora no hay azúcar).
Pero
antes se decía que “a todo cochino le llega su sábado” (ahora tampoco hay
cochinos) y los gringos levantaron su economía, recuperaron la fuerza del
dólar, encontraron nuevas fuentes de petróleo y cayeron los precios del oro
negro. La fiesta se acabó porque, como la cigarra, nada se había guardado
porque nunca hubo suficientes dólares para tantos ladrones chavomaduristas.
Rusia se derrumbó, Irán también, los cubanos entraron en pánico, los chinos
bajaron en la tasa de crecimiento, Dilma y Lula enfrentaron los consabidos casos
de corrupción de todo gobierno socialestatista del siglo XXI. Y, como a la
víbora se la mata por la cabeza, los gringos decidieron debilitar tanto desplante
e insulto latinoamericano absurdo negociando con los líderes del movimiento
antigringo, Cuba e Irán, quienes más rápido que ligero acudieron al llamado y
sin dolor dejaron que castigaran, para compensar, a quien había pagado la
fiesta, el chavomadurismo. Curiosamente los cubanos, al plegarse al capitalismo
gringo, se olvidaron de los chinos, (¿acaso porque los conocen?) con los que Venezuela
está endeudada, mínimo, hasta el siglo XXII. Los iraníes atómicos decidieron
pactar ¿Será que vieron que saltar de los gringos a los rusos era como saltar
de la sartén al fuego?
El
gobierno de Venezuela, cegado como un topo por sus propios discursos, ni
siquiera sospechó la movida y los cubanos tampoco le avisaron. Resultado, quedó
solo como un enfermo de lepra, como vimos en la cumbre, mendigando a chinos,
rusos e iraníes a ver si reponen algo de lo que la boliburguesía se llevó, discurseando
los anacronismos de los años 50, lejos de los tiempos en que Chávez, con sus
desafueros y groserías, era estrella internacional. De paso, con la movida de
los gringos, otro que quedó tan descolocado como Maduro, fue el recién nombrado
Secretario General de la OEA, el ex - Canciller de Uruguay Almagro, conocido
defensor de los cubanos y una de las cabezas de la penetración iraní en América
Latina responsable de los atentados contra Israel en Argentina y que cobró la
vida del fiscal que seguía la causa. Quedaron solos Correa, Maduro, Ortega, Evo
y Cristina, abrazados como hermanos en desgracia, para encabezar el derrumbe
final de los norteamericanos que anunciaba el Comandante Eterno y que para el
sagaz Nicky, está cerca, ¿Seguimos quizás regalándoles gasolina?
Por
lo pronto, Nicky se volvió a casa, con sus firmas bajo el brazo, a enfrentarse
con su desastre doméstico. No hace falta detallar mucho porque todos sufrimos
este estado de miseria institucionalizado en todos los órdenes y por donde se
lo mire, Pero la pregunta es ¿Podemos salir de él? La respuesta es que parece
que no. Maduro tendría que hacer un giro de 180 grados en lo que ha hecho hasta
ahora pero es claro que, en el supuesto negado que quiera hacerlo, no sabe
hacerlo ni tiene gente que sepa hacerlo (se duda que tenga gente que entienda
de algo y lo veremos cuando los cubanos dejen de asesorarlos). Y no quiere hacerlo porque la gente no importa,
importa el poder y el dinero que les permite robar. Cambiar sería reconocer que
lo han hecho mal y tienen miedo del debilitamiento.
En
conclusión, van a seguir en los mismo, controlando la prensa, cerrando páginas
Web, pagando deudas al exterior, robando lo que se pueda, monopolizando todo lo
que exista, sin apoyo internacional (excepto el tarifado), en la espera de
inversión extranjera que no llega salvo si recibe garantías de usurero, corriendo
a los opositores, haciendo fraude en las elecciones (antes, durante y después),
aterrorizando a la población que, por lo menos de momento, aguanta sumisamente el
hambre que dejó el Comandante Eterno, Y con el petróleo bajo tierra porque en
este momento no paga invertir en sacarlo. Lo vimos con el discurso del 1° de
Mayo y los desatinados aumentos anunciados para el pueblo que, para colmo, son imposibles de pagar.
A
pesar de haber recibido más de un millón de millones de dólares durante el
chavomadurismo, teniendo como norte un modelo que el mismo Fidel dijo que no
servía ni para Cuba, vivimos en un país en la carraplana, aislado (actualmente
peleados con EE.UU., España, Chile y Colombia) sin comunicación con el exterior
(la internet es la más lenta de América, canales de noticias censurados, prensa
comprada), no pudiendo viajar, cerrados a toda innovación, con patriotas cooperantes que delatan por un
kilo de café, comprando armas a raudales, reprimiendo a sus habitantes con
bandas asesinas, con hambre generalizada (no de los generales), 50.000
profesionales emigrados (10.000 médicos), muchas familias viviendo ya de las
remesas de los que se fueron, dependiendo del favor de los chinos, marchamos a
toda máquina a ser como Corea del Norte, con
hambre y desnudos por la revolución, porque para desdicha de los herederos
de Hugo, el Mar de la Felicidad se llenó de ferrys viajando entre Florida y La
Habana.
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