Rubén Alexis Hernández
La situación de la economía venezolana,
en el contexto de la “crisis” global del capitalismo, sigue de mal en peor, afectando
particularmente a las clases baja y media baja, cuyos ingresos apenas les
permiten medio vivir dignamente. Mientras la exagerada liberación de los precios
de alimentos, de medicinas, de pasajes
en transporte terrestre y aéreo, y de otros rubros sigue viento en popa, el
Gobierno “revolucionario” ha negociado un nuevo préstamo con China, potencia
que lucha con Estados Unidos por la hegemonía capitalista planetaria. Tanto el
descenso de las reservas internacionales como la caída en los precios del crudo,
obligan a la “Revolución Bolivariana”, continuadora del rentismo petrolero, a
endeudarse de nueva cuenta, y el destino de gran parte de los 10.000 millones de dólares,
monto del préstamo en cuestión (hasta el día de hoy China ha prestado más de
50.000 millones a Venezuela), no es precisamente la inversión social,
considerando que el fondo chino-venezolano financia proyectos burgueses en un
alto porcentaje:
“El gobierno socialista de
Venezuela negocia préstamos por 10,000 millones de dólares con el Banco de
Desarrollo de China a recibir este año, dijo a Reuters una alta fuente de la
estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), conocedora del tema
Los primeros 5,000 millones
de dólares llegarían en abril, después que se firme este mes la renovación de
un tramo del millonario fondo que ambos países alimentan para financiar proyectos en Venezuela,
apuntó la fuente
Venezuela negocia también un "préstamo
especial" por otros 5,000 millones de dólares que China entregará con la
condición de que los recursos financien exclusivamente proyectos de PDVSA para
incrementar "rápidamente" la producción petrolera, agregó la fuente” http://eleconomista.com.mx/economia-global/2015/03/19/venezuela-negocia-prestamo-10000-mdd-china.
Sin duda alguna, se trata de otro golpe
duro para la mayoría del pueblo venezolano, que en parte aún cree en el
advenimiento del socialismo del siglo XXI. Téngase en cuenta que cada endeudamiento
de cualquier entidad político-territorial a lo largo de la historia moderna y
contemporánea, ha tenido como principal
consecuencia un repunte del alto costo de la vida, y por tanto una mayor
pobreza y desigualdad socioeconómica, y en Venezuela no ha habido excepción al
respecto. Y aunque lo nieguen constantemente las autoridades “revolucionarias”
de la nación suramericana, el progresivo endeudamiento con China ha sido uno de
los factores que ha perjudicado de forma notable a las masas, pues además de crearse
condiciones bien favorables para los capitalistas chinos, se ha enviado un
número importante de barriles de petróleo al gigante oriental como forma de
pago, y es posible que también se haya estado cancelando una buena cantidad de
dinero por el mismo concepto. Por si fuera poco, es notable y evidente la
presencia de inversiones chinas en distintos sectores de la economía de
Venezuela, incluso en áreas estratégicas, cuyas utilidades van a parar en gran
medida a los bolsillos de los asiáticos, en desmedro de las necesidades del
ciudadano “común” venezolano, el de a pie.
A estas alturas es innegable la dependencia
creciente de Venezuela respecto de China,
potencia con un espíritu tan explotador, depredador y egoísta como el
del Imperio estadounidense, al que sí “odia” el Gobierno venezolano, al menos
en el discurso. Quienes defienden la política económica china, y quieren hacer
ver a la entidad asiática como una nación poderosa, pero generosa con sus
propios ciudadanos y con el pueblo humilde de los territorios en los que ha
invertido, deben saber cómo China llegó a convertirse en un gigante que poco a
poco parece desplazar a Estados Unidos de la hegemonía global. Las corporaciones
chinas no se hicieron fuertes pagando bien a sus trabajadores, ni cancelando
mucho dinero por materias primas, ni respetando los derechos humanos, ni
ayudando a conservar el medio ambiente, ni realizando inversiones sociales. En
realidad las transnacionales de China, así como las de Estados Unidos, Rusia y
otros países en el orbe, sólo han velado por sus intereses económicos; han
sometido a los pueblos por su necesidad de tener acceso continuo y poco costoso
(a veces gratis) a las materias primas,
de mantener sus mercados, y de contar con mano de obra barata, sin
importar un carajo las soberanías nacionales. Capitalismo puro y duro contra la
humanidad.
Tanto que se ha discutido en Venezuela
sobre la necesidad de superar la lógica del capitalismo, y la realidad ha demostrado
lo contrario. Ahora el país caribeño ya no es dependiente únicamente de Estados
Unidos, principal aliado comercial, sino de China, Rusia y pare de contar. Y
los beneficios sociales, exceptuando ciertas medidas asistencialistas coyunturales,
han sido prácticamente nada, como no podía ser de otra manera en una nación con
la lacra capitalista incrustada en su alma. ¿Hasta cuándo podrá el Estado
venezolano, mediante el rentismo petrolero, mantener las llamadas misiones?,
¿qué pasará cuando sea aumentado el precio de la gasolina y los recortes
sociales y laborales sean cada vez mayores?, ¿cómo es posible que se siga
haciendo creer al pueblo venezolano que se construye el tal socialismo del
siglo XXI, mientras las deudas crecen y la dependencia
capitalista-corporocrática es evidente?, ¿cómo seguir hablando de socialismo
cuando los pobres pagan los platos rotos de las “crisis” generadas por los
ricos?.
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