Oscar Campilongo
Compañeros del periódico El Libertario, me llamo Oscar Daniel Campilongo y soy participante de la Sociedad de Resistencia de Oficios Varios de San Martín, adherida a la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.), esta misiva tiene la intención de hacerles llegar un escrito que he realizado sobre autogestión. Es en realidad un folleto escrito sobre algunos conocimientos que fui adquiriendo desde muy joven en el activismo sindical. Si encuentran en estos escritos alguna utilidad práctica para los trabajadores, dispongan de él como mejor les parezcan. Les envío un fuerte abrazo desde esta región de la Tierra, la Argentina y siempre estoy atento a vuestra publicación, la cual me pone en conteste sobre la realidad, sobre todo de lo que sucede en Venezuela.
¡¡¡¡Salud y Revolución Social!!!
[Nota de El Libertario: Quien se interese en recibir el pdf de este folleto puede solicitarlo a eristica@hotmail.com. A continuación reproducimos el inicio del mismo.]
Prólogo
Estos escritos sobre autogestión es a consecuencia y a su vez el producto de la participación como trabajador gráfico con el carácter de coproductor en el dispositivo de Empresas Recuperadas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y tienen la finalidad de colocar estas ideas en la conciencia de los trabajadores, como una herramienta más, no ya tan sólo de defensa, sino de transformación sobre los medios de producción, avanzando un paso importante en la marcha hacia la concreción del ideario que sustenta la emancipación social de los trabajadores.
La autogestión en posesión del pueblo productor, es en primer término una acción colectiva y en la medida en que se asimile en la realidad como una metodología de producción y de conocimientos, aparece como un hecho contra cultural a la lógica del sistema capitalista y a su división del trabajo, aboliendo con su propia dinámica organizativa el sistema de jerarquías que el capitalismo ha creado y que les son necesarias para ejercer la dominación en su orden establecido.
Será una verdadera y auténtica contra cultura de los trabajadores si somos capaces de generarla y demostrar a su vez la utilidad para la comunidad de los bienes producidos, distribuidos y administrados por los propios trabajadores en franca contraposición a la economía liberal de mercado y a su adoctrinamiento ideológico que el capitalismo ejerce sobre los productores, proclamando como una panacea de la libertad y que en realidad no es más que una falacia que encubre el sometimiento y el dominio sobre las fuerzas productivas.
La necesidad en un tiempo social dado y la realidad de los padecimientos en las condiciones de vida de los trabajadores es lo que ha hecho nacer a la autogestión, es en definitiva un hecho creado por los propios productores y lo ha sido siempre, desde sus comienzos, un acto capaz de subvertir la domesticación que ejerce el capitalismo y su manera de continuar manteniendo a los productores como esclavos forzados, no tan sólo para la venta de su fuerza de trabajo, sino fundamentalmente condicionado a la colaboración despótica hacia las clases sociales que sustentan el poder económico y político en la sociedad.
Nada tiene que ver su puesta en escena y consecuente desarrollo con núcleos reducidos de intelectuales,ni tampoco nada tiene que ver su ideario con laboratorios algunos vinculados con el quehacer académico-político; aunque sin subestimar el pensamiento y el marco teórico y sin menospreciar el esfuerzo en la investigación académica universitaria de muchos trabajadores de la educación de esos espacios de estudios, la autogestión es siempre primero un hecho nacida de la voluntad de los trabajadores y de la misma manera en que el poeta Antonio Machado sentencia al caminante de “que no hay caminos, sino que estos se hacen al andar”, de esa manera y no de otra se lleva a la autogestión al terreno en donde se producen los hechos, que son las fábricas, los talleres y cuanto lugar de trabajo exista. Es parte del arte colectivo, el de llevarlo a efecto en los procesos donde interviene el hombre mancomunado a través de la ayuda mutua y por lo cual genera para sí y la comunidad al unísono, que tiene que ver con el otro arte, el de la convivencia humana. Es un medio, un modo de encauzar las acciones, sean productivas o culturales y a canalizar las fuerzas dinámicas de los trabajadores hacia la comunidad toda.
Una manera de hacer y lo que la distingue de otras formas de producir es la ausencia de cualquier tipo de determinación por parte de autoridad alguna. Y esta manera de hacer ha existido desde las formaciones de las primeras sociedades humanas. Las culturas tántricas y taoístas de Oriente ya lo hacían consciente y sostenidamente varios miles de años antes de nuestra era, generando convivencia y conocimientos entre los grupos sociales sin relaciones de autoridad de por medio. De hecho las tribus más ancestrales que se extendieron desde África y terminan por poblar América y Oceanía se desarrollan todas de un modo autogestionado.
Para terminar, quiero expresar que esta idea-fuerza de la autogestión es tan sólo una parte del vasto ideario libertario que ha habitado en el movimiento obrero y que hoy vuelve a reverdecer al influjo de las luchas de los trabajadores en todo el mundo, pero no como alternativa a un capitalismo expoliador, sino como una herramienta de transformación que se dirija a parir una nueva civilización, en la cual la característica principal sea el hombre emancipado de los explotadores y de su dominación, para que en algún momento de su historia, deje definitivamente ser lobo de su propio hermano.
Quien ha realizado este sencillo trabajo, abraza los ideales y principios de la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.), llevando en la conciencia los sentires de su moral de lucha, de su ética y estética, de sus medios y de sus fines, de su conducta en la manifestación y proclamación de los ideales de libertad, igualdad y emancipación de los trabajadores y de la actitud antidogmática sobre los pensamientos, como vital acción hacia el porvenir, forjados en la idea de imaginar y en la razón como instrumento para afrontar las vicisitudes, principios en la cual la F.O.R.A. ha sostenido todo su quehacer, y creo, como sus militantes y activistas lo han hecho a lo largo y ancho de su historia en medio de las luchas proletarias, que la asociación, la solidaridad, la ayuda mutua, el federalismo y la organización libre y autónoma de cualquier tipo de poder; son las virtudes foristas que se transforman en gemas preciosas en las conciencias de sus militantes, para ir en busca de la Libertad y conquistarla y que ella sólo prevalecerá si su simiente se instala en un mundo de Igualdad en derechos y deberes, pero fundamentalmente con la ecuación final, que es la Libertad más completa y prolongada en el espacio-tiempo social.
Compañeros del periódico El Libertario, me llamo Oscar Daniel Campilongo y soy participante de la Sociedad de Resistencia de Oficios Varios de San Martín, adherida a la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.), esta misiva tiene la intención de hacerles llegar un escrito que he realizado sobre autogestión. Es en realidad un folleto escrito sobre algunos conocimientos que fui adquiriendo desde muy joven en el activismo sindical. Si encuentran en estos escritos alguna utilidad práctica para los trabajadores, dispongan de él como mejor les parezcan. Les envío un fuerte abrazo desde esta región de la Tierra, la Argentina y siempre estoy atento a vuestra publicación, la cual me pone en conteste sobre la realidad, sobre todo de lo que sucede en Venezuela.
¡¡¡¡Salud y Revolución Social!!!
[Nota de El Libertario: Quien se interese en recibir el pdf de este folleto puede solicitarlo a eristica@hotmail.com. A continuación reproducimos el inicio del mismo.]
Prólogo
Estos escritos sobre autogestión es a consecuencia y a su vez el producto de la participación como trabajador gráfico con el carácter de coproductor en el dispositivo de Empresas Recuperadas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y tienen la finalidad de colocar estas ideas en la conciencia de los trabajadores, como una herramienta más, no ya tan sólo de defensa, sino de transformación sobre los medios de producción, avanzando un paso importante en la marcha hacia la concreción del ideario que sustenta la emancipación social de los trabajadores.
La autogestión en posesión del pueblo productor, es en primer término una acción colectiva y en la medida en que se asimile en la realidad como una metodología de producción y de conocimientos, aparece como un hecho contra cultural a la lógica del sistema capitalista y a su división del trabajo, aboliendo con su propia dinámica organizativa el sistema de jerarquías que el capitalismo ha creado y que les son necesarias para ejercer la dominación en su orden establecido.
Será una verdadera y auténtica contra cultura de los trabajadores si somos capaces de generarla y demostrar a su vez la utilidad para la comunidad de los bienes producidos, distribuidos y administrados por los propios trabajadores en franca contraposición a la economía liberal de mercado y a su adoctrinamiento ideológico que el capitalismo ejerce sobre los productores, proclamando como una panacea de la libertad y que en realidad no es más que una falacia que encubre el sometimiento y el dominio sobre las fuerzas productivas.
La necesidad en un tiempo social dado y la realidad de los padecimientos en las condiciones de vida de los trabajadores es lo que ha hecho nacer a la autogestión, es en definitiva un hecho creado por los propios productores y lo ha sido siempre, desde sus comienzos, un acto capaz de subvertir la domesticación que ejerce el capitalismo y su manera de continuar manteniendo a los productores como esclavos forzados, no tan sólo para la venta de su fuerza de trabajo, sino fundamentalmente condicionado a la colaboración despótica hacia las clases sociales que sustentan el poder económico y político en la sociedad.
Nada tiene que ver su puesta en escena y consecuente desarrollo con núcleos reducidos de intelectuales,ni tampoco nada tiene que ver su ideario con laboratorios algunos vinculados con el quehacer académico-político; aunque sin subestimar el pensamiento y el marco teórico y sin menospreciar el esfuerzo en la investigación académica universitaria de muchos trabajadores de la educación de esos espacios de estudios, la autogestión es siempre primero un hecho nacida de la voluntad de los trabajadores y de la misma manera en que el poeta Antonio Machado sentencia al caminante de “que no hay caminos, sino que estos se hacen al andar”, de esa manera y no de otra se lleva a la autogestión al terreno en donde se producen los hechos, que son las fábricas, los talleres y cuanto lugar de trabajo exista. Es parte del arte colectivo, el de llevarlo a efecto en los procesos donde interviene el hombre mancomunado a través de la ayuda mutua y por lo cual genera para sí y la comunidad al unísono, que tiene que ver con el otro arte, el de la convivencia humana. Es un medio, un modo de encauzar las acciones, sean productivas o culturales y a canalizar las fuerzas dinámicas de los trabajadores hacia la comunidad toda.
Una manera de hacer y lo que la distingue de otras formas de producir es la ausencia de cualquier tipo de determinación por parte de autoridad alguna. Y esta manera de hacer ha existido desde las formaciones de las primeras sociedades humanas. Las culturas tántricas y taoístas de Oriente ya lo hacían consciente y sostenidamente varios miles de años antes de nuestra era, generando convivencia y conocimientos entre los grupos sociales sin relaciones de autoridad de por medio. De hecho las tribus más ancestrales que se extendieron desde África y terminan por poblar América y Oceanía se desarrollan todas de un modo autogestionado.
Para terminar, quiero expresar que esta idea-fuerza de la autogestión es tan sólo una parte del vasto ideario libertario que ha habitado en el movimiento obrero y que hoy vuelve a reverdecer al influjo de las luchas de los trabajadores en todo el mundo, pero no como alternativa a un capitalismo expoliador, sino como una herramienta de transformación que se dirija a parir una nueva civilización, en la cual la característica principal sea el hombre emancipado de los explotadores y de su dominación, para que en algún momento de su historia, deje definitivamente ser lobo de su propio hermano.
Quien ha realizado este sencillo trabajo, abraza los ideales y principios de la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.), llevando en la conciencia los sentires de su moral de lucha, de su ética y estética, de sus medios y de sus fines, de su conducta en la manifestación y proclamación de los ideales de libertad, igualdad y emancipación de los trabajadores y de la actitud antidogmática sobre los pensamientos, como vital acción hacia el porvenir, forjados en la idea de imaginar y en la razón como instrumento para afrontar las vicisitudes, principios en la cual la F.O.R.A. ha sostenido todo su quehacer, y creo, como sus militantes y activistas lo han hecho a lo largo y ancho de su historia en medio de las luchas proletarias, que la asociación, la solidaridad, la ayuda mutua, el federalismo y la organización libre y autónoma de cualquier tipo de poder; son las virtudes foristas que se transforman en gemas preciosas en las conciencias de sus militantes, para ir en busca de la Libertad y conquistarla y que ella sólo prevalecerá si su simiente se instala en un mundo de Igualdad en derechos y deberes, pero fundamentalmente con la ecuación final, que es la Libertad más completa y prolongada en el espacio-tiempo social.
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