Damián Prat
Fue en mayo y junio de 2009. El plan, en concreto fue de Giordani y su equipo del ministerio. Resultado de discusiones previas con Chávez. El nombre del plan, en privado dentro de Miraflores era “crear un enclave de economía totalmente estatal o estatista”, para ensayar como sería luego toda la economía del país. Lo planificaron para dos lugares: la Guayana Industrial y el lago de Maracaibo. Aquí le colocaron por nombre “Plan Guayana Socialista 2009-2019” con ropaje (puro disfraz) de “control obrero” pero con el énfasis real en el centralismo asfixiante tipo GoshPlan soviético, en hacer desaparecer progresivamente a los sindicatos y en hacer a todos dependientes del único empleador, amo y señor de todo: el Estado-gobierno-partido-cogollo oligárquico-líder único.
Parece increíble que quisieran repetir las fracasadas experiencias de la Unión Soviética, de la Europa del Este tras el muro de Berlín y de Cuba bajo el nombre de “socialismo del siglo XXI”. Veinte años atrás había caído el muro de Berlín. Previamente comenzó el cambio en la Polonia comunista tras elecciones. Luego vino la disolución de la URSS. Ya en China, los reformistas de Deng Xiao Ping comenzaban a sustituir el andamiaje de ruina y profundo atraso del maoísmo colectivista. Increíble que toda esa experiencia no les hubiera servido para comprender el fracaso de ese modelo y se propusieran repetirlo. Algún día unos cuantos de ellos echarán los cuentos.
En fin. Regresemos a mayo-junio de 2009 en Guayana. El gobierno convoca a una asamblea de tres días con dirigentes sindicales y activistas del PSUV. Casi todos de la FBT que luego sería la Central Bolivariana. Ningún líder obrero ni sindical independiente o democrático. Más aún: filtraron la lista exhaustivamente e impidieron la entrada de un significativo número de chavistas que ya eran críticos. Sin embargo, de adentro hubo rebelión aunque algo silenciosa y todo se filtró. La sesión final es transmitida en cadena y presentada como “los trabajadores de Guayana elaboran y aprueban el plan”. Y otro detalle: la ministra Iglesias es la que maneja la reunión y lo hace en una forma tal que los asistentes creen que son ellos los que elaboraron el plan cuando en realidad tan solo agregaron algunos proyectos (por cierto, algunos eran útiles y positivos) pero el plan era el pre elaborado en el Ministerio de Planificación.
El corazón del plan era la desaparición de las empresas existentes como entes jurídicos propios para crear dos súper ministerios hiper burocráticos que centralizarían todo en Caracas y liquidarían toda autonomía local. Los llaman “corporaciones socialistas”. Una para el hierro-acero y otra para el aluminio. Cada corporación tendría “unidades de negocios”, dividiendo y separando las empresas de siempre. Fracturando al movimiento de los trabajadores. Solo el cogollo burocrático del PSUV-gobierno tendría control, pero a los trabajadores psuvistas les venden una ilusión: el control obrero. No todos se tragan el cuento y afuera nadie se lo cree. El chiste más popular en las empresas en aquellos días era que “no es control obrero sino controlar al obrero”. Muchos advierten que luego el gobierno acusará a los trabajadores del fracaso y evadirá sus culpas. Les organizan comisiones donde no participan sino los “del grupito” que se reúnen inútilmente durante meses pero el gobierno militar y de la vieja izquierda es la que decide sin que el “control obrero” sepa nada. La coba de “los trabajadores decidiendo de manera directa el control de la producción” es la excusa para que en el documento aparezca: “Eliminar como forma de asociación, la autogestión y los sindicatos. Se debe quitar el sindicato porque no es mecanismo de participación, sino un mecanismo de lucha”. ¡Zas! Como en Cuba y en la antigua URSS. Aún conservo el documento original que me entregaron varios asistentes para denunciar esa aberración.
La historia es mucho más larga y no tengo el espacio. Estatizaron de todo. Y el plan era estatizar aún más. Gracias a Dios sus propios enredos los frenaron. Jamás hubo nada parecido a “control obrero”. Meses más tarde Chávez designa a varios de ese grupito interno de la FBT como presidentes de algunas empresas (el resto militares) y dice que “ese es el control obrero con presidentes nombrados por los trabajadores”, cosa que obviamente nunca fue cierta. Incluso en Bauxilum el sindicato le toma la palabra y realiza un referéndum. Los candidatos del supuesto “control obrero socialista” pierden por paliza y ganan técnicos calificados. Un par de años más tarde, el gobierno anuncia que “fracasó ese control obrero”, culpa a los trabajadores de la profundización del desastre productivo y entrega casi todo a militares.
El “Plan Guayana Socialista 2009-2019” fue enterrado en silencio hacia 2012. Lo que permanece es la ola de estatizaciones y sus rotundos fracasos. En promedio, la producción de todas es tan solo el 20% de lo que solía ser. La robo-lución destruyó el 80% de la producción. Casi no hay exportaciones. Nunca fuimos tan dependientes. La pérdida de soberanía es terrible. Antes se procesaban dentro del país dos de cada tres toneladas de hierro transformándolos en productos de alto valor agregado. Ahora se produce la mitad del hierro y se procesa solo el 30% de esa mitad. Nunca tuvimos menos patria. Importamos aluminio, tubos petroleros, refractarios. Contratos leoninos con China y Bielorrusia en Alcasa, Bauxilum, FMO y Minerven. Todas las estatales están quebradas.
La “guerra económica” de la revolución contra Venezuela destroza “lo productivo venezolano” que en la Guayana industrial era abundante. Las cinco briqueteras, Sidor, las dos plantas de refractarios, Sidetur-Casima, la de “prophants”, la gran comercializadora de víveres Friosa, Tavsa, la de Pellas. Muchas contratistas. Todo en ruinas. Y violados como nunca antes los derechos laborales. La mayor ofensiva antiobrera de la historia de Guayana. Ni un solo proyecto industrial nuevo se culmina. Todos son “elefantes rojos”. La “nueva fábrica de tubos”, la calcinadora, la “nueva siderúrgica nacional”, la “planta de concentración de mineral”, la de Pulpa y Papel. Nada. Cero. Los proyectos buenos propuestos en las “mesas de trabajo” (y aprobados por el gobierno “de la boca para afuera”) jamás se concretaron. Nunca le interesó nada de eso a los jerarcas rojos. Le daban alas a los que proponían para crearles expectativas. Los hechos son los hechos. Relato realidades.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/index.php/opinion/item/27623-se-acuerdan-del-plan-guayana-socialista-2009-2019.]
Fue en mayo y junio de 2009. El plan, en concreto fue de Giordani y su equipo del ministerio. Resultado de discusiones previas con Chávez. El nombre del plan, en privado dentro de Miraflores era “crear un enclave de economía totalmente estatal o estatista”, para ensayar como sería luego toda la economía del país. Lo planificaron para dos lugares: la Guayana Industrial y el lago de Maracaibo. Aquí le colocaron por nombre “Plan Guayana Socialista 2009-2019” con ropaje (puro disfraz) de “control obrero” pero con el énfasis real en el centralismo asfixiante tipo GoshPlan soviético, en hacer desaparecer progresivamente a los sindicatos y en hacer a todos dependientes del único empleador, amo y señor de todo: el Estado-gobierno-partido-cogollo oligárquico-líder único.
Parece increíble que quisieran repetir las fracasadas experiencias de la Unión Soviética, de la Europa del Este tras el muro de Berlín y de Cuba bajo el nombre de “socialismo del siglo XXI”. Veinte años atrás había caído el muro de Berlín. Previamente comenzó el cambio en la Polonia comunista tras elecciones. Luego vino la disolución de la URSS. Ya en China, los reformistas de Deng Xiao Ping comenzaban a sustituir el andamiaje de ruina y profundo atraso del maoísmo colectivista. Increíble que toda esa experiencia no les hubiera servido para comprender el fracaso de ese modelo y se propusieran repetirlo. Algún día unos cuantos de ellos echarán los cuentos.
En fin. Regresemos a mayo-junio de 2009 en Guayana. El gobierno convoca a una asamblea de tres días con dirigentes sindicales y activistas del PSUV. Casi todos de la FBT que luego sería la Central Bolivariana. Ningún líder obrero ni sindical independiente o democrático. Más aún: filtraron la lista exhaustivamente e impidieron la entrada de un significativo número de chavistas que ya eran críticos. Sin embargo, de adentro hubo rebelión aunque algo silenciosa y todo se filtró. La sesión final es transmitida en cadena y presentada como “los trabajadores de Guayana elaboran y aprueban el plan”. Y otro detalle: la ministra Iglesias es la que maneja la reunión y lo hace en una forma tal que los asistentes creen que son ellos los que elaboraron el plan cuando en realidad tan solo agregaron algunos proyectos (por cierto, algunos eran útiles y positivos) pero el plan era el pre elaborado en el Ministerio de Planificación.
El corazón del plan era la desaparición de las empresas existentes como entes jurídicos propios para crear dos súper ministerios hiper burocráticos que centralizarían todo en Caracas y liquidarían toda autonomía local. Los llaman “corporaciones socialistas”. Una para el hierro-acero y otra para el aluminio. Cada corporación tendría “unidades de negocios”, dividiendo y separando las empresas de siempre. Fracturando al movimiento de los trabajadores. Solo el cogollo burocrático del PSUV-gobierno tendría control, pero a los trabajadores psuvistas les venden una ilusión: el control obrero. No todos se tragan el cuento y afuera nadie se lo cree. El chiste más popular en las empresas en aquellos días era que “no es control obrero sino controlar al obrero”. Muchos advierten que luego el gobierno acusará a los trabajadores del fracaso y evadirá sus culpas. Les organizan comisiones donde no participan sino los “del grupito” que se reúnen inútilmente durante meses pero el gobierno militar y de la vieja izquierda es la que decide sin que el “control obrero” sepa nada. La coba de “los trabajadores decidiendo de manera directa el control de la producción” es la excusa para que en el documento aparezca: “Eliminar como forma de asociación, la autogestión y los sindicatos. Se debe quitar el sindicato porque no es mecanismo de participación, sino un mecanismo de lucha”. ¡Zas! Como en Cuba y en la antigua URSS. Aún conservo el documento original que me entregaron varios asistentes para denunciar esa aberración.
La historia es mucho más larga y no tengo el espacio. Estatizaron de todo. Y el plan era estatizar aún más. Gracias a Dios sus propios enredos los frenaron. Jamás hubo nada parecido a “control obrero”. Meses más tarde Chávez designa a varios de ese grupito interno de la FBT como presidentes de algunas empresas (el resto militares) y dice que “ese es el control obrero con presidentes nombrados por los trabajadores”, cosa que obviamente nunca fue cierta. Incluso en Bauxilum el sindicato le toma la palabra y realiza un referéndum. Los candidatos del supuesto “control obrero socialista” pierden por paliza y ganan técnicos calificados. Un par de años más tarde, el gobierno anuncia que “fracasó ese control obrero”, culpa a los trabajadores de la profundización del desastre productivo y entrega casi todo a militares.
El “Plan Guayana Socialista 2009-2019” fue enterrado en silencio hacia 2012. Lo que permanece es la ola de estatizaciones y sus rotundos fracasos. En promedio, la producción de todas es tan solo el 20% de lo que solía ser. La robo-lución destruyó el 80% de la producción. Casi no hay exportaciones. Nunca fuimos tan dependientes. La pérdida de soberanía es terrible. Antes se procesaban dentro del país dos de cada tres toneladas de hierro transformándolos en productos de alto valor agregado. Ahora se produce la mitad del hierro y se procesa solo el 30% de esa mitad. Nunca tuvimos menos patria. Importamos aluminio, tubos petroleros, refractarios. Contratos leoninos con China y Bielorrusia en Alcasa, Bauxilum, FMO y Minerven. Todas las estatales están quebradas.
La “guerra económica” de la revolución contra Venezuela destroza “lo productivo venezolano” que en la Guayana industrial era abundante. Las cinco briqueteras, Sidor, las dos plantas de refractarios, Sidetur-Casima, la de “prophants”, la gran comercializadora de víveres Friosa, Tavsa, la de Pellas. Muchas contratistas. Todo en ruinas. Y violados como nunca antes los derechos laborales. La mayor ofensiva antiobrera de la historia de Guayana. Ni un solo proyecto industrial nuevo se culmina. Todos son “elefantes rojos”. La “nueva fábrica de tubos”, la calcinadora, la “nueva siderúrgica nacional”, la “planta de concentración de mineral”, la de Pulpa y Papel. Nada. Cero. Los proyectos buenos propuestos en las “mesas de trabajo” (y aprobados por el gobierno “de la boca para afuera”) jamás se concretaron. Nunca le interesó nada de eso a los jerarcas rojos. Le daban alas a los que proponían para crearles expectativas. Los hechos son los hechos. Relato realidades.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/index.php/opinion/item/27623-se-acuerdan-del-plan-guayana-socialista-2009-2019.]
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