“Chávez Vive”, foto de Ricardo Patiño, bajo CC BY SA 2.0 |
Por Marianne Díaz
Este es un resumen de las notas de mi participación en el panel «Ahogados en el nombre de Dios y del País», en la Cumbre de Periodismo Ciudadano de Global Voices del 2015 en la ciudad de Cebú, Filipinas.
Desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, la construcción del llamado «socialismo del siglo XXI» ha estado unida intrínsecamente a una noción de patria que se debe defender del enemigo, sea externo o interno. Los conceptos de «patria», «país», «estado», «gobierno» y «chavismo» han sido unidos de tal forma que ya no es posible disociarlos.
Antes no éramos un país muy patriótico y, en mi opinión, este movimiento político ha aprovechado la ausencia de identidad nacional cohesiva y unitaria para llenar ese vacío y crear en la conciencia colectiva un concepto de «patria» cuya definición se ha hecho inseparable, incluso para los disidentes, del sistema político actual. Desde luego, esto significa que cualquier amenaza al status quo de las políticas del partido se considera una amenaza a la patria misma, una traición que debe ser sancionada con el más duro castigo.
(La frase «Pero tenemos patria» se ha convertido en un chiste que se ha repetido demasiadas veces y ya estoy cansada de escucharlo de boca de los opositores del gobierno. ¿No éramos un pueblo creativo y original? ¿En dónde quedó eso?)
El chavismo y la figura de Chávez se han convertido en algo sagrado, especialmente tras su muerte en 2012. Su imagen, que ya estaba en todas partes, en inmuebles, murales y en todos los edificios públicos, se ha transformado en el emblema principal de una religión política, con sus capillas y templos. Miles de personas se han tatuado su firma y se han levantado estatuas en su honor por todo el país. El lema más usado por el gobierno es «Chávez vive».
Durante el gobierno de Chávez, había un documento llamado «plan patria», que contenía las directrices filosóficas y políticas de su «socialismo del siglo XXI». Tras la investidura de Nicolás Maduro, este «plan patria» se ha convertido en ley.
Esta ley patriótica da prioridad, entre muchas otras cosas, a la creación de una «hegemonía comunicacional» y al establecimiento del «uso de los medios de comunicación para la transición al socialismo». Esto permite la censura de toda forma de expresión que de alguna manera amenace la estructura política del chavismo y sienta las bases para que la disidencia se considere un asunto de traición a la patria.
Una vez que se establece que quien disienta con el gobierno y sus medidas es traidor, evidentemente es inaceptable que este siga trabajando para la administración pública (porque, como ya saben, el Estado es el gobierno y el gobierno es patria). Se han creado un teléfono y una dirección de correo electrónico para que los «patriotas cooperadores» puedan denunciar a las personas que no estén a favor del gobierno y que trabajen en la administración pública.
Hace unos meses, la Asamblea Nacional empezó a trabajar en un proyecto de ley (la reforma a una ley ya existente) que creará el crimen de «ciberterrorismo». En él, se define al «ciberterrorismo» como un hecho que «altere gravemente la paz pública de la Nación mediante el uso de medios masivos de comunicación en línea», y sería castigado con penas de prisión de entre uno y cinco años. Además, cualquier ciudadano que sospeche que una persona es culpable de este u otro cargo de «terrorismo», puede detenerla y mantenerla en aislamiento hasta 48 horas. Eso no es todo: aunque la ley todavía no ha sido aprobada, se ha encarcelado a usuarios de redes sociales por bromear en Twitter, ya que esa broma se considera una alteración del orden público.
Como comenté hace unos días en otra publicación, si no eres el enemigo, el Gran Hermano se hará cargo de ti y tendrás que seguir sus órdenes. Es opresivo, pero estarás a salvo.
Por otro lado, si eres el enemigo, ten cuidado. Eres un traidor. Eres una persona sin patria y sin país. Eres un apátrida.
Extraído de http://es.globalvoicesonline.org/2015/02/23/amordazados-en-el-nombre-del-chavismo-la-religion-politica-de-venezuela/
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