J.R. López Padrino
El iletrado de Maduro regresó al país después de una improvisada y desesperada gira en busca de dinero fresco para paliar la tremenda crisis económica, así como frenar la caída de los precios petroleros. A pesar de la propaganda Goebbeliana del régimen haciendo creer que el viaje de Maduro fue un éxito, la realidad y resultados demuestran que fue un fracaso ya que ninguno de los objetivos fueron alcanzados y solo logró promesas y las clásicas sonrisas diplomáticas. Sin embargo los privilegiados integrantes de la delegación presidencial, incluyendo los miembros de la familia real disfrutaron de un turismo de primera en medio de lujos y derroche a expensas del erario nacional.
El iletrado de Maduro regresó al país después de una improvisada y desesperada gira en busca de dinero fresco para paliar la tremenda crisis económica, así como frenar la caída de los precios petroleros. A pesar de la propaganda Goebbeliana del régimen haciendo creer que el viaje de Maduro fue un éxito, la realidad y resultados demuestran que fue un fracaso ya que ninguno de los objetivos fueron alcanzados y solo logró promesas y las clásicas sonrisas diplomáticas. Sin embargo los privilegiados integrantes de la delegación presidencial, incluyendo los miembros de la familia real disfrutaron de un turismo de primera en medio de lujos y derroche a expensas del erario nacional.
Lo improvisado de la gira lo obligó a viajar a Rusia en dos oportunidades para poder entrevistarse con el zar Putin. Visita que lejos de proporcionarle la ayuda económica solicitada, implicó mayores concesiones de la faja bituminosa del Orinoco a las transnacionales rusas lo que significa un mayor sacrificio de nuestra soberanía nacional.
La visita al Imperio Chino, nuestro nuevo colonizador económico, se dio en el marco de una reunión de la CELAC que era de cancilleres y no para Jefes de Estado. El ungido solo logró promesas de inversiones a futuro (cartas de intención), destinadas a ampliar proyectos de alta tecnología y telecomunicaciones. Sin embargo, no logró ningún financiamiento que le diera liquidez inmediata para paliar la crisis financiera del país.
La gira por los países miembros de la OPEP fue un desastre. La pretensión mesiánica de Maduro era la de convencer a los países exportadores del Golfo de reducir la producción de petróleo para elevar los precios. Sin embargo, en ninguno de los países visitados se anunciaron declaraciones conjuntas de los gobiernos pidiendo una reunión urgente de la OPEP a fin de discutir un recorte en la producción petrolera. Pero peor aún, mientras Maduro y los medios oficiales hablaban del “éxito” de la gira, el ministro de Hidrocarburos de los Emiratos Árabes Unidos, Suhail bin Mohammed al-Mazroui, declaraba que la OPEP no alteraría su estrategia en cuanto a la producción (30 millones de barriles diarios) y los precios del barril petrolero siguen su indetenible descenso (WTI US$47,89; Brent US$48,71; OPEP US$39.19,40). Esta situación se agrava aún más dado el desmantelamiento operativo e hipoteca de PDVSA, la continua merma de nuestra producción petrolera y la desnacionalización de la industria (empresas mixtas) herencia perversa y antinacional del fallecido tte coronel.
Maduro retorna al país con una nueva derrota política y económica a sus espaldas. Recurre a un discurso alimentado de cinismo y falacias para justificar su fracaso. Anunciar como un logro la creación de una alianza para la exportación de alimentos a Qatar, cuando los venezolanos se ven forzados a hacer colas humillantes para la compra de los mismos, es un insulto a la dignidad del ciudadano y rebasa los limites de la desvergüenza.
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