Por Canek Sánchez Guevara
Oaxaca (México), 2006
Nací en La Habana en 1974, en una casona en Miramar, sobre la Quinta Avenida: en resumen, en plena Aristocracia esquina con Burguesía. La vida en casa, empero, era cualquier cosa menos aburguesada. Además de mis padres (Hilda Guevara Gadea y Alberto Sánchez Hernández) habitaba el lugar un grupo de guerrilleros mexicanos llegados a la isla un par de años atrás. Ellos no eran Técnicos Extranjeros ni nada por el estilo, eran unos malditos revoltosos que estaban en Cuba —digamos— sin haber sido invitados por el gobierno (en otras palabras: secuestraron un avión en México y aterrizaron en La Habana; para hacer corta la historia).
Creo que vivíamos unas doce o quince personas en aquella casa, no sé bien —por supuesto, mis recuerdos de aquella época no son míos, sino recuerdos de los recuerdos de otros, recuerdos de conversaciones, pues. En algún momento los revoltosos mexicanos (comunistas, anarquistas, socialistas libertarios, qué se yo) decidieron que esa realidad socialista distaba mucho del ideal de libertad que ellos tenían, así que mandaron a la mie'rda la realidad y se largaron de Cuba en pos de la Idea (creo recordar que alguno de ellos, incluso, fue invitado a salir del país…). Y allá nos fuimos todos —me llevaron, quiero decir— hasta la lejana Italia.
Durante los años setenta Italia era un hervidero de refugiados latinoamericanos de todas las tendencias de la izquierda. No "refugiados" en el sentido pasivo del término, sino militantes de sus respectivas causas en el exilio. Había argentinos, colombianos, nicaragüenses, salvadoreños, peruanos y sí, mexicanos también. Qué hacían mis padres en Italia es algo que no concierne al texto en cuestión, baste saber que cuando me preguntan algo relacionado con canciones infantiles, siempre respondo: Bandiera Rossa... Sí, creo que Bandera Roja y La Internacional fueron las primeras canciones que aprendí de niño. Recuerdo (no sé por qué) que en esos años llevaba siempre colgada del cuello una tira de cuero negro con un puño verde olivo. Tengo vagos recuerdos también (como flashazos) del minúsculo departamento que habitábamos en Milán. En serio minimalista...
Cuando tenía cinco años mi madre y yo volamos a La Habana. Durante varios meses (y ya sabes como es el tiempo en las Eras Infantiles: un verano puede ser infinito y un año entero apenas un segundo) vivimos en un apartamento en un edificio recién estrenado, justo tras el hotel Riviera. En realidad eran dos edificios, de esos que llaman de Microbrigada, de unos siete pisos, pequeñas ventanas y balcones aún más chicos. Y yo la pasaba de lo más bien: había tantos niños con los que jugar, tanto sol y tanta vida...
Bien, ese año en La Habana asistí al preescolar y francamente, no tengo muchos recuerdos de la escuela... En realidad sí: recuerdo los días de vacunación (no tienes idea de lo cobardón que era —soy— para las inyecciones). Recuerdo también a un par de gemelos (jimaguas) que eran un verdadero desastre juntos, y ahora me vienen a la memoria las interminables repeticiones de ejercicios caligráficos. En fin, cosas de preescolar.
Terminado ese curso, mi madre y yo viajamos a Barcelona para reunirnos con mi padre. Habían pasado pocos años desde la muerte de Francisco Franco (estoy hablando del setenta y nueve u ochenta) y las izquierdas estaban, como quien dice, desatadas. Mis padres siempre colaboraron con sindicatos y publicaciones diversas, tanto periódicos como revistas de izquierda. Colaboraron profundamente, quiero decir.
El caso es que crecí entre salas de redacción y manifestaciones de tres días; el cuarto oscuro de revelado y un concierto de rock; entre mesas de diseño e interminables discusiones sobre el sujeto y el objeto de la revolución. Estudié el primer año de la primaria en una escuela bilingüe (castellano-catalán) de acuerdo con el discurso libertario de la época en España: el rescate de las Autonomías y sus valores culturales, comenzando por la lengua, claro. Recuerdo a mis amigos argentinos, hijos de unos refugiados amigos de mis padres, y recuerdo también las abiertas discusiones que los adultos sostenían por encima de la mesa —y los vinos— sobre la revolución permanente, mundial, en un sólo país, no sé; y siempre citando nombres en ruso, alemán, italiano o francés (vamos, no recuerdo qué discutían, sino el hecho de discutir —algo que, por supuesto, pasó a formar parte intrínseca de mi ser). Yo no entendía nada, y para serte franco, tampoco me interesaba: si Batman lucha por el bien, de qué se preocupan estos tontos, pensaba yo...
Mi padre pudo volver a México cuando el presidente López Portillo dictó una amnistía general para todos los involucrados en los movimientos armados de los setenta. Mi madre tenía siete meses de embarazo y yo siete años de edad. (Aquí debo aclarar que apenas dos años atrás, cuando salimos de Italia, pude decir abiertamente los verdaderos nombres de mis padres, siempre sujetos al rigor del clandestinaje. Mi familia entonces eran los compañeros de ruta de mis padres, y sus nombres —los de todos ellos— otros muy distintos a los verdaderos...) Mi hermano Camilo nació en Monterrey, la ciudad de la que es mi padre y en medio de la numerosa familia paterna, tan ajena y acogedora a la vez: lo desconocido para mí.
Poco antes del primer cumpleaños de mi hermano nos mudamos a la ciudad de México —una mole impresionante que contiene un mundo alucinante— y mis padres, por ironía o yo-que-sé, me inscribieron en una escuela de nombre José Martí. Mi hermano era asmático y yo estudié un año y medio en esa escuela. (Ya sé que una cosa no tiene relación con la otra, sólo intento resumir dos hechos en una sola frase). Camilo pasó su segundo cumpleaños en una cámara de oxígeno en el hospital cercano a casa, y la casa —toda— medía unos siete metros de largo por cuatro de ancho: la sala era también la habitación de mis padres, con la cocina a un lado, apenas separada por una barra o una mesa, no recuerdo. El micro-mini-nano baño y una estrecha habitación que compartíamos Camilo y yo completaban nuestro hogar.
Tuve tres buenos amigos cuando viví en ese sitio; uno de ellos murió, no regresó de las vacaciones y cuando le pregunté a su mamá por él, ella se echó a llorar. Después mi madre me explicó. Fue mi primer contacto con la muerte. He perdido a muchos amigos. (El enfrentamiento con la Muerte, afirma Savater marca el inicio del pensamiento en el humano. Cuando por primera vez se piensa en la muerte, se Piensa, en realidad, por vez primera porque la muerte despierta la conciencia de la vida, despierta el miedo y despierta las preguntas también…)
Terminé la primaria en la ciudad de México, en una pequeña escuela de la que tengo buenos recuerdos y en la que hice buenos amigos. Por entonces vivíamos en el sur de la ciudad, en una unidad habitacional con cuarenta y siete edificios, lo recuerdo bien. Estaba cerca de la Universidad Nacional, así que vivían algunos profesores e investigadores de dicha institución... con sus familias, claro. Durante las dictaduras latinoamericanas de los años setenta, México acogió a muchos perseguidos políticos de diversas nacionalidades, sobre todo argentinos y chilenos. Algunos de ellos encontraron trabajo en la UNAM, y unos cuantos vivían en los edificios cercanos al mío. De hecho, mi mejor amigo en esa época era un chileno a quien recuerdo con mucho cariño... nos hemos visto un par de veces después, seguimos siendo amigos. Entre nosotros teníamos un pacto, un secreto que nadie más debía compartir: éramos comunistas... (es decir, sabíamos que había algo diferente en nuestro pasado, en nuestra historia, y teníamos la vaga idea de que un vago sentimiento de justicia justificaba esa diferencia... En fin, todo un trabalenguas infantil).
Mi madre, mi hermano y yo nos fuimos a vivir a La Habana en el verano de 1986, e inmediatamente después, entré a la secundaria Carlos J. Finlay, en Línea y G, en pleno Vedado. Honestamente, fue un choque tremendo. No tanto por las diferencias tangibles, materiales, como por las otras, las incorpóreas, las no-cósicas: de ser la revolución una utopía o una conversación, se convirtió para mí en una realidad absoluta. Entendámonos, yo no entendía un car'ajo de la revolución, tan sólo intuía que era el núcleo de nuestra vida (de la vida que yo había vivido con mi familia) y que se trataba de algo de lo que sólo se hablaba en voz alta cuando se estaba en confianza. De hecho, mi relación familiar con Ernesto Guevara nació en Cuba, donde irremediablemente fui bautizado como El Nieto del Che, y eso ya a los doce años.
Me costó mucho aprender a lidiar con esa suficiencia revolucionaria tan llena de carencias, con ese discurso que se contradecía al abandonar el aula y con la maldita obsesión de algunos de mis profesores con que yo tenía que ser el mejor. Por otra parte, recuerdo con especial cariño a mi maestro de Español, a quien le agradeceré siempre la severidad con que revisaba mis trabajos; a cierta profesora de Matemáticas con quien de inmediato hice amistad, y a otro más de la misma asignatura, que era serio y jocoso a la vez; recuerdo a una profesora de Química de quien no aprendí mucho pero me caía muy bien y a una de Fundamento de los Conocimientos Políticos que, involuntariamente, me hacía pensar.
Ser El Nieto del Che fue sumamente difícil; yo estaba acostumbrado a ser yo, a secas y de pronto comenzó a aparecer gente que me decía cómo comportarme, qué debía hacer y qué no, qué cosas decir y qué otras callar. Imagina, para un preanarquista como yo, eso era demasiado. Por supuesto, me empeñé en hacer lo contrario. Mis padres me educaron (como a mis hermanos) con absoluta libertad. De hecho, a veces pienso que me educaron para ser desobediente... aunque quizás sólo esté buscando excusas, no lo sé. Lo cierto es que pronto comencé a sentirme a disgusto con tal situación.
Vivíamos en un apartamento amplio y confortable (quizá el único inconveniente es que estaba en un piso doce y el ascensor pocas veces funcionaba) pero bastante alejados de la nomenklatura. De los pocos contactos que tuve con la "alta sociedad" cubana no tengo recuerdos memorables (y no incluyo aquí a los buenos amigos que encontré en esos estratos: pocos pero sinceros), a no ser por el gusto amargo que me quedaba al comparar sus palabras y su forma de vida con las palabras y la vida del llamado Pueblo. Pero yo apenas me hacía adolescente, las valoraciones las hago ahora, en aquel momento no las comprendía del todo.
No quiero que pase por tu cabeza la idea de que yo era un niño superdotado o algo por el estilo, sencillamente fui educado en el análisis, y el análisis decía que algo andaba mal. Digamos que sabía sin comprender; o que comprendía sin saber a ciencia cierta qué demonios ocurría a mi alrededor. Porque yo no vivía encerrado en una burbujita de cristal, de ninguna manera. Mis amigos vivían en el Vedado mismo, o en Centro Habana, o en Marianao, o en Miramar, o en Alta Habana, o en Alamar o en La Lisa. Mi vida no quedó circunscrita al discurso oficial, si bien formaba, consciente o inconscientemente, parte de ese discurso... Asistía a conciertos de rock (semi-clandestinos mas tolerados... a veces), vagaba por la ciudad como uno más de sus habitantes; era joven y por ello sospechoso. ¿Sospechoso de qué? Pues eso, de ser joven, supongo. A veces me detenían en la calle y revisaban mis papeles y mis pertenencias, y una vez me revisaron el cul'o. En serio, recuerdo que estaba en la cola de Coppelia y se me acercó un tipo vendiendo pastillas (psicotrópicas, claro). Le dije que no quería y en cuanto dio dos pasos me cayeron encima. Me llevaron a los baños de la heladería, hicieron que me desnudara y me obligaron a hacer cuclillas mientras uno de ellos, con su uniforme de civil (la sempiterna guayabera blanca) se asomaba a ver si alguna pastillita asomaba por el ano... Qué obsesiones las de los policías...
En fin, era yo un greñudo más, un "desafecto", "antisocial" y algo muy cercano —según los cánones policíacos— a un lúmpen. Claro que no lo era pero eso no importaba, y además en cuanto salía a relucir mi árbol genealógico, simple y llanamente me soltaban, no sin antes recordarme que esas no eran las actitudes que se esperaban de alguien como yo: El Nieto del Che no podía frecuentar tales compañías; en otras palabras, que no me juntara con el pueblo, que no me contaminara con ellos. Comencé a comprender que Pueblo es una hermosa abstracción que tiene múltiples usos, sobre todo retóricos... Tendría yo unos quince o dieciséis años y por entonces ya había abandonado el Pre.
Sí, como tantos otros estudiantes de mi generación fui un desertor escolar. Navegaba con bandera de NadaMeImporta entre otras cosas para restarme importancia o, mejor aún, para restarle importancia a la imagen que de mí se esperaba (si es que a estas alturas se esperaba algo de mí). Por esos años adquirí la costumbre de discutir, aún en términos superficiales, sobre lo real y lo simbólico, sobre el fondo y la forma, sobre la esencia y la apariencia. Comencé a enamorarme de las palabras y de las ideas. Me apasioné con Kafka y —lo admito con rubor— el primer pensador que en verdad me "llegó" fue Schopenhauer, tan antitropical él. Me interesaban por igual el rock y el mito de Trotsky, los dadaístas y el sonido electrónico; y al mismo tiempo, todo me daba igual. Era un chico un tanto silencioso: no triste ni nada de eso, por el contrario, siempre he sido feliz; quiero decir que era bastante introspectivo: Existencialista, decían mis amigos mayores, y aunque a mí no me quedaba muy claro qué significaba aquello, la palabrita me gustaba.
Comencé a interesarme en las formas culturales, a leer sobre pintura y música, a hundirme en novelas y películas, ensayos filosóficos y teorías artísticas; no sé, simplemente a buscar. Mi lucha, empiezo a darme cuenta, siempre ha sido cultural: digamos que el hombre es hombre a pesar de sí mismo, pero se hace plenamente humano por encima de su ser. Ser lo que somos es natural; lo cultural entonces, es preguntarnos qué somos, a dónde vamos, y también de dónde venimos. Y cuando afirmo que soy un hombre "culto" no refiero con esto al sentido aristocrático que se oculta tras el término; entiendo por hombre culto a aquel que sabe que además de su propia cultura hay otras más, ni mejores ni peores, tan sólo diferentes. Y en Cuba la dictadura es también cultural. O, ante todo, quizás... (Recuerdo ahora un acontecimiento que al igual que a tantos cubanos, me marcó como hierro candente. Me refiero al telenovelesco juicio al General Arnaldo Ochoa, a los hermanos De la Guardia y demás implicados en el tráfico de drogas, marfil, diamantes y divisas.
Si utilizo el término "telenovelesco" es sólo para acentuar el modo en que yo lo viví: a través del televisor, noche tras noche, a las ocho en punto, esperando un desenlace que de antemano conocíamos, con el morbo exacerbado y ese desagradable tonito inquisitorio que permeó todo el (pre)juicio… Entendámonos, no insinúo que esos hombres fueran inocentes, sino que a todas luces sus superiores conocían tales manejos. A nadie podía caberle en la cabeza (a menos que el cerebro dejase mucho espacio libre dentro de la cavidad craneana) que el mismísimo Comandante no estuviera al tanto de todo el asunto.
Evidentemente se trató de una operación de Estado, como muchas más que hemos presenciado; una operación destinada a procurar de preciosos dólares al gobierno cubano… Nadie en su sano juicio podía aceptar tal locura, tamaña farsa, tremenda broma de pésimo gusto. Sin embargo, mucha gente perdió el juicio en esos meses… Se hacían los locos, para decirlo en buen cubano; admitieron a pies juntillas la mentira judicial pero, ¿qué otra cosa podían hacer? Yo tampoco decía en voz alta lo que pensaba, lo comentábamos entre los amigos, nada más.
Lo discutíamos como uno de los tantos temas que por entonces nos interesaban: las tetas de Fulanita o la fiesta de mañana, la proyección de Metrópolis o el concierto de Carlos Varela, no sé… Se discutía mucho pero nada se decía: ¿Cómo expresar la ausencia de expresión; ésa que silencia al individuo y lo vuelve zombi parlante?)
Después viví en El Cerro, en un minúsculo apartamento a unas cuadras de la Biblioteca Nacional, donde por cierto trabajé: restauraba libros. Olvidé decirte que entre los quince y los diecisiete años fui aprendiz de fotógrafo, primero en Juventud Rebelde y luego en Granma (además de adentrarme en lo que, con algo de autoelogio, se da en llamar fotografía artística). Edité junto con algunos amigos una pequeña revistita fotocopiada dedicada al rock (unos pocos ejemplares, nada más), y comencé a escribir. Debo decir que todo esto lo hacía con la mayor ingenuidad del mundo, no como parte de un plan maestro sino con la espontaneidad del antojo. Me interesé por las vanguardias artísticas, culturales, estéticas, y también, claro, por las ideológicas y políticas. Me hundí en los ismos, he de admitirlo. Empecé a dedicarme al diseño gráfico, al tiempo que hacía fotografía, componía música y escribía pésimos poemas "abstractos". Me hice buen lector y poco a poco, editor.
En 1996 salí de Cuba, un año después de la muerte de mi madre y a diez de mi llegada a La Habana —mi hermano salió de Cuba justo después de la muerte de Hilda. Salí con el corazón hecho mie'rda y las ideas más revueltas que cuando llegué: había vivido desde los doce hasta los veintidós años ahí. Me hice en Cuba: la amé y la odié como sólo se puede amar y odiar algo valioso, algo que es parte fundamental de uno...
Ahora vivo en la ciudad de Oaxaca, en México, alejado voluntariamente de la comunidad cubana en este país, y del exilio en general —debo admitirlo, me harta la sola idea de dedicarme a hablar de Cuba: me interesan tantas cosas—. Soy diseñador, editor, a veces promotor cultural o crítico de la cultura, según el caso. Colaboro con algunas publicaciones culturales o políticas; sigo componiendo música y me involucro en discusiones artísticas. Estoy editando una revista cuyo número 0 está pronto a aparecer (se llama El Ocio Internacional y aparecerá en papel y en internet a la vez —ya les avisaré): una revista dedicada al análisis y la discusión cultural; y además, escribo una novela, La inmortalidad del cangrejo, de la cual llevo unas 280 cuartillas. (En 1996 publiqué un librito titulado Diario de Yo —que para colmo ni siquiera es un diario—, texto que pronto pondré en red por si a algún despistado le interesa… La publicación corrió a cargo de una pequeñísima editorial hoy desaparecida y hasta donde yo sé, no se vendió un sólo ejemplar, lo que aumenta mi orgullo anticapitalista... Je.)
En cuanto a mí... ¿qué puedo decir? Sólo soy un egoísta que aspira a ser un hombre libre. Un egoísta que sabe que el Egoísmo nos pertenece a todos y que éste ha de ser solidario si se quiere pleno: en otras palabras, que mi libertad sólo es válida si la tuya también lo es, si mi libertad no aplasta tu libertad ni la tuya a la mía... Como decían los Sex Pistols: And I am an anarchist...
Julio 14, 2006
miércoles, 21 de enero de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ser gobernado es...
Charla: El Anarquismo en América Latina
Seguidores
Etiquetas
@kRata (comic)
`Sabino Romero
10deLuluncoto
18 años El Libertario
1º de Mayo
27 de febrero
4 de febrero
Aana Wainjirawa
abajo los muros de las prisiones
Abdicación del rey de España
abolicionismo
Aborto
abstencion
Abstención
abstención electoral
abuso militar en Venezuela
abuso policial
abuso sexual niños
Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat
acampada
Acampadas
acción directa anarquista
Acción Directa Autogestiva
Accion directa no violenta
Acción Ecológica
Acción Libertaria
actividades
activismo
actualidad del anarquismo
Acuerdo Venezuela China
adecos chavistas
agresiones en Venezuela
agresiones a sindicalistas en Venezuela
agroecología
Agustín García Calvo
Alan Furth
Alan Moore
Albert Camus
Alberto Acosta
Alcedo Mora
Alejandro Álvarez
Alentuy
Alexander Luzardo
Alfonso "el Set@"
Alfredo Bonanno
Alfredo Vallota
Alí Moshiri
Alí Primera
Alí Rodríguez Araque
alternativa
Alternativa Antimilitarista
Alto costo de la vida
Alvaro García Linera
Amador Fernández-Savater
América Latina
Américo Alejandro Balbuena
Aministía Internacional
Amnistía Internacional
Amnistía Internacional Venezuela
Amor
amor libre
Amor y Rabia
análisis
análisis anarquista sobre Venezuela
análisis asamblea nacional
análisis conflicto con Colombia
análisis de izquierda Venezuela
análisis de la revolución bolivariana
análisis económico
análisis reformas en Cuba
análisis sobre Venezuela
anarchico
anarchism
anarchism kurdistan
anarchism venezuela
anarcofeminismo
anarcopunk venezuela
anarquismo a la venezolana
anarquismo básico
anarquismo caracas
Anarquismo en América Latina
anarquismo en Argentina
anarquismo en barquisimeto
anarquismo en Francia
Anarquismo en México
anarquismo en Perú
anarquismo en rusia
anarquismo en Uruguay
Anarquismo en Venezuela
Anarquismo es movimiento
anarquismo hoy
anarquismo ilegalista
Anarquismo social
anarquismo suiza
anarquismo venezuela
anarquismo vs. Estado
anarquismo y cárceles
anarquismo y comunicación
anarquismo y derecho
anarquismo y ecología
anarquismo y educación
anarquismo y literatura
anarquismo y luchas sociales
anarquismo y marxismo
anarquismo y nacionalismo
anarquismo y planificación urbana
Anarquismo y política
Anarquismo y Postestructuralismo
anarquismo y religión
anarquismo y violencia
anarquismo zulia
anarquistas
anarquistas caracas
Anarquistas contra el muro
anarquistas de Alemania
anarquistas de Brasil
anarquistas de Chile
anarquistas de Cuba
anarquistas de México
Anarquistas de Temuco
anarquistas de Turquía
anarquistas en Bolivia
anarquistas en Colombia
anarquistas en Costa Rica
anarquistas en Cuba
anarquistas en El Salvador
anarquistas en Paraguay
anarquistas en Venezuela
anarquistas presos
anarquistas solidarios con los yukpa
anarquistas ucv
anarquistas y prisiones
Andreas Speck
Ángel Cappelletti
anonymous venezuela
antiimperialismo
antimilitarismo
antimilitarismo anarquista
Antonio Ledezma
Antonio Pasquali
Antonio Serrano
antropología
Antulio Rosales
Anzoátegui
apagones
apoyo a El Libertario
apoyo internacional al chavismo
apoyo internacional al madurismo
APPO
Archivo Histórico del Anarquismo en Venezuela
armamentismo
Armando Chaguaceda
Armando Guerra
Armando Investiga
Armando la Resistencia
arte callejero
arte y anarquismo
artistas
asesinato de estudiantes
asesinatos de manifestantes
Asier Guridi
Asilo y refugio
ataques contra defensores de derechos humanos
ataques contra defensores de derechos humanos en Venezuela
ataques contra el movimiento anarquista
ataques contra el movimiento popular en Venezuela
ataques libertad de expresión
autodefensa
autogestion
autogestión
Autonomía
autonomía de los movimientos sociales
autonomía universitaria
autoritarismo burocratico en Cuba
Barquisimeto
Bernhard Heidbreder
biblioteca anarquista
bicentenario bakunin
bicicletas
biciescuela urbana
bienes comunes
brutalidad policial
Buenaventura Durruti
Buenos Aires
calentamiento global
Cambiar el mundo sin tomar el poder
Cambio Climático
cambio social
Campaña contra la Criminalización del Anarquismo
capitalismo y medio ambiente
caracas
Carlos Crespo
Carlos Crespo Flores
Carmen García Guadilla
Casa de la Mujer "Juana la Avanzadora" de Maracay
Casa de la Mujer Juana la Avanzadora de Maracay
Centro de Derechos Humanos UCAB
chavismo y religiosidad popular
chile
ciberactivismo
ciclismo urbano
ciclo guerrilla urbana
ciencia y tecnología en Venezuela
Civetchi
CNT
Coalicion Anarquista y Libertaria de Porto Alegre
Coalición Venezolana de Organizaciones LGBTI
Colombia
comercio de armas
comic
comics
comida vegetariana
Comitê Popular da Copa 2014
Comites de Defensa de la Revolución
compra de armas
concretera caracas
concretera de chuao
Concretera la carlota
conflicto universitario
conflicto yukpa
consecuencias ambientales explotación petrolera en Venezuela
contaminación ambiental
contaminación PDVSA
Cooperativismo
cooptación de movimientos sociales
cooptación medios alternativos Venezuela
CORPOELEC
Correo A
coyuntura mexicana 2012
coyuntura venezolana 2010
coyuntura venezolana 2012
coyuntura venezolana 2013
coyuntura venezolana 2014
coyuntura venezolana 2015
coyuntura venezolana 2016
criminalización de la protesta en Colombia
criminalización de la protesta en Venezuela
Criminalización de los pueblos indígenas
crisis agropecuaria en Venezuela
crisis económica en Venezuela
crisis economica venezuela
crítica anarquista al marxismo
crítica de izquierda al chavismo
críticas de izquierda al madurismo
críticas revolucionarias a Rafael Ramírez
Cuba Libertaria
Cuba Libertaria 22
Daniel Ortega
Daniel Pinos
deforestación
delimitación de tierras indígenas
demarcación de territorios indígenas
demarcación de tierras en Venezuela
deporte y anarquia
deporte y capitalismo
derecho a la manifestación
derecho a la protesta
desabastecimiento
desaparecidos en Argentina
desaparecidos en México
desaparecidos en Venezuela
desarrollo científico-tecnológico
desencanto en el chavismo
despidos injustificados
detenciones
difusión anarquista
Douglas Bravo
ecologismo
ecologismo en Venezuela
economía
educación en Venezuela
Ejército Venezolano
Eliseo Reclus
Emma Goldman
endeudamiento
Enfermedad Hugo Chávez
equidad de género en Venezuela
Erick Benítez
Escritos de Domingo Alberto Rangel
Espacio Público
Estado y corrupción en Venezuela
Estado y economía en Venezuela
Esteban Emilio Mosonyi
ética y práctica médica
Europa
Eva Golinger
Evo Morales
extractivismo
EZLN
falso socialismo
Fanzine Exilio Interior
FARC
fascismo
Federación Anarquista Centroamericana y Caribeña
Federación Anarquista Centroamericana y del Caribe
Federación Anarquista de México
Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH)
Felipe Pérez Martí
Feria del libro anarquista
Feria del Libro Independiente y Autogestionario
Ferrominera
Ferrominera Orinoco
FIFA
Filosofía
Filosofía en la Ciudad
Francisco Flaco Prada
Frente Clasista Argimiro Gabaldón
futbol brasil
Gadafi
Galsic
Género
Genocidio
GLBIT
Global Voices
globalizacion en Venezuela
golpe de Estado en Venezuela
Grupo de Estudio y Trabajo Jesús Alberto Márquez Finol
Guardia Nacional Bolivariana
Guardianas de Chávez
Gustavo Godoy
Gustavo Rodríguez
hacktivismo
Heinz Dieterich
Henrique Capriles
hiperinflación
Historia de Venezuela
historia del anarquismo
homicidios
Homofobia
Humano Derecho
Humberto Decarli
Humberto Márquez
Humor
ilustraciones
imágen El Libertario
indigenas ecuador
indígenas en Argentina
indígenas en Bolivia
indígenas en Brasil
indígenas en México
indígenas en Perú
indigenas en venezuela
indígenas en Venezuela
indígenas presos en Venezuela
Indígenas Venezuela
indìgenas y revolución bolivariana
individualismo y anarquismo
industria forestal en Chile
industria petrolera
inflación en Venezuela
informática libertaria
Informe situación indígenas en Venezuela
Inseguridad Ciudadana en Venezuela
Instituto de Prensa y Sociedad Venezuela
Irak
Iris Varela
Isbel Díaz Torres
Israel
izquierda antiautoritaria en Cuba
izquierda antichavista
izquierda en Venezuela
James C. Scott
Javier Gárate
John Holloway
Jorell Meléndez
Jorge Videla
jornadas de diversidad sexual
Jornadas Magonistas
Jose Manuel Delmoral
Jose María Korta
José María Korta
José Quintero Weir
José Rafael López Padrino
Juan Carlos La Rosa
la Justicia y los Derechos Humanos
Laura Vicente
LEEME CARACAS
legado del chavismo
Lexys Rendón
Ley Antiterrorista
Liber Forti
Líber Forti
liberacion animal
liberación animal
liberación humana
libertad a los presos anarquistas
libertad Bernhard Heidbreder
libertad de expresión
libertad de expresión en Venezuela
libertad para detenidos en Lulea
los Salarios y los Sindicatos
lucha indígena en Colombia
lucha indígena en Venezuela
lucha revolucionaria
lucha socio-ambiental
luchas ambientales Venezuela
luchas de los pueblos indígenas
luchas de los trabajadores
luchas de los trabajadores Venezuela
luchas de mujeres
luchas estudiantiles
luchas indígenas en Venezuela
luchas obreras
luchas populares en Venezuela
luciano pitronello
Luis Carlos Díaz
Luis Fuenmayor Toro
Luis Rafael Escobar Ugas
Luis Reyes Reyes
Madres de Plaza de Mayo
Madrid
madurismo
maestros
manifestaciones
manifestaciones en Venezuela
manipulación mediática
manipulación religiosa
Manuales
Manuel Castells
Marc Saint-Upéry
Marcela Masperó
Marea Socialista
María Esperanza Hermida
Mario Antonio López
mario gonzalez
masa crítica
Masacre de Cantaura
Masacre de El Amparo
Masacre de Haximú
Masacre de Loma de León
Masacre de Monte Oscuro
masacre de San Vicente
Masacre de Uribana
medio ambiente
medios comunitarios y alternativos de Venezuela
medios de transporte alternativos
megaminería
Mercosur
Mérida
Mijaíl Martínez
minería
mineria en Venezuela
minería en Venezuela
Misiones Sociales
MOC
movilizacion en la planta
muerte de neonatos en Venezuela
mujeres anarquistas
Mujeres Libres
Mundial de Fútbol 2014
narcotráfico
neoliberalismo
Nicaragua
nicolas maduro
Nicolás Maduro
Niñas y Adolescentes
no a la concretera
no a la extradicion de Bernhard Heidbreder
no a las corridas de toros
Nu-Sol
objeción de conciencia
Observatorio Venezolano de Conflictividad Social
Occupy Wall Street
Octavio Alberola
organizacion nelson garrido
Organización Nelson Garrido
Origen de las Fuerzas Armadas en Venezuela
Orlando Chirino
Pablo Hernández Parra
Paquete económico
paramilitarismo
paro universitario
Parque Verde La Carlota
patriarcado
patriotismo
Pedro Pablo Peñaloza
Pelao Carvallo
pelea de almohadas
periódico anarquista
Periódico Apoyo Mutuo
periodico Bandera Negra
periódico CNT
Periódico El Amanecer
Periódico El Libertario
periódicos
petróleo venezolano
Picnic urbano
poder y política en Latinoamérica
poder y política en Venezuela
poesía libertaria
polarización en Venezuela
Policía Nacional Bolivariana
policías corruptos en Venezuela
práctica anarquista
prensa anarquista
preso anarquista
presos anarquistas
presos políticos en Venezuela
prision venezuela
prisiones en venezuela
proceso bolivariano
producción agrícola
protesta creativa
protesta pacífica
protestas contra el Mundial 2014
protestas en venezuela
proyecto de reforma de la Ley de Conscripción y Alistamiento Militar
pueblos originarios
pugnas internas del chavismo
Punk Latinoamericano
punk veneziuela
Quiteria Franco
Rafael Ramírez
Rafael Uzcátegui
Raisa Urribarri
Ramón Álvarez
Ramón Carrizales
Ramón Rodríguez Chacín
Raúl Zibechi
rebelion en venezuela
recursos
Red Latinoamericana Antimilitarista
red Observatorio Crítico
Red por los Derechos Humanos de Niños
Red Protagónica Observatorio Crítico (OC) de la Revolución Cubana
Regeneración Radio
relaciones Cuba-EE.UU.
relaciones de Venezuela con China
relaciones de Venezuela con Colombia
relaciones de Venezuela con Cuba
relaciones de Venezuela con U$A
relaciones entre la banca y chávez
represión
represión antianarquista
represión en Colombia
Represión en Cuba
represion en Venezuela
represión en Venezuela
represión policial
represion policial en Venezuela
Repsol YPF
resistencia indígena
resistencia venezuela
revista AL MARGEN
revolución bolivariana
Revolución ciudadana
robert serra
Roberto Yépez
Rodolfo Montes de Oca
Rodolfo Rico
Roger Cordero Lara
Rubén González
Rubèn González
Rusia
Sacudón
salario en venezuela
salario mínimo en Venezuela
San Cristóbal
sanciones
sancocho
Santiago de Chile
secuestro
seguridad industrial
semana pro presos anarquistas 2014
Servicio Militar Obligatorio
sexismo
sexualidad libre
sicariato
Sidor
Sierra de Perijá
Simón Rodríguez Porras
sindicalismo
situación agraria latinoamericana
situación de la salud
situación de los trabajadores en Venezuela
situación del periodismo en Venezuela
situación del sindicalismo en Argentina
situación del sindicalismo en Venezuela
situación político-social en Brasil
situación político-social en la península ibérica
situación político-social mexicana
situación venezolana
situation in Venezuela 2014
soberanía alimentaria en Venezuela
Soberanía energética bolivariana
Sociedad Homo et Natura
Sociedad Homoetnatura
Sofía Comuniello
Sofía Esteves
software libre
solidaridad con Cuba
Subcomandante Marcos
Taller Libertario Alfredo López
Tamoa Calzadilla
Tarek William Saab
tercerización en Venezuela
terrorismo
terrorismo cotidiano
terrorismo de Estado en Colombia
Testimonio represión
Testimonios de la revolución cubana
Todo por Hacer
toma yukpa del TSJ
Tomás Ibáñez
torturas en Venezuela
totalitarismo
Trabajadores de la Chrysler
trabajadores del Estado
trabajadores en Argentina
Transexuales
Transfobia
Transformando información en acción
transición
transnacionales chinas
Transparencia Venezuela
Transportes Camila
Trasnacionales
Tribunal Supremo de Justicia
turquia
Turquía
tweets anarquistas
Twitter
UBV
UCV
ULA
UNETE
UNEY
universidad central de venezuela
Uribana
Uruguay
utopía
Valles del Tuy
Vaticano
vegetarianismo
Venevisión
venezuela
Venezuela bolivariana
Venezuela protests in February 2014
Víctor Muñoz
vidas anarquistas
viento sin fronteras
vigilia frente al TSJ
violaciones a los derechos humanos
violencia contra la mujer
violencia contra niños
Vivienda
Vladimir Aguilar
Williams Sanguino
Wladimir Pérez
Yaracuy
Yendri Sánchez
Zaida García
Zapatistas
Zara
zona temporalmente autónoma
Zulia
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.