J.R. López Padrino
Uno de los grandes problemas que confrontamos los venezolanos es la mentira como política de Estado, la cual el régimen practica a través de un doble discurso perverso, que enmascara las grandes verdades desde hace tiempo. Mentiras que se usan en nombre de un supuesto mandato popular para convalidar sus mas grandes aberraciones políticas.
Nuestra historia está llena de ejemplos de la falacia y del doble discurso. Es lo que algunos autores han denominado el “vector de la perversidad”, la incongruencia premeditada entre el decir y el hacer político. Una falacia más del régimen ha sido el tema sobre el uso de la técnica llamada “fractura hidráulica” (fracking) para la extracción de hidrocarburos desde formaciones rocosas sedimentarias de grano muy fino. El dicharachero de Maduro en cadena nacional (11/2014) fustigó dicha técnica por los potenciales daños al medio ambiente, y además, aseveró que el uso de la misma responde a los designios imperialistas estadounidenses en su búsqueda por dañar a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
El petróleo o gas de esquistos bituminosos (shale oil), son hidrocarburos no convencionales que requieren la técnica fractura hidráulica para su extracción La técnica de la fractura hidráulica consiste en inyectar agua, ácidos corrosivos y arena a miles de metros de profundidad, con la intención de producir microfracturas en la llamada “roca madre”, allí donde se almacenaron los fósiles desde épocas inmemoriales y de esta manera extraer petróleo o gas del esquisto. El uso de esta técnica ha generado grandes criticas por parte de los ecologistas quienes afirman que la inyección de esas mezclas tóxicas de productos químicos al subsuelo puede conducir a la contaminación irreversible de manantiales y ríos y además un aumento de la actividad sísmica.
Lo paradójico de todo este asunto es que al margen de las “criticas ambientalistas“ formuladas por el ungido Maduro y su preocupación por el futuro de Pachamama o Suyrumama, PDVSA, la empresa estatal venezolana ha estado utilizado dicha técnica desde el año 2006. Así en su boletín “Contacto con la Nueva PDVSA” (08/2006), informa en un amplio reportaje cómo viene implementando el fracking en sus operaciones a nivel nacional: “Petróleos de Venezuela, a través de la Gerencia de Yacimientos del Distrito Social Norte, llevó a cabo con éxito la técnica de fracturamiento hidráulico, la cual permitió un aumento significativo de la producción en los 11 pozos donde fue aplicada. En dicho reportaje se explica que antes de la aplicación de la técnica la producción total de los 11 pozos era de 4 mil 130 barriles diarios (MBD) y luego del tratamiento los pozos produjeron más de 17 MBD, es decir, 22 mil 32 barriles diarios más. Asimismo, la técnica incrementó la producción de gas en los 11 pozos, de 24,2 millones de pies cúbicos (MMPC) de gas a 115 MMPC”. Para finalizar el artículo expresan: “Debido al éxito obtenido, se estima que el fracturamiento hidráulico se aplique a más pozos durante el 2006, lo que ayudará a cumplir las metas del Plan Siembra Petrolera en el período 2006-2030.” En el propio sitio web de PDVSA existe una oferta de licitación, de agosto del 2012, para contratar servicios de fracking para el oriente del país.
Cabe acotar que meses antes de la alocución ecologista de Maduro, el defenestrado Rafael Ramírez (12/05/14) había anunciado con bombos y platillos la autorización de la explotación de gas lutita (de esquisto o shale gas) en la cuenca del Lago de Maracaibo, por parte de la empresa mixta Petrowayu, constituida por acciones de PDVSA (60%), la empresa multinacional Petrobras (36%) y la estadounidense Williams International Oil & Gas (4%). Venezuela posee 13 billones de pies cúbicos en reservas estimadas de gas de esquisto, según revela la EIA en un informe publicado en junio de 2013. Son unos verdaderos farsantes.
Este es un régimen practicante de la mentira y del doble discurso en todos los aspectos. Nos habla de los derechos humanos, pero emplea la tortura contra los detenidos en general (políticos y no políticos), reivindica la paz y el diálogo, pero fomenta un paramilitarismo destinado a reprimir y aniquilar a la disidencia política, se vanagloria de ser una potencia energética, pero importa petróleo y sus derivados, afirma disfrutar de una soberanía alimentaria, pero importamos el 89% de nuestros alimentos, asevera que somos un país seguro, pero miles de venezolanos son asesinados por un hampa desenfrenada, se jacta de ser obrerista y conculca los derechos de los trabajadores y criminaliza sus protestas, alardea que sus seguidores disponen de una ética y una moral ejemplarizante, pero en sus filas militan verdaderas pandillas de mafiosos que depredan las arcas del Estado, fanfarronea de ser ecologista, pero elimina el Ministerio del Ambiente, contamina al medio ambiente en forma sistemática (derrames de petróleo, almacenamiento inapropiado de coque, deforestaciones indiscriminadas en la faja del Orinoco, contaminación de lagos y ríos) y promueve a través de su estatal petrolera técnicas de extracción que comprometen al medio ambiente.
En resumen, este es un régimen falaz, y perverso amante del doble discurso político, ético, y económico el cual practica a fin de consolidar su proyecto facho-militarista.
Uno de los grandes problemas que confrontamos los venezolanos es la mentira como política de Estado, la cual el régimen practica a través de un doble discurso perverso, que enmascara las grandes verdades desde hace tiempo. Mentiras que se usan en nombre de un supuesto mandato popular para convalidar sus mas grandes aberraciones políticas.
Nuestra historia está llena de ejemplos de la falacia y del doble discurso. Es lo que algunos autores han denominado el “vector de la perversidad”, la incongruencia premeditada entre el decir y el hacer político. Una falacia más del régimen ha sido el tema sobre el uso de la técnica llamada “fractura hidráulica” (fracking) para la extracción de hidrocarburos desde formaciones rocosas sedimentarias de grano muy fino. El dicharachero de Maduro en cadena nacional (11/2014) fustigó dicha técnica por los potenciales daños al medio ambiente, y además, aseveró que el uso de la misma responde a los designios imperialistas estadounidenses en su búsqueda por dañar a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
El petróleo o gas de esquistos bituminosos (shale oil), son hidrocarburos no convencionales que requieren la técnica fractura hidráulica para su extracción La técnica de la fractura hidráulica consiste en inyectar agua, ácidos corrosivos y arena a miles de metros de profundidad, con la intención de producir microfracturas en la llamada “roca madre”, allí donde se almacenaron los fósiles desde épocas inmemoriales y de esta manera extraer petróleo o gas del esquisto. El uso de esta técnica ha generado grandes criticas por parte de los ecologistas quienes afirman que la inyección de esas mezclas tóxicas de productos químicos al subsuelo puede conducir a la contaminación irreversible de manantiales y ríos y además un aumento de la actividad sísmica.
Lo paradójico de todo este asunto es que al margen de las “criticas ambientalistas“ formuladas por el ungido Maduro y su preocupación por el futuro de Pachamama o Suyrumama, PDVSA, la empresa estatal venezolana ha estado utilizado dicha técnica desde el año 2006. Así en su boletín “Contacto con la Nueva PDVSA” (08/2006), informa en un amplio reportaje cómo viene implementando el fracking en sus operaciones a nivel nacional: “Petróleos de Venezuela, a través de la Gerencia de Yacimientos del Distrito Social Norte, llevó a cabo con éxito la técnica de fracturamiento hidráulico, la cual permitió un aumento significativo de la producción en los 11 pozos donde fue aplicada. En dicho reportaje se explica que antes de la aplicación de la técnica la producción total de los 11 pozos era de 4 mil 130 barriles diarios (MBD) y luego del tratamiento los pozos produjeron más de 17 MBD, es decir, 22 mil 32 barriles diarios más. Asimismo, la técnica incrementó la producción de gas en los 11 pozos, de 24,2 millones de pies cúbicos (MMPC) de gas a 115 MMPC”. Para finalizar el artículo expresan: “Debido al éxito obtenido, se estima que el fracturamiento hidráulico se aplique a más pozos durante el 2006, lo que ayudará a cumplir las metas del Plan Siembra Petrolera en el período 2006-2030.” En el propio sitio web de PDVSA existe una oferta de licitación, de agosto del 2012, para contratar servicios de fracking para el oriente del país.
Cabe acotar que meses antes de la alocución ecologista de Maduro, el defenestrado Rafael Ramírez (12/05/14) había anunciado con bombos y platillos la autorización de la explotación de gas lutita (de esquisto o shale gas) en la cuenca del Lago de Maracaibo, por parte de la empresa mixta Petrowayu, constituida por acciones de PDVSA (60%), la empresa multinacional Petrobras (36%) y la estadounidense Williams International Oil & Gas (4%). Venezuela posee 13 billones de pies cúbicos en reservas estimadas de gas de esquisto, según revela la EIA en un informe publicado en junio de 2013. Son unos verdaderos farsantes.
Este es un régimen practicante de la mentira y del doble discurso en todos los aspectos. Nos habla de los derechos humanos, pero emplea la tortura contra los detenidos en general (políticos y no políticos), reivindica la paz y el diálogo, pero fomenta un paramilitarismo destinado a reprimir y aniquilar a la disidencia política, se vanagloria de ser una potencia energética, pero importa petróleo y sus derivados, afirma disfrutar de una soberanía alimentaria, pero importamos el 89% de nuestros alimentos, asevera que somos un país seguro, pero miles de venezolanos son asesinados por un hampa desenfrenada, se jacta de ser obrerista y conculca los derechos de los trabajadores y criminaliza sus protestas, alardea que sus seguidores disponen de una ética y una moral ejemplarizante, pero en sus filas militan verdaderas pandillas de mafiosos que depredan las arcas del Estado, fanfarronea de ser ecologista, pero elimina el Ministerio del Ambiente, contamina al medio ambiente en forma sistemática (derrames de petróleo, almacenamiento inapropiado de coque, deforestaciones indiscriminadas en la faja del Orinoco, contaminación de lagos y ríos) y promueve a través de su estatal petrolera técnicas de extracción que comprometen al medio ambiente.
En resumen, este es un régimen falaz, y perverso amante del doble discurso político, ético, y económico el cual practica a fin de consolidar su proyecto facho-militarista.
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