Elaine Alves
Barbosa
[Nota de El Libertario: Lo que sigue es la traducción al castellano de parte
de un artículo académico más extenso, originalmente publicado en portugués.
Hicimos este trabajo considerando que en nuestro idioma hay muy poca
información que exponga con amplitud lo que fue esta experiencia, sin duda
merecedora de un mejor conocimiento por parte de quienes hoy nos interesamos
por el anarquismo y lo que ha sido su trayectoria en el continente
latinoamericano.]
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El dia 20 de de febrero de 1890, inician
la travesía intercontinental con destino a Brasil, Giovanni Rossi [impulsor de
la iniciativa] y los otros cinco pioneros: el matrimonio de Cattina y Achille
Dondelli, Evangelista Benedetti, Lorenzo Arrighini y Giacomo Zanetti, partiendo
del puerto de Genova en el "Città di Roma", un navío mercante
adaptado para transportar pasajeros, llegando tras 18 días de viaje a la bahía
de Rio de Janeiro.
Rossi y los pioneros son acogidos en el
alojamiento de los inmigrantes, la Hospedaria da Ilha das Flores, y después de
una semana parten en dirección a Porto Alegre, Rio Grande do Sul, pero debido a
la indisposición física de algunos miembros del grupo deciden desembarcar en el
puerto de Paranaguá, en el estado de Paraná, iniciando la búsqueda de tierras
para instalar la colonia experimental socialista:
«Nos debíamos ir a Porto Alegre, pero
dos de nuestros compañeros sufrían de tal manera de mareos que decidimos
ahorrarles los otros cinco o seis días de navegación e desembarcar aquí, para
fundar nuestra colonia socialista en alguna parte de Paraná, que sabíamos con
clima ameno y saludable.» (ROSSI, 2000, p. 29)
En la Inspectoría de Tierras y
Colonización, los pioneros se enteran de las tierras disponibles para colonizar
en ese estado. Giovanni Rossi y Evangelista Benedetti van a reconocer el
terreno en el distrito de São Mateus, e tras dos días de viaje se deciden por el
área cercana a la “joven y pequeña ciudad de Palmeira”, localizada a 100 Km de
Curitiba. La ciudad de Palmeira fue escogida más por las circunstancias que por
la voluntad de los pioneros. Las condiciones naturales favorables de los
terrenos y el bajo precio de cada hectárea de tierra -entre 10 y 20 libras
italianas- fueron aspectos determinantes para que allí se estableciese el
grupo.
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La
comunidad anarquista experimental
Los primeros días de abril
de 1890, la Colonia Cecilia comienza su
historia y su experimentación socialista en tierras de
clima templado y campos rodeados
por bosques. En una
casucha abandonada de madera los pioneros establecen
la inicial vivienda colectiva,
montando las camas con pasto seco
y tablas, improvisan un fogón de leña y con disparos
de escopeta se procuraban algo de comer. Así fue el muy
modesto comienzo:
«La Colonia Cecilia
nació pobre, sin ayuda, sin discursos, sin
aplausos; su creador, lo más probable, habrá hecho memoria de todas las etapas vividas: desde Poggio al Mare, creado
con todo el vigor de su adolescencia
idealista; pasando por las luchas enfrentadas dentro
de las propias organizaciones políticas a las que pertenecía; las incomprensiones e injusticias de las autoridades públicas; el
recuerdo de la intensa labor
periodística y doctrinal hecha
durante años y siempre centrada en
el mismo objetivo; la experiencia
de Cittadella y su núcleo socialista, considerada incompleta; la propuesta para Torricella
de Sissa, que
quedó sólo en proyecto; en fin, rememorar toda una vida dedicada a un solo ideal:
demostrar en la práctica la
viabilidad de sus teorías. [...]
El monólogo rumiado íntimamente en la soledad de la noche debió recordar la propuesta de organización en Poggio al Mare,
comparándola con la disposición establecida en vísperas de embarque: “No teníamos, ni queríamos tener un programa establecido de
organización. Buscaríamos experimentalmente, una forma
de convivencia social que correspondiese de la mejor manera posible con nuestras aspiraciones de libertad y justicia.”»
(MELLO NETO, 1998, p. 137-138)
En los primeros seis meses de la Colonia, una nueva casa fue construida, con algunos muebles para el aprovisionamiento y una cocina colectiva, sembrándose un pequeño jardín con vides, frijoles y papas. El trabajo en este periodo es importante porque la mayoría de los pioneros no tenían experiencia en estas actividades y algunos no se adaptaron al trabajo pesado, mientras otros no tenían voluntad para esa labor. La colonia carecía de una organización social formalizada, las reglas, los liderazgos y las decisiones se definían por mutuo acuerdo.
En la edición de 1891 del
folleto Una Comuna Socialista, Giovanni Rossi describe el viaje de los
pioneros, anotando desde una visión entusiasta los problemas administrativos y
aspectos negativos de la cotidianidad en la Colonia Cecilia. Una vida vivida en
la comunidad es ruda, el trabajo es duro, la comida escasea, pero la
experiencia comunitaria, a pesar de esos "incidentes desagradables"
se desarrolla de manera satisfactoria "sin regulaciones ni jefes". La
publicación de este texto en Italia es para su campaña de publicidad y reclutamiento:
«Llega a Génova, [...] con la
intención de incorporar nuevos colonos, ya que las cincuenta familias que habían
prometido alcanzar a los pioneros en julio de 1890 no mantienen su palabra. El
folleto está lleno de detalles concretos sobre el lugar que acoge a su colonia
experimental, donde el autor compartió la vida de abril a septiembre u octubre
de 1890. Giovanni Rossi pone todo su esfuerzo para ganar respaldo y enganchar a
nuevos colonos en las ciudades que recorre. [...]» (FELICI, 1998, p. 17)
Los nuevos colonos reclutados por Rossi,
llegan a Brasil al comienzo de 1891, totalizando 35 familias más algunos
solteros provenientes de las ciudades de Pisa, Cecina, Livorno, La Spezia,
Turí, Brescia, Génova, Florencia, Poggibonsi y
Milán. Francesco y Argia Gattai, los abuelos paternos de la escritora
brasilera Zelia Gattai, estaban a bordo del navío que zarpó el 10 de marzo de
1891.
En el libro Anarquistas, Gracias a
Dios, Zelia Gattai (1916-2008), nos relata de forma detallada, sutil y conmovedora
el viaje de sus abuelos con cinco hijos rumbo a la Colonia Cecilia. Los capítulos
inspirados en los testimonios orales de sus parientes narran el
entusiasmo por el cambio de la vida
de los colonos en su camino hacia
una tierra desconocida, el viaje difícil
y largo en la
bodega del barco, la tragedia que golpeó a la familia, con la muerte de la hija menor Hiena Gattai, y la
llegada a la colonia:
« [...] En lo profundo
del " Città di Roma ", al lado de la caldera, se vieron hacinados los
pioneros que, en breve, estarían integrándose a una
comunidad de principios puros: la Colonia Cecilia.
Iban llenos de esperanzas, soportando con coraje las condiciones infames del viaje. [...]
Con el correr de los días la situación de los Gattai fue empeorando: aferrada
a los pechos de su madre, a veces
en uno, a veces en otro, Hiena sólo
podía quejarse, llorando desesperadamente. ¿Dónde estaban esas tetas abundantes, rebosantes?
Ellas se fueron reduciendo,
marchitándose, con cada vez menos
la cantidad de leche para satisfacer su
hambre. [...] Un médico del
grupo se acercó, y sin examinar a la niña diagnosticó:
hambre.
[...] En un carro
de cuatro ruedas, con sus fardos de ropa y algunas
pertenencias, pasó la familia Gattai
por Santa Bárbara: esposo, esposa y cuatro hijos. [...]
En lo alto de una colina, por
entre los pinares, se podía
divisar, izada a la parte superior
de una palmera, una enorme bandera roja
y negra. Era la bandera de la Colonia Cecilia, saludando la llegada de los nuevos pioneros.
Al divisar la bandera
de la Colonia, el abuelo Gattai
se levantó y exclamó: "¡Ahí están!" Allí estaba el campamento: un gran cobertizo erigido junto a un arroyo, pequeñas tiendas de campaña
en construcción, hombres moviéndose
de un lado a otro, un pedazo de tierra
ya limpia para el
cultivo al lado de un pequeño
bosque. La abuela Argia volvió la cabeza hacia donde su marido estiró el dedo. Sus
ojos distantes no disciernen
nada. Su alegría, su esperanza, su entusiasmo todavía estaban muy
lejos, enterrados junto al pequeño
cuerpo de su hija. [...]» (GATTAI 1985, p.154-157)
En 1891, La
población de la Colonia alcanza entre
150 y 200 colonos, hecho
considerado por Rossi como desastroso pues
la mayoría eran trabajadores industriales que no tienen habilidades para la clase de trabajo rudo que debían enfrentar como pioneros. Durante este período la colonia se
enfrenta a su peor momento: la
miseria se instala y convierte en insoportable
la vida comunitaria. Los desacuerdos entres los colonos se
acentúan y los restos del egoísmo
burgués en algunas familias son explícitos, pues favorecían a parientes
con el acceso a los alimentos, mientras que otros estaban hambrientos:
«De
enero a junio de 1891, la Cecilia recibió a una población por sobre su
capacidad de sustentarla. La ausencia de Rossi se hizo sentir. Mientras propagaba
sus ideas en Italia y captaba a nuevos seguidores, muchos de los que llegaban,
rápidamente se desilusionaban lo cual contribuía a que se debilitase la experiencia
comunitaria. Los desacuerdos se multiplicaron. Habiendo superado las 200 personas imperaba la incomodidad en cuanto a
vivienda y la falta de víveres.
Sin el ideólogo, sin
el doctrinario, fueron olvidados
o simplemente dejados de lado los principios
libertarios. Algunos grupos intentaron
imponerse y decretar
órdenes; otros se negaron a realizar tareas simples y cotidianas, pero esenciales.» (MELLO NETO, 1998, p. 153-154)
La Colonia Cecilia
termina su primera fase con discrepancias internas, siete familias abandonan el experimento,
con el fin de reconstruir una nueva colonia con mejores elementos, entre ellas dos
que se establecieron con los pioneros,
y que se retiraron llevando consigo
lo poco que quedaba de las finanzas colectivas así como los animales, que fueron compartidos entre ellos.
La primera crisis de la Colonia no sucedió debido a la pobreza, sino a los sucesivos errores cometidos por los colonos, todos los cuales se llamaban a sí mismos anarquistas, aun cuando según Rossi (2000, p. 68) "en ese período de anarquía fue malentendida y fue intelectualmente prostituida". En una carta a su familia en octubre de 1891, Rossi relata:
«[...]
No es cierto
que la crisis ocurrió a causa de la
pobreza, ya que una vez pagadas
todas las deudas, las cuentas estaban equilibradas, por no hablar de los animales de cría (con valor de mil liras más o menos), de los que se apropiaron con abuso, pero legalmente,
el grupo de las primeras familias que
llegaron al lugar. Es cierto que
la familia Dondelli había impuesto y hacía
la ley, pero la gente de Cecina, así como otros,
en lugar de enfrentarles, les adoraban. Es
cierto que algunos comían a
estómago repleto y acaparaban reservas propias de
alimentos para dos o tres días. [...]
Es cierto que, en los últimos días, el hambre se hacía sentir de nuevo, pero no porque los medios para enfrentarla faltasen, sino
porque Dondelli “el indispensable” no tomó medidas
a tiempo para hacer las compras
requeridas, porque las lluvias habían
dañado el molino y porque las
mujeres se negaron a limpiar
los utensilios, y los hombres se negaron a llevar el agua para la polenta. Esto
demuestra que la culpa fue de los colonos y no de
Colonia. [...]» (FELICI, 1998, p. 21 apud ROSSI, 1891)
El renacimiento de la Cecilia, luego de
esa crisis, se dio gracias al idealismo y coraje de un grupo de jóvenes: Cini
Egisto (Egizio), Giuseppe Zerla, Jean Géléas, Giuseppe Maderna, Antonio Massa,
Luigi Silano y Jean Saint-Pierre, que con entusiasmo reorganizaron la colonia
experimental. Restaurando la Anarquía, corrigieron los errores vividos,
derribando el parlamentarismo y el autoritarismo, el grupo se torna
“absolutamente desorganizado”, sin reglas, pactos, cargos, horarios o regulaciones,
donde los calificativos de director, dueño o capataz, “que en la sociedad
burguesa son codiciadas, eran apellidos injuriosos que todos buscaban no
merecer”. (ROSSI, 2000, p. 68). Luego se unieron a los jóvenes cuatro familias
de la disuelta Colonia, más Giovanni Rossi que retorna de Italia en julio del
mismo año.
La Colonia Cecilia,
en los siguientes cuatro meses después
de su restauración, tiene una
población estimada entre 20 a 30
colonos y sólo Giovanni
Rossi queda del primer
grupo de pioneros de 1890.
La repoblación de la colonia se refuerza en noviembre de 1891, con la llegada de dos
grupos de campesinos procedentes de
la provincia de Parma:
«En noviembre de 1891, llegaron en dos grupos sucesivos,
varias familias de campesinos. El primer
grupo, instigado por excolonos,
un poco asustados por la vivacidad de los
anarquistas y atraídos principalmente por la esperanza de la propiedad privada, permaneció pocos días en la colonia, a continuación,
se fueron a otra región, donde cada familia se asentó por su propia cuenta. El
segundo grupo, llegó unos días más tarde, y le
dio un gran impulso a las labores
agrícolas.» (ROSSI, 2000, p. 70)
Con el fin de 1891 la Colonia Cecilia llega a su segundo año de establecimiento enfrentando dificultades, muchas de las cuales ahogaron los principios del socialismo experimental que promovieron su nacimiento. La lucha por la supervivencia de los colonos, en muchos momentos, eclipsó el ideal de la anarquía, lo que dio lugar a la continuidad de la familia monogámica tradicional, donde se conserva el comportamiento burgués contrastando con el ideal de "amor libre" defendido por Rossi.
Las condiciones materiales no mejoraran al
inicio del año. A pesar de todos los esfuerzos por hacer producir sus campos, en
los primeros días de 1892, un grupo numeroso trabaja en el ferrocarril de
Paraná para suplir las necesidades cotidianas de la colonia. Hasta el propio
Rossi comienza a ejercer el oficio de veterinario y como maestro remunerado en
la ciudad de Castro. Esa nueva crisis da como resultado el abandono de nuevas
familias, estimándose que entre abril y mayo no quedaban sino unas 40 personas en
la Colonia. En ese momento se retoman los esfuerzos de propaganda para la venida
de más colonos, con la publicación de una serie de nuevos artículos en las
publicaciones: Critica Sociale, Verona del Popolo y La Révolte.
Un episodio de robo envolviendo a
colonos que se retiraron de la Cecilia en 1891, compromete la buena reputación
que la Colonia gozaba, disminuyendo la simpatía y el respeto que tenían de
parte de las autoridades brasileras. Tras ese hecho, los colonos de la Cecilia
son tratados como subversivos y provocadores de alborotos, siendo acusados de
“ser los incitadores de una sublevación de colonos polacos e italianos de la
región de Palmeira, que no habían recibido un dinero que les era adeudado hace
meses”. (FELICI, 1998, p. 26)
.
. .
1893
y la disolución de la Colonia Cecilia
Para la Colonia Cecilia,
el año 1893 significó el final del experimento socialista que Giovanni Rossi tanto
ansió a lo largo de su vida. Los factores que llevaron a su disolución se producen tanto por cuestiones internas,
como las crisis financieras y la difícil
adaptación de los colonos en la ideología del "socialismo experimental"
que Rossi proponía, algo que la colonia enfrentó
desde su nacimiento, y también por causas externas, principalmente el impacto de la
Revolución Federalista (1893-1895),
que afectó a la región sur de Brasil.
En tal sentido, no cabe mantener que
sólo un evento específico haya
llevado al término de la Colonia:
«Es imposible decir que un evento específico hubiese provocado el final de Cecilia. Este
se debe más a un conjunto de factores convergentes: la
miseria que la colonia sufrió
a lo largo de su existencia, el exceso de trabajo, el entorno económico desfavorable,
la discordia, las incompatibilidades de personalidad y las
dificultades de aplicar los principios anarquistas comunistas. [...]» (FELICI,
1998, p. 36)
Giovanni Rossi, deja la Colonia Cecilia
en mayo de ese año, intentando establecerse en Curitiba. Un número
significativo de colonos también se marcha hacia las ciudades vecinas que
ofrecen mejores condiciones de vida y donde hay demanda de mano de obra, otros
colonos entraron a la lucha armada para luchar junto a los federalistas (“maragatos”).
Giovanni Rossi, también participa de la contienda, pero en la "calidad de capitán
médico", con la condición de no usar uniforme, no hacer las rutinas
militares y no someterse a ninguna autoridad.
En un informe, titulado Cecilia, comunità anarchica sperimentale, Rossi evalúa los
años 1890 a 1893, dedicándose a explicar lo que fue el experimento
socialista en la Colonia Cecilia y
se pregunta si "las dificultades, privaciones, tormentos morales causados
por el miedo el fracaso ¿sirvieron para algún propósito?". Se
pregunta también si la existencia
de la colonia ha añadido un "dato
positivo al patrimonio científico
de la sociología, un ejemplo para los argumentos de propaganda?" (ROSSI, 2000,
p. 79)
Rossi comienza la respuesta diciendo que nunca fue el objetivo de quienes iniciaron la Colonia Cecilia generar una nueva sociedad, y que el propósito no era edificar la utopía sino el estudio experimental de las actitudes humanas, “Se ve, por lo tanto, que nuestro propósito no era el ideal utópico sino el estudio experimental - y en la medida de lo posible estrictamente científico - de las actitudes humanas hacia los problemas mencionados.” (ROSSI, 2000, p. 81)
Para Rossi, la experiencia no fue
negativa en el plano científico y político, entendía que el anarco-socialismo realmente
se estableció en la Colonia Cecilia, donde “trescientas personas” representativas
de la población italiana: campesinos, obreros, profesionales liberales y empleados,
pudieron experimentar nuevas actitudes, comportamientos y reacciones. La gente que vivía en la Colonia Cecilia, tenía libertad para vivir sin
ningún tipo de autoridad, pero debido a la miseria todos estaban
"obligados a someterse toda la jornada a la esclavitud de trabajo",
lo que hacía difícil para la formación de bienestar. Para Rossi (2000, p. 85)
nadie "puede disfrutar de la libertad de conseguir lo superfluo mientras
falta a todos lo necesario"
La Familia tradicional burguesa,
según Rossi, fue el mayor enemigo de la
nueva vida social en libertad
anárquica, y las mujeres fueron un obstáculo para
los ideales que se experimentaban por ser intelectualmente atrasadas, "conservadoras"
e insensibles a los ideales de renovación:
«Las mujeres [...] en la Cecilia, en modo general, representan el egoísmo doméstico. Instaladas en la cocina y la despensa, siempre competían
para sacar ventaja de la propiedad
colectiva. Los parientes entre sí buscaban monopolizar
esas escasas cosas que se podían tener.
Vieron con malos ojos a los recién
llegados, que eran percibidos como
usurpadores de los pocos medios de
supervivencia. Y recibían a las nuevas compañeras con
frialdad, haciéndoles groserías de todo tipo. [...]» (ROSSI, 2000, p. 85)
Con su partida definitiva, para Rossi la Colonia Cecilia deja de existir, aunque sobrevive por un año más o menos hasta abril de 1894, cuando de nuevo debido a las rivalidades internas, los últimos colonos se separan y las tierras son vendidas, para definitivamente disolver el experimento socialista:
« [...] Una vez más, las rivalidades toman una amplitud tal
que los últimos colonos se ven obligados a separarse en abril de 1894, cuando
"los activos de la Cecilia son vendidos a un grupo de campesinos de Parma que había precipitado la crisis". Según Newton Stadler de Sousa, fueron las familias Agottani, Mezzadri
y Artusi quienes
permanecieron en las tierras de la Colonia. Precisamos que las familias
Artusi y Agottani
eran originarias de
Parma, mientras los Mezzadri
venían de Cremona. De acuerdo con
el número de 1932 de la revista Quaderni della Libertà, fueron
los camaradas Colli, de La Spezia, y los Agottani quienes
siguieron explotando las tierras de
la antigua colonia y, por último,
de acuerdo con Helena Mueller, son los Artusi quienes
se mantienen en las tierras, ya
que los Agottani laboran de comerciantes en Palmeira. [...]» (FELICI, 1998, p. 36)
Conclusión
El establecimiento de la Colonia Cecilia
en el área de la ciudad de Palmeira - Paraná, ocurre en un momento de
transición histórica para Brasil [el paso de la Monarquía a la Republica], lo
que marcó de modo decisivo al primer experimento socialista y anarquista en
América Latina. Su fundador Giovanni Rossi, dedicó su vida política y gran
parte de su producción intelectual a la defensa del proyecto de vida de la
comunidad.
La Colonia Cecilia fue en la práctica un
laboratorio para el estudio de las actitudes humanas en la vida comunitaria y
tuvo como obstáculos la persistencia de resabios individualistas, la pobreza en
medio de la que debió desenvolverse, y a la tradición familiar burguesa, que
quiso ser contrarrestada por su fundador a través del ideal de "amor
libre".
Podemos concluir en que, para Giovanni
Rossi, se logró el objetivo de este experimento socialista y la Colonia Cecilia
es el ejemplo más concreto de la posibilidad de establecer una comunidad basada
en principios anarquistas que luchan contra toda organización social
capitalista.
Referencias
Bibliográficas:
FELICI, Isabela. “A verdadeira história
da Colônia Cecília de Giovanni Rossi”. Caderno AEL, vol.5, n.8/9 p. 9-61, 1998.
GATTAI, Zélia. Anarquistas graças a
Deus. Rio de Janeiro: Ed. Record, 1985. [Hay edición en castellano.]
MELLO NETO, Cândido. O anarquismo
experimental de Giovanni Rossi: de Poggio al Mare à Colônia Cecília. Ponta
Grossa: Editora UEPG, 1998.
ROSSI, Giovanni. Colônia Cecília e
outras utopias. Curitiba: Imprensa Oficial do Paraná, 2000.
SOUZA, Newton Stadler de. O
anarquismo da Colônia Cecília. Rio de Janeiro: Ed. Civilização Brasileira,
1970.
SHMIDT, Afonso. Colônia Cecília:
romance de uma experiência anarquista. 3.ed. São Paulo: Brasiliense, 1980.
[Fragmentos traducidos del artículo
original titulado “Anarquistas no Brasil: a colônia Cecília de Giovanni Rossi e
o Socialismo Experimental”; versión completa en portugués accesible en http://revistaalabastro.fespsp.org.br/index.php/alabastro/article/download/54/32.]
[En castellano, la única fuente
adicional de información detallada sobre el tema que localizamos en Internet es
la Tesis de Licenciatura de Mario Massini: "El (o)caso de la Colonia
Cecilia", accesible en http://www.fahce.unlp.edu.ar/biblioteca/Descargables/referencia/el-o-caso-de-la-colonia-cecilia.]
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