Jorge Riechmann
Durante el siglo XX, Homo sapiens se transformó en Homo hydrocarbonus (gráfica expresión que ha utilizado en alguna ocasión Jacques Grinevald), o más concretamente en Homo petroliensis. En pocos decenios dilapidó un precioso regalo fósil heredado de miríadas de antepasados biosféricos, quemando la energía condensada en el petróleo con una imprevisión e inconsciencia que impresiona.
Construyó así una “civilización de alta energía” basada en un exuberante derroche de energía fósil; y de alguna forma se engañó a sí mismo pensando que podría mantener siempre ese costoso tren de vida. Pero el petróleo es un recurso finito que hemos derrochado a manos llenas, el “capitalismo fosilista” será un breve experimento en términos históricos, y ahora llega el momento de un doloroso despertar.
¿Qué viene después de la Era del Petróleo? La necesidad de rehacer nuestras economías, nuestras sociedades y nuestras culturas, y las muy malas condiciones de base para hacerlo. Interviniendo en el vivo debate actual sobre modelos energéticos, el catedrático de la Universidad de Barcelona Mariano Marzo argumenta: “Los ecologistas no pueden seguir defendiendo el cierre de las nucleares. Se han quedado anticuados porque si no se cuestiona el modelo actual de crecimiento socioeconómico, las renovables no cubren la demanda existente. Y cambiar el modelo económico es imposible...”
¿Cambiar el modelo económico es imposible?
El modelo económico está destruyendo a marchas forzadas las perspectivas de que perdure una humanidad libre en un planeta habitable, ¿y cambiarlo va a ser imposible? Pero ¿acaso no ha cambiado, muchas veces, en el curso de la historia? ¿No ha cambiado en tiempos recientes -- desde el capitalismo keynesiano hacia el neoliberal? ¿Acaso no está cambiando ahora mismo –pero no hacia una mayor sustentabilidad y justicia? ¿Por qué el capitalismo neoliberal sería el único régimen socioeconómico de la historia humana que se congelaría en un Reich de los mil años? ¿Quién defiende posiciones de verdad anticuadas –por no decir nihilistas— en ese debate? Después de haber visto a George W. Bush y su equipo de economistas neoliberales nacionalizando –parcialmente— el sistema bancario estadounidense en el otoño de 2008, ¿vamos a seguir pensando que no se puede transformar ese insostenible sistema socioeconómico?
No olvidemos nunca que lo que no resulta posible en tiempos “normales” –cambiar el modo de producción y consumo, por ejemplo--, es posible en tiempos extraordinarios. Nuestro tiempo no es “normal”: hace falta que esa verdad llegue a las conciencias de nuestras conciudadanas y conciudadanos.
No se puede seguir engañando a la gente. No se les puede seguir diciendo: “somos omnipotentes, nuestra tecnología lo puede todo”. La responsabilidad de las elites políticas y los “creadores de opinión” es enorme.
[Tomado de http://www.decrecimiento.info/2014/10/homo-petroliensis.html.]
Durante el siglo XX, Homo sapiens se transformó en Homo hydrocarbonus (gráfica expresión que ha utilizado en alguna ocasión Jacques Grinevald), o más concretamente en Homo petroliensis. En pocos decenios dilapidó un precioso regalo fósil heredado de miríadas de antepasados biosféricos, quemando la energía condensada en el petróleo con una imprevisión e inconsciencia que impresiona.
Construyó así una “civilización de alta energía” basada en un exuberante derroche de energía fósil; y de alguna forma se engañó a sí mismo pensando que podría mantener siempre ese costoso tren de vida. Pero el petróleo es un recurso finito que hemos derrochado a manos llenas, el “capitalismo fosilista” será un breve experimento en términos históricos, y ahora llega el momento de un doloroso despertar.
¿Qué viene después de la Era del Petróleo? La necesidad de rehacer nuestras economías, nuestras sociedades y nuestras culturas, y las muy malas condiciones de base para hacerlo. Interviniendo en el vivo debate actual sobre modelos energéticos, el catedrático de la Universidad de Barcelona Mariano Marzo argumenta: “Los ecologistas no pueden seguir defendiendo el cierre de las nucleares. Se han quedado anticuados porque si no se cuestiona el modelo actual de crecimiento socioeconómico, las renovables no cubren la demanda existente. Y cambiar el modelo económico es imposible...”
¿Cambiar el modelo económico es imposible?
El modelo económico está destruyendo a marchas forzadas las perspectivas de que perdure una humanidad libre en un planeta habitable, ¿y cambiarlo va a ser imposible? Pero ¿acaso no ha cambiado, muchas veces, en el curso de la historia? ¿No ha cambiado en tiempos recientes -- desde el capitalismo keynesiano hacia el neoliberal? ¿Acaso no está cambiando ahora mismo –pero no hacia una mayor sustentabilidad y justicia? ¿Por qué el capitalismo neoliberal sería el único régimen socioeconómico de la historia humana que se congelaría en un Reich de los mil años? ¿Quién defiende posiciones de verdad anticuadas –por no decir nihilistas— en ese debate? Después de haber visto a George W. Bush y su equipo de economistas neoliberales nacionalizando –parcialmente— el sistema bancario estadounidense en el otoño de 2008, ¿vamos a seguir pensando que no se puede transformar ese insostenible sistema socioeconómico?
No olvidemos nunca que lo que no resulta posible en tiempos “normales” –cambiar el modo de producción y consumo, por ejemplo--, es posible en tiempos extraordinarios. Nuestro tiempo no es “normal”: hace falta que esa verdad llegue a las conciencias de nuestras conciudadanas y conciudadanos.
No se puede seguir engañando a la gente. No se les puede seguir diciendo: “somos omnipotentes, nuestra tecnología lo puede todo”. La responsabilidad de las elites políticas y los “creadores de opinión” es enorme.
[Tomado de http://www.decrecimiento.info/2014/10/homo-petroliensis.html.]
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