Víctor Lugo
En materia de seguridad industrial en Venezuela vivimos un doble discurso. Esta situacion se presenta en cada industria básica, en cualquier hospital, en cada Ministerio, en cada escuela, pero muy especialmente en la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV). Vivimos en un momento en el que se ha “encaminado” todo lo relacionado a la seguridad industrial, es decir, la prevención de accidentes y enfermedades de origen laboral, pero……. ¿Hasta qué punto es cierto? Si ocurre el accidente, luego vemos. El muestrario es muy grande: PDVSA (explosión Amuay, contaminación ambiental en Jusepín, escape de gases en Jose), accidentes en las empresas básicas de Guayana y todas en ruinas, o Coorpoelec, donde hasta las iguanas y las ardillas tienen expediente. Este gobierno ha presentado infinidad de ejemplos por falta de mantenimiento.
En el caso que acá interesa, dicha interrogante surge de la realidad que viven los obreros de la GMVV, pues a pesar de que el sector de la construcción se ha considerado siempre uno de los que tiene el más alto nivel de riesgos laborales, por falta de prevención siguen sucediendo accidentes que causan desde lesiones hasta la muerte de los trabajadores.
Es un área en donde trabajan hombres y mujeres, teniendo muy bajo nivel de estudio y por lo tanto es difícil que acaten y asuman normas de seguridad como que escuchen con atención charlas de prevención. Si a esto sumamos que muchas veces son tratados con muy poca humanidad, la distancia entre la observación de lo que dijo el instructor y lo que hace el trabajador se acrecienta.
Un obrero es un ser humano
No en vano, el poeta estadounidense Walt Whitman, decía: “Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano”. Pues de igual manera, cuando de seguridad industrial se trata, no importa si un trabajador, es obrero, iletrado, o de pocos recursos, es suficiente saber que es un ser humano que merece respeto y condiciones dignas de trabajo como lo establece -y debe ser una exigencia por parte de los mismos trabajadores- el Art. 87 de la CRBV y lo reitera el Art. 156 de la LOTTT.
Sin embargo, en las constructoras, la prioridad es producir y no prevenir. Los compromisos tienen un claro sello proselitista, y lo que importa es la entrega de vivendas -así algunas de estas tengan fallas- pues eso trae rédito politico. En fin, ahora se están entregando las que no culminaron su construcción durante 14 años.
Pero, como es la vida en la obra?
En muchos casos se les paga a los obreros por negocio, es decir, de acuerdo a lo que produzcan. Si realizan un trabajo se les paga, si no realizan nada, no se les paga y el obrero que necesita el trabajo para costear los gastos de su hogar, se apega a estas normas, trabajando sin pensar en los riesgos a los que se encuentra expuesto. En este caso, solo se concentra en producir, en ocasiones sin guantes de seguridad a pesar de que los ladrillos destrocen sus manos o el concreto, el polvo, el cemento, estuco, entre otros materiales dañen su vista por no utilizar lentes protectores, o sus pulmones por falta de un tapabocas.
Sumado a ello, a pesar de que la LOTTT, establece en el Art. 48, que queda prohibida la tercerización en Venezuela, en múltiples obras de la GMVV, campea con bombos y platillos la tercerización, teniendo como empresa matriz a la constructora trasnacional Norberto Odebrecht, -en muchos frentes de trabajo se trata de empresas chinas siendo el mismo panorama- que le rinde cuentas a la empresa Metro y que a la vez requiere de subcontratistas, que contratan personal obrero. Tercerizacion de la tercerizacion.
Por la presion de los trabajadores y Técnicos de Seguridad Industrial que trabajan para la empresa matriz, en algunas de estas subcontratistas, les compran Equipos de Protección Personal (E.P.P.) a los obreros, pero tambien se ha llegado al caso de recostar sus costos al salario del trabajor, cuando es una obligación de la empresa. Son variopintas en el cumplimiento de sus responsabilidades estas empresas. Algunas les pagan al día a los trabajadores, les realizan estudios médicos pre-empleo y post-empleo y respetan la liquidación; mientras que en otros casos se desentienden por completo de dichas obligaciones, poniendo como responsables a personas contratistas que son simples obreros, sin cargos e instrucción jerárquica.
Para la empresa esto tambien es una ganancia, ya que estos obreros “contratistas” consiguen o mantienen el personal para trabajar en la cuadrilla, ya sea en la de pintores, plomeros, carpinteros, fachaderos, entre otros, y reciben un cheque con una suma “redondeada” para pagarle a la cuadrilla de la cual se encargan. Quien gana es la contratista.
La constructora, juega con la psicología de ese obrero “contratista” haciéndole creer que tienen una responsabilidad y un cargo altísimo, diciéndoles que son los responsables de comprar equipos de protección personal para sus obreros, “y que además son los responsables directos de cualquier accidente que ocurra”. La realidad es que la LOPCYMAT claramente expresa que la responsabilidad de indemnización, en caso de accidentes o enfermedades de origen laboral, es del patrono.
Pelen el ojo, Odebrecht es patrón
Odebrecht se presenta como una empresa muy estricta en cuanto a la seguridad industrial, sin embargo, los costos y las onerosas multas que por accidentes laborales hay que pagar son obligantes y constituyen una real presión, ante la poca importancia que en el mercado laboral capitalista representa la vida de un trabajor para estas empresas.
Esto quiere decir, que aunque lo quieran ocultar o disimular la seguridad industrial en algunas obras es solo un parapeto, ya que el patrono que asume una actitud estricta en aspectos de prevención, realmente lo que le preocupa es que le cobren multas altísimas por un accidente y no porque realmente sientan compasión hacia el trabajador. La esclavitud en Venezuela, fue abolida en el año 1854. No es posible que en pleno siglo XXI, aun se traten a obreros como a esclavos. Ante un gobierno que se reclama obrerista, no solo es un contrasentido, es la barbarie capitalista al desnudo.
En las construcciones de la GMVV, los trabajadores se exponen a accidentes y trabajos pesados, cobrando una miseria, sin exámenes pre-empleo de rutina o post-empleos, no se les da su liquidación, no se les asigna un transporte que los lleve o espere al salir de su sitio de trabajo y en muchos casos son humillados por sus superiores; ésta es la historia de Juan Albañil, que construyó el edificio que nunca habitó. Y los sindicatos? Los sindicatos de la construcción están ausentes ante esta situación.
[Fuente: http://deslinde2011.blogspot.com/2014/08/gmvv-venezuela-del-siglo-xxi-trabajo.html.]
En materia de seguridad industrial en Venezuela vivimos un doble discurso. Esta situacion se presenta en cada industria básica, en cualquier hospital, en cada Ministerio, en cada escuela, pero muy especialmente en la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV). Vivimos en un momento en el que se ha “encaminado” todo lo relacionado a la seguridad industrial, es decir, la prevención de accidentes y enfermedades de origen laboral, pero……. ¿Hasta qué punto es cierto? Si ocurre el accidente, luego vemos. El muestrario es muy grande: PDVSA (explosión Amuay, contaminación ambiental en Jusepín, escape de gases en Jose), accidentes en las empresas básicas de Guayana y todas en ruinas, o Coorpoelec, donde hasta las iguanas y las ardillas tienen expediente. Este gobierno ha presentado infinidad de ejemplos por falta de mantenimiento.
En el caso que acá interesa, dicha interrogante surge de la realidad que viven los obreros de la GMVV, pues a pesar de que el sector de la construcción se ha considerado siempre uno de los que tiene el más alto nivel de riesgos laborales, por falta de prevención siguen sucediendo accidentes que causan desde lesiones hasta la muerte de los trabajadores.
Es un área en donde trabajan hombres y mujeres, teniendo muy bajo nivel de estudio y por lo tanto es difícil que acaten y asuman normas de seguridad como que escuchen con atención charlas de prevención. Si a esto sumamos que muchas veces son tratados con muy poca humanidad, la distancia entre la observación de lo que dijo el instructor y lo que hace el trabajador se acrecienta.
Un obrero es un ser humano
No en vano, el poeta estadounidense Walt Whitman, decía: “Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano”. Pues de igual manera, cuando de seguridad industrial se trata, no importa si un trabajador, es obrero, iletrado, o de pocos recursos, es suficiente saber que es un ser humano que merece respeto y condiciones dignas de trabajo como lo establece -y debe ser una exigencia por parte de los mismos trabajadores- el Art. 87 de la CRBV y lo reitera el Art. 156 de la LOTTT.
Sin embargo, en las constructoras, la prioridad es producir y no prevenir. Los compromisos tienen un claro sello proselitista, y lo que importa es la entrega de vivendas -así algunas de estas tengan fallas- pues eso trae rédito politico. En fin, ahora se están entregando las que no culminaron su construcción durante 14 años.
Pero, como es la vida en la obra?
En muchos casos se les paga a los obreros por negocio, es decir, de acuerdo a lo que produzcan. Si realizan un trabajo se les paga, si no realizan nada, no se les paga y el obrero que necesita el trabajo para costear los gastos de su hogar, se apega a estas normas, trabajando sin pensar en los riesgos a los que se encuentra expuesto. En este caso, solo se concentra en producir, en ocasiones sin guantes de seguridad a pesar de que los ladrillos destrocen sus manos o el concreto, el polvo, el cemento, estuco, entre otros materiales dañen su vista por no utilizar lentes protectores, o sus pulmones por falta de un tapabocas.
Sumado a ello, a pesar de que la LOTTT, establece en el Art. 48, que queda prohibida la tercerización en Venezuela, en múltiples obras de la GMVV, campea con bombos y platillos la tercerización, teniendo como empresa matriz a la constructora trasnacional Norberto Odebrecht, -en muchos frentes de trabajo se trata de empresas chinas siendo el mismo panorama- que le rinde cuentas a la empresa Metro y que a la vez requiere de subcontratistas, que contratan personal obrero. Tercerizacion de la tercerizacion.
Por la presion de los trabajadores y Técnicos de Seguridad Industrial que trabajan para la empresa matriz, en algunas de estas subcontratistas, les compran Equipos de Protección Personal (E.P.P.) a los obreros, pero tambien se ha llegado al caso de recostar sus costos al salario del trabajor, cuando es una obligación de la empresa. Son variopintas en el cumplimiento de sus responsabilidades estas empresas. Algunas les pagan al día a los trabajadores, les realizan estudios médicos pre-empleo y post-empleo y respetan la liquidación; mientras que en otros casos se desentienden por completo de dichas obligaciones, poniendo como responsables a personas contratistas que son simples obreros, sin cargos e instrucción jerárquica.
Para la empresa esto tambien es una ganancia, ya que estos obreros “contratistas” consiguen o mantienen el personal para trabajar en la cuadrilla, ya sea en la de pintores, plomeros, carpinteros, fachaderos, entre otros, y reciben un cheque con una suma “redondeada” para pagarle a la cuadrilla de la cual se encargan. Quien gana es la contratista.
La constructora, juega con la psicología de ese obrero “contratista” haciéndole creer que tienen una responsabilidad y un cargo altísimo, diciéndoles que son los responsables de comprar equipos de protección personal para sus obreros, “y que además son los responsables directos de cualquier accidente que ocurra”. La realidad es que la LOPCYMAT claramente expresa que la responsabilidad de indemnización, en caso de accidentes o enfermedades de origen laboral, es del patrono.
Pelen el ojo, Odebrecht es patrón
Odebrecht se presenta como una empresa muy estricta en cuanto a la seguridad industrial, sin embargo, los costos y las onerosas multas que por accidentes laborales hay que pagar son obligantes y constituyen una real presión, ante la poca importancia que en el mercado laboral capitalista representa la vida de un trabajor para estas empresas.
Esto quiere decir, que aunque lo quieran ocultar o disimular la seguridad industrial en algunas obras es solo un parapeto, ya que el patrono que asume una actitud estricta en aspectos de prevención, realmente lo que le preocupa es que le cobren multas altísimas por un accidente y no porque realmente sientan compasión hacia el trabajador. La esclavitud en Venezuela, fue abolida en el año 1854. No es posible que en pleno siglo XXI, aun se traten a obreros como a esclavos. Ante un gobierno que se reclama obrerista, no solo es un contrasentido, es la barbarie capitalista al desnudo.
En las construcciones de la GMVV, los trabajadores se exponen a accidentes y trabajos pesados, cobrando una miseria, sin exámenes pre-empleo de rutina o post-empleos, no se les da su liquidación, no se les asigna un transporte que los lleve o espere al salir de su sitio de trabajo y en muchos casos son humillados por sus superiores; ésta es la historia de Juan Albañil, que construyó el edificio que nunca habitó. Y los sindicatos? Los sindicatos de la construcción están ausentes ante esta situación.
[Fuente: http://deslinde2011.blogspot.com/2014/08/gmvv-venezuela-del-siglo-xxi-trabajo.html.]
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