Luis Rojas
Mi amiga Ana, me pregunta por el cable submarino que conecta a Santiago de Cuba con Caracas, pasando por Kingston, Jamaica.
La misma pregunta me hicieron unos trabajadores de ETECSA [Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A., propiedad estatal] estando en La Habana años atrás cuando todavía podíamos viajar.
Me resulta incómodo explicar lo poco que sé al respecto, y aumenta la incomodidad cuando tengo que aceptar que ese poco que sé del cable lo debo a El Nuevo Herald [diario de Miami, ligado a la derecha cubana exiliada].
La historia es más o menos así: Venezuela pone el dinero para adquirir, instalar, conectar y poner en servicio el cable submarino, que conectaría Cuba y Venezuela. Cuba enfrenta un bloqueo, que sanciona a empresas que negocian con el gobierno de la isla.
Misteriosamente, Venezuela cede la negociación a Cuba. No me consta, debió ser así: la licitación es ganada por ALCATEL (empresa de origen francés), que acaba de fusionarse con Lucent Tecnology (antigua AT&T) de procedencia norteamericana. ¿Cómo lo hicieron y no sancionaron a ALCATEL? Vaya usted a saber.
En ambos países, armaron una alharaca, lanzaron loas, los cubanos iban a tener una INTERNET más rápida que los trenes japoneses, y los cubanos siguieron confiando, tal como lo hacen fielmente desde hace más de 50 años. Cuando el cable llegó a las playas de Santiago de Cuba, hubo júbilo, solo faltaba realizar las conexiones.
De pronto, las informaciones sobre el cable comenzaron a escasear, ya Granma no lo mencionaba, en Venezuela tampoco se decía nada; el tema era cómo cuando la niña de la casa “daba un mal paso” y la barriga le crecía.
¿El cable? Según los breteros (además: chismosos, proimperialistas, mafiosos, fascistas, apátridas) de El Nuevo Herald, cuando la empresa ALCATEL, que es una empresa sobornadora, exigió a ETECSA parte del pago para iniciar la conexión de empalmes y conectores, los funcionarios cubanos expresaron: ¿El dinero? El dinero: Tongo se lo dio a Borondongo, Borondongo se lo prestó a Bebnabé, Bebnabé lo invirtió en Muchilanga, y a Muchilanga nadie lo ha vuelto a ver.
Estimada amiga, según dicen, hay presos en la isla, faltó dinero. Para evitar las críticas por seguir haciendo el ridículo, el gobierno Chavista expulsará del PSUV a quien se atreva a mencionar el asunto, y si es de la oposición, entonces se trata de un desestabilizador al servicio del imperio.
Te lo cuento Ana, tal como lo leí. Lo del satélite requiere otro artículo. No te desesperes, que eso viene, paciencia.
[Versión resumida de articulo publicado en la revista electrónica Continuidad y Cambio # 46, septiembre 2014; el texto completo en http://continuidadycambio.wordpress.com/contenido-ano-3-numero-46-septiembre-primera-quincena-2014/el-catre-yo-no-lo-vendo/.]
Mi amiga Ana, me pregunta por el cable submarino que conecta a Santiago de Cuba con Caracas, pasando por Kingston, Jamaica.
La misma pregunta me hicieron unos trabajadores de ETECSA [Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A., propiedad estatal] estando en La Habana años atrás cuando todavía podíamos viajar.
Me resulta incómodo explicar lo poco que sé al respecto, y aumenta la incomodidad cuando tengo que aceptar que ese poco que sé del cable lo debo a El Nuevo Herald [diario de Miami, ligado a la derecha cubana exiliada].
La historia es más o menos así: Venezuela pone el dinero para adquirir, instalar, conectar y poner en servicio el cable submarino, que conectaría Cuba y Venezuela. Cuba enfrenta un bloqueo, que sanciona a empresas que negocian con el gobierno de la isla.
Misteriosamente, Venezuela cede la negociación a Cuba. No me consta, debió ser así: la licitación es ganada por ALCATEL (empresa de origen francés), que acaba de fusionarse con Lucent Tecnology (antigua AT&T) de procedencia norteamericana. ¿Cómo lo hicieron y no sancionaron a ALCATEL? Vaya usted a saber.
En ambos países, armaron una alharaca, lanzaron loas, los cubanos iban a tener una INTERNET más rápida que los trenes japoneses, y los cubanos siguieron confiando, tal como lo hacen fielmente desde hace más de 50 años. Cuando el cable llegó a las playas de Santiago de Cuba, hubo júbilo, solo faltaba realizar las conexiones.
De pronto, las informaciones sobre el cable comenzaron a escasear, ya Granma no lo mencionaba, en Venezuela tampoco se decía nada; el tema era cómo cuando la niña de la casa “daba un mal paso” y la barriga le crecía.
¿El cable? Según los breteros (además: chismosos, proimperialistas, mafiosos, fascistas, apátridas) de El Nuevo Herald, cuando la empresa ALCATEL, que es una empresa sobornadora, exigió a ETECSA parte del pago para iniciar la conexión de empalmes y conectores, los funcionarios cubanos expresaron: ¿El dinero? El dinero: Tongo se lo dio a Borondongo, Borondongo se lo prestó a Bebnabé, Bebnabé lo invirtió en Muchilanga, y a Muchilanga nadie lo ha vuelto a ver.
Estimada amiga, según dicen, hay presos en la isla, faltó dinero. Para evitar las críticas por seguir haciendo el ridículo, el gobierno Chavista expulsará del PSUV a quien se atreva a mencionar el asunto, y si es de la oposición, entonces se trata de un desestabilizador al servicio del imperio.
Te lo cuento Ana, tal como lo leí. Lo del satélite requiere otro artículo. No te desesperes, que eso viene, paciencia.
[Versión resumida de articulo publicado en la revista electrónica Continuidad y Cambio # 46, septiembre 2014; el texto completo en http://continuidadycambio.wordpress.com/contenido-ano-3-numero-46-septiembre-primera-quincena-2014/el-catre-yo-no-lo-vendo/.]
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