(Reproducimos la columna de Damián Prat en Correo del Caroní para dar mas elementos de lo que pasa en Sidor, en momentos en que el gobierno promueve una ofensiva comunicacional para desmovilizar a los trabajadores en lucha)
Damián Prat
No hay contrato colectivo firmado en Sidor. Al menos no,
legalmente. Ni lo ha firmado el comité ejecutivo de Sutiss, ni, como ordenan
sus estatutos, su presidente ni su secretario de Trabajo y Reclamos. Más
importante aún: no lo ha aprobado la asamblea de trabajadores siguiendo la
tradición de más 30 años desde los tiempos de Andrés Velásquez y los Matanceros
en Sutiss y que los que siguieron -de cualquier signo- siempre han respetado.
Hubo, sí, un “madrugonazo”. Una operación montada para la que estaba lista la
ministra de (des) Información, esperando la señal. Y de inmediato todos los
medios de comunicación del gobierno, su latifundio de gobierneros y los sumisos
lo han repetido hasta el cansancio. Intentando apabullar e imponer su
“opereta”. Los mismos medios gobierneros que silenciaron y censuraron “a cal y
canto” a los sidoristas, a sus protestas, sus reclamos y sus razones, a sus
multitudinarias marchas. Los que les cerraron la oportunidad de “tener voz”
para decir lo suyo. Que “miraron para otro lado” cuando la represión militar la
silenciaron. La censura roja. La “hegemonía comunicacional robo-lucionaria”.
¡Cuán importante es tener medios libres y variados! Quedan muy pocos. ¡Ah!, ¡si
estuvieran RCTV y Globovisión! La voz de los sidoristas retumbaría. Lección
para aprender. Pero, analicemos, ¿qué es lo que está pasando?
Recordemos primero algunos de los hechos y asuntos clave.
1.- El contrato colectivo tiene más de 4 años vencido. El patrono gobierno, es
decir “la revolución”, prohibió discutir esos contratos (igual en el aluminio,
en Ferrominera, en la administración pública, etc.). Esa prohibición (recuerden
carta del entonces vicepresidente Jaua de mayo 2010) es un duro e innoble golpe
contra la justicia social, pero además viola flagrantemente la Constitución y
la Ley del Trabajo. 2.- Bajo presión de Sutiss, Chávez aceptó en agosto 2012
que se discutiera. Pero el gobierno no tenía intención seria de discutir nada.
Han pasado dos años “perdiendo el tiempo” para no firmarlo. 3.- Perdieron un mes
encerrados en Miraflores y nada. 4.- Con la presión de calle, el mes pasado,
los sidoristas obligan al gobierno a asumir el problema, pero los antiobreros
Maduro y Cabello mandan al segundo, que rodeado de ministros, gobernador,
alcalde, diputados sumisos del PSUV y militares, amenaza a sidoristas, los
insulta y asegura que “ese contrato no lo vamos a firmar. Es impagable”. Culpa
a los trabajadores de la ruina de Sidor y esconden que son ellos los culpables.
¿Hay algo, acaso, que no sea exactamente así?
Pero tanto las amenazas, como los insultos, la
descalificación y la prepotencia, junto con la violenta represión a gases,
perdigones, presos, maltratos, causaron el efecto contrario al esperado por “el
gobierno de línea dura”. La censura roja tampoco pudo ocultar lo que ocurría.
Hasta los indiferentes se horrorizaron y manifestaron solidaridad. Los
sidoristas se unieron más que nunca. No se doblegaron. Protestaron con más
fuerza. Era obvio que el ataque era contra los derechos laborales de todos. Y
por eso se unieron muchos sindicatos. En el país vieron caer la máscara del
“gobierno obrerista”, de la falsa “revolución de izquierda”. Cada asamblea era
más nutrida y firme que la anterior. Los esquiroles de la “Central Bolivariana”
no pudieron mover “ni un solo cuadro”. El costo político del atropello
antiobrero se suma al desastre del gobierno, a la ruina económica, a las
evidencias de gran corrupción.
Es así que “entre gallos y medianoche”, a escondidas de
Sutiss, a espaldas de los trabajadores, montan una operación -más bien una
opereta- de “firma del contrato colectivo”. Documento que nadie ha visto. Nadie
dio la cara en las dos asambleas de los sidoristas ayer en el portón III. Ni a
las 7:00 am Ni a las 3:00 pm. Un “comunicado” de la empresa, con lenguaje abusivo,
ofensivo y político-partidista -ni un ápice de institucional- causó tanto
rechazo que hicieron hoguera con él. Los tuits ministeriales y los medios del
gobierno aseguraban al amanecer que “ya la marcha no va. En todo caso, será
para festejar”. Pero los sidoristas, por miles y miles, aprobaron hacer su
marcha de protesta. Acompañados a partir de sitios del trayecto por alcasianos,
de Carbonorca, venalumnistas, ferromineros e incluso de sindicatos de
Hidrobolívar, de la Gobernación recorrieron la ciudad en un río humano
impresionante. Se les sumaron jóvenes estudiantes y personas de la comunidad.
La unidad del pueblo.}
Las consignas, las pancartas, los discursos, los que
alcanzaron a hablar en vivo, por teléfono, en nuestro Público &
Confidencial radio, no dejaron lugar a dudas de la arr… que los embargaba, de
su rechazo a la imposición y la mentira gobiernera, de su reclamo por la ruina
de la empresa y el abandono de las inversiones. Miles de trabajadores
independientes, antiguos chavistas decepcionados, miles de trabajadores de la
oposición democrática y progresista. También estaban muchos que aún se aferran
al recuerdo del chavismo pero que ya no soportan al gobierno. Es el contrato,
son los legítimos reclamos por sus reivindicaciones, pero también es la
dignidad y la exigencia por su empresa destrozada. Nadie le paró “ni medio” a
las supuestas ofertas de pagos y bonos que ahora hizo el gobierno: ese ya no
era el motivo principal de la movilización. Ojo. Quizás en el gobierno
calculaban que con “ofertas de dinero” silenciarían a todos y el atropello
sería dejado de lado. No fue así.
Por cierto… observen esto: hace dos semanas, el “contrato era impagable. Era una grosería. Nunca lo firmaremos”, a decir de Cabello (y Maduro). Ahora ofrecen pagarlo en ese supuesto “contrato firmado”. ¿Por qué? Es obvio que la lucha de los trabajadores los obligó. Fracasaron al pensar que a Sidor, Guayana y Venezuela se les puede gritar como en un cuartel. La lucha de los trabajadores logró un triunfo. Parcial pero triunfo al fin. No pierdan de vista eso. Fueron Maduro y compañía los que se doblegaron, pero... ¡ojo!, no renunciaron a lo único que les interesa: los objetivos políticos para ellos seguir usufructuando el poder. Para seguir en “los negocios”. Aunque hay miles de trabajadores más, otros miles, que “ya no se devuelven”. Su decepción con la “robo-lución” es total. La observación me la hizo ayer un sidorista de 30 años en la planta y el mismo tiempo en las luchas sociales. Conoce a Sidor y a sus compañeros. Vio y escuchó mucho ayer y todos estos días.
Ofrecen pagar muchas cosas. Probablemente, como casi
siempre, luego no cumplan y será motivo de nuevas luchas. Ya deben estar
calculando lo que incumplirán. Pero pretenden obtener un trofeo político:
desbaratar a Sutiss, reducirlo a cenizas. Quitarle a los trabajadores su
instrumento de lucha. Como en Cuba, su “modelo”. ¿En qué forma? Veremos. Unos
creen que preparan una especie de “intervención”. De hecho, ya están
desconociendo la legitimidad del sindicato al decir que “firman contrato” con
solo dos o tres sindicalistas. Otros amigos estiman que el plan sí es reducir a
Sutiss a la nada pero “dejando morir de mengua” la lucha. No les importa si en
el camino afectan más a Sidor. Total, dirán los jerarcas rojos del gobierno, “si
ya destrozamos el 70% de su capacidad de producción en seis años de robo-lución
y estatismo salvaje, ¿cuál es el problema de arruinarla más?”. Hay muchas
lecciones que deja esta lucha para todos. Lucha que sigue. Veremos qué deciden
hoy en la asamblea.
depece54@gmail.com
@damianprat (en twitter)
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