Casa de la Mujer "Juana la Avanzadora"
El silencio del Vaticano ha estado acompañado de muchos otros silencios, de lo contrario no habría sido posible que la pandemia de abusos sexuales alcanzara la magnitud del presente ni si propagara como una práctica de los “mejores” tiempos de servidumbre sexual, o más específicamente, el derecho a pernada tan normalizado en tiempos feudales, ante la resignación o tolerancia forzada de padres, madres, esposos y comunidad.
La complicidad del silencio habrá que compartirla, habrá que hacerse responsable mínimamente, para que en esta oportunidad, con todo y tanto retraso, esta práctica abominable llegue a su fin. ¿Desde cuándo se sabía, quiénes lo sabían y qué hicieron? Se supone que lo sabía la Onu, Unicef , los gobiernos, las congregaciones, los colegios católicos y no católicos, organizaciones de DDHH… en fin, hay que completar la lista, incluirnos si es el caso, y considerar los componentes del poder que juegan al mismo juego de la impunidad y, el de dejar hacer, un juego rentable en las jerarquías. Hoy por ti, mañana por mí.
En un encuentro con periodistas, en la sala de prensa del Vaticano, el ex portavoz papal recordó que la investigación canónica de las denuncias contra Marcial Maciel, (México) - Legionario de Cristo- por toda clase de actos inmorales, entre los que se cuentan los abusos sexuales a menores de manera sistemática, comenzó cuando Karol Wojtyla estaba vivo.
Por esta y otras razones, un informe de la ONU, de este año, acusa enérgicamente al Vaticano de mantener un “código de silencio”, durante décadas, sobre abuso sexual a niños y niñas por parte de sacerdotes. Este informe, reavivó el tema de la pederastia clerical y la colocó en el tapete mundial con el sello de urgente.
El informe elaborado por el Comité sobre los Derechos del Niño, y difundido por la Organización de Naciones Unidas (ONU) formuló cuestionamientos inusitadamente severos en contra de la Iglesia católica en relación con los casos de abuso sexual infantil cometidos por sacerdotes. El organismo acusa al Vaticano de no haber reconocido jamás la magnitud de los crímenes sexuales cometidos por sus religiosos y de no haber tomado las medidas necesarias para proteger a los menores; señala que, en consecuencia, los abusos se siguen cometiendo de forma sistemática, mientras la inmensa mayoría de los culpables disfruta de total impunidad, y demanda a las autoridades del catolicismo que destituyan de sus cargos y entreguen a la policía a todos aquellos que sean culpables de abusos sexuales a menores, para lo cual pide que haga público el contenido de los expedientes relacionados con estos casos.
Kirsten Sandberg, presidenta del Comité de la ONU para los derechos de los niños y niñas, será siempre recordada por su gestión a favor de la justicia y su interés en poner fin a una de las formas de poder más detestables de la iglesia católica. (Solo en los EEUU se han cancelado indemnizaciones por dos mil millones de dólares)
[Tomado de la columna "Genero Mujer", publicada en el diario El Siglo, Maracay, 9/7/14.]
El silencio del Vaticano ha estado acompañado de muchos otros silencios, de lo contrario no habría sido posible que la pandemia de abusos sexuales alcanzara la magnitud del presente ni si propagara como una práctica de los “mejores” tiempos de servidumbre sexual, o más específicamente, el derecho a pernada tan normalizado en tiempos feudales, ante la resignación o tolerancia forzada de padres, madres, esposos y comunidad.
La complicidad del silencio habrá que compartirla, habrá que hacerse responsable mínimamente, para que en esta oportunidad, con todo y tanto retraso, esta práctica abominable llegue a su fin. ¿Desde cuándo se sabía, quiénes lo sabían y qué hicieron? Se supone que lo sabía la Onu, Unicef , los gobiernos, las congregaciones, los colegios católicos y no católicos, organizaciones de DDHH… en fin, hay que completar la lista, incluirnos si es el caso, y considerar los componentes del poder que juegan al mismo juego de la impunidad y, el de dejar hacer, un juego rentable en las jerarquías. Hoy por ti, mañana por mí.
En un encuentro con periodistas, en la sala de prensa del Vaticano, el ex portavoz papal recordó que la investigación canónica de las denuncias contra Marcial Maciel, (México) - Legionario de Cristo- por toda clase de actos inmorales, entre los que se cuentan los abusos sexuales a menores de manera sistemática, comenzó cuando Karol Wojtyla estaba vivo.
Por esta y otras razones, un informe de la ONU, de este año, acusa enérgicamente al Vaticano de mantener un “código de silencio”, durante décadas, sobre abuso sexual a niños y niñas por parte de sacerdotes. Este informe, reavivó el tema de la pederastia clerical y la colocó en el tapete mundial con el sello de urgente.
El informe elaborado por el Comité sobre los Derechos del Niño, y difundido por la Organización de Naciones Unidas (ONU) formuló cuestionamientos inusitadamente severos en contra de la Iglesia católica en relación con los casos de abuso sexual infantil cometidos por sacerdotes. El organismo acusa al Vaticano de no haber reconocido jamás la magnitud de los crímenes sexuales cometidos por sus religiosos y de no haber tomado las medidas necesarias para proteger a los menores; señala que, en consecuencia, los abusos se siguen cometiendo de forma sistemática, mientras la inmensa mayoría de los culpables disfruta de total impunidad, y demanda a las autoridades del catolicismo que destituyan de sus cargos y entreguen a la policía a todos aquellos que sean culpables de abusos sexuales a menores, para lo cual pide que haga público el contenido de los expedientes relacionados con estos casos.
Kirsten Sandberg, presidenta del Comité de la ONU para los derechos de los niños y niñas, será siempre recordada por su gestión a favor de la justicia y su interés en poner fin a una de las formas de poder más detestables de la iglesia católica. (Solo en los EEUU se han cancelado indemnizaciones por dos mil millones de dólares)
[Tomado de la columna "Genero Mujer", publicada en el diario El Siglo, Maracay, 9/7/14.]
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