Por La Rebelión de las Palabras
Una vez más, el sionismo bastardo lanza un ataque contra la
población civil en la Franja de Gaza. El genocidio continúa, mientras los
medios de comunicación orquestan la matanza y limpian la impecable imagen de
Netanyahu y sus mercenarios.
Titulares como “Israel y Hamás intercambian cohetes en plena
escalada militar (periódico El País), “Hamás señala a todos los israelíes como
objetivo” (periódico La Vanguardia) o “Pánico en Israel por los 10.000 cohetes
de Hamás” (periódico La Razón), legitiman un genocidio encubierto, disfrazado
de guerra. Si atendemos a una definición básica de”Guerra”, lo que encontramos
según la tan laureada Real Academia Española de la lengua, es lo siguiente:
Guerra.
(Del germ. *werra, pelea, discordia; cf. a. al. ant. wërra,
neerl. medio warre).
1. f. Desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más
potencias.
2. f. Lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos
de una misma nación.
3. f. Pugna (entre personas).
4. f. Lucha o combate, aunque sea en sentido moral.
5. f. Oposición de una cosa con otra.
Teniendo en cuenta ésto, podríamos, efectivamente, hablar de
una guerra. Sin embargo, ¿cuál es el número de víctimas israelíes en los
últimos días? Muy simple, cero, frente a las varias decenas de víctimas
palestinas, todas ellas civiles, incluyendo niños y ancianos, provocadas por
los bombardeos sionistas en Gaza. Entonces, ¿en qué clase de guerra se da un
abuso semejante?, ¿podemos calificar de acciones de guerra la resistencia
legítima del pueblo palestino frente a un elemento que no contento con
colonizar su territorio y confinar a su población en un gueto gigantesco,
bombardea noche tras noche sus ciudades, masacrando y volando en pedazos a
montones de personas inocentes, mientras los medios de comunicación burgueses,
altavoces de la oligarquía económica súbdita de Israel y sus intereses,
califican de “terroristas” a las víctimas?
Analicemos un hecho concreto de la historia contemporánea
que, si bien para muchxs pasó desapercibido, creo que conviene ser rescatado
del olvido para esta ocasión:
Dentro del horror que supuso el campo de exterminio de
Auschwitz II – Birkenau, en la Polonia ocupada por los nazis durante la 2ª
Guerra Mundial, las administraciones del campo crearon brigadas de prisionerxs
judíxs que denominaron SonderKommandos (Comandos Especiales) y cuyo objetivo era
tranquilizar a lxs recién llegadxs, y especialmente a aquellxs condenadxs a la
cámara de gas, convencerles de que no les pasaría nada, conducirles a la muerte
y, una vez completado el proceso, procesar los cadáveres y recoger y clasificar
las posesiones que traían consigo, recogiendo todo aquello de valor o utilidad
para la industria nazi (pelo, dientes de oro, joyas, ropa etc…). Finalmente, se
encargaban de quemar los cuerpos en los crematorios. A cambio de tan
despreciable labor, consistente en traicionar a su propia gente llevándoles a
una muerte segura y desposeyéndoles una vez asesinadxs de lo poco que les
quedaba, lxs nazis les proporcionaban alojamientos especiales, comida abundante
y otros privilegios. No obstante, cada 4 meses, aproximadamente, lxs nazis
“reciclaban” estas brigadas, pues no podían permitir que alguien que había
presenciado el funcionamiento de toda su maquinaria asesina pudiese llegar a
salir con vida de allí.
De todos los SonderKommandos que pasaron por este campo, el
número 12 se rebeló el 7 de octubre de 1944, día en que protagonizaron un
levantamiento abocado al fracaso pero valiente, con el que, ayudados por las
municiones y armas robadas por las mujeres prisioneras que trabajaban en una
fábrica de municiones (y que también fueron masacradas cuando los nazis se
enteraron del robo), se enfrentaron a sus captores y lograron volar dos de los
hornos crematorios, antes de ser capturados y fusilados en masa. Al respecto de
este episodio, recomiendo ver la película “La Zona Gris”.
Toda esta historia viene a que, para La Razón, El País, La
Vanguardia, y sus colegas televisivos como La Sexta o Cuatro, aquello también
podía ser calificado de “Guerra”, pues igual que sucede en Palestina, hablamos
de un grupo de personas desesperado, que ha vivido un verdadero apartheid y un
genocidio estudiado y organizado para así allanar el terreno a una política
expansionista, de imperialismo militar, apoyada desde fuera por otras
potencias. De hecho, si lo analizamos en frío, hasta podríamos decir que los
judíos de Auschwitz contaron aquella tarde con más apoyo que los palestinos,
pues no olvidemos que contra lxs nazis se enfrentó también el ejército
soviético y las potencias “aliadas” del capitalismo occidental. Sin embargo,
hoy en día, vemos cómo EE.UU. y otras superpotencias globales rinden pleitesía
al imperio sionista y le prestan todo el apoyo que sea necesario en su guerra
contra el mundo.
Yo, sin embargo, no puedo hablar de guerra, y si lo hago,
tengo claro que será de un tipo de guerra específico, la guerra social, la del
pueblo en armas contra sus opresores, y dejando al margen debates como las
desavenencias religiosas que intervienen en el conflicto o la legitimidad de
grupos como Hamas, me parece que está muy clara cuál es la intención de los
medios de des-información al insistir tanto en el uso del término “Guerra” para
referirse a lo que sucede en Palestina: Hacer la matanza socialmente aceptable,
presentar las atrocidades cometidas por el ejército israelí en una defensa
necesaria frente a un enemigo demoníaco que se presenta tan sólo como una
imagen, obviando siempre hablar acerca de las auténticas cifras de víctimas, y
por supuesto, evitando escabrosas fotografías de niños a los que les faltan sus
extremidades o que lloran junto a sus familias ante las ruinas de su barrio.
Tampoco veremos rastro de las múltiples fotografías que circulan ya por la red,
y muestran soldados israelíes torturando y humillando a sangre fría a civiles
palestinos, ni tampoco nos dirán nada acerca del hecho de que la zona de Gaza
bombardeada por Israel estos días no es un “foco terrorista”, sino ciudades y
barrios civiles. Por supuesto, sus vidas no importan tanto, y no podemos
esperar otra cosa de las agencias de noticias de un país donde mucha población
israelí es adoctrinada desde que nace para odiar a todo lo árabe y a cualquier
cosa que tenga que ver con Palestina.
Por el contrario, encontramos a personas con un alto déficit
neuronal opinando acerca de una realidad que desconocen, asegurando que Israel
avisa de sus ataques y lxs “terroristas” palestinxs utilizan a la población de
escudo humano de forma sistemática, para de este modo justificar que en esa
supuesta operación antiterrorista sólo hayan muerto civiles. Creo que, por esa
regla de tres, y sin ánimo de enaltecer a esta organización (con la que
mantengo numerosos desacuerdos tanto a nivel ideológico como estratégico,
considerándola, en sus últimas décadas de existencia, un fracaso a todos los
niveles), no olvidemos que ETA también avisaba de sus atentados (por ejemplo,
en el famoso bombazo del Hipercor, avisaron con varias horas de antelación para
que se desalojara el edificio). Sin embargo, no veo a ningún españolito
sionista justificando las muertes de las víctimas ni buscando responsables
entre quienes decidieron no dar la alarma y hacer caso omiso de las
advertencias. ¿O qué pasa, que la lógica de los “daños colaterales” sólo os
vale cuando los que mueren son de otro lugar?, ¿qué pasaría si en la tele os
dijesen que todas las personas que fallecieron en el atentado etarra del
Hipercor eran “peligrosos terroristas” y os ocultasen la verdad?, ¿también
justificaríais las muertes a toda costa sin tan siquiera contrastar los datos
recibidos, como hacéis ahora? Vuestra hipocresía no tiene límites.
Continuando con la analogía, también resulta curioso ver
cómo algunxs justifican por sistema las matanzas israelíes mencionando sin
cesar los ataques de Hamas (como si toda Palestina fuese Hamas, o como si
estuviesen en igualdad de condiciones con respecto al ejército israelí). Sin
embargo, yo me pregunto lo siguiente: Aquellxs ideólogos de la equidistancia,
que justificáis los bombardeos sionistas hablando sin cesar de Hamas, imaginad
que, en respuesta a alguno de los múltiples atentados cometidos por la
organización ETA, el gobierno español decidiese bombardear la ciudad entera de
Donosti, matando niños, ancianos, y toda clase de civiles, destruyendo
residencias para ancianos y escuelas, viviendas y tiendas.
- Oye, que anoche alguien lanzó cuatro molotovs contra el edificio
de nuestra sede del PP en San Sebastián, ¿qué hacemos, Mariano?
+ Ah, con que esas tenemos, ¿Eh? Pues ahora me pillo un
berrinche, cojo y bombardeo a lo loco la ciudad entera, que tras reducir varios
barrios a escombros y cadáveres malo será que no me cargue a nadie culpable, y
si no, ya se encargarán mis agentes de pagar para que los medios de
comunicación de medio mundo digan que los civiles asesinados eran terroristas.
Imaginad que en respuesta a un acto de ataque procedente de
una parte de la población (y que apenas consigue causar rasguños a las defensas
de sus enemigos), se masacra sin miramientos a todo un territorio. ¿Os parece
que eso justifica algo? Veamos una representación más gráfica:
¿Ves? Sólo nos estamos defendiendoPor otro lado, se habla
también de las supuestas (inexistentes) muertes de civiles israelíes a manos de
“terroristas” palestinxs. En el caso de que así fuera, la culpa seguiría siendo
del gobierno israelí, y no de lxs palestinxs, pues cuando estás hostigando de
forma constante, matando, torturando y segregando a una población mientras
legitimas tus actos bajo la mentira mediática del terrorismo, lo mínimo que
puedes esperar es que se rebelen.
Ya ha habido quien me ha etiquetado de antisemita por
expresar ésto, y lo cierto es que me da igual, aunque nada más lejos de la
realidad. Soy consciente de la militancia anarquista de muchxs compas israelíes
(ver por ejemplo la organización Anarchists Against the Wall, o Anarquistas
contra el Muro), así como de la oposición de muchxs judíxs a los actos
perpetradxs por Israel:
Judíos odian IsraelPor estas razones, y por coherencia, no
soy antisemita, sino antisionista, y para esto último me sobran razones y
motivos. El rechazo al judaísmo como religión, es un debate aparte.
Ahora linchadme, que las comparaciones son odiosas y no hay
más ciegx que el/la que no quiere ver. Lo que está claro es que el sionismo
continúa su masacre, y prepara ahora una vasta operación de asalto militar por
tierra y aire que nos garantiza más “espectáculo” sangriento, más fotos, más
muertos, más miseria que lxs periodistas, auténticxs terroristas de la pluma, y
lxs bocazas que opinan a la ligera desde sus comodidades occidentales
patrocinadas por las sangrientas operaciones del imperialismo global, convertirán
en justas, en prudentes, en meras cifras sin rostro, para seguir vendiendo
periódicos y telediarios y continuar enriqueciéndose y haciendo girar este
rodillo de la desolación.
Insisto, no es mi intención en este artículo defender el
islamismo ni al judaísmo, pues todas las religiones me producen las mismas
náuseas y aquí, un servidor ateo no se casa con ninguna y cree que todas
deberían desaparecer (la religión es basura, se llame como se llame y rece a
quien rece). Me importan muy poco, como ya he dicho antes, los conflictos de
índole religiosa, si es que tales conflictos están realmente presentes y no son
un invento más de la prensa (en muchos casos, lo son). Lo que me importa es la
lucha de un pueblo por su autodeterminación y su emancipación, por su capacidad
de decidir, por su derecho a resistir y a existir. Eso es lo primero, lo que
hagan después es cosa suya.
Hasta que el pueblo palestino sea libre de toda autoridad o
manejo exterior.
Muerte a los Estados y al Capital. Muerte a la escoria
sionista.
Netanyahu genocida. Unión Europea y EE.UU. cómplices.
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