Raúl Cárdenas
Encontramos papel tualé. Esa fue la hazaña de hoy que, casualmente, se suma a la salida de Jorge Giordani del gabinete. Ante la dificultad que ha significado en estos días encontrar el papel, el agua embotellada o la harina, leí con esperanza su “Testimonio y Responsabilidad ante la historia”. Al fin y al cabo, prometía rendición de cuentas, asumir responsabilidades. Una cosa tendría que ver con la otra.
El testimonio se lee rápido. No hay rendición de cuentas. Hay una pataleta de un hombre cercano a los 80 años a quien no le han hecho caso en algunos meses, pese a su providencial relación con el CS. Ya han señalado por ahí la crítica contra Nicolás Maduro por ignorarle y darle más peso a los llamados ‘pragmáticos’ del gabinete. Pero hay que ir más allá del chisme ya conocido: Ramírez-Merentes y Giordani no se quieren.
A Giordani le molesta los signos de “independencia” que empiezan a cobrar organismos como PDVSA y el Banco Central frente al gobierno nacional. Hoy Giordani sí objetó el excesivo gasto público que lleva adelante el gobierno central, aunque fuera tan solo en su versión madurista. Justificó aquel gasto excesivo del cual él fue parcialmente responsable bajo el manto del antojo reeleccionista. Repasó los 600 mil millones de dólares ya gastados como una cifra más, como una anécdota redencionista de la Revolución Bolivariana. El hecho de que la renta petrolera, el presupuesto y para-presupuesto estuvieran al servicio de la elección presidencial, es solo una nota al pie de la simbología de una relación.
En últimas, para Giordani, el problema está en que no fueron nombrados funcionarios de su confianza a dirigir los opacos fondos soberanos, que no fuera él quien dirigiera la eutanasia de CADIVI y su migración paulatina al SICAD. El descontrol no se resuelve con transparencia y discusión (o la famosa ‘autocrítica’, de la que tanto gustan ufanar), se resuelve con funcionarios probos a ojos propios, actuando bajo los mismos mecanismos de oscurantismo burocrático que todos los demás.
El plan maestro de Giordani, que al parecer ha sido ignorado por Maduro, trataba de “romper con la percepción de corrupción” existente sobre el manejo de las finanzas públicas. Acabar con la corrupción es pedir demasiado. Este despelote se resuelve con una buena planificación socialista de gasto por objetivos que responda a criterios de eficiencia. ¡Qué riñones tiene este señor! Después de más de una década planificándole los sueños de gran potencia energética a la banda petro-improvisadora más famosa del continente, viene a decir que unos cuantos desajustes y uno que otro exceso, se resuelven con más de su planificación.
Hoy duerme tranquilo Giordani junto a su arrogancia. Piensa que cumplió con su deber, advirtió al país que PDVSA hoy está manejada bajo la lógica de intereses particulares, ajenos al control del Jefe máximo. Que el país se compromete con deudas imposibles de pagar si se le sigue diciendo que sí a todas las ocurrencias que tenga un bigotudo espontáneo en algún Gobierno de Calle. Ya él no será quien diga que sí, llegó otro en su lugar. Mi consuelo personal es que quizá le toque a él dilucidar mañana dónde encontrará el papel tualé.
[Fuente: http://fueraderadar.wordpress.com.]
Encontramos papel tualé. Esa fue la hazaña de hoy que, casualmente, se suma a la salida de Jorge Giordani del gabinete. Ante la dificultad que ha significado en estos días encontrar el papel, el agua embotellada o la harina, leí con esperanza su “Testimonio y Responsabilidad ante la historia”. Al fin y al cabo, prometía rendición de cuentas, asumir responsabilidades. Una cosa tendría que ver con la otra.
El testimonio se lee rápido. No hay rendición de cuentas. Hay una pataleta de un hombre cercano a los 80 años a quien no le han hecho caso en algunos meses, pese a su providencial relación con el CS. Ya han señalado por ahí la crítica contra Nicolás Maduro por ignorarle y darle más peso a los llamados ‘pragmáticos’ del gabinete. Pero hay que ir más allá del chisme ya conocido: Ramírez-Merentes y Giordani no se quieren.
A Giordani le molesta los signos de “independencia” que empiezan a cobrar organismos como PDVSA y el Banco Central frente al gobierno nacional. Hoy Giordani sí objetó el excesivo gasto público que lleva adelante el gobierno central, aunque fuera tan solo en su versión madurista. Justificó aquel gasto excesivo del cual él fue parcialmente responsable bajo el manto del antojo reeleccionista. Repasó los 600 mil millones de dólares ya gastados como una cifra más, como una anécdota redencionista de la Revolución Bolivariana. El hecho de que la renta petrolera, el presupuesto y para-presupuesto estuvieran al servicio de la elección presidencial, es solo una nota al pie de la simbología de una relación.
En últimas, para Giordani, el problema está en que no fueron nombrados funcionarios de su confianza a dirigir los opacos fondos soberanos, que no fuera él quien dirigiera la eutanasia de CADIVI y su migración paulatina al SICAD. El descontrol no se resuelve con transparencia y discusión (o la famosa ‘autocrítica’, de la que tanto gustan ufanar), se resuelve con funcionarios probos a ojos propios, actuando bajo los mismos mecanismos de oscurantismo burocrático que todos los demás.
El plan maestro de Giordani, que al parecer ha sido ignorado por Maduro, trataba de “romper con la percepción de corrupción” existente sobre el manejo de las finanzas públicas. Acabar con la corrupción es pedir demasiado. Este despelote se resuelve con una buena planificación socialista de gasto por objetivos que responda a criterios de eficiencia. ¡Qué riñones tiene este señor! Después de más de una década planificándole los sueños de gran potencia energética a la banda petro-improvisadora más famosa del continente, viene a decir que unos cuantos desajustes y uno que otro exceso, se resuelven con más de su planificación.
Hoy duerme tranquilo Giordani junto a su arrogancia. Piensa que cumplió con su deber, advirtió al país que PDVSA hoy está manejada bajo la lógica de intereses particulares, ajenos al control del Jefe máximo. Que el país se compromete con deudas imposibles de pagar si se le sigue diciendo que sí a todas las ocurrencias que tenga un bigotudo espontáneo en algún Gobierno de Calle. Ya él no será quien diga que sí, llegó otro en su lugar. Mi consuelo personal es que quizá le toque a él dilucidar mañana dónde encontrará el papel tualé.
[Fuente: http://fueraderadar.wordpress.com.]
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