Al menos en los últimos cinco años es poca la coincidencia en
los volúmenes de producción anual que anuncia Fedeagro y los del
Ministerio de Agricultura y Tierra
Ileana García Mora | Laura Weffer Cifuentes.- Las
cifras de la producción en el campo venezolano tienen surcos. Las
diferencias entre los datos del sector público y los del sector privado
en Venezuela son tan abismales como tomarse una taza de café recién
colado y humeante en la mañana y apurar un negrito quemado y medio frío.
Al menos en los últimos cinco años es poca la coincidencia en los volúmenes de producción anual que anuncia la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro) y los del Ministerio de Agricultura y Tierra (MAT) en café, maíz, azúcar y arroz, entre otros. La tendencia visible es que el organismo público presenta resultados superiores que las de los productores.
Como muestra, un ejemplo: para 2013 la producción de café fue de 77 mil 215 toneladas métricas (TM), de acuerdo con los números oficiales, los del sector privado son más conservadores y reflejan una producción de 36 mil 800 TM, casi la mitad de las del MAT (52,34%).
Las explicaciones sobre estas discrepancias van desde el manejo estadístico con intenciones políticas hasta aspectos metodológicos, pasando por la tesis del “maquillaje de números” y la incorporación de importaciones como si fueran parte de la producción local.
Adicional a esto, hay limitaciones técnicas y presupuestarias en las Unidades Estadales del MAT -representaciones del ministerio en cada uno de los estados- para hacer el estudio estadístico en el campo, tal como lo reflejan sus Memorias y Cuentas. Obstáculos como falta de vehículos y de viáticos para pagarle al personal complican la tarea y dificultan saber la verdad sobre los números de producción.
Estas brechas en los datos y la opacidad en la información pública tienen consecuencias sobre la planificación agrícola y la cantidad de alimentos en los anaqueles. Las discrepancias no solo se notan entre los datos de los entes privados y públicos. También existen entre cifras oficiales que se ofrecen en la Memoria y Cuenta del despacho de Tierras entre un año y el otro. Es el caso de 2012. Pero eso merece otra taza de café.
Dos memorias en contraste. Las Memorias y Cuentas contienen los resultados de gestión anual de cada organismo del Estado a la sociedad y al Poder Legislativo. Todo lo que allí aparece es tomado como información oficial.
En sus anexos estadísticos, el MAT suele hacer un balance del valor de la producción agrícola de 109 rubros.
Cada año publica las cifras actuales y la comparación con las del año anterior para mostrar si crecieron en producción o no. En ese conteo se incluyen las áreas vegetal, animal, pesquera y otras.
Al evaluar la Memoria de 2012 y la Memoria de 2013, se observa que los números de producción que corresponden al año 2012 son distintos en ambos documentos oficiales. Es decir, que no hay coincidencia en lo que el MAT reportó como la producción de 2012.
Si se comparan ambas Memorias, solo siete categorías mantienen los números de producción en uno y otro documento. Estos representan 6,42% de los 109 contados. Son palma aceitera, carne de caprino, carne de porcino, carne de ovino, carne de pollo, huevos de consumo y hectáreas de pastizales mejorados.
El grueso de 102 productos agrícolas, que representan 93,57% de todos los contados en el anexo estadístico, tiene cifras distintas en el renglón que corresponde al año 2012 en ambas memorias.
De los 102, 62 productos agrícolas tienen cifras inferiores en la Memoria reciente (representan 56,88% del total) y 40 tienen cifras superiores (representan 36,70%).
Una nota se lee al pie del anexo estadístico. Refiere que presentan: “cifras preliminares, sujetas a modificación”. Sin embargo, esos datos deberían -cuando menos- parecerse, según indican los expertos consultados.
El asesor del Instituto de Estudios Superiores en Administración (Iesa) e individuo de número de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, Carlos Machado Allison, explicó que corregir las cifras de un año a otro es práctica común en todos los países, pero que los márgenes de diferencia son bajos.
“Digamos que en la primera cifra, al corte de diciembre de 2012, puede haber errores -sobre todo en maíz y arroz-, pero son de cinco u ocho por ciento. No más”, indicó el especialista en materia agroalimentaria.
En el caso de la caña de azúcar la diferencia entre las cifras supera este porcentaje. En el anexo estadístico de 2012 aparece que la producción fue de 8 millones 211 mil 502 TM. Al año siguiente, al comparar con 2012, se establece una producción menor: 6 millones 689 mil 667 TM. Esto es una diferencia de 1 millón 521 mil 835 TM o, lo que es lo mismo, 18,53% (ver gráfico). Últimas Noticias solicitó, con dos semanas de anticipación, una entrevista con el actual ministro del despacho, ingeniero Yván Gil, pero no fue posible.
Con lujo de detalles. La primera reacción del diputado del Psuv, Alfredo Ureña, al ser consultado sobre estas diferencias, es defender las cifras oficiales, pues asegura que la información que obtienen es de primera mano y de la fuente directa. Explicó que el MAT tiene control sobre los productos del campo que se mueven en todo el territorio nacional a través del Sistema Integral de Control Agroalimentario (Sica) que depende de la Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada).
En la página web (www.sada.gob.ve) se establece que su objetivo es el de “inspección, vigilancia, fiscalización de silos y de la actividad de recepción, acondicionamiento, conservación, almacenaje y despacho de productos agrícolas de las empresas y las cooperativas de almacenaje y depósitos constituidas en el país”.
Aunque Ureña admite que el Departamento de Estadísticas del MAT podría mejorar sus condiciones, también disculpa sus carencias al recurrir a motivaciones políticas. “Siempre va a haber disparidad en las cifras. Normalmente es un problema más de querer confundir que de otra cosa. Fedeagro y Fedenaga le meten su piquete político. Ellos siempre van a querer decir que los números oficiales no se ajustan a la verdad, pero es peligroso, con eso no se juega”, advirtió Ureña.
Más allá de esta diferencia con tintes ideológicos, hay otra razón que la explica. Según el legislador existen modalidades metodológicas en la recolección de información.
Monte adentro. Hacer estudios y recorridos y verificar in situ la situación de los sembradíos requiere personal y recurso calificado.
Aquiles Hopkins, vicepresidente de Fedeagro y productor agrícola, asegura que para el levantamiento de estadísticas confiables se requieren camionetas, personal calificado y recursos financieros.
La Memoria y Cuenta de 2013 del MAT refleja las vicisitudes de quienes tienen el trabajo de recolección de datos. En 18 unidades estadales del MAT se presentó una constante: la queja sobre la falta de vehículos y de personal técnico para hacer los recorridos en el campo así como también déficit presupuestario.
Portuguesa es el principal productor de cereales del país. Y en la Memoria y Cuenta del año pasado se resumen los obstáculos que enfrentó el MAT de ese estado, que se repiten en las otras entidades. “Déficit de personal técnico y profesional en el área agrícola, para la realización oportuna, efectiva y eficiente de las visitas técnicas necesarias para la prestación de asistencia técnica integral de campo”.
Además mencionan “la poca disponibilidad de vehículos para el traslado de los técnicos a los diferentes sectores y comunidades agrícolas del Estado”.
En cuanto a las limitaciones financieras destacan que el presupuesto aprobado para el ejercicio fiscal 2013 fue insuficiente para cumplir con las actividades planificadas, reparación de vehículos, material de oficina y equipos de computación.
En Yaracuy le suman a esta retahíla de problemas “la inseguridad personal existente en las vías agrícolas”. En Zulia explican que la carencia de personal técnico calificado se debe a la jubilación de los especialistas y sin remplazo. “Igualmente la carencia de vehículos oficiales para las salidas al campo, el deterioro de las oficinas municipales y la sede central, modernización y acondicionamiento de equipos y tecnologías”.
En la unidad del MAT de Cojedes se menciona como una limitación la carencia “de equipos de topografía y vehículos, los cuales fueron una limitación para el cumplimiento de las inspecciones de campo, la búsqueda de información estadística de siembra y producción, disminuyendo así el flujo de información primaria que alimenta al sistema de estadísticas agrícolas”. Limitaciones como estas se repiten en las memorias y cuentas del ente en 2012 y 2011.
Por su parte, Fedeagro hace su propio balance anual. El resultado sale de los cálculos de la cosecha que se arrima a los silos, a los centrales azucareros, a las torrefactoras; se apoyan en las cuentas de las asociaciones agremiadas en el país y en las grandes agroindustrias.
En el caso del maíz, por ejemplo, se registra la producción de las 14 asociaciones del sector privado, a lo que se le suman los kilogramos entregados por el sector público como Agropatria, Fondo Nacional de Desarrollo Agrario Socialista (Fondas), Banco Agrícola de Venezuela y otros. En 2013 el total fue de un millón 725 mil 840 TM de maíz. El Ministerio de Tierras publicó en su Memoria y Cuenta ese mismo año que la producción fue de 2 millones 247 mil 44 TM. Difieren en 521 mil 204 TM.
Caso similar es el de la caña de azúcar. Hay 16 centrales azucareros entre públicos (10) y privados (6). La suma de la producción total es de 6 millones 510 mil 653 TM. La diferencia con el MAT es de 829 mil 634 TM (7 millones 339 mil 634 TM). Una cifra para no endulzar.
Excepcional es el caso del arroz, pues los números que ofrecen el sector público y el privado para el 2013 son similares. El MAT estableció que fueron 1 millón 5 mil TM, mientras que Fedeagro 980 mil. Una diferencia de 25 mil TM. En años anteriores, las diferencias son notorias (ver el gráfico).
Uno por otro. Machado Allison no descarta la posibilidad de que las discrepancias en las cifras oficiales sean por la inclusión de importaciones en la lista de producción nacional.
Aseguró que en 2010 obtuvo el plan de producción del Gobierno de ese año. “Allí figuraban los animales vivos importados de Brasil, Colombia y Nicaragua y si iban al matadero en Venezuela eran contabilizados como de producción nacional. Claro que hay un valor agregado, pero no suficiente para decir que son nacionales”, afirmó Machado Allison.
Esta tesis es rechazada por el presidente del Sada, Luis Fernández. En un breve contacto telefónico, el funcionario aclaró que no era posible sumar las importaciones a la producción nacion al, ya que ese organismo, y otros adscritos al MAT, llevan la cuenta pormenorizada de todas las materias primas que se cosechan y que entran a las agroindustrias.
“La materia prima importada sufre una transformación, pero se suma como producto procesado. En el momento en que el arroz paddy o el maíz blanco entra en la transformación, hay un valor agregado que hace que el procesamiento sea nuestro, pero la materia prima evidentemente no. Como materia prima no (se suma), pero como materia transformada sí, porque son las plantas privadas y públicas las que garantizan la transformación”, indicó Fernández.
Las cifras de 2013 indican que se produjeron 77 mil 215 TM de café. Si a esto se suma lo que según el Instituto Nacional de Estadística (INE) se importó (45 mil 946 TM) resultaría que estarían disponibles 123 mil 162 TM del grano. Esto arrojaría un excedente de 40 mil 361 TM con respecto al consumo anual, que estima Fedeagro en 82 mil 800 TM. Es decir, el café debería llover en el campo, tal como lo entona Juan Luis Guerra.
“La gente está comprando más café del que necesita. Muchos van a los supermercados para comprar tres o cuatro kilos de café. Sectores de la oposición están jugando al desabastecimiento”, señaló en mayo de 2013 la ex presidenta de la Corporación Venezolana de Café (CVC), Tibisay León, quien tuvo que salir al paso y descartar que hubiese escasez de este grano; pues se habían encendido las alarmas.
Pero la escasez de café molido en marzo de 2013 llegó a alcanzar 50,9%; en igual mes, pero de 2014, el indicador alcanzó 94,2%, de acuerdo con las cifras del Banco Central de Venezuela divulgadas en la prensa nacional.
Lo que significa. “No podemos negar que ha habido una gran inversión en el sector agrícola”, explicó el productor arrocero del estado Guárico, Demetrio Fraile. “Pero muchos de esos recursos han sido desviados y no hay continuidad en los proyectos. Se manejan cifras pretendiendo que con tal o cual cosa se va a solucionar el problema. Pero para la planificación, recuperación y modernización se necesitan cifras reales”, dijo.
Mencionó como ejemplo el Plan de Producción de 2012-2013. “Ellos evaluaban que la producción iba a ser lo que tenían previsto sembrar, pero muchas veces lo que se cosecha no es lo mismo”.
Igualmente alertó que en los cálculos de producción se mezclan rubros solo para crear la ilusión de volumen. “Un ministro dice que se producen 3 millones de kilos de cereales pero el maíz amarillo y el blanco son distintos y no puedes hacer el mix. Hay que especificar cada una de ellas: rubro por rubro y temporada por temporada”, afirmó Fraile.
“Hay a quienes les conviene inflar las cifras para que no importen o abatirlas para que importen más. Se altera tanto la relación de negocios entre los productores, los que ensilan, los transportistas, los que procesan; es una cadena muy complicada y cada uno tiene intereses particulares”, indicó Machado Allison, por lo que destacó la importancia de la transparencia en los números.
Más allá de saber a ciencia cierta quién tiene razón sobre las cifras de producción en el campo, para Aquiles Hopkins, vicepresidente de Fedeagro y agricultor de Guárico, las consecuencias en las discrepancias son complejas si se toma en cuenta que la meta es lograr la seguridad y soberanía alimentaria. “Las estadísticas tienen que ser ciertas porque son las que permiten planificar, y si se planifica sobre una base incierta, los resultados no serán los esperados ni los que un país necesita. ¿Cómo proyectar los requerimientos de insumos, fertilizantes, semillas, tractores, implementos para la agricultura si se trabaja sobre una base incierta? ¿Cómo se determinan los volúmenes de comida a importar si se parte de una base que no es cierta?”, se pregunta el directivo.
Existen otras interrogantes que solo pueden tener respuesta a través de la activación de mecanismos de recolección de datos por parte del MAT y la transparencia en sus métodos. Mientras tanto quedan guindando las preguntas: ¿cuáles son las verdaderas cifras de la producción?, ¿cuáles las de importación?, ¿dónde están?
La verdad está plantada en el campo, en cada héctarea sembrada, pero la temporada de la cosecha aún no ha llegado.
Al menos en los últimos cinco años es poca la coincidencia en los volúmenes de producción anual que anuncia la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro) y los del Ministerio de Agricultura y Tierra (MAT) en café, maíz, azúcar y arroz, entre otros. La tendencia visible es que el organismo público presenta resultados superiores que las de los productores.
Como muestra, un ejemplo: para 2013 la producción de café fue de 77 mil 215 toneladas métricas (TM), de acuerdo con los números oficiales, los del sector privado son más conservadores y reflejan una producción de 36 mil 800 TM, casi la mitad de las del MAT (52,34%).
Las explicaciones sobre estas discrepancias van desde el manejo estadístico con intenciones políticas hasta aspectos metodológicos, pasando por la tesis del “maquillaje de números” y la incorporación de importaciones como si fueran parte de la producción local.
Adicional a esto, hay limitaciones técnicas y presupuestarias en las Unidades Estadales del MAT -representaciones del ministerio en cada uno de los estados- para hacer el estudio estadístico en el campo, tal como lo reflejan sus Memorias y Cuentas. Obstáculos como falta de vehículos y de viáticos para pagarle al personal complican la tarea y dificultan saber la verdad sobre los números de producción.
Estas brechas en los datos y la opacidad en la información pública tienen consecuencias sobre la planificación agrícola y la cantidad de alimentos en los anaqueles. Las discrepancias no solo se notan entre los datos de los entes privados y públicos. También existen entre cifras oficiales que se ofrecen en la Memoria y Cuenta del despacho de Tierras entre un año y el otro. Es el caso de 2012. Pero eso merece otra taza de café.
Dos memorias en contraste. Las Memorias y Cuentas contienen los resultados de gestión anual de cada organismo del Estado a la sociedad y al Poder Legislativo. Todo lo que allí aparece es tomado como información oficial.
En sus anexos estadísticos, el MAT suele hacer un balance del valor de la producción agrícola de 109 rubros.
Cada año publica las cifras actuales y la comparación con las del año anterior para mostrar si crecieron en producción o no. En ese conteo se incluyen las áreas vegetal, animal, pesquera y otras.
Al evaluar la Memoria de 2012 y la Memoria de 2013, se observa que los números de producción que corresponden al año 2012 son distintos en ambos documentos oficiales. Es decir, que no hay coincidencia en lo que el MAT reportó como la producción de 2012.
Si se comparan ambas Memorias, solo siete categorías mantienen los números de producción en uno y otro documento. Estos representan 6,42% de los 109 contados. Son palma aceitera, carne de caprino, carne de porcino, carne de ovino, carne de pollo, huevos de consumo y hectáreas de pastizales mejorados.
El grueso de 102 productos agrícolas, que representan 93,57% de todos los contados en el anexo estadístico, tiene cifras distintas en el renglón que corresponde al año 2012 en ambas memorias.
De los 102, 62 productos agrícolas tienen cifras inferiores en la Memoria reciente (representan 56,88% del total) y 40 tienen cifras superiores (representan 36,70%).
Una nota se lee al pie del anexo estadístico. Refiere que presentan: “cifras preliminares, sujetas a modificación”. Sin embargo, esos datos deberían -cuando menos- parecerse, según indican los expertos consultados.
El asesor del Instituto de Estudios Superiores en Administración (Iesa) e individuo de número de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, Carlos Machado Allison, explicó que corregir las cifras de un año a otro es práctica común en todos los países, pero que los márgenes de diferencia son bajos.
“Digamos que en la primera cifra, al corte de diciembre de 2012, puede haber errores -sobre todo en maíz y arroz-, pero son de cinco u ocho por ciento. No más”, indicó el especialista en materia agroalimentaria.
En el caso de la caña de azúcar la diferencia entre las cifras supera este porcentaje. En el anexo estadístico de 2012 aparece que la producción fue de 8 millones 211 mil 502 TM. Al año siguiente, al comparar con 2012, se establece una producción menor: 6 millones 689 mil 667 TM. Esto es una diferencia de 1 millón 521 mil 835 TM o, lo que es lo mismo, 18,53% (ver gráfico). Últimas Noticias solicitó, con dos semanas de anticipación, una entrevista con el actual ministro del despacho, ingeniero Yván Gil, pero no fue posible.
Con lujo de detalles. La primera reacción del diputado del Psuv, Alfredo Ureña, al ser consultado sobre estas diferencias, es defender las cifras oficiales, pues asegura que la información que obtienen es de primera mano y de la fuente directa. Explicó que el MAT tiene control sobre los productos del campo que se mueven en todo el territorio nacional a través del Sistema Integral de Control Agroalimentario (Sica) que depende de la Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada).
En la página web (www.sada.gob.ve) se establece que su objetivo es el de “inspección, vigilancia, fiscalización de silos y de la actividad de recepción, acondicionamiento, conservación, almacenaje y despacho de productos agrícolas de las empresas y las cooperativas de almacenaje y depósitos constituidas en el país”.
Aunque Ureña admite que el Departamento de Estadísticas del MAT podría mejorar sus condiciones, también disculpa sus carencias al recurrir a motivaciones políticas. “Siempre va a haber disparidad en las cifras. Normalmente es un problema más de querer confundir que de otra cosa. Fedeagro y Fedenaga le meten su piquete político. Ellos siempre van a querer decir que los números oficiales no se ajustan a la verdad, pero es peligroso, con eso no se juega”, advirtió Ureña.
Más allá de esta diferencia con tintes ideológicos, hay otra razón que la explica. Según el legislador existen modalidades metodológicas en la recolección de información.
Monte adentro. Hacer estudios y recorridos y verificar in situ la situación de los sembradíos requiere personal y recurso calificado.
Aquiles Hopkins, vicepresidente de Fedeagro y productor agrícola, asegura que para el levantamiento de estadísticas confiables se requieren camionetas, personal calificado y recursos financieros.
La Memoria y Cuenta de 2013 del MAT refleja las vicisitudes de quienes tienen el trabajo de recolección de datos. En 18 unidades estadales del MAT se presentó una constante: la queja sobre la falta de vehículos y de personal técnico para hacer los recorridos en el campo así como también déficit presupuestario.
Portuguesa es el principal productor de cereales del país. Y en la Memoria y Cuenta del año pasado se resumen los obstáculos que enfrentó el MAT de ese estado, que se repiten en las otras entidades. “Déficit de personal técnico y profesional en el área agrícola, para la realización oportuna, efectiva y eficiente de las visitas técnicas necesarias para la prestación de asistencia técnica integral de campo”.
Además mencionan “la poca disponibilidad de vehículos para el traslado de los técnicos a los diferentes sectores y comunidades agrícolas del Estado”.
En cuanto a las limitaciones financieras destacan que el presupuesto aprobado para el ejercicio fiscal 2013 fue insuficiente para cumplir con las actividades planificadas, reparación de vehículos, material de oficina y equipos de computación.
En Yaracuy le suman a esta retahíla de problemas “la inseguridad personal existente en las vías agrícolas”. En Zulia explican que la carencia de personal técnico calificado se debe a la jubilación de los especialistas y sin remplazo. “Igualmente la carencia de vehículos oficiales para las salidas al campo, el deterioro de las oficinas municipales y la sede central, modernización y acondicionamiento de equipos y tecnologías”.
En la unidad del MAT de Cojedes se menciona como una limitación la carencia “de equipos de topografía y vehículos, los cuales fueron una limitación para el cumplimiento de las inspecciones de campo, la búsqueda de información estadística de siembra y producción, disminuyendo así el flujo de información primaria que alimenta al sistema de estadísticas agrícolas”. Limitaciones como estas se repiten en las memorias y cuentas del ente en 2012 y 2011.
Por su parte, Fedeagro hace su propio balance anual. El resultado sale de los cálculos de la cosecha que se arrima a los silos, a los centrales azucareros, a las torrefactoras; se apoyan en las cuentas de las asociaciones agremiadas en el país y en las grandes agroindustrias.
En el caso del maíz, por ejemplo, se registra la producción de las 14 asociaciones del sector privado, a lo que se le suman los kilogramos entregados por el sector público como Agropatria, Fondo Nacional de Desarrollo Agrario Socialista (Fondas), Banco Agrícola de Venezuela y otros. En 2013 el total fue de un millón 725 mil 840 TM de maíz. El Ministerio de Tierras publicó en su Memoria y Cuenta ese mismo año que la producción fue de 2 millones 247 mil 44 TM. Difieren en 521 mil 204 TM.
Caso similar es el de la caña de azúcar. Hay 16 centrales azucareros entre públicos (10) y privados (6). La suma de la producción total es de 6 millones 510 mil 653 TM. La diferencia con el MAT es de 829 mil 634 TM (7 millones 339 mil 634 TM). Una cifra para no endulzar.
Excepcional es el caso del arroz, pues los números que ofrecen el sector público y el privado para el 2013 son similares. El MAT estableció que fueron 1 millón 5 mil TM, mientras que Fedeagro 980 mil. Una diferencia de 25 mil TM. En años anteriores, las diferencias son notorias (ver el gráfico).
Uno por otro. Machado Allison no descarta la posibilidad de que las discrepancias en las cifras oficiales sean por la inclusión de importaciones en la lista de producción nacional.
Aseguró que en 2010 obtuvo el plan de producción del Gobierno de ese año. “Allí figuraban los animales vivos importados de Brasil, Colombia y Nicaragua y si iban al matadero en Venezuela eran contabilizados como de producción nacional. Claro que hay un valor agregado, pero no suficiente para decir que son nacionales”, afirmó Machado Allison.
Esta tesis es rechazada por el presidente del Sada, Luis Fernández. En un breve contacto telefónico, el funcionario aclaró que no era posible sumar las importaciones a la producción nacion al, ya que ese organismo, y otros adscritos al MAT, llevan la cuenta pormenorizada de todas las materias primas que se cosechan y que entran a las agroindustrias.
“La materia prima importada sufre una transformación, pero se suma como producto procesado. En el momento en que el arroz paddy o el maíz blanco entra en la transformación, hay un valor agregado que hace que el procesamiento sea nuestro, pero la materia prima evidentemente no. Como materia prima no (se suma), pero como materia transformada sí, porque son las plantas privadas y públicas las que garantizan la transformación”, indicó Fernández.
Las cifras de 2013 indican que se produjeron 77 mil 215 TM de café. Si a esto se suma lo que según el Instituto Nacional de Estadística (INE) se importó (45 mil 946 TM) resultaría que estarían disponibles 123 mil 162 TM del grano. Esto arrojaría un excedente de 40 mil 361 TM con respecto al consumo anual, que estima Fedeagro en 82 mil 800 TM. Es decir, el café debería llover en el campo, tal como lo entona Juan Luis Guerra.
“La gente está comprando más café del que necesita. Muchos van a los supermercados para comprar tres o cuatro kilos de café. Sectores de la oposición están jugando al desabastecimiento”, señaló en mayo de 2013 la ex presidenta de la Corporación Venezolana de Café (CVC), Tibisay León, quien tuvo que salir al paso y descartar que hubiese escasez de este grano; pues se habían encendido las alarmas.
Pero la escasez de café molido en marzo de 2013 llegó a alcanzar 50,9%; en igual mes, pero de 2014, el indicador alcanzó 94,2%, de acuerdo con las cifras del Banco Central de Venezuela divulgadas en la prensa nacional.
Lo que significa. “No podemos negar que ha habido una gran inversión en el sector agrícola”, explicó el productor arrocero del estado Guárico, Demetrio Fraile. “Pero muchos de esos recursos han sido desviados y no hay continuidad en los proyectos. Se manejan cifras pretendiendo que con tal o cual cosa se va a solucionar el problema. Pero para la planificación, recuperación y modernización se necesitan cifras reales”, dijo.
Mencionó como ejemplo el Plan de Producción de 2012-2013. “Ellos evaluaban que la producción iba a ser lo que tenían previsto sembrar, pero muchas veces lo que se cosecha no es lo mismo”.
Igualmente alertó que en los cálculos de producción se mezclan rubros solo para crear la ilusión de volumen. “Un ministro dice que se producen 3 millones de kilos de cereales pero el maíz amarillo y el blanco son distintos y no puedes hacer el mix. Hay que especificar cada una de ellas: rubro por rubro y temporada por temporada”, afirmó Fraile.
“Hay a quienes les conviene inflar las cifras para que no importen o abatirlas para que importen más. Se altera tanto la relación de negocios entre los productores, los que ensilan, los transportistas, los que procesan; es una cadena muy complicada y cada uno tiene intereses particulares”, indicó Machado Allison, por lo que destacó la importancia de la transparencia en los números.
Más allá de saber a ciencia cierta quién tiene razón sobre las cifras de producción en el campo, para Aquiles Hopkins, vicepresidente de Fedeagro y agricultor de Guárico, las consecuencias en las discrepancias son complejas si se toma en cuenta que la meta es lograr la seguridad y soberanía alimentaria. “Las estadísticas tienen que ser ciertas porque son las que permiten planificar, y si se planifica sobre una base incierta, los resultados no serán los esperados ni los que un país necesita. ¿Cómo proyectar los requerimientos de insumos, fertilizantes, semillas, tractores, implementos para la agricultura si se trabaja sobre una base incierta? ¿Cómo se determinan los volúmenes de comida a importar si se parte de una base que no es cierta?”, se pregunta el directivo.
Existen otras interrogantes que solo pueden tener respuesta a través de la activación de mecanismos de recolección de datos por parte del MAT y la transparencia en sus métodos. Mientras tanto quedan guindando las preguntas: ¿cuáles son las verdaderas cifras de la producción?, ¿cuáles las de importación?, ¿dónde están?
La verdad está plantada en el campo, en cada héctarea sembrada, pero la temporada de la cosecha aún no ha llegado.
Ileana García Mora/Laura Weffer Cifuentes.- Inconsistencias entre los números de producción que anuncian Fedeagro y el Ministerio de Agricultura y Tierras
inciden negativamente en la planificación agrícola. En las unidades
estadales del MAT admiten que tienen limitaciones para hacer los
estudios estadísticos en el campo.
1.- Las cifras de la producción agrícola en Venezuela no están claras. Tienen surcos. Al menos en los últimos cinco años es poca la coincidencia en los volúmenes de producción que anuncia Fedeagro y el Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT en cuatro rubros básicos: arroz, maíz, café y caña de azúcar. La tendencia es que el ente público presente resultados superiores.
2.- Un ejemplo de esto: para 2013 la producción de café fue de 77.215 toneladas métricas (TM), de acuerdo con los números del MAT. Fedeagro reflejó una producción de 36.800 toneladas. Si a las cifras del MAT se le suman las importaciones - según el INE, fueron 45.946 TM- entonces en Venezuela estaba disponibles 123.161 TM de café, con lo que se habría podido cubrir el consumo y habría un excedente de 40.361 TM. Pero la escasez de café llegó a alcanzar 50,9% en marzo de2013.
3.- Las discrepancias sobre cuánto se produce en el campo no sólo están entre los datos de los gremios y el Gobierno. También existen importantes diferencias en las Memorias y Cuentas del Ministerio de Agricultura. Eso ocurrió en las cifras de 2012. Al evaluar la Memoria de 2012 y la Memoria de 2013 se observa que los números que corresponden al año 2012 son distintos en ambos documentos. Es decir que no hay coincidencia en lo que el MAT reportó como la producción agrícola del 2012. Eso ocurre con 102 productos agrícolas de 109 reportados en la memoria.
4.- Vale destacar que las Memorias y Cuentas son documentos que contienen los resultados de gestión anual de cada organismo del estado a la sociedad venezolana, al Poder Legislativo y Ejecutivo. Todo lo que allí aparece es tomado como información oficial. Últimas Noticias solicitó una entrevista, con dos semanas de anticipación, al ministro de Agricultura y Tierras, Yván Gil. Pero no fue posible. Expertos aseguran que es válido corregir cifras de un año a otro, pero que los márgenes de diferencia son bajos.
5.- Las explicaciones de variadas fuentes sobre estas discrepancias van desde manejo estadístico con intenciones políticas, aspectos metodológicos, pasando por la tesis del "maquillaje de números" y la incorporación de importaciones como si fueran parte de la producción nacional. Esta última tesis fue negada por el presidente de la Superintendencia de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada), Luis Fernández. En un breve contacto telefónico, dijo. "La materia prima que sufre una transformación, pero se suma como producto procesado. Como materia prima, no se suma".
6.- La Memoria y Cuenta del 2013 refleja las vicisitudes de quienes tienen el trabajo de recolectar datos estadísticos en el campo criollo. Al menos en 18 unidades estadales del MAT se presentó una constante: la queja sobre la falta de vehículos, personal técnico y recursos presupuestarios para hacer los recorridos.
7.- Por ejemplo: en la memoria del 2013, la unidad estadal del MAT de Cojedes mencionó la carencia de "equipos de topografía y vehículos, los cuales fueron una limitación para el cumplimiento de las inspecciones en el campo, la búsqueda de información estadística de siembra y producción, disminuyendo así el flujo de información primaria que alimenta las estadísticas agrícolas". Limitaciones como estas y otras -como la inseguridad- se reflejan en otras Memorias y Cuentas del 2012 y 2011.
8.- El diputado del Psuv, Alfredo Ureña, defiende las cifras oficiales, pues asegura que la información que se obtiene es de primera mano y que el MAT tiene control sobre los productos que se mueven en todo el territorio nacional a través del Sistema Integrado de Control Agroalimentario del SADA. Su función es inspeccionar, fiscalizar la actividad de recepción y almacenaje.
9.- Para fuentes como el vicepresidente de Fedeagro, Aquiles Hopkins, las consecuencias de las discrepancias como estas son complejas, si se toma en cuenta que la meta es la seguridad y soberanía alimentaria. "¿Cómo se proyectan los requerimientos de insumos, fertilizantes, semillas, maquinaria si se trabaja sobre una base incierta?
10.- Aparte de estas preguntas, quedan otras interrogantes que sólo pueden tener respuesta a través de la activación de mecanismos de recolección de datos y la transparencia en la metodología. ¿Cuáles son las verdaderas cifras de la producción? La verdad está en cada hectárea sembrada en el campo, pero la cosecha aún no ha llegado.
Leer más en: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/investigacion/las-cifras-del-campo-tienen-surcos.aspx#ixzz34kugWutF
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1.- Las cifras de la producción agrícola en Venezuela no están claras. Tienen surcos. Al menos en los últimos cinco años es poca la coincidencia en los volúmenes de producción que anuncia Fedeagro y el Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT en cuatro rubros básicos: arroz, maíz, café y caña de azúcar. La tendencia es que el ente público presente resultados superiores.
2.- Un ejemplo de esto: para 2013 la producción de café fue de 77.215 toneladas métricas (TM), de acuerdo con los números del MAT. Fedeagro reflejó una producción de 36.800 toneladas. Si a las cifras del MAT se le suman las importaciones - según el INE, fueron 45.946 TM- entonces en Venezuela estaba disponibles 123.161 TM de café, con lo que se habría podido cubrir el consumo y habría un excedente de 40.361 TM. Pero la escasez de café llegó a alcanzar 50,9% en marzo de2013.
3.- Las discrepancias sobre cuánto se produce en el campo no sólo están entre los datos de los gremios y el Gobierno. También existen importantes diferencias en las Memorias y Cuentas del Ministerio de Agricultura. Eso ocurrió en las cifras de 2012. Al evaluar la Memoria de 2012 y la Memoria de 2013 se observa que los números que corresponden al año 2012 son distintos en ambos documentos. Es decir que no hay coincidencia en lo que el MAT reportó como la producción agrícola del 2012. Eso ocurre con 102 productos agrícolas de 109 reportados en la memoria.
4.- Vale destacar que las Memorias y Cuentas son documentos que contienen los resultados de gestión anual de cada organismo del estado a la sociedad venezolana, al Poder Legislativo y Ejecutivo. Todo lo que allí aparece es tomado como información oficial. Últimas Noticias solicitó una entrevista, con dos semanas de anticipación, al ministro de Agricultura y Tierras, Yván Gil. Pero no fue posible. Expertos aseguran que es válido corregir cifras de un año a otro, pero que los márgenes de diferencia son bajos.
5.- Las explicaciones de variadas fuentes sobre estas discrepancias van desde manejo estadístico con intenciones políticas, aspectos metodológicos, pasando por la tesis del "maquillaje de números" y la incorporación de importaciones como si fueran parte de la producción nacional. Esta última tesis fue negada por el presidente de la Superintendencia de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada), Luis Fernández. En un breve contacto telefónico, dijo. "La materia prima que sufre una transformación, pero se suma como producto procesado. Como materia prima, no se suma".
6.- La Memoria y Cuenta del 2013 refleja las vicisitudes de quienes tienen el trabajo de recolectar datos estadísticos en el campo criollo. Al menos en 18 unidades estadales del MAT se presentó una constante: la queja sobre la falta de vehículos, personal técnico y recursos presupuestarios para hacer los recorridos.
7.- Por ejemplo: en la memoria del 2013, la unidad estadal del MAT de Cojedes mencionó la carencia de "equipos de topografía y vehículos, los cuales fueron una limitación para el cumplimiento de las inspecciones en el campo, la búsqueda de información estadística de siembra y producción, disminuyendo así el flujo de información primaria que alimenta las estadísticas agrícolas". Limitaciones como estas y otras -como la inseguridad- se reflejan en otras Memorias y Cuentas del 2012 y 2011.
8.- El diputado del Psuv, Alfredo Ureña, defiende las cifras oficiales, pues asegura que la información que se obtiene es de primera mano y que el MAT tiene control sobre los productos que se mueven en todo el territorio nacional a través del Sistema Integrado de Control Agroalimentario del SADA. Su función es inspeccionar, fiscalizar la actividad de recepción y almacenaje.
9.- Para fuentes como el vicepresidente de Fedeagro, Aquiles Hopkins, las consecuencias de las discrepancias como estas son complejas, si se toma en cuenta que la meta es la seguridad y soberanía alimentaria. "¿Cómo se proyectan los requerimientos de insumos, fertilizantes, semillas, maquinaria si se trabaja sobre una base incierta?
10.- Aparte de estas preguntas, quedan otras interrogantes que sólo pueden tener respuesta a través de la activación de mecanismos de recolección de datos y la transparencia en la metodología. ¿Cuáles son las verdaderas cifras de la producción? La verdad está en cada hectárea sembrada en el campo, pero la cosecha aún no ha llegado.
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