Octavio Alberola
Es obvio que a nadie, con un poco de honestidad y de respeto
por el significado de las palabras, se le pasará por la cabeza que en nombre
del anarquismo se pueda defender a los
que mandan y detentan el Poder. Y ello por la simple razón de que no
tiene sentido alguno llamarse anarquista y creer que es el Estado el que garantiza
la libertad y la justicia.
Claro que es posible llegar a pensar esto, pensar
honestamente que era un error pensar lo contrario, y, en consecuencia, apoyar a
los que tratan de llegar o están en el Poder para hacer posible y garantizar la
libertad y la justicia. Pese incluso a que la historia no para de demostrarnos
lo quimérico de tal ilusión.
Se podría comprender pues que, pese a ello, los haya que
consideren ahora sin fundamento sus convicciones anarquistas y que se sumen a
los que defienden Estados que se dicen progresistas. Pero, en ese caso, lo
lógico sería que trataran de convencernos de nuestra equivocación, por
persistir en las convicciones anarquistas, y que nos invitaran para sumarnos a
ellos.
¿Por qué, en vez de hacer esto, se dedican a descalificarnos?
¿Por qué, en vez de convencernos, nos insultan?
¿No será porque no tienen argumentos para justificar su
conversión al estatismo?
Es evidente pues que si actúan así es porque el objetivo es
otro: tratar de invalidar las posiciones de cuantos denunciamos la falacia del
Poder en la lucha por emancipación. Y ello porque la posición anarquista, de
rechazo de toda forma de Poder, es la única que puede abrirles los ojos a los
pueblos para luchar por su verdadera emacipación : en Venezuela y en el resto
del mundo.
De ahí sus ataques a los compañeros de El Libertario.
Por esto, en los momentos tan difíciles (como son los
actules) para defender las posiciones anarquistas de siempre frente a todas las
formas del Poder, solidaridad total con los compañeros de El Libertario :
Ni con Maduro ni con Capriles, siempre al lado de los
explotados y los sometidos.
Octavio Alberola
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