"Hoy se habla mucho de libertad individual, y sin embargo lo que domina no es el individuo humano, el individuo en general, sino el individuo de una posición social privilegiada"
Mijail Bakunin
¿Qué piensa el común de los mortales cuando se discute en torno al individualismo? La mayor parte de la sociedad lo ve como algo negativo, como una característica esencial del sistema capitalista, otros lo ven como un antagonista a la solidaridad, al apoyo mutuo y a la conciencia social, tanto así que múltiples caricaturas se tejen en torno al individualismo, o mejor dicho, a los individualistas: ellos, según muchos, son aquellos tipos que acaparan todo, sin pensar en nadie más que en ellos para conseguir beneficios propios los que, obviamente, no compartirán con nadie. Si hacemos una encuesta básica, muchos dirán que el individualista es el burgués acaparador, el vecino amargo que solo trabaja, un familiar casi ermitaño, que por cosas del destino ha surgido y tiene algo más de dinero. Siempre el individualista es el pesado, el mala onda, el poco solidario y el que se asegura su propia existencia, sin importarle lo demás... ¡Qué errados están!
En este pequeño texto, trataremos de derribar los múltiples mitos que se han tejido a lo largo de la historia en torno al individualismo. Para empezar, decir que el argumento principal del capitalismo es el surgimiento individual es sinónimo de no haber hecho un análisis profundo de la sociedad en la que vivimos. Si en realidad el capitalismo fuera así, entonces no existiría la colusión entre la burguesía para oprimir a los otros sectores de la sociedad. Ya lo decía Vanzetti en un escrito enviado a sus compañeros fuera de prisión, ejemplificando la teoría del apoyo mutuo de Kropotkin con el juicio y montaje que se estaba llevando a cabo en aquel entonces, en contra del italiano y su compañero Sacco. Ejemplos más cercanos los tenemos aquí, más específicamente con lo sucedido con el caso bombas, en donde todos los componentes de la sociedad burguesa (desde la justicia ordinaria, pasando por policías y empresarios, hasta llegar a la prensa) se asociaron para crear una campaña del terror en contra del movimiento anarquista, además de buscar condenar a presidio a algunos integrantes activos del ideal. Ahora, puede ser que exista el individualismo en menor escala, pero este está determinado en directa proporción por la posición social en la que te encuentras. Y acá abordamos otro argumento para demostrar que la sociedad actual no tiene al individuo como eje central de ella.
Estado, religión, patria, partido político, ideología, elecciones y democracia... ¿Te suenan estos conceptos? Yo personalmente, desde que nací que los vengo escuchando. Hagamos un juego y usted, lectora o lector, también hágalo y califíquese en base a lo nombrado anteriormente. Por nacer dentro del territorio de Chile, me veo subordinado al estado de este país y a su gobierno, debido a eso soy chileno. Por cosas del destino, fui bautizado por un cura cuando aún no tenía conciencia, por lo que mi religión es la católica, no tengo partido político y me declaro anarquista, no creo en las elecciones y la democracia burguesa me parece un chiste... Ah, se me olvidaba, soy heterosexual, por si le interesa a alguna compañera conocerme. Mi rut no lo diré ni mi estado civil, para no hacerle tan fácil el trabajo a los servicios de inteligencia, aunque lo más seguro es que sepan quién es el que está detrás de este pseudónimo.
Este ejercicio, burdo y algo infantil, es muy necesario para darte cuenta y luego preguntarte una cosa: ¿Dónde quedo yo como individuo? Si se fijan, todo lo expuesto anteriormente son simples calificaciones, maneras de agruparte con otro conjunto de personas para así verte como una masa uniforme, sin diferencias claras ni conflictos, más aún, una masa moldeable al gusto de los poderosos, la cual puede ser dirigida en múltiples caminos, incluso aveces aniquilada. ¿Y dónde queda el individuo? Que yo sea chileno y el de al lado no, no significa nada, es solo un dato estadístico para los opresores, que yo sea heterosexual y el de al lado no, no tiene que ser motivo de división. Ninguna de estas calificaciones debe ser un motivo de división ni de uniformidad, ya que todas en el fondo no significan nada. Es estúpido el creerse perteneciente a una patria que nunca eligió, es errado el pertenecer a una iglesia que te habla de glorias celestiales, siendo que las queremos en esta tierra, los partidos políticos te buscan solo para satisfacer sus ansias de poder, la democracia solo le es útil a la clase dominante, no existe diferencia entre homosexuales ni heterosexuales, ya que estas calificaciones son falsas, nos limitan e impiden que desarrollemos nuestro sentido sexual ni disfrutemos completamente de esta faceta muy importante en el ser humano. Declararse como hombre o mujer es seguir encasillándose en conceptos divisorios y a la vez uniformes, que vienen a imponerte una norma y una moral construida a través de milenios de desarrollo capitalista, la que te dice que los seres humanos con pene y testículos deben estar en el poder, en desmedro de los seres humanos con ovarios, útero y vagina. Las calificaciones, los grupos estadísticos y todo lo relacionado con aquello es el principal sostén moral e ideológico del capitalismo, no el individualismo, como nos han hecho creer a lo largo de los años.
Y aun así hay compañeros "anarquistas" que ven en el individualismo una característica burguesa. Para que hablar de muchos marxistas que reducen todo a la lucha de clases, que si bien es un modo interesante de comprender la organización social, deja a su vez de lado otros modos y otros factores importantísimos para entender la opresión del ser humano por el ser humano.
Y bueno, ahora te dejamos a ti, solo o sola con tu individualidad, para que te analices y busques en el fondo de tu alma ese ser libre, que no tiene cadenas ni límites, porque hasta el más conservador y tirano del mundo lo tiene, y entender y aceptar a ese ser libre es un paso primordial en nuestra marcha individual hacia la libertad de toda la humanidad en su conjunto.
[Tomado de El Sol Ácrata # 24, Antofagasta (Chile), abril 2014; accesible en http://periodicoelsolacrata.wordpress.com.]
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