Ha sido aprobada la nueva ley de inversiones extranjeras que sella la pretendida alianza entre la burocracia cubana y el capital extranjero. Están por ver los reglamentos que la harán viable.
A partir del análisis de la caída de la URSS y el “campo socialista” y su fracasado “socialismo de estado” de corte neo-estalinista, encubridor de un capitalismo monopolista de estado, en varios artículos anteriores se expuso con claridad que la salida de la crisis en que se encontraba el proceso revolucionario cubano estaba en 1-avanzar a una asociación del gobierno con el pueblo y los trabajadores, para compartir el poder económico y político, hacia la autogestión social socialista; o 2- retroceder al capitalismo privado y la alianza de la burocracia con el capital.
Era una deducción bastante simple. La crisis económica natural del capitalismo monopolista de estado solo podía resolverse en esas dos direcciones: con la colaboración del pueblo y los trabajadores o con la ayuda del capital. Ambas variantes tenían un precio: compartir el poder y, a la larga perderlo en favor del aliado escogido. Siempre las burocracias emergidas de la centralización estatal “socialista”, optaron por la segunda opción.
Fue lo que en esencia pasó en la URSS y el antiguo “campo socialista”, fue lo que pasó en China, es lo que viene pasando en Cuba. Este rumbo encuentra su ratificación en la anticonstitucional ley que autoriza la explotación asalariada por privados y, especialmente, con esta nueva ley de inversiones extranjeras.
Ley de la cual solo disponemos de una versión, no obstante haber sido ya “aprobada” por el parlamento integrado por los propuestos por el gobierno-partido, sin discusión ni conocimiento previo del pueblo y los trabajadores, sin haberla sometida a referendo, aunque afecta a todos los cubanos, sus resultados estratégicos son de trascendencia histórica, determina un nuevo curso en la economía del país y modifica esencias de la Constitución vigente.
En ella se evidencia la alianza que pretende el capitalismo estatal con el internacional para la explotación conjunta de los asalariados cubanos, como salida a la extrema crisis a que ha sido llevada la economía cubana por el modelo estatalista asalariado.
Nadie podría cuestionar la necesidad de la participación del capital extranjera, -negada y rechaza por el mismo gobierno que ahora le abre las puertas de par en par-, en la economía mundial moderna internacionalizada.
Pero una cosa es posibilitarla para el beneficio de una economía estatalizada-centralizada y burocratizada, y otra bien distinta, en función de una economía ampliamente socializada donde predominasen las pequeñas y medias empresas de capital privado y asociado, el amplio trabajo libre individual y las cooperativas de todo tipo.
Ninguna de las tres revoluciones clásicas del siglo XX, la rusa, la china ni la cubana, ha desembocado en el socialismo marxista de tipo cooperativo-autogestionario. El “socialismo” por ellas pretendido no pasó nunca de ser un capitalismo monopolista de estado, donde el estado dueño de los medios de producción, continuó explotando el trabajo asalariado, mientras que el trabajo libre asociado e individual fue siempre degradado y rechazado.
Veamos cómo se dan algunas regularidades históricas –puede haber otras- en estos tres procesos que llevaron al mismo resultado.
1-En ninguno de ellos, la revolución social, –no me refiero a la política-, se hizo desde abajo, desde la propia base económica de la sociedad, como sí viene ocurriendo desde dentro de las sociedades del capitalismo moderno en América, Europa y Asia. Es decir, las transformaciones de las relaciones de producción asalariadas que tipifican al capitalismo, hacia las diferentes formas de trabajo libre asociado de tipo autogestionario, que tenderían a predominar y caracterizarían el socialismo.
2-Las tres revoluciones se iniciaron a partir de procesos armados violentos y reprodujeron la violencia desde el poder como única vía para poder mantener el control de los respectivos Partidos Comunistas, según la doctrina “marxista leninista” dogmatizada por el estalinismo.
3-Los tres gobiernos surgidos de esas revoluciones desestimaron la democracia y sus mecanismos electivos por considerarlos “burgueses” en contra de las enseñanzas sacadas por Engels de la Comuna de París y las reiteradas defensas hechas por Marx a la República Democrática.
4-En esos tres eventos históricos del Siglo XX, las tierras y las propiedades de los antiguos capitalistas fueron arrebatadas a la fuerza, expropiadas a favor del naciente “estado socialista” que decía representar los intereses del pueblo y los trabajadores. En todos los casos el resultado fue un violento enfrentamiento clasista que desembocó en guerras civiles, con participación de potencias extranjeras. En los tres procesos los campesinos fueron considerados una clase pequeño burguesa contrarrevolucionaria, enfrentada al proletariado de la ciudad. Se hablaba de la “alianza obrero-campesina”, cuando en verdad se obligaba a los campesinos por diferentes mecanismos (comunismo de guerra en Rusia, la comuna en China, Acopio en Cuba) a entregar sus productos a bajos precios para alimentar a los obreros de la ciudad. Los tres procesos pretendieron la cooperativización forzada o inducida de los campesinos.
5-En los tres países el mercado se consideró un mecanismo capitalista, se pretendió sustituir por la planificación centralizada y se pretendió controlar por medio de las regulaciones y los monopolios estatales. Así la capacidad creativa de los individuos y sus colectivos sociales, fue sustituida por las instrucciones del estado burocrático.
6-En los tres procesos se intentó “construir el socialismo” a partir de la formación de un hombre nuevo con una conciencia nueva que pertenecería al futuro.
7-En Rusia, en China y en Cuba, la centralización de la propiedad, de la apropiación y de todas las decisiones importantes, generaron una nueva clase, la burocracia político-militar que se asumió ella como representante auténtica y única de la revolución, derivando en una nueva clase buroburguesa que explotaba a los trabajadores en forma asalariada igual que el capitalismo, pero que a diferencia de aquel no le pagaba su valor de uso, porque según el “marxismo-leninismo”, en el socialismo “no existirían las clases, la explotación, ni la ley del valor, ni la plusvalía”.
8-Todo ese conjunto de concepciones dogmáticas y aberradas, alejadas de la dialéctica marxista, terminaron arruinando las economías, los grandes recursos de que dispusieron y las energías de los respetivos pueblos.
9- En todos los casos, cuando las fuerzas democráticas de izquierda exigieron cambio de rumbo y propusieron y pretendieron reformas de corte democrático y socialista para enfrentar la situación, esos gobiernos acudieron a diferentes formas represivas contra los propios revolucionarios y contra las bases del mismo partido.
En la URSS todos conocen las barbaridades y asesinatos de Stalin. Los conservadores del Buró Político enfrentaron las reformas de N. S. Jruschov en los 60’ y lo destituyeron. Dos décadas después le dieron un golpe de estado a Gorbachov y al proceso de renovación de la Perestroika, con los resultados consabidos.
La represión del PCCh contra las fuerzas revolucionarias, tuvo su mayor expresión en la matanza de Tian An Men, que liquidó los intentos democráticos dentro del partido y consolidó el rumbo procapitalista de las reformas de Den Siao Ping.
En Cuba, la dirección tradicional ha realizado varias purgas políticas contra corrientes de izquierda, prácticamente desde los primeros años. Baste recordar el acoso en los primeros años de grupos anarquistas y trotskistas, la formación sectaria del Buró Político y el Comité Central en 1965, el llamado proceso de la “Microfracción” en 1968, el Quinquenio Gris 70-75, la cancelación de la revista de Ciencias Sociales Pensamiento Crítico y el cierre del Centro de Estudios de América (CEA). La caída de la URSS y el campo socialista puso en crisis las políticas estatalistas de la burocracia y en el IV Congreso del PCC en 1991, afloraron todas las contradicciones que existían en su seno y especialmente las corrientes partidarias de la democratización de la política y de la socialización de la economía.
Pero a continuación, se realizó una limpieza a fondo de tales corrientes, donde la Contra Inteligencia Militar jugó el papel principal, licenciando, demoviendo, expulsando o desmovilizando a todos los cuadros que en el seno del Partido, de las Fuerzas Armadas o el MININT tenía “señales” de simpatizar con la Perestroika o habían hecho planteamientos de corte similar.
10-Eliminadas, neutralizadas o sencillamente aplastadas las corrientes de izquierda en los tres procesos, quedó el camino expedito a las burocracias respectivas para aliarse al capital internacional, como vía para poder seguir en el poder y disfrutar de sus prebendas. La justificación siempre han sido las crisis económicas, atribuidas a factores ajenos al modelo económico absurdo impuesto por esas mismas burocracias, en nombre del socialismo.
En Cuba, el momento llegó con la llegada de Raúl Castro y sus militares al poder que impusieron al Partido y al pueblo de Cuba la “actualización” del modelo económico, inspirados en las ideas pragmáticas de los llamados comunistas chinos. El camino fue trazado con claridad: escogieron la alianza con el capital, en lugar de la coalición con el pueblo y los trabajadores.
Hoy ya todo está claro y como pasó en Rusia y China, aquí también, en Cuba, parafraseando a Preobrazhenski, la alianza contra natura entre el estado socialista y el gran capital extranjero fracasará y será reemplazada por una alianza natural entre este último y todas las fuerzas burguesas.
Pero la burocracia político militar cubana, la clase “imprevista”, cegada por los brillos del capital internacional, no acaba de entender que nunca será admitida en el bando burgués, por lo que terminará, como aquellas otras estalinistas de Rusia y China, en el ostracismo, absorbidas, derrotadas y expulsadas del poder por sus poderosos y nuevos aliados, que no perdonan ni olvidan.
Ese precio por haber escogido la alianza con el capital internacional y no con los trabajadores y el pueblo, la burocracia cubana también tendrán que pagarlo en su momento.
Viva Cuba Libre. Socialismo por la vida.
[Tomado de http://observatoriocriticocuba.org.]
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