J.L. Mendoza
1. Brasil, al igual que la mayoría de los países latinoamericanos tiene deficit en escuelas, hospitales, viviendas, transporte público etc., etc., etc.; sin embargo, del presupuesto público, que debería ser utilizado para la satisfacción de las necesidades de todos los ciudadanos, salen grandes cantidades de dinero para la realización actividades que poco o nada benefician a la mayoría de la población. Para la realización de este Mundial, según datos suministrados por entidades gubernamentales, ya son casi 30 billones de reales [13,33 billones de dólares] lo que se ha invertido. Los sobre-costos, producto de la corrupción son escándalo de cada día, que exigen la inversión de más y más presupuesto público. De acuerdo con sectores críticos a la realización de este evento, son casi 50 billones de reales [22,22 billones de dólares] lo que será invertido de manera inoficiosa. Todo ese dinero, sea ahora (al contado) o a crédito (en el futuro) tendrá que ser a cuenta del bolsillo del pueblo trabajador brasilero.
2. Entidades capitalistas nacionales y extranjeras (de seguridad, de infraestructura, bancarias, de transporte etc) son las que recibirán las mayores ganancias económicas. Sólo la FIFA, quien estará exenta de pagar 1 billón de reales en impuestos [4,44 millardos de dólares], recibirá una ganancia total de 10 billones de reales [4,44 billones de dólares].
3. Los 24.500 empleos directos que dicen generar con los preparativos y el desarrollo del Mundial, se verán relativizados en un análisis profundo, pues además de ser solamente empleos temporales (que acaban en corto tiempo), se hará uso del trabajo voluntario, que en realidad es una explotación directa compuesta por jornadas laborales de 8, 10 y hasta 12 horas diarias. ¿Acaso los 10 billones de reales de ganancia no podrían cubrir los gastos de la mano de obra necesaria?
4. La mayoría de las obras realizadas no benefician a los sectores más pobres de la población. Por ejemplo, la mayor inversión será en aeropuertos, donde, además del fondo público, se cuenta con la inversión de 2,8 billones de reales [1,24 billones de dólares] del capital privado (es decir que aquí está en avanzada la privatización de aeropuertos). Para todo mundo es claro que los aeropuertos son utilizados por una mínima proporción de la población nacional. Seguridad pública será el segundo campo donde más se invierta capital.
5. Las reformas estructurales a varios de los estadios no sólo son innecesarias, sino que en poco tiempo se convertirán en “obras muertas”. Tal parece que la experiencia sudafricana, donde se tuvieron que abandonar y destruir varios estadios después del Mundial, será retomada en Brasil. Estadios como el de Brasilia, Cuiabá, Manaus y Natal fueron reformados de tal manera que posteriormente al Mundial 2014 y los juegos olímpicos del 2016, serán subutilizados. Estadios que en promedio tienen asistencia de 2.000 personas, quedan con capacidad de 70.000. ¿Quién irá a llenar los 68.000 lugares libres? Y aún más, desde ya algunas entidades reconocen la subutilización del estadio de Manaus, por lo cual, se atreven a proponer que posteriormente esa estructura sea utilizada como una cárcel. ¿Será ahí donde pretenden encerrar a los manifestantes que resulten presos tras las protestas?
6. Para garantizar la tranquilidad durante los juegos, evitando protestas y manifestaciones, serán activados 10.000 hombres de la fuerza pública (policías y militares), debidamente entrenados y equipados con “armas no letales”. Sin embargo, durante el 2013 y lo corrido del 2014, han sido militares dotados con arma letales y no letales (gases, pistolas, fusiles), quienes han garantizado la represión de las manifestaciones o el desplazamiento de las zonas que serán “remodeladas”, generando realmente un desplazamiento forzado. En muchos casos, las zonas aledañas a los estadios, de las que han sido desplazadas miles de familias, serán convertidas en zonas de estacionamientos para carros. Las organizaciones contra las remociones del Mundial, calculan que el número de desplazados llega a 250.000 personas, contra las que se han cometido diversas violaciones a los derechos humanos.
7. Para tener garantías jurídicas en el momento de la represión, el Congreso Nacional está discutiendo y probablemente firme una ley antiterrorista (ley 728/2011), que en Brasil sólo había estado vigente con la dictadura militar. Bajo esta normatividad, serán juzgados los manifestantes e integrantes de organizaciones sociales que se opongan activamente al desarrollo de los partidos de fútbol. Tal y como en los años 60 y 70, se impondrá un Estado policial dispuesto a acallar cualquier voz disidente.
8. El comercio y la explotación sexual, incluso de niños y niñas, será un flagelo inhumano que se vera ampliamente beneficiado por este evento. Si en temporadas vacacionales o festivas los índices de explotación sexual se elevan de manera preocupante, durante el tiempo de Mundial se cree que alcanzará niveles nunca antes vistos. Durante el Mundial de Alemania 2006 fue de 30% mayor, mientras que en Sudafricana alcanzó el 40%.
[Nota: el tipo de cambio actual es de 2,25 reales brasileros por cada dólar.]
1. Brasil, al igual que la mayoría de los países latinoamericanos tiene deficit en escuelas, hospitales, viviendas, transporte público etc., etc., etc.; sin embargo, del presupuesto público, que debería ser utilizado para la satisfacción de las necesidades de todos los ciudadanos, salen grandes cantidades de dinero para la realización actividades que poco o nada benefician a la mayoría de la población. Para la realización de este Mundial, según datos suministrados por entidades gubernamentales, ya son casi 30 billones de reales [13,33 billones de dólares] lo que se ha invertido. Los sobre-costos, producto de la corrupción son escándalo de cada día, que exigen la inversión de más y más presupuesto público. De acuerdo con sectores críticos a la realización de este evento, son casi 50 billones de reales [22,22 billones de dólares] lo que será invertido de manera inoficiosa. Todo ese dinero, sea ahora (al contado) o a crédito (en el futuro) tendrá que ser a cuenta del bolsillo del pueblo trabajador brasilero.
2. Entidades capitalistas nacionales y extranjeras (de seguridad, de infraestructura, bancarias, de transporte etc) son las que recibirán las mayores ganancias económicas. Sólo la FIFA, quien estará exenta de pagar 1 billón de reales en impuestos [4,44 millardos de dólares], recibirá una ganancia total de 10 billones de reales [4,44 billones de dólares].
3. Los 24.500 empleos directos que dicen generar con los preparativos y el desarrollo del Mundial, se verán relativizados en un análisis profundo, pues además de ser solamente empleos temporales (que acaban en corto tiempo), se hará uso del trabajo voluntario, que en realidad es una explotación directa compuesta por jornadas laborales de 8, 10 y hasta 12 horas diarias. ¿Acaso los 10 billones de reales de ganancia no podrían cubrir los gastos de la mano de obra necesaria?
4. La mayoría de las obras realizadas no benefician a los sectores más pobres de la población. Por ejemplo, la mayor inversión será en aeropuertos, donde, además del fondo público, se cuenta con la inversión de 2,8 billones de reales [1,24 billones de dólares] del capital privado (es decir que aquí está en avanzada la privatización de aeropuertos). Para todo mundo es claro que los aeropuertos son utilizados por una mínima proporción de la población nacional. Seguridad pública será el segundo campo donde más se invierta capital.
5. Las reformas estructurales a varios de los estadios no sólo son innecesarias, sino que en poco tiempo se convertirán en “obras muertas”. Tal parece que la experiencia sudafricana, donde se tuvieron que abandonar y destruir varios estadios después del Mundial, será retomada en Brasil. Estadios como el de Brasilia, Cuiabá, Manaus y Natal fueron reformados de tal manera que posteriormente al Mundial 2014 y los juegos olímpicos del 2016, serán subutilizados. Estadios que en promedio tienen asistencia de 2.000 personas, quedan con capacidad de 70.000. ¿Quién irá a llenar los 68.000 lugares libres? Y aún más, desde ya algunas entidades reconocen la subutilización del estadio de Manaus, por lo cual, se atreven a proponer que posteriormente esa estructura sea utilizada como una cárcel. ¿Será ahí donde pretenden encerrar a los manifestantes que resulten presos tras las protestas?
6. Para garantizar la tranquilidad durante los juegos, evitando protestas y manifestaciones, serán activados 10.000 hombres de la fuerza pública (policías y militares), debidamente entrenados y equipados con “armas no letales”. Sin embargo, durante el 2013 y lo corrido del 2014, han sido militares dotados con arma letales y no letales (gases, pistolas, fusiles), quienes han garantizado la represión de las manifestaciones o el desplazamiento de las zonas que serán “remodeladas”, generando realmente un desplazamiento forzado. En muchos casos, las zonas aledañas a los estadios, de las que han sido desplazadas miles de familias, serán convertidas en zonas de estacionamientos para carros. Las organizaciones contra las remociones del Mundial, calculan que el número de desplazados llega a 250.000 personas, contra las que se han cometido diversas violaciones a los derechos humanos.
7. Para tener garantías jurídicas en el momento de la represión, el Congreso Nacional está discutiendo y probablemente firme una ley antiterrorista (ley 728/2011), que en Brasil sólo había estado vigente con la dictadura militar. Bajo esta normatividad, serán juzgados los manifestantes e integrantes de organizaciones sociales que se opongan activamente al desarrollo de los partidos de fútbol. Tal y como en los años 60 y 70, se impondrá un Estado policial dispuesto a acallar cualquier voz disidente.
8. El comercio y la explotación sexual, incluso de niños y niñas, será un flagelo inhumano que se vera ampliamente beneficiado por este evento. Si en temporadas vacacionales o festivas los índices de explotación sexual se elevan de manera preocupante, durante el tiempo de Mundial se cree que alcanzará niveles nunca antes vistos. Durante el Mundial de Alemania 2006 fue de 30% mayor, mientras que en Sudafricana alcanzó el 40%.
[Nota: el tipo de cambio actual es de 2,25 reales brasileros por cada dólar.]
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