Aana Wainjirawa
Laguarura.net
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Tal como lo habíamos denunciado, la comunidad Kasuusain en
la región del río Socuy está siendo devastada por un incendio que, hasta hace
un par de días, no había sido sofocado ni se percibía ningún interés en hacerlo
por parte de los organismos del Estado-gobierno (Gobernación, Municipalidad de
Mara, o Gobierno Nacional).
El incendio, de acuerdo a lo expresado por los compañeros, fue iniciado por un hacendado de la zona, quien, a su vez, acusa a un su peón que según él, está loco y por eso se puso a quemar basura, que se propagó quemando todo a su paso, siembras, pastos, casas, enseres, y el incendio sigue. Nadie intenta detenerlo porque todos están ocupados en detener o matar a los “fascistas” que suenan cacerolas, o tumban árboles para sus guarimbas en las ciudades. Ha habido, incluso, personalidades y ONGUES que han salido a protestar y hasta solicitar demandas contra los “fascistas guarimberos” que tumban árboles para cerrar calles, pero callan ante este incendio provocado que está acabando con buena parte de la Sierra, y, sobre todo, acabó de manera definitiva (por ahora), con la comunidad emblema de la lucha anti-minera en esa región de la Sierra de Perijá.
El hecho es que el incendio fue provocado, que el mismo lo provocó una hacienda que, sospechosamente vacuna a todos los Consejos Comunales Wayuu de esa región que están directamente vinculados al Gobierno, pero, además, se trata de un protegido de las FARC, a tal punto que, cuando los palabreros de las familias afectadas fueron a entablar negociación en función de la indemnización, el hacendado (acompañado de su esposa) les espetó: “No voy a reconocer nada. Si quieren me matan a mí y a mi esposa ahora mismo, pero nadie contará la historia”. De última cuenta les ofreció una ayuda a los que se decidan a recomenzar. Bien seguro está de su poder, es decir, del poder que le ampara.
Kasuusain ha sido quemada adrede (acción fascista) por un hacendado protegido por el Estado-gobierno y por la guerrilla de las FARC, pues, se trata del encargado de las vacunas que estos ex-revolucionarios cobran a las empresas mineras para permitir sus operaciones en Colombia (El Cerrejón) y ahora en Venezuela, a los concesionarios de los proyectos carboníferos Casa Blanca y Mina Socuy.
Con tristeza anunciamos que el desplazamiento de muchos compañeros es casi seguro, otros están tratando de resistir y es con ellos que estamos tratando de organizar la solidaridad para la resistencia. Sin embargo, hemos dejado en claro que tan culpable es el hacendado que se prestó para la acción verdaderamente fascista de provocar el incendio, como los que callan su acción criminal por tener como prioridad la defensa del estado-gobierno que los mandó a quemar. Si no comprendemos esto, jamás entenderemos dónde queda el fascismo propiamente.
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