Curare
En las postrimerías del siglo XIX, en la región brasilera de Canudos se genera un poderoso movimiento socioreligioso de características populistas y comunales que dirigió el enigmático Antônio Conselheiro, un carismático teócrata cristianos que en medio de profundas desigualdades consolido una comuna de esclavos, indios y libertos, convirtiéndose décadas después en el sustento vivencial para la obra “la guerra de los mundos” de Mario Vargas Llosa.
Un siglo y medio después, en Venezuela otro profano brasilero, escapado de la Era de Acuario y prestado al activismo político caribeño, llamado Reinaldo Dos Santos, parece dictar “consejos” en medio de una profunda crisis estructural que vaticina la caída de la falsa revolución bolivariana y el fin de una ilusión igualitaria.
Sobre la figura de Reinaldo Dos Santos poco o nada se sabe, al igual que otros brujos y místicos en las revueltas sociales, el vacío de información sobre sus andanzas previas es tan enigmático como los mensajes poco claros que lanza de vez en cuando en las redes sociales; tiene en su haber el supuesto merito de haber predicho ciertos acontecimientos de relevancia internacional como el ataque terrorista del 11 de septiembre y la muerte de Hugo Chávez Frías.
Sin embargo, con relación a la contingencia que atravesamos en Venezuela, sus predicciones son de un claro tono político, mezclando cual hechicero de cuento de hadas, el presente con el pasado y el futuro, todo junto en un conjuro donde las frases imprecisas y atempero son las que abunda. Llevando a más de un suspicaz, como este humilde escritor, a marcar distancia ante una coctelera de intensiones que nada aporta.
Esta suerte de merlín tropical tiene su propio “Rey Arturo” que es nada más y nada menos que el señorito Leopoldo López, un acomodado caraqueño, exfuncionario publico y ególatra de profesión, el cual tiene la bendición de ser un “predestinado” para ocupar la primera magistratura de la nación. Tamaña pendejada solo coge frutos en un país caudillesco como la región venezolana.
Al igual que otros connotados de la oposición venezolana (como el irresponsable de Iván Carratu Molina) lanza sus predicciones desde la comodidad del ordenador en los EEUU, de carácter sedicioso, insurgente, pero que solo da pie a seguir generando un ambiente de incertidumbre dentro de la población que todavía se deja engatusar con soluciones mágicas traídas del misticismo carioca.
La crisis actual por la que atraviesa Venezuela, debe ser afrontada por los ciudadanos de a pie que desde hace días llevan una lucha frontal contra las fuerzas de represión y el estado venezolano; la solución no pasa por aceptar la dirección de la MUD o de los mandamases de los Cuarteles, si no por la construcción que desde abajo los indignados construyen con el sudor de su frente. Ni Leopoldo López, Ni María Corina Machado y mucho menos Reinaldo Dos Santos, deben dictar el destino de nuestras luchas.
Autonomía, organización y acción directa son los ingredientes de nuestra emancipación. Nos seguiremos viendo en las barricadas, con los que construyen entre lacrimógenas y perdigones su propia emancipación.
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