Alan Furth
Durante
un discurso en las Naciones Unidas en el 2006, Hugo Chávez acusó al ex
presidente de EE.UU. George W. Bush de ser "el diablo"; mientras
alzaba en sus manos una ejemplar de Hegemonía o Supervivencia: El Dominio
Mundial de Estados Unidos, catapultando el libro en la lista de
best-sellers de Amazon.com.
Por su
parte, Chomsky ha declarado en varias ocasiones que Chávez llevó a cabo una
ruptura revolucionaria con el pasado político de Venezuela, especialmente en
relación con las políticas sociales del Estado para con los pobres, haciendo
eco del discurso chavista fundacional de la "revolución bolivariana".
En una
entrevista con el periódico español Diagonal http://www.diagonalperiodico.net/antigua/PDF_25/04y05diagonal25-web.pdf;
en marzo de 2006 Chomsky declaró que "por primera vez el país está utilizando... recursos
energéticos para su desarrollo... en la construcción, la salud...";.
Así mismo, en un artículo de opinión para La
Jornada de México http://www.jornada.unam.mx/2005/12/10/index.php?section=opinion&article=034a1mun;
en el 2005, escribió que " es sólo ahora con el presidente Chávez... [que] la medicina se ha convertido en algo real para la mayoría de los pobres".
El mes
pasado, hablando con el economista venezolano Miguel Ángel Santos http://www.miguelangelsantos.blogspot.com.ar/2014/01/a-more-comprehensive-note-on-my-meeting.html,
Chomsky reiteró su punto: "Durante muchos años Venezuela estuvo dominada por élites que... cosechaban todos los beneficios de las bonanzas petroleras mientras marginaban a los pobres... Chávez se enfrentó a eso...".
Lamentablemente,
Chomsky ignora hechos básicos de la historia contemporánea de Venezuela. No hay
nada de revolucionario en las políticas sociales chavistas.
En el libro La
Revolución como Espectáculo http://libcom.org/blog/book-review-venezuela-revolution-spectacle-rafael-uzc%C3%A1tegui-09092011,
Rafael Uzcátegui, co-editor del periódico anarquista venezolano El Libertario http://www.nodo50.org/ellibertario,
presenta una enorme cantidad de datos que muestran que hasta principios de los
años 80, cuando los precios del petróleo comenzaron un descenso sostenido que
drenó la capacidad del Estado venezolano para sostener los subsidios masivos
que apaciguaban a las masas desde 1958 y en última instancia condujo al Caracazo
en 1989 (una ola de disturbios durante el segundo gobierno de Carlos Andrés
Pérez en la que miles de personas fueron asesinadas por los militares), las
políticas de bienestar eran tan omnipresentes, y a veces más efectivas, que las
que caracterizaron al período chavista.
Limitaremos
la mirada a las dos áreas mencionadas por Chomsky, vivienda y asistencia
sanitaria (Uzcátegui aplica un análisis similar para una amplia gama de
políticas sociales).
Según los
datos del censo nacional, los proyectos de vivienda del Estado redujeron las
chabolas como porcentaje del total de viviendas del 37,18% en 1961 al 12,56% en
1990. La penetración de la red eléctrica pasó del 58,16% en 1961 al 76,59% en
1981. El acceso a agua potable aumentó del 46,7% en 1961 al 68,74% en 1981.
El
gobierno de Chávez construyó un promedio de 26.000 hogares por año entre 1999 y
2008. El promedio de la década de los 90 fue mucho más alto, alcanzando 64.000
por año.
Las "clínicas populares" y "hospitales del pueblo"
creados por la famosa Misión Barrio Adentro, un programa ampliamente
publicitado como pionero en dar acceso a los pobres a la atención médica, son
hoy incapaces de proporcionar tratamiento para cualquier dolencia más compleja
que una fractura ósea.
Para los
tratamientos críticos la gente debe acudir a la vieja red de hospitales
construidos durante la Cuarta República, que en 1980 alcanzó una de las
coberturas más amplias de la región con 2,7 camas por cada mil habitantes, pero
que hoy está prácticamente en ruinas.
Esto se
tradujo, entre otras tragedias, en que las mujeres más pobres de Venezuela
diesen a luz en condiciones inhumanas durante el período 1998-2008, y en una
tasa de 16% de mortalidad materna debida a abortos clandestinos para el 2010.
La otra
cara del argumento de Chomsky, que Venezuela antes de Chávez estaba dominada
por élites que cosechaban la mayor parte de la bonanza petrolera, es cierta
pero irrelevante. La Venezuela de hoy sigue estando dominada por élites, aunque
nuevas: la llamada boliburguesía, ricos y poderosos gracias a sus conexiones
políticas o su participación directa en el todopoderoso Estado bolivariano.
En
realidad, la élite chavista es mucho más corrupta, autoritaria e inepta que sus
predecesores de la Cuarta República. Si el monopolio del uso de la fuerza y la
administración de la justicia es la característica más básica y definitoria del
Estado, Venezuela hoy fácilmente puede ser descrita como un Estado fallido: La
epidemia de violencia que azota al país dejó un saldo de casi 25.000 asesinatos
en el 2013 http://www.economist.com/blogs/americasview/2014/01/violence-venezuela,
más del 90% sin resolver http://www.independent.co.uk/news/world/americas/former-miss-venezuela-monica-spear-and-british-exhusband-shot-dead-by-robbers-9045050.html.
.
Hugo
Chávez no era un revolucionario. Más bien profundizó el modelo de socialdemocracia
petro-estatista imperante en Venezuela desde 1958 hasta un nivel sin
precedentes. Y también, como sostiene Uzcátegui en su libro, ejecutó
magistralmente el arte del espectáculo demagógico como nadie antes que él -
espectáculo que dejó totalmente deslumbrado a Noam Chomsky, a pesar de su toda
su fuerza intelectual y analítica.
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