Juan Carlos La Rosa
La Guarura.net
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A propósito de la conmemoración del Primer Aniversario del
asesinato del líder yukpa Sabino Romero, el compañero Juan Carlos La Rosa ha
escrito esta que, a nuestro parecer, es una excelente crónica de los hechos
que, no sólo registra el caso de Sabino y la lucha yukpa hasta su asesinato,
sino que es la crónica del asesinato de la lucha territorial indígena de toda
Venezuela, desde la palabra de la “izquierda” y “anti-imperialista” que todos
los que así se definen (como de “izquierda”) han justificado, silenciado y, por
eso mismo, aprobado. Pero algo de esperanza nos queda, algo de esperanza nos
impulsa y, por eso, insistimos e insistiremos. Este texto es parte de nuestra
insistente rebeldía.
1. Censura absoluta y persecución de los cabos sueltos en el aparato comunicacional del Estado para la lucha de los indígenas por los territorios. Cierre de programas incómodos en VIVE-TV. Sustitución y despido de productores que se solidarizaran con los indígenas.
2. Ofensiva
comunicacional en respaldo a un plan (Plan Perijá) de control territorial y
desmantelamiento de las resistencias, con un sub-plan para destruir el
autogobierno de las comunidades y comprar a los principales dirigentes
indígenas yukpa llamado “Plan Yukpa”.
3. Esta política
comunicacional consistió en fortalecer abiertamente, en la zona de Perijá,
expuesto incluso por boca de la vocería de Ministros como Nicia Maldonado y
Tarek El Aisami, la criminalización de Sabino y los suyos, aprovechándose de un
sustrato cultural racista en la región construido en cien años de despojo de
las tierras por las empresas mineras y la clase ganadera con el apoyo,
enfatizamos, ininterrumpido, incluso ahora, por el Estado-Gobierno. Los
calificativos eran sencillos: cuatreros, invasores de tierra, asesinos,
violadores de niños y mujeres, ladrones, salvajes, brutos. La evidencia de la
colaboración del gobierno en esta matriz se prueba no sólo en las declaraciones
de los ministros en la región, ya que se cuidaron de dar declaraciones
nacionales, sino en la actuación y vocería de los mandos militares en la zona,
del poder judicial y la fiscalía, y en la omisión cobarde de la defensoría del
pueblo y el llamado poder ciudadano en su conjunto. Esta criminalización
perseguía el camino fácil de la eliminación de los dirigentes yukpa rebeldes por
obra del terror de la clase ganadera para que el gobierno, principal
beneficiario de estas muertes a favor de las inversiones mineras en Perijá
pudiera lavarse las manos.
4. Esta
criminalización contó con un ingrediente que confirma la unidad de acción del
Estado, el silencio del propio Presidente de la República, supuesto adalid de
los pueblos originarios en el continente, nunca, al igual que su sucesor,
mencionó a Sabino Romero, y cuando se vio obligado a hablar del asunto de las
tierras indígenas en Perijá, por vía de la presión de la protesta y de los
esfuerzos de visibilización de la lucha que el movimiento social hizo a nivel
nacional e internacional, encargó nuevamente a los mismos verdugos en una
transmisión televisiva que aún es el consuelo de los eco-socialistas y de la
clase media chavista mejor intencionada.
5. No sólo Chávez nunca mencionó a Sabino, siendo imposible, técnicamente, que alguien piense que no supo de él; sino que el gobierno trabajó sistemáticamente a partir de la aplicación del Plan Yukpa, para crear un paralelo comunicacional, mediático al liderazgo de los yukpas rebeldes que aún se sostenían, con los llamados caciques mayores nombrados a dedo y pagados por el Ministerio de Relaciones Interiores, colmados de camiones, limosnas y créditos sin estudio alguno, creó un vocería colectiva paralela que repetía -ahora si- por los canales televisivos nacionales del Estado, la criminalización de Sabino, los suyos y sus aliados más visibles en el movimiento social.
6. Esta
criminalización, que terminó en la muerte de Sabino, generó un enfrentamiento
provocado e inducido por altos funcionarios del Ministerio de Relaciones
Interiores entre los mismos yukpas, lo que facilitó la reclusión de Sabino y de
Alexander Hernández, uno de sus compañeros, en la cárcel, en un procedimiento
que incluyó negligencia y cerco militar para que estos detenidos heridos se
deterioraran, violación procesal en la detención de Sabino, torturas a los
testigos para buscar declaraciones falsas, decisión ordenada de juicio por
parte de las primeras instancias del proceso evidenciada en la insuficiencia de
pruebas y en la violación de la jurisdicción especial indígena ordenada por la
Constitución y las leyes.
7. Preso Sabino,
el terror, la compra y desmantelamiento de sus alianzas internas se aceleraron.
En el juicio llegaron a declarar hasta familiares de aliados de Sabino en
contra de Sabino, aunque dos años después, desmintieran lo declarado,
retractándose en uno de los últimos actos de autonomía yukpa: el juicio
indígena a Sabino , Alexander y Olegario en el Tokuko, último bastión para
entonces de la Auto-demarcación y gobierno ancestral en los territorios yukpa.
8. Este juicio fue
una pequeña victoria debido a la irrupción de la opinión pública que la
agitación en solidaridad a Sabino que en Maracaibo, Trujillo, Mérida,
Barquisimeto y Caracas se sostenía con incursiones forzadas y peleadas en la
opinión pública del poder, y, a la acción directa que constituyó la huelga de
hambre que hizo el religioso indigenista José María Korta, lamentablemente,
negociada a espaldas de los indígenas y del movimiento popular por Numan Molina
y otros agentes de la Compañía de Jesús en Venezuela. Pequeña victoria porque
el Plan yukpa ya había quebrado a dirigentes fundamentales del pueblo yukpa y
había consolidado los llamados “centros pilotos”, especie de campos de
reservación indígenas pero sin título alguno, administrados por el gobierno en
sustitución de las autoridades originarias. Nadie ya hablaba de
auto-demarcación, excepto Sabino y unos pocos atancha (ancianos).
9. Sólo faltaba
matarlo, y, había que matarlo. El encargo de ejecutarlo ya tenía varios años en
el mercado de la muerte que reina en la frontera colombo venezolana. Sin
embargo, sus autores, al menos los que están detenidos y sometidos a juicio,
terminaron siendo funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado en la
región (GNB y Policía Municipal), se supone que pagados, según la opinión
pública del poder, por los ganaderos, eso es probable, los ganaderos tienen 100
años matando indígenas allí con la complicidad de los cuerpos de seguridad del
Estado.
10. A su muerte, el
gobernador del Estado Zulia, chavista de oportunidad y conocido agente de la
explotación minera en la Sierra de Perijá, y amigo de los ganaderos, menciona a
Sabino e intenta reivindicarlo desde la opinión pública chavista como un
símbolo del chavismo indígena. Quiere hacer una Plaza Sabino Romero en el sitio
donde los yukpa piden limosna en Maracaibo y, usualmente, reparte limosnas y
regalos entre los familiares de Sabino.
11. Lamentable para
nosotros es ver a activistas que acompañaron a Sabino en su proceso y lucha,
reivindicar un acuerdo de última hora, hecho por ellos, sin Sabino y sin los
yukpas, para ahora sí hacer valer los derechos del pueblo yukpa. Unos, creemos
sinceramente que intentan preservar la vida de los familiares sobrevivientes
pero con un discurso entreguista y prepotente, sustituto, como siempre, de la
voz propia de los yukpas, que a todas luces configura una entrega final que no
reconoce las equivocaciones ni permite debate. Es así como devinieron en
intermediarios inesperados de la política social del gobierno.
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