Mariana
El
ser humano es social porque solamente juntos se pueden satisfacer todas las
necesidades y aspirar a superar esas necesidades para alcanzar mejores niveles
de vida tanto material como espiritualmente. Cuando las actividades en las
colectividades alcanzaron cierto grado de complejidad y conflictividad, hace unos 7.000 años, la raza humana, por razones que no vamos a tratar aquí, optó por
considerar que la fuerza y el poder eran la solución (una idea a la que el
anarquismo se opone) y dio así origen al Estado en sus diferentes formas (al
que también coherentemente el anarquismo se opone) como la instancia que
mediante el miedo y la sumisión resolvía las diferencias.
Muchas
han sido las maneras que el Estado se ha desarrollado en estos miles de años, pero
en casi todos ellos se han mantenido dos características principales: el poder (especialmente
la fuerza encarnada en grupos armados) concentrado en pocas manos, y segundo, lo
ha hecho en propio beneficio y no en el de la gente a la que supuestamente
debía servir. Así lo denunciaba Bakunin cuando decía todo gobierno tiene un doble objetivo: uno el dominio sistemático y
legalizado de la clase dirigente sobre el pueblo explotado. El otro es la
conservación de sus privilegios estatales exclusivos y de su personal. Como
el poder no se dispersa sino que se
concentra y cuando, en ejercicio de lo que La Boetie llamó la servidumbre voluntaria, se lo entregaron
al Estado no cabe esperar sino lo que Bakunin nos señaló hace un siglo y medio
atrás.
Sin
embargo, como consecuencia de las largas y cruentas luchas sociales de los
siglos XIX y XX los estados, especialmente los de signo capitalistas, se vieron
obligados a hacer concesiones a favor de los principios que guían la unión delo
humanos, satisfacer necesidades y promover el bienestar en todos los órdenes.
Esto se tradujo en que ciertas modalidades estatales, no todas, brindaron
algunos beneficios a la población como mejoras en las retribuciones, facilitar
el acceso a bienes materiales, mejoras en los servicios de salud y educación.
La segunda mitad del siglo XX vio incrementar estos avances también como una
manera de evitar los excesos de los intereses del Estado que habían conducido a
las guerras mundiales con regímenes totalitarios como Mussolini, Stalin, Hitler.
Pero estas mejoras fueron pocas en este lado del mundo, siempre oscilando entre
ineficaces gobernantes carismáticos y caudillescos y gobiernos militares
corruptos y autoritarios.
Lo peor de dos mundos
Venezuela,
por obra de las mayorías, logró lo peor de dos mundos: líder carismático
ineficiente encabezando un gobierno militar ultra corrupto, el más de la
historia sin dudas. Hubo un ámbito en el que hubo logros en estos últimos 15
años de decadencia y fue la propaganda. Apoyado en la tradición judeo-cristiana
que hace 20 siglos promete bienes terrenales y salvación celestial que nunca
llega, pidiendo a un Dios que nada le da y esperando el cielo al que nadie sabe
si alguien llega, Chávez montó el gobierno de la promesa. Como cuando termina
la misa y se dice Amén, un así sea
que nunca ha sido ni es ni será, así podría haber terminado Chávez sus
discursos. No es la promesa de Mac Arthur en Filipinas que repetían los adecos, we will come back y volvieron. No, es
la promesa que, cuando se la cree, no requiere paso ulterior y está realizada
plenamente. La promesa chavista se agota totalmente en la promesa misma. Tan
así que, cuando uno escucha las voces de quienes lo defienden, esgrimen como
logros (participación en las decisiones, vivienda, trabajos con buenas
remuneraciones, inclusión, abastecimiento, salud, educación) lo que nunca pasó
de discursos y palabras al viento y que, a ojos vista y con datos en la mano,
nunca llegaron a los hechos.
Pero,
como el cielo cristiano al que no es necesario llegar, basta con prometerlo y
que crean la promesa, así pasaba con Chávez mientras la realidad se derrumbaba.
Pero como pasa que cuando la gente sabe no cree porque se cree en lo que no se
sabe, entonces mantener la ignorancia, mentir, engañar, ocultar la verdad se
hicieron moneda común. Por esos Chávez tuvo que popularizar como estilo
político el trato chabacano de los cuarteles, el hablar golpeao sin dar razones, el no ocuparse de buscarlas y la fuerza
como única ley y derecho. Lo dejó claro el actual Ministro de Educación, (ex de
Deportes) cuando declaró que no iban a educar a los niños para que se hagan
opositores porque el que sabe no cree, sabe.
Tan
no dar razones es que el chavo-madurismo ni siquiera logró, y tampoco se
preocupó, delinear una ideología que lo arropara, porque del socialismo del siglo XXI ya casi ni se
habla y, cuando se hablaba, no había nada que decir. Salvo alguna izquierda caviar europea y latinoamericana (como
la multimillonaria Cristina o la ultracapitalista Dilma o el olvidadizo Mujica)
y cuyo símbolo es Ramonet que también buenos millones ha recibido, nadie piensa
en este lado del mundo que el chavomadurismo es alguna forma de socialismo. Estos
encumbrados neosocialistas como se dice en El Libertario # 72, hablan como Marx, gobiernan como Stalin y
viven como Rockefeller tal como lo promovieron Fidel y Hugo.
Venezuela,
desde los 60, siempre tuvo gobiernos socialistas (socialdemócratas o
socialcristianos) y los partidos de derecha fueron inexistentes (lo más derecha
fueron liberales) pero ahora, debido al abuso chavista y a quienes lo apoyan,
decirse socialista genera burla o repudio. No hay un solo personaje del
socialismo estatista que sea públicamente reconocido salvo la comparsa que
acompaña a Chávez. Ni siquiera los defensores de la teología de la liberación,
que los hubo con fuerza, hablan de socialismo. Los que lo hacen buscando el
favor de Chávez, como E. Dussel o Ramonet, reciben suculentos premios por ello,
lo que despierta las mismas fuertes sospechas de su honestidad intelectual que
los socialistas estatistas chilenos, brasileros, franceses o españoles. Pareciera
que disfrutar de las mieles del poder acentuó todas las contradicciones o borró
toda convicción.
Carentes
de ideas nuevas, los socialistas estatistas creyeron ver en Chávez su tabla de
salvación (y de recursos). Pero han sido muchos los fracasos de los que siguen
a esta izquierda que busca el poder del Estado, renegando de sus principios y
escondidos detrás de cualquiera bandera sea el ecologismo, el
multiculturalismo, la reivindicación indígena, el ambientalismo, la antitécnica,
el tercermundismo, el populismo, la dependencia atacando al imperio. En Latinoamérica
negados a reconocer al fracaso del castrismo, terminaron apoyando otro fracaso
como el que se expresa, en este mundo que se concibe como una tecnoestructura
resultado del saber y la inteligencia en el ministro de educación de Maduro, o
en la represión despiadada de las FF.AA., todo por un puñado de dólares. Clavaron un clavo más en el ataúd del
socialismo estatista. Brasil tiene tantas o más revueltas que Chile, Argentina
se une a la UVA (Ucrania,
Venezuela, Argentina) como los
países de peor desempeño económico en el planeta, Cuba vive de la limosna
venezolana y Venezuela arde en llamas de guarimbas
y con una represión que no le envidia a la de Stroessner o Somoza.
Ayer, hoy y mañana
Quizás
por eso, los anarquistas, que durante estos años hemos levantado nuestra
críticas al chavismo desde el socialismo antiestatal, a pesar de que pocos
obreros escucharon ni tampoco lo hicieron los habitantes de los barrios (los
más perjudicados pero ahítos de promesas), ni los movimientos estudiantiles, ni
los habitantes de la urbanizaciones sean una de las pocas opciones socialistas,
sino la única, con propuestas y temas para discutir y con la dignidad para
sostenerlas. Si algo hemos de agradecer al imperialismo cubano y a su colonia
venezolana es que pusieron en evidencia lo que Bakunin decía hace más de siglo
y medio atrás, y que está encerrado en la misma noción de Estado.
La opción es enfrentar, debilitar, oponerse al
Estado en cualquiera de sus formas hasta que desaparezca con su cohorte de
inútiles, ladrones y opresores. Porque, pregunto, más de un mes de revueltas,
mártires, presos, heridos, torturados y
sufriendo el salvajismo militar, ¿Pasaron, si es que pasa, para que se encumbren
Capriles y la MUD, o un generalote, o cualquier otro a repetir la historia,
como lo hizo Chávez en su momento? Porque lo seguro es que, cuando esto pase,
si pasa, ellos estarán listos para recoger los frutos, como cuando se
escondieron el 4F para aprovecharlo con Caldera primero y Miquelena-Rangel para
montar al fracasado Chávez después.
No
olvidar el hoy cuando se haga ayer si no queremos equivocarnos mañana.
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