Hoy lunes 10 de Febrero después de
acercar a una amiga a la facultad de artes gráficas de la ULA y ver
la tranca ocasionada por alrededor de unos 10 cauchos en llamas,
decidí acercarme al lugar para ver de cerca lo que allí ocurría.
Me encontré con un grupo de casi 50
estudiantes que se convocaba alrededor de la entrada. Otro grupo,
mucho menor, atravesaba el coro para abandonar la facultad.
Inmediatamente, un vigilante que por casualidad estaba a mi lado
empezó a decir en voz alta: -”No se vayan, si se van luego no se
quejen cuando les roben los laptops comoa unos guevones en la puerta
de la universidad”-.
A este señor, y usando el mismo tono
voz, es decir dirigiéndome a todas las personas allí presentes les
dije; “Yo creo que esas amenazas no son necesarias”. A lo que
este vigilante me responde: “Si no le gusta pues váyase, porque
así está el país que tenemos”.
Inmediatamente se acerco un profesor a
intentar calmar la situación que se había originado y para mi
sorpresa, este señor vino a repetir lo mismo que me decía el
vigilante y delante de la masa de estudiantes me pregunto si yo era
estudiante de la ULA. A esto respondí que no, que solo pasaba por
allí. Al responder no, la masa de estudiantes empezó a gritarme;
Fuera!!! Fuera!!!
Al mismo tiempo el dúo
vigilante-profesor empezaron a hablar y el vigilante decía; “Ese
tipo hace un mes tuvo un problema con otro vigilante”. Y si, es
cierto. Hace un mes entraba yo a la misma facultad para apreciar unas
exposiciones y recoger a alguien cuando los vigilantes de seguridad
empezaron a seguirme como si fuera un delincuente. Esto terminó en
que el vigilante me pidió el carnet universitario, y al ver que no
era estudiante, me pedía que abandonara el recinto universitario sin
mas razones que; usted no estudia aquí, por favor desaloje.
Volviendo al día de hoy. Posterior a
eso, el profesor, que en mi cara se auto proclamo vocero de la
manifestación y de los allí reunidos siguió pidiéndome que
saliera del lugar. Esgrimía una especie de diarrea política donde
recuerdo los siguientes; “esto es una manifestación del pueblo que
está harto”.
Al mismo tiempo una chama que tomó la
palabra frente al grupo empezó un discurso donde solo pude ver y
escuchar la coacción usando el miedo como base del discurso. Que si;
En la universidad estamos seguros pero que al salir nos matan, que
los muertos, que los motorizados y los malandros. Ella intentaba creo
yo, decir, que no se podía quedar la universidad indiferente frente
a los hechos de violencia que sacuden cada día al país. Y con eso
estoy totalmente de acuerdo. Aunque ella no mencionara nada nuevo
para nadie. O mejor dicho aunque el lenguaje que estaba usando para
recordar eso era el de mencionar a los motorizados o a los malandros
a la vez que justificaba la no entrada de personas ajenas a la
universidad. Luego me fuí.
Pues bien, señoritos estudiantes, se
comprobó lo que me temía antes de acercarme; manejan ustedes el
discurso político de la polarización y de la exclusión junto con
el nada que decir. Y no por lo que dicen, si no por lo que hacen. Si
a lo ocurrido hoy le sumamos la sacudida que le dieron al carro que
trató de atravesar la manifestación la semana pasada o la
arremetida piedras al autobús desde donde les gritaron escuálidos,
me confirma que mas allá del tema de la inseguridad no manejan
ustedes ningún tipo de argumento político y repiten, como mucho,
aquellos que escuchan en los medios de comunicación o del dúo
vigilante-profesor.
Dicen manifestarse en contra de la
inseguridad pero obedecen a quienes piensan que el cambio de
presidente resolvería tal situación. Excluyen ustedes y son
violentos en sus formas también, y contrario a intentar ganar
adeptos a sus causas los expulsan por no ser estudiantes o por
simplemente cuestionar las formas de sus lideres de campo; los
vigilantes y los profesores. Dejan de lado un análisis de las causas
que crean las condiciones de violencia e inseguridad y a lo sumo
su propuesta contiene una petición al
gobierno donde se aplique mano dura o se cambien los colores de
quienes deben asumir el fracaso de la gestión gubernamental como
fondo y no como forma.
¿La represión? La desapruebo en
cualquiera de sus formas o casos, pero si lo que quieren es el
desbanque de quienes hoy tienen la silla deben asumir los
enfrentamientos del que mañana serán ejecutores aquellos quienes
ustedes mismos promueven como soluciones. Así es la guerra por el
poder.
Yo, anarquista por convicción y acción
no puedo si no rechazar la represión de los cuerpos estatales en
cualquiera de sus formas; sin embargo mi trabajo político no puede
limitarse a caerme a piedras con los policías por el mero hecho de
tratase de una manifestación y mucho menos de la mano de quienes no
dudan en excluir o coaccionar por medio de la amenazas y que en el
mañana serán nuestros nuevos opresores, por muy profesores de la
ULA o estudiantes que sean.
Quizás sea un poco atrevido hablar de
un modo general con respecto a este tema. Pero de cualquier modo creo
que, viendo lo que vi hoy, no me queda sino hacernos la siguiente
reflexión;
Sin olvidar el oprobio de la cuarta y
detestando el de la quinta, debemos prepararnos para la sexta.
VsnF
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