Pedro Vallota
[Un amigo envía una panorámica de la situación en su país, donde se reproduce un cuadro que es familiar para Venezuela.]
Visto en perspectiva, Diciembre fue una aplanadora de hechos que nos pasaron por arriba y sacudieron nuestra realidad en lo político, social y económico.
En este sentido “Expuestos” es la palabra que mejor resume las sensaciones que me dejó el último mes de 2013. Expuestos porque como ciudadanos quedamos a merced de los hechos que se desataron, Expuestos porque diciembre mostró muchas situaciones ocultas bajo la superficie del dia-a-día, Expuestos porque dejo en claro la incapacidad y desidia de la clase dirigente.
En economía, se aceleró la devaluación oficial (+30% anual) y la inflación se hizo notar con subas en rubros básicos como combustibles, transporte público (subte y colectivos) y bienes de consumo.
Es notable como a partir de la salida de G.Moreno del gobierno, las empresas adelantaron al cierre de noviembre los aumentos previstos para el primer trimestre del 2014, anticipándose a la renovada lista de precios controlados y las paritarias, con el plus de ganarse el consumo adicional de las fiestas.
En el aspecto político el retiro y ausencia presidencial se tornaron por demás llamativos. Como termómetro resulta interesante ver cómo ha variado la actividad de su cuenta en twitter pre y post ingreso en la clínica Favaloro. Por otro lado sin un respaldo firme ni un plan concreto y coherente, los cambios de gabinete implementados muestran ya un desgaste notable para el poco tiempo que llevan en función.
En el plano social, sin la contención de las fuerzas de seguridad los saqueos dejaron ver en la superficie y de manera cruda la marginalidad, las tensiones y carencias sociales que se ocultan detrás de dudosos indicadores macroeconómicos.
En materia de infraestructura, el clima evidenció con crudeza las carencias del país y la falta de respuesta frente a eventos que se desvían de los promedios habituales. En años anteriores existieron cortes de energía eléctrica y gas a industrias y limitada cantidad de hogares, pero nunca se había dado una situación tan prolongada y fuera de control como esta. A punto tal el desconcierto, que resulta inviable programar cortes de electricidad ya que no es posible anticipar donde y cuando van a ocurrir.
Frente a todo este escenario como ciudadanos de a pie, la población se expuso a los efectos de las diferentes situaciones con su humanidad y recursos propios, sin los atenuantes colectivos que una sociedad organizada debe tener. Ello amplificó las consecuencias y los dramas particulares. Como resultado se vivieron momentos de anomía social preocupantes y el clima en las calles estuvo mas cercano a MadMax que a las películas de navidad que pasaban por HBO.
Pero lo que queda más al descubierto, más expuesto que nunca, son las limitaciones de la democracia que tenemos y el disfuncional esquema político-partidario que le da forma. Los incentivos están alineados con las elecciones, el momento en que se renuevan los privilegios; mientras tanto no hay mucho que importe demasiado, salvo el “ir llevandola”, evitando costos mayores.
A tal punto funciona así que dos meses atrás, en las elecciones de octubre, se renovaron los liderazgos políticos y ninguno de esos actores fue capaz de ofrecer alternativas o dar contención alguna, mientras que en campaña los candidatos se cansaron de aparecer en los medios prometiendo infinito en cada uno de los temas. Una vez pasadas las elecciones, luego de cerrar los “acuerdos” en maratónicas sesiones legislativas de fin de año, volvió a imperar la especulación política, la mezquindad y la mediocridad; los funcionarios y responsables políticos, los “representantes del pueblo”, se escondieron, se llamaron a silencio o simplemente se fueron de vacaciones. De esta manera nos exhiben públicamente y en forma directa cual es la real motivación de sus actos y acciones: los acuerdos, negocios y las “próximas” elecciones del 2015. (si, a tomar nota faltan dos años hasta que nos escuchen de nuevo).
Cabe pensar entonces que como ciudadanos es real que estamos expuestos a las inclemencias de las circunstancias, es importante darnos cuenta que la democracia y nuestros políticos no actúan bajo los parámetros del “pater famila”, y si queremos que las cosas funcionen conforme a nuestros pensamientos, las soluciones deberán surgir de nosotros mismos como individuos y como cuerpo social conectado. Para ello es condición necesaria abrir el sistema político a la participación ciudadana, apoyar la transparencia y fomentar la interacción con los ámbitos donde se toman las decisiones públicas, y llevar así nuestra democracia actual que nos consulta por sí o por no cada dos años, a un status superior.
[Un amigo envía una panorámica de la situación en su país, donde se reproduce un cuadro que es familiar para Venezuela.]
Visto en perspectiva, Diciembre fue una aplanadora de hechos que nos pasaron por arriba y sacudieron nuestra realidad en lo político, social y económico.
En este sentido “Expuestos” es la palabra que mejor resume las sensaciones que me dejó el último mes de 2013. Expuestos porque como ciudadanos quedamos a merced de los hechos que se desataron, Expuestos porque diciembre mostró muchas situaciones ocultas bajo la superficie del dia-a-día, Expuestos porque dejo en claro la incapacidad y desidia de la clase dirigente.
En economía, se aceleró la devaluación oficial (+30% anual) y la inflación se hizo notar con subas en rubros básicos como combustibles, transporte público (subte y colectivos) y bienes de consumo.
Es notable como a partir de la salida de G.Moreno del gobierno, las empresas adelantaron al cierre de noviembre los aumentos previstos para el primer trimestre del 2014, anticipándose a la renovada lista de precios controlados y las paritarias, con el plus de ganarse el consumo adicional de las fiestas.
En el aspecto político el retiro y ausencia presidencial se tornaron por demás llamativos. Como termómetro resulta interesante ver cómo ha variado la actividad de su cuenta en twitter pre y post ingreso en la clínica Favaloro. Por otro lado sin un respaldo firme ni un plan concreto y coherente, los cambios de gabinete implementados muestran ya un desgaste notable para el poco tiempo que llevan en función.
En el plano social, sin la contención de las fuerzas de seguridad los saqueos dejaron ver en la superficie y de manera cruda la marginalidad, las tensiones y carencias sociales que se ocultan detrás de dudosos indicadores macroeconómicos.
En materia de infraestructura, el clima evidenció con crudeza las carencias del país y la falta de respuesta frente a eventos que se desvían de los promedios habituales. En años anteriores existieron cortes de energía eléctrica y gas a industrias y limitada cantidad de hogares, pero nunca se había dado una situación tan prolongada y fuera de control como esta. A punto tal el desconcierto, que resulta inviable programar cortes de electricidad ya que no es posible anticipar donde y cuando van a ocurrir.
Frente a todo este escenario como ciudadanos de a pie, la población se expuso a los efectos de las diferentes situaciones con su humanidad y recursos propios, sin los atenuantes colectivos que una sociedad organizada debe tener. Ello amplificó las consecuencias y los dramas particulares. Como resultado se vivieron momentos de anomía social preocupantes y el clima en las calles estuvo mas cercano a MadMax que a las películas de navidad que pasaban por HBO.
Pero lo que queda más al descubierto, más expuesto que nunca, son las limitaciones de la democracia que tenemos y el disfuncional esquema político-partidario que le da forma. Los incentivos están alineados con las elecciones, el momento en que se renuevan los privilegios; mientras tanto no hay mucho que importe demasiado, salvo el “ir llevandola”, evitando costos mayores.
A tal punto funciona así que dos meses atrás, en las elecciones de octubre, se renovaron los liderazgos políticos y ninguno de esos actores fue capaz de ofrecer alternativas o dar contención alguna, mientras que en campaña los candidatos se cansaron de aparecer en los medios prometiendo infinito en cada uno de los temas. Una vez pasadas las elecciones, luego de cerrar los “acuerdos” en maratónicas sesiones legislativas de fin de año, volvió a imperar la especulación política, la mezquindad y la mediocridad; los funcionarios y responsables políticos, los “representantes del pueblo”, se escondieron, se llamaron a silencio o simplemente se fueron de vacaciones. De esta manera nos exhiben públicamente y en forma directa cual es la real motivación de sus actos y acciones: los acuerdos, negocios y las “próximas” elecciones del 2015. (si, a tomar nota faltan dos años hasta que nos escuchen de nuevo).
Cabe pensar entonces que como ciudadanos es real que estamos expuestos a las inclemencias de las circunstancias, es importante darnos cuenta que la democracia y nuestros políticos no actúan bajo los parámetros del “pater famila”, y si queremos que las cosas funcionen conforme a nuestros pensamientos, las soluciones deberán surgir de nosotros mismos como individuos y como cuerpo social conectado. Para ello es condición necesaria abrir el sistema político a la participación ciudadana, apoyar la transparencia y fomentar la interacción con los ámbitos donde se toman las decisiones públicas, y llevar así nuestra democracia actual que nos consulta por sí o por no cada dos años, a un status superior.
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