Conferencia Economía
Alternativa CNT
Se
exponen a continuación las que, entendemos, pueden ser las bases de proyectos
de economía alternativa en coherencia con los principios, tácticas y
finalidades de la CNT [Confederación Nacional del Trabajo; organización
anarcosindicalista de la Península Ibérica]. Estas ideas aparecen reflejadas en
punto 3.3.2. del Acuerdo sobre Acción Social del último Congreso Confederal de
la anarcosindical [X Congreso, Córdoba 2010]:
•
Una economía colectiva. Frente al
individualismo, una de las características esenciales del capitalismo. Todas
las demás bases han de construirse desde esta lógica de lo colectivo. Esta
opción no ha de menoscabar el respeto por la persona y el libre desarrollo de
su personalidad y creatividad en convivencia con las demás.
•
Consenso en cuanto a los principios
básicos. Sentar unas bases claras, que no den lugar a infinitas
interpretaciones, y que no haya que discutirlas constantemente. Esto implica
profundizar sobre las cuestiones básicas del proyecto hasta llegar al consenso.
Es necesario un conocimiento mutuo previo entre las personas que quieren formar
parte del proyecto.
• Cubrir necesidades
básicas como objetivo.
Partir de un estudio y del consenso acerca de cuáles son las necesidades
básicas, materiales y no materiales, a cubrir, ya que la planificación ha de ir
en base a éstas. Planificar implica no sólo el qué y el cuándo, sino el
quiénes, y cómo y, por tanto, una formación previa sobre los conocimientos y
habilidades prácticas necesarias. Cubrir las necesidades básicas implica la
renuncia a necesidades superfluas, sean las propias de los integrantes o de
otros en caso de que se produzca “para fuera”.
La
producción está al servicio del consumo. Como todos somos a un tiempo
productores y consumidores, -sólo la ideología capitalista separa y enfrenta
estas dos facetas-, la correlación entre lo que necesitamos y el esfuerzo que
hay que aportar para producirlo se aprende con la experiencia, y se organiza
mediante el libre acuerdo y no con abstracciones como “el libre juego entre la
oferta y la demanda”. Sin empresarios que organicen y gestionen la producción,
ni mercaderes que parasiten en las relaciones de consumo.
Es
fundamental para que las planificaciones se adapten a la realidad y se vaya
aprovechando la experiencia acumulada hacer evaluaciones periódicas. No sólo
han de evaluarse las actividades planificadas respecto de sus objetivos a corto
plazo, sino también ver en qué grado lo realizado se aproxima a las bases y
principios por los que se rige el proyecto. Por último, es necesario volver a
planificar, siempre en función de los resultados de las evaluaciones.
•
Autogestión. La independencia
respecto de toda forma de poder es consecuencia de una actitud que debe estar
presente en todo proyecto alternativo al sistema dominante. Es fundamental
estar constantemente en contra del poder. La toma de decisiones ha de hacerse
en asambleas conformadas exclusivamente por quienes forman parte del proyecto.
Pero el asamblearismo no está exento por si mismo de formas de poder. Para
poder decidir en igualdad, es necesario disponer de formas de comunicación en
las que todo el mundo tenga acceso a la información. No hay horizontalidad
cuando las decisiones son en igualdad pero la participación no, ya que unas
personas deciden lo que tienen que hacer otras. Autogestionar no es sólo
decidir, también es hacer. Cada cual ha de participar en la toma de una
decisión en la medida en que ésta le afectará.
•
Aprendizaje permanente. El grado de
experiencia y conocimientos afecta a todas las demás bases planteadas: desde
cómo se toman las decisiones hasta nuestra relación con el medio. Es
fundamental crear espacios para el aprendizaje colectivo o, mejor aún, que se
facilite durante el desarrollo mismo de las actividades la posibilidad de
aprender, teniendo en cuenta esto en la planificación de las actividades y
llevándolo a todos los campos de manera trasversal.
•
Relaciones directas. Cualquier
actividad de intermediación con carácter lucrativo no tiene carácter económico
sino especulativo o parasitario de la actividad económica.
•
Estabilidad independiente del
crecimiento. A diferencia de lo que ocurre en el capitalismo, no es
necesario un crecimiento constante para sobrevivir. Para ello, hay que eliminar
la obsesión por el crecimiento cuantitativo y pensar más en la multiplicación
de las iniciativas y su federación, así como en el crecimiento cualitativo que
implica llevar a la práctica los principios básicos.
•
Acceso a los medios de producción.
Los medios de producción no son sólo los materiales, sino también los
conocimientos, las relaciones, etc. Una economía alternativa no puede basarse
en tomar los medios de producción tradicionales del desarrollismo capitalista
para simplemente “ponerlos en otras manos”. Por ejemplo, no tendría sentido
autogestionar las necesidades energéticas ocupando una central nuclear. Hay
medios de producción que es preciso reapropiarse, pues están en poder de las
clases dominantes, y otros que hay que retomar porque han sido desvalorizados y
condenados al olvido. Así, hay que cambiar la correlación de fuerzas para tomar
el control de los recursos naturales, pero otros medios de producción, como son
el conocimiento de la naturaleza o la capacidad de autoorganización, precisan
de grupos de aprendizaje colectivo para recuperar conocimientos campesinos
seculares adaptados a las realidades locales y la memoria histórica de las
luchas populares. Las subvenciones no suponen un caso ni de lo uno ni de lo
otro, simplemente conducen a la dependencia del poder y de sus directrices
políticas.
•
Uso de tecnologías simples. La
tecnología empleada no debe generar nuevas necesidades ni dependencias. En el
grado de eficiencia debe incluirse en los resultados los efectos no deseados el
tipo de organización social que reproduce. En los recursos utilizados no
debemos atender solamente al momento de su utilización, sino de la
encadenación/acumulación de costes reales anteriores. Es fundamental la
recuperación de conocimientos válidos de otras épocas y culturas en cuanto a
autonomía y eficiencia e idear (que no idealizar) diferentes formas de
producir.
•
Relación equilibrada con la naturaleza.
Empieza por tener en cuenta el coste ecológico real de lo producido. Por un
lado, el consumo de materias primas y energía de todo el proceso debe respetar
la capacidad de regeneración de los recursos naturales que emplea. Y, por otro
lado, debemos ser conscientes de los efectos no deseados y el deterioro que
nuestra actividad económica genera a la autorregulación del sistema natural. El
sistema natural ha de ser recuperado, entre otros motivos, porque de él
proviene todo lo necesario para la vida y su reproducción.
•
Lo productivo y lo reproductivo. Es
necesario visibilizar y valorar la aportación real a la cobertura de
necesidades, la economía, de todas las actividades y actitudes relacionadas con
lo reproductivo como base de lo productivo. Sin cuidados no hay vida social ni
vida económica.
•
Interacción con el contexto social.
Un proyecto no puede estar encerrado en si mismo y, como ya hemos señalado, se
desarrolla siempre en un contexto geográfico y temporal concreto. Así mismo,
dado que el capitalismo no es sólo un sistema económico, sino que la dominación
se extiende en todos los aspectos de la vida social, es necesario insertar la
lucha económica en procesos más amplios de lucha.
•
Tomar parte en redes económicas de apoyo
mutuo. Es muy difícil que un proyecto aislado pueda cubrir todas sus
necesidades. Por ello, es imprescindible para poder empezar a hablar de
Economía Alternativa con mayúsculas la formación de redes o federaciones de
personas y grupos basadas en el apoyo mutuo.
•
Influencia de lo no económico en lo
económico. La realidad social es mucho más compleja que lo meramente
económico, e igual que esta dimensión afecta a las demás, esta influencia es
fuertemente recíproca. Por eso hablamos de “sistema”. En otras palabras, hay
cuestiones que afectan a la economía que no pueden resolverse desde lo
económico. La experiencia nos enseña que la mayor parte de los proyectos
fracasan por conflictos en las relaciones interpersonales y de convivencia
cotidiana, más que por enfrentamientos ideológicos de tipo teórico. Es
necesario que un cambio cultural, de valores y de conciencia acompañe a los
cambios ideológicos y sociales. Especial relevancia posee el conflicto de las
relaciones entre lo que culturalmente llamamos “géneros”.
•
La excepción no hace la regla. Hay
veces que en la práctica no queda más remedio que no cumplir alguna o varias de
las bases anteriores. Estas decisiones no tienen porque afectar al futuro del
proyecto si se toman de manera bien consciente y, por tanto, no sientan
precedente ni pasan a convertirse en algo habitual. Además, es imprescindible
que se acompañen de un compromiso de buscar otras soluciones, coherentes con
los principios del proyecto, para las próximas veces en que se presenten de
nuevo dichas situaciones. Esto es especialmente importante cuando se plantea
empezar de una manera para, poco a poco, pasar a hacer las cosas como realmente
queremos.
•
¡Que funcione!: es decir, que vaya
cumpliendo sus objetivos. Cuando no funcione no desanimarse. Estudiar si el
fallo está en la propia formulación del proyecto, -en las bases, la
planificación-, o bien en su desarrollo. Una cosa es que el objetivo no sea la
máxima productividad a cualquier precio, y otra que lo que hagamos sea tan
ineficiente que se derrochen recursos naturales y humanos y encima nos muramos
de hambre. Si no funciona, habrá que seguir dependiendo del capitalismo para
comer mientras seguimos experimentando, quizá con mucho mérito pero con poco
futuro.
[Texto
extraído del libro Memoria I Jornadas Conferencia Economía Alternativa CNT,
Córdoba, CNT, 2012]
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