José Rafael López Padrino
La mentira ha sido y sigue siendo una fiel
compañera de los proyectos nazi-fascistas a lo largo de la historia. Las
trágicas experiencias del nazismo alemán y del fascismo italiano del siglo
pasado, así como las vivencias bajo el régimen socialfascista bolivariano
actual así lo demuestran. Una de las características más emblemáticas del
proyecto socialfascista ha sido la institucionalización de la mentira. Es decir, el uso del engaño y la falacia como
herramientas comunicacionales a fin desvirtuar la realidad, descalificar al
contrario, así como apaciguar y manipular la conflictividad social.
El rosario de mentiras oficiales ha sido
interminable, como ejemplos: la tragedia de Amuay, las masacres en las cárceles de La Planta, Yare y Tocorón, el cuento de la soberanía
alimentaria, la fortaleza del Bolívar,
la enfermedad y muerte del comandante galáctico. Recordemos que Maduro anunció que el tte. coronel -con respiración
asistida mediante una cánula traqueal- mantenía reuniones de trabajo de más de
cinco horas con espíritu “enérgico”, pocos días después fallecía. Sin
embargo, ante la grave crisis que afecta al país el engranaje de desinformación
y mentira oficialista se ha activado a fin de justificar -maniqueamente- las
causas de la misma. Han recurrido como buenos nazi-fascistas a los viejos
postulados de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda nazi “Miente, miente, que al final algo quedará,
cuanto más grande sea una mentira, más gente lo creerá”.
Los socialfascistas mienten cuando acusan
descaradamente a los comunicadores sociales y a los medios de comunicación de
ser los culpables de la crisis que afecta al país. Maduro y su grupete mienten cuando responsabilizan al imperio y a
la disidencia política nacional del sabotaje del aparato productivo nacional y
la subsecuente escases de productos. Lo voceros del régimen mienten al acusar a
nuestra fauna tropical de las fallas en el suministro eléctrico en el país. El
gorilato bolivariano miente al pretender controlar una inflación estructural
(54%) mediante una política de control de precios. El régimen miente al acusar
a los gobiernos anteriores de la terrible crisis carcelaria.
El hamponato bolifascista miente al
afirmar que la corrupción ahora si será combatida gracias a la fraudulenta Ley Habilitante aprobada recientemente.
Maduro y su pandilla mienten
cuando descalifica y acusa a honestos trabajadores de egoístas y agentes del
imperio. El oficialismo miente al afirmar que están construyendo una economía
socialista al estatizar medios de producción e incentivar el consumo. Estamos ante una institucionalización de la
mentira por parte del régimen a fin de generar falsas matrices de opinión e
inducir comportamientos inicuos en el colectivo social.
El ungido
de Miraflores recurre al igual que su comandante eterno a los libelos Goebbelianos atribuyéndole al
adversario sus propios errores. Pretende justificar su monumental e histórico
fracaso.
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