Carlos Olalla
En estos tiempos de ignominia y barbarie en el que pretenden prohibirnos hasta pensar y soñar, reivindico el derecho y el deber de pensar y soñar en ese otro mundo que no solo es posible, sino que ya es imprescindible, ese otro mundo donde la injusticia no exista, donde la violencia, cualquier violencia, carezca de sentido, donde no haya cárceles, ni policías, ni ejércitos, ni jueces, sino ciudadanos libres gobernándose a sí mismos, ese nuevo mundo donde no habrá ladrones porque habrá desaparecido el mayor de los robos: la propiedad privada y en el que no habrá esclavos porque habrá desaparecido la peor de las cadenas: el salario. Un mundo donde la espiritualidad no sea monopolio de las religiones, donde mujer y hombre tengan los mismos derechos, donde no hagan falta leyes porque no existirán autoridad, ni gobierno, ni políticos, tan solo seres humanos capaces de vivir para amar, para compartir, para dar…
En estos tiempos de ignominia y barbarie en el que pretenden prohibirnos hasta pensar y soñar, reivindico el derecho y el deber de pensar y soñar en ese otro mundo que no solo es posible, sino que ya es imprescindible, ese otro mundo donde la injusticia no exista, donde la violencia, cualquier violencia, carezca de sentido, donde no haya cárceles, ni policías, ni ejércitos, ni jueces, sino ciudadanos libres gobernándose a sí mismos, ese nuevo mundo donde no habrá ladrones porque habrá desaparecido el mayor de los robos: la propiedad privada y en el que no habrá esclavos porque habrá desaparecido la peor de las cadenas: el salario. Un mundo donde la espiritualidad no sea monopolio de las religiones, donde mujer y hombre tengan los mismos derechos, donde no hagan falta leyes porque no existirán autoridad, ni gobierno, ni políticos, tan solo seres humanos capaces de vivir para amar, para compartir, para dar…
Un mundo no orientado a la riqueza material ni al crecimiento económico, sino a la felicidad de las personas y el equilibrio del medio ambiente, un mundo donde seremos educados para ser seres libres, donde seremos seres humanos libres y responsables, un mundo del que habrá desaparecido el hambre porque habrá desaparecido la especulación que la provoca, en el que ya no existirá el ansia de poder porque ya no existirá el poder, un mundo donde amar no sea un delito y donde palabras como odio o envidia hayan perdido todo su significado, un mundo donde la gente sueñe y pueda vivir sus propios sueños, donde la gente sea libre para vivir su propia vida, donde pueda elegir su forma de vivir, donde a nadie se le margine por su color, raza, sexo, orientación sexual, o forma de pensar, un mundo hecho para que todos los seres puedan vivir en paz y armonía en él, donde fronteras, muros o alambradas no tengan lugar, donde las armas se hayan sustituido por flores, donde la agresividad y la violencia hayan sucumbido ante la fuerza de la palabra y la razón, un mundo donde no tengamos miedo de perder un trabajo o de no encontrarlo porque cada uno tendrá su propio trabajo, el que haya elegido, para el que se sienta más capacitado y le haga más feliz, un mundo sin hipotecas ni aranceles, sin impuestos ni tasas, un mundo donde la cultura y el arte serán de tod@s y para tod@s, donde habrán caído los abismos que cada día separan más a ricos de pobres porque ya no habrá ni pobres ni ricos…
Podréis llamarme iluso, idealista, ingenuo o tonto, podréis acusarme de pecar de buenismo… sí podréis hacerlo, pero prefiero ser todo eso a estar callado o mirar a otro lado formando parte de un mundo donde valores como amor, compasión, altruismo, generosidad, solidaridad o bondad han desaparecido en manos de otros como especulación, avaricia, egoísmo, agresividad, egocentrismo… y que cada día asesina de hambre a miles de personas y condena a millones a la miseria para que otros, los menos, cada vez tengan más. En este tiempo de injusticias y recortes en el que el poder está mostrando su verdadera cara, mientras unos aspiran a cambiar el gobierno y gritan en las calles “¡esto nos pasa por un gobierno facha!” lo que los anarquistas queremos es que no haya gobierno y por eso gritamos “¡esto nos pasa por tener gobierno!”
¿Qué ese mundo no existe? ¡Y qué! ¡Luchemos para que exista! ¿Qué ese mundo es una utopía? ¡Y qué! ¡Hagámosla realidad! ¿Qué jamás llegaremos a verlo en vida? ¡Y qué! ¡Construyámoslo para nuestros nietos o para nuestros tataranietos! ¿Qué ese mundo es inviable? No, todo lo contrario: o el hombre libremundo será así o no será. Ese mundo es posible y ahora ya es imprescindible. Todos los demás sistemas han fallado y nos han llevado a la debacle y la abyección que estamos viviendo, una debacle que es la antesala de nuestra muerte como especie y la del propio planeta. Estamos frente al final de un modelo de vida, de un sistema, de un mundo antiguo. Y por eso mismo estamos frente a un mundo nuevo, un mundo en el que las personas y no las grandes corporaciones gobernarán sus vidas, en el que las personas y no las instituciones regirán sus destinos. Y ese mundo nuevo no es algo que haya surgido ahora, como de la nada, sino que se lleva gestando desde hace más de dos siglos. Son muchos, miles, los que han dedicado su vida a él. Son muchos, miles, los que han dado su vida por él. Se llaman anarquistas, y el sistema les ha han criminalizado desde que nacieron porque es consciente de que, tarde o temprano, cambiarán el mundo.
Podréis llamarme iluso, idealista, ingenuo o tonto, podréis acusarme de pecar de buenismo… sí podréis hacerlo, pero prefiero ser todo eso a estar callado o mirar a otro lado formando parte de un mundo donde valores como amor, compasión, altruismo, generosidad, solidaridad o bondad han desaparecido en manos de otros como especulación, avaricia, egoísmo, agresividad, egocentrismo… y que cada día asesina de hambre a miles de personas y condena a millones a la miseria para que otros, los menos, cada vez tengan más. En este tiempo de injusticias y recortes en el que el poder está mostrando su verdadera cara, mientras unos aspiran a cambiar el gobierno y gritan en las calles “¡esto nos pasa por un gobierno facha!” lo que los anarquistas queremos es que no haya gobierno y por eso gritamos “¡esto nos pasa por tener gobierno!”
¿Qué ese mundo no existe? ¡Y qué! ¡Luchemos para que exista! ¿Qué ese mundo es una utopía? ¡Y qué! ¡Hagámosla realidad! ¿Qué jamás llegaremos a verlo en vida? ¡Y qué! ¡Construyámoslo para nuestros nietos o para nuestros tataranietos! ¿Qué ese mundo es inviable? No, todo lo contrario: o el hombre libremundo será así o no será. Ese mundo es posible y ahora ya es imprescindible. Todos los demás sistemas han fallado y nos han llevado a la debacle y la abyección que estamos viviendo, una debacle que es la antesala de nuestra muerte como especie y la del propio planeta. Estamos frente al final de un modelo de vida, de un sistema, de un mundo antiguo. Y por eso mismo estamos frente a un mundo nuevo, un mundo en el que las personas y no las grandes corporaciones gobernarán sus vidas, en el que las personas y no las instituciones regirán sus destinos. Y ese mundo nuevo no es algo que haya surgido ahora, como de la nada, sino que se lleva gestando desde hace más de dos siglos. Son muchos, miles, los que han dedicado su vida a él. Son muchos, miles, los que han dado su vida por él. Se llaman anarquistas, y el sistema les ha han criminalizado desde que nacieron porque es consciente de que, tarde o temprano, cambiarán el mundo.
Puede que no conozcas lo que es el anarquismo, que te suene a violencia, desorden y caos, incluso que lo asocies a la imagen de un terrorista lanzando una bomba. No te extrañes, esa es la imagen que han querido dar del anarquismo desde el poder durante décadas. Al anarquismo se le ha criminalizado o condenado al olvido no porque sea inviable, sino todo lo contrario, porque es la única posibilidad real de supervivencia que tenemos. Y eso es algo que el poder no puede permitir. Aquí tienes algunas reflexiones del pensamiento anarquista a lo largo de los últimos dos siglos, recogidas mayoritariamente en la antología de textos anarquistas de Carlos Taibo Anarquist@s, antología de anarquistas y afines para uso de las generaciones jóvenes:
“Queremos abolir radicalmente la dominación y la explotación del hombre por el hombre; queremos que los hombres, hermanados por una solidaridad consciente y deseada, cooperen en forma voluntaria para el bienestar de todos; queremos que la sociedad se constituya con el fin de proporcionar a todos los seres humanos los medios necesarios para que logren el máximo bienestar y el máximo desarrollo moral y material posibles: queremos pan, libertad, amor y ciencia para todos” (Errico Malatesta, 1853-1932)
“Diré que el anarquismo es el intento de erradicar todas las formas de dominación. Ello incluye no sólo las formas, obvias, del Estado-nación, con su empleo rutinario de la violencia y la fuerza del derecho, y de las empresas, con su irresponsabilidad institucionalizada, sino también otras formas internalizadas como las propias del patriarcado, el racismo o la homofobia. Es también un intento de exponer de qué manera la filosofía, la religión, la economía y otras construcciones ideológicas realizan su función primaria de racionalizar o hacer que parezca natural la dominación que invade nuestra forma de vida” (John Zerzan, 1944)
1“¿Por qué es necesario el gobierno para mantener el Estado? Porque ningún Estado puede existir sin el concurso de una conspiración permanente, una conspiración que, naturalmente, se dirige contra las masas de trabajadores, cuya esclavización y esquilmamiento justifican la existencia de todos los Estados. Y en todos los Estados el gobierno no es sino una conspiración permanente de la minoría contra la mayoría, a la que la primera esclaviza y esquilma” (Mijaíl Bakunin (1814-1876)
“La abolición del Estado continuará siendo una propuesta vacía si siguen funcionando las causas que explican la pervivencia de la miseria. Al igual que la riqueza de los poderosos, al igual que el capital y la explotación, el Estado ha surgido del empobrecimiento de una parte de la sociedad. Siempre se ha necesitado que algunos cayesen en la miseria por efecto de las migraciones, invasiones, pestes o hambrunas, para que otros se enriqueciesen y adquiriesen una autoridad que pudiese crecer y hacer crecer cada vez menos seguros los medios de subsistencia de las masas. En consecuencia, la dominación política no puede abolirse sin abolir antes las causas de la pobreza, de la miseria, de las masas” (Piotr Kropotkin, 1842-1921)
“Defendiéndose a sí mismo, el Estado suprime, persigue, castiga e incluso cancela la individualidad de la vida. En esa tarea se ve ayudado por todas las instituciones que pelean por la preservación del orden existente. Recurre a todas las formas de violencia y fuerza, y sus esfuerzos son apoyados por la “indignación moral” de la mayoría con respecto a los herejes, a los disidentes sociales y a los rebeldes; durante siglos la mayoría ha sido educada en la adoración del Estado, ha sido entrenada en la disciplina y la obediencia, y ha sido sometida por la presión de la autoridad en el hogar, en la escuela, en la iglesia y en los periódicos” (Emma Goldman, 1869-1940)
“La población general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo sabe” (Noam Chomsky, 1928)
“Te han contado que los anarquistas arrojan bombas, que creen en la violencia y que la anarquía supone, de resultas, el desorden y el caos. No sería extraño que lo creyeses. La prensa, el púlpito y todos los que disfrutan del poder lo repiten constantemente. Pero muchos de ellos tienen sus razones para no contarte la verdad. Ya es hora de que la oigas…Los que están a favor del desorden y la violencia son el capitalismo y el gobierno. El anarquismo significa el orden sin gobierno y la paz sin violencia…” (Alexander Berkman, 1870-1936)
“Cada uno deberá aportar según su capacidad y recibir según su necesidad (Li Pei Kan, 1904-2005)
“Leyes: Sabemos lo que son, y lo que valen. Son telarañas para los ricos y poderosos, cadenas de acero para los pobres y débiles, redes de pesca en las manos del gobierno” (Pierre Josep Proudhon, 1809-1865)
“El engaño mayor del sistema representativo radica en la ficción de que un gobierno y un parlamento nacidos de una elección popular deben, e incluso pueden, representar la voluntad real del pueblo…Quien habla de poder político habla de dominación” (Mijaíl Bakunin)
“Lo repetimos. Votar es lo mismo que anularse. El que vota se abandona a la voluntad ajena; reconoce a otros, sin saber a quiénes, el derecho de hacer con los comunes intereses lo que le plazca. La papeleta electoral es el signo de la esclavitud política, así como el salario lo es de la esclavitud económica… (La idea libre, 1896)
“Cuando existen clases e individuos privados de los medios de producción y, por ello, dependientes de quienes monopolizan esos medios, el llamado régimen democrático no puede ser sino una mentira apropiada para engañar y someter a la masa de los gobernados con un amago de supuesta soberanía, para de esta manera salvar y consolidar el dominio de la clase privilegiada y dominante” (Errico Malatesta)
“La democracia parlamentaria es una democracia abyecta. El pueblo no puede elegir sus delegados y votar sino una vez cada cuatro o cinco años. Los electores no pueden ejercer su poder sino en el momento del voto; el resto del tiempo son impotentes. Los delegados elegidos se convierten en dirigentes del pueblo. Decretan leyes, forman gobiernos, y al pueblo no le queda otro remedio que obedecer. Como regla general, la máquina electoral se concibe de tal manera que solo los grandes partidos capitalistas, potentemente equipados, tienen la oportunidad de ganar… Con el sistema de consejos todo delegado puede ser revocado en cualquier momento. Los obreros no solo se hallan en contacto con sus delegados y participan en las discusiones y en la toma de decisiones: los delegados no son otra cosa que portavoces temporales de las asambleas consejistas” (Anton Pannekoek, 1873-1960)
“Expropiación: ésa es la palabra guía de la evolución que viene. Sin ella fracasará en su misión histórica. Hablamos de la plena expropiación de aquellos que disponen de los medios para explotar a los seres humanos, del regreso a la comunidad de todo lo que en manos de alguien puede ser empleado para explotar a otros” (Piotr Kropotkin)
“Parece realmente ridículo que todo el mundo deba verse esclavizado en provecho de un puñado de monopolistas, de tal suerte que todos tengan que depender de éstos en lo que se refiere a sus derechos y a sus oportunidades vitales. Pero ésa es exactamente la realidad. Y todavía resulta más ridículo que los obreros y los campesinos, los únicos que crean riqueza, sean los más dependientes y configuren la más pobre de las clases de la sociedad.
Es verdaderamente monstruoso, y muy triste. El sentido común te dirá que es ésta una situación muy próxima a la locura. Si las grandes masas populares, los millones de personas esparcidas por el mundo pudiesen conocer de qué modo son engañadas, explotadas y esclavizadas, ¿permitirían que esto continuase? ¡Seguro que no! Los capitalistas lo saben. Por eso precisan un gobierno que legalice sus métodos de expolio, que proteja al sistema capitalista. Y por eso el gobierno necesita leyes, policía, soldados, tribunales y prisiones que protejan el capitalismo” (Alexander Berkman)
“¿Has tenido conocimiento de que en alguna ocasión un líder sindical haya declarado que el sistema de salario en su conjunto es un robo y un fraude y haya pedido, en consecuencia, para los obreros todo el producto del trabajo? Yo nunca lo he oído. Ni nadie.” (Alexander Berkman)
“Nosotros los anarquistas no podemos emancipar al pueblo; queremos que el pueblo se emancipe. No creemos en el bien que viene de lo alto y se impone por la fuerza; queremos que el nuevo modo de vida social surja de las vísceras del pueblo, corresponda al grado de desarrollo alcanzado por los hombres y progrese a medida que éstos progresan. A nosotros nos importa que todos los intereses y todas las opiniones encuentren una organización consciente de la posibilidad de hacerse valer y de influir en la vida colectiva, en proporción a su importancia” (Errico malatesta)
“El sentido más profundo de la revolución social reside en la abolición del dominio del hombre sobre el hombre, sustituido por la administración de las cosas. Solo así se alcanzará la libertad industrial y social. Si esto no funciona, ningún otro sistema lo hará. Para asegurar la igualdad económica no hay más camino que el de la libertad. Cualquier otra fórmula nos situaría de nuevo en el capitalismo” (Alexander Berkman)
“La revolución proletaria no consiste solo en destruir el poder capitalista. Exige en paralelo que el conjunto de la clase obrera abandone su situación de dependencia e ignorancia para acceder a una plena independencia y construir un mundo nuevo” (Anton Pannekoek)
“Mucho antes de que la palabra “tribu” adquiriese popularidad en la contracultura estadounidense, los anarquistas españoles describieron sus congresos como “asambleas de tribus”. De manera deliberada se optó porque cada grupo de afinidad conservase unas dimensiones reducidas, para de esta forma permitir un mayor grado de intimidad entre quienes lo componen” (Murray Bookchin, 1921-2006)
“Los acontecimientos que se desarrollaron en España representaban algo completamente nuevo. Las ocupaciones de tierras y de fábricas por los trabajadores españoles no tenían por objeto ejercer presión sobre los propietarios, sobre los dirigentes y los poderes públicos para obtener una mejora en las condiciones de trabajo y de salario. Se orientaban a la gestión directa de los medios de producción y de cambio por parte de todos aquellos que los hacen funcionar” Augustin Souchy (1892-1984)
“La autogestión supone que una empresa debe ser dirigida por todos sus trabajadores. Pero la autogestión no significa nada para los trabajadores a menos que se verifiquen cambios radicales en las condiciones de vida de éstos, en las relaciones con las diferentes categorías del personal y entre el personal como un todo y la dirección. Si una empresa es dirigida entre todos pero al mismo tiempo se mantienen en su interior las estructuras de clase, los trabajadores no estarán dirigiendo otra cosa que su propia alienación… la autogestión implica la abolición de todos los privilegios dentro de la empresa y la igualdad en su interior, tanto en el terreno económico como en el social y en el moral… la autogestión acarrea la abolición de las propiedades privada y estatal de los medios de producción y el traspaso de aquéllas a los trabajadores, que disfrutarán de la “posesión” de esas propiedades, que entregarán a sus sucesores en cuanto dejen la empresa…la autogestión supone el reparto de los beneficios entre la fuerza del trabajo, de tal suerte que los colectivos se hagan cargo de las infraestructuras vitales de la economía mundial y creen un fondo de compensación para garantizar el equilibrio entre las diferentes ramas de la industria, la agricultura, los servicios… y entre las propias empresas” (Maurice Joyeux, 1910-1991)
“El propósito del municipalismo libertario es resucitar la política en el sentido más antiguo de la palabra, esto es, el vinculado a la necesidad de construir y extender la democracia directa local, de tal forma que los ciudadanos de a pie adopten decisiones que afecten a sus comunidades y a la sociedad en su conjunto. En modo alguno cabe confundir esto con un esfuerzo encaminado a acrecentar la participación de los ciudadanos en los procesos del Estado” (Murray Bookchin)
“No existe posibilidad de vida humana sin sacar provecho del trabajo de los demás, y esto solo puede hacerse de dos maneras: mediante la asociación fraternal, igualitaria y libertaria, practicando consciente y voluntariamente la solidaridad que vincula entre sí a todos los seres humanos, o mediante la lucha de unos contra otros para que los vencedores puedan someter, oprimir y explotar a los oprimidos” (Errico Malatesta)
“Por lo general los sindicatos conservadores apoyan al capitalismo y todo lo relacionado con él. Adoptan esa posición al asumir que eres un trabajador, que seguirás siéndolo en el futuro y que las cosas seguirán como están. Aseveran que todo lo que la organización puede hacer es ayudarte a conseguir un salario algo más alto, a reducir las horas de trabajo y a mejorar las condiciones generales de éste. Y consideran que el patrono es un socio de la empresa con el que, por así decirlo, se establece un contrato. Nunca se preguntan, sin embargo, porqué uno de los socios implicados – el patrono- se enriquece con este tipo de acuerdo, en tanto el otro – el obrero- permanece siempre pobre, trabaja duramente y muere esclavizado por el salario” (Alexander Berkman)
“Aunque la ciencia ha hecho del mundo entero un simple barrio, el hombre ha perfilado una civilización que ha convertido a los vecinos en extranjeros. Esta compleja y jerarquizada sociedad no puede sino ser el paraíso para burócratas, empresarios, tecnócratas y estadistas…Los socialistas, en nombre de la ciencia, la producción, la eficacia, el nivel de vida y otros sacrosantos fetiches, han aceptado este completo monstruo Frankenstein de la sociedad y esperan, agregando la propiedad pública, convertirlo en socialista. Yo afirmo que en tal sociedad el verdadero aire del socialismo es difícil de respirar. El autogobierno, la autogestión, la ayuda mutua, el compartir, la igualdad, la libertad, la fraternidad se practicarán y se desarrollarán mejor si los hombres viven en pequeñas comunidades” (Jayaprakash Narayan, 1902-1979)
“Durante millones de años los seres humanos vivieron como anarquistas. Esto es, como individuos autónomos sin la existencia de un poder, un trabajo y unas instituciones coactivas: vivieron sin mediaciones. Nunca fue el paraíso, ni la utopía. Fue, sin más. La anarquía está en nuestros huesos” (Kevin Tucker, 1980)
“Educar equivale actualmente a domar, adiestrar, domesticar… Para hacerlo se han inspirado sencillamente en los principios de disciplina y de autoridad que guían las organizaciones sociales de todos los tiempos, quienes no tienen más que una idea muy clara y una voluntad, a saber: que los niños se habitúen a obedecer, a creer y a pensar según los dogmas sociales que nos rigen. No se trata de secundar el desarrollo espontáneo de las facultades del niño, de dejarle buscar libremente la satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y morales; se trata de imponer pensamientos hechos; de impedirle para siempre pensar de otra manera que la necesaria para la conservación de las instituciones de esta sociedad… Y lo que se ha producido hasta hoy continuará produciéndose en el porvenir; no hay ninguna razón para que los gobiernos cambien de sistema: han logrado servirse de la instrucción en su provecho, así seguirán aprovechándose también de todas las mejoras que se presenten. Basta que conserven el espíritu de la escuela, la disciplina autoritaria que en ella reina, para que todas las innovaciones los beneficien… Los anarquistas no tememos decirlo: queremos hombres capaces de evolucionar constantemente; capaces de destruir, de renovar constantemente los medios y de renovarse ellos mismos; hombres cuya independencia intelectual sea la fuerza suprema, que no se sujeten jamás a nada; dispuestos siempre a aceptar lo mejor, dichosos por el triunfo de las ideas nuevas y que aspiren a vivir vidas múltiples en una sola vida. La sociedad teme a tales hombres: no puede, pues, esperarse que quiera jamás una educación capaz de producirlos” (Francesc Ferrer i Guàrdia, 1859-1909)
“Hacer de la utopía una realidad exige varios niveles de lucha… es verdad que no hay solución, individual o de otro cariz, en nuestra sociedad. Pero si somos capaces de contrarrestar este hecho, más bien deprimente, por medio de las radicales metamorfosis que hemos experimentado – en nuestra conciencia y en nuestras vidas-, es posible que después tengamos el coraje de proseguir para creer que nuestro sueño es posible. Obviamente no es fácil encarar la opresión cotidiana y seguir teniendo esperanza. Pero es nuestra única posibilidad. Si abandonamos la esperanza estaremos perdidos” (Peggy Kornegger)
Estas son algunas de las ideas que los anarquistas defendemos, y lo hacemos porque creemos que ninguno de los sistemas políticos empleados hasta ahora ha liberado al ser humano de la esclavitud. Poco importa que la propiedad sea pública o privada. Mientras exista, mientras unos pocos la detenten o la administren y los demás, los muchos, los nadies, lo aceptemos, no puede haber liberación posible. Nuestro mundo es un mundo que tiene recursos limitados y no puede soportar un sistema económico y una civilización basada en el crecimiento, en la desigualdad, en el expolio de los recursos naturales y en la explotación del hombre por el hombre. Tarde o temprano ese sistema colapsará. Puede que estemos viendo ya los albores de ese colapso. Pero si lo que viene después es un simple cambio del collar de los perros, una simple toma del poder y no un cambio radical del sistema, estaremos abocados a repetir el colapso.
Mientras exista el poder, mientras alguien tenga poder sobre otro, existirán la injusticia, la falta de libertad y la opresión. Lo triste es que parece que no queremos darnos cuenta de que el poder no existe si nosotros no lo entregamos. Somos nosotros los que creamos el poder al reconocerlo, al obedecerlo, al acatarlo. Somos nosotros quienes creamos el monstruo de sociedad que hemos creado al delegar en otro nuestra capacidad de decisión, nuestra libertad. El día que seamos conscientes de ello cambiará, cambiaremos, el mundo. Un sistema, un mundo, basado en la explotación del hombre por el hombre y en la esquilmación de los recursos del planeta está abocado a su autodestrucción. Solo valores como compasión, solidaridad, generosidad, fraternidad, libertad o justicia pueden evitar la catástrofe. Pero un sistema basado en la violencia, en la injusticia, en la desigualdad, en el egoísmo, en la especulación y en la corrupción no puede permitir la existencia de esos valores. Por eso el futuro, el mundo, será anarquista o no será. Y ese nuevo mundo no vendrá de la noche a la mañana, ni de grandes revoluciones violentas, sino del trabajo hecho por personas anónimas en sus círculos más próximos que, un día y de forma no violenta, dejarán de reconocer y acatar al Estado para pasar a gobernarse a sí mismos, a través de consejos obreros, asambleas campesinas o municipios libertarios. Y ese día no está tan lejos. La experiencia de las caracolas zapatistas (muncipios autogestionados que viven de espaldas al poder institucional donde la educación o la medicina ya son gratuitos y universales) es una realidad que demuestra que la autogestión es posible, que otro mundo es posible, y que ese nuevo mundo ya está aquí, porque, como dice el subcomandante zapatista Marcos: ¿Tomar el poder? ¡No, un mundo nuevo!
[Tomado de http://laplacenta.clandestinodeactores.es/el-mundo-sera-anarquista-o-no-sera]
“Queremos abolir radicalmente la dominación y la explotación del hombre por el hombre; queremos que los hombres, hermanados por una solidaridad consciente y deseada, cooperen en forma voluntaria para el bienestar de todos; queremos que la sociedad se constituya con el fin de proporcionar a todos los seres humanos los medios necesarios para que logren el máximo bienestar y el máximo desarrollo moral y material posibles: queremos pan, libertad, amor y ciencia para todos” (Errico Malatesta, 1853-1932)
“Diré que el anarquismo es el intento de erradicar todas las formas de dominación. Ello incluye no sólo las formas, obvias, del Estado-nación, con su empleo rutinario de la violencia y la fuerza del derecho, y de las empresas, con su irresponsabilidad institucionalizada, sino también otras formas internalizadas como las propias del patriarcado, el racismo o la homofobia. Es también un intento de exponer de qué manera la filosofía, la religión, la economía y otras construcciones ideológicas realizan su función primaria de racionalizar o hacer que parezca natural la dominación que invade nuestra forma de vida” (John Zerzan, 1944)
1“¿Por qué es necesario el gobierno para mantener el Estado? Porque ningún Estado puede existir sin el concurso de una conspiración permanente, una conspiración que, naturalmente, se dirige contra las masas de trabajadores, cuya esclavización y esquilmamiento justifican la existencia de todos los Estados. Y en todos los Estados el gobierno no es sino una conspiración permanente de la minoría contra la mayoría, a la que la primera esclaviza y esquilma” (Mijaíl Bakunin (1814-1876)
“La abolición del Estado continuará siendo una propuesta vacía si siguen funcionando las causas que explican la pervivencia de la miseria. Al igual que la riqueza de los poderosos, al igual que el capital y la explotación, el Estado ha surgido del empobrecimiento de una parte de la sociedad. Siempre se ha necesitado que algunos cayesen en la miseria por efecto de las migraciones, invasiones, pestes o hambrunas, para que otros se enriqueciesen y adquiriesen una autoridad que pudiese crecer y hacer crecer cada vez menos seguros los medios de subsistencia de las masas. En consecuencia, la dominación política no puede abolirse sin abolir antes las causas de la pobreza, de la miseria, de las masas” (Piotr Kropotkin, 1842-1921)
“Defendiéndose a sí mismo, el Estado suprime, persigue, castiga e incluso cancela la individualidad de la vida. En esa tarea se ve ayudado por todas las instituciones que pelean por la preservación del orden existente. Recurre a todas las formas de violencia y fuerza, y sus esfuerzos son apoyados por la “indignación moral” de la mayoría con respecto a los herejes, a los disidentes sociales y a los rebeldes; durante siglos la mayoría ha sido educada en la adoración del Estado, ha sido entrenada en la disciplina y la obediencia, y ha sido sometida por la presión de la autoridad en el hogar, en la escuela, en la iglesia y en los periódicos” (Emma Goldman, 1869-1940)
“La población general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo sabe” (Noam Chomsky, 1928)
“Te han contado que los anarquistas arrojan bombas, que creen en la violencia y que la anarquía supone, de resultas, el desorden y el caos. No sería extraño que lo creyeses. La prensa, el púlpito y todos los que disfrutan del poder lo repiten constantemente. Pero muchos de ellos tienen sus razones para no contarte la verdad. Ya es hora de que la oigas…Los que están a favor del desorden y la violencia son el capitalismo y el gobierno. El anarquismo significa el orden sin gobierno y la paz sin violencia…” (Alexander Berkman, 1870-1936)
“Cada uno deberá aportar según su capacidad y recibir según su necesidad (Li Pei Kan, 1904-2005)
“Leyes: Sabemos lo que son, y lo que valen. Son telarañas para los ricos y poderosos, cadenas de acero para los pobres y débiles, redes de pesca en las manos del gobierno” (Pierre Josep Proudhon, 1809-1865)
“El engaño mayor del sistema representativo radica en la ficción de que un gobierno y un parlamento nacidos de una elección popular deben, e incluso pueden, representar la voluntad real del pueblo…Quien habla de poder político habla de dominación” (Mijaíl Bakunin)
“Lo repetimos. Votar es lo mismo que anularse. El que vota se abandona a la voluntad ajena; reconoce a otros, sin saber a quiénes, el derecho de hacer con los comunes intereses lo que le plazca. La papeleta electoral es el signo de la esclavitud política, así como el salario lo es de la esclavitud económica… (La idea libre, 1896)
“Cuando existen clases e individuos privados de los medios de producción y, por ello, dependientes de quienes monopolizan esos medios, el llamado régimen democrático no puede ser sino una mentira apropiada para engañar y someter a la masa de los gobernados con un amago de supuesta soberanía, para de esta manera salvar y consolidar el dominio de la clase privilegiada y dominante” (Errico Malatesta)
“La democracia parlamentaria es una democracia abyecta. El pueblo no puede elegir sus delegados y votar sino una vez cada cuatro o cinco años. Los electores no pueden ejercer su poder sino en el momento del voto; el resto del tiempo son impotentes. Los delegados elegidos se convierten en dirigentes del pueblo. Decretan leyes, forman gobiernos, y al pueblo no le queda otro remedio que obedecer. Como regla general, la máquina electoral se concibe de tal manera que solo los grandes partidos capitalistas, potentemente equipados, tienen la oportunidad de ganar… Con el sistema de consejos todo delegado puede ser revocado en cualquier momento. Los obreros no solo se hallan en contacto con sus delegados y participan en las discusiones y en la toma de decisiones: los delegados no son otra cosa que portavoces temporales de las asambleas consejistas” (Anton Pannekoek, 1873-1960)
“Expropiación: ésa es la palabra guía de la evolución que viene. Sin ella fracasará en su misión histórica. Hablamos de la plena expropiación de aquellos que disponen de los medios para explotar a los seres humanos, del regreso a la comunidad de todo lo que en manos de alguien puede ser empleado para explotar a otros” (Piotr Kropotkin)
“Parece realmente ridículo que todo el mundo deba verse esclavizado en provecho de un puñado de monopolistas, de tal suerte que todos tengan que depender de éstos en lo que se refiere a sus derechos y a sus oportunidades vitales. Pero ésa es exactamente la realidad. Y todavía resulta más ridículo que los obreros y los campesinos, los únicos que crean riqueza, sean los más dependientes y configuren la más pobre de las clases de la sociedad.
Es verdaderamente monstruoso, y muy triste. El sentido común te dirá que es ésta una situación muy próxima a la locura. Si las grandes masas populares, los millones de personas esparcidas por el mundo pudiesen conocer de qué modo son engañadas, explotadas y esclavizadas, ¿permitirían que esto continuase? ¡Seguro que no! Los capitalistas lo saben. Por eso precisan un gobierno que legalice sus métodos de expolio, que proteja al sistema capitalista. Y por eso el gobierno necesita leyes, policía, soldados, tribunales y prisiones que protejan el capitalismo” (Alexander Berkman)
“¿Has tenido conocimiento de que en alguna ocasión un líder sindical haya declarado que el sistema de salario en su conjunto es un robo y un fraude y haya pedido, en consecuencia, para los obreros todo el producto del trabajo? Yo nunca lo he oído. Ni nadie.” (Alexander Berkman)
“Nosotros los anarquistas no podemos emancipar al pueblo; queremos que el pueblo se emancipe. No creemos en el bien que viene de lo alto y se impone por la fuerza; queremos que el nuevo modo de vida social surja de las vísceras del pueblo, corresponda al grado de desarrollo alcanzado por los hombres y progrese a medida que éstos progresan. A nosotros nos importa que todos los intereses y todas las opiniones encuentren una organización consciente de la posibilidad de hacerse valer y de influir en la vida colectiva, en proporción a su importancia” (Errico malatesta)
“El sentido más profundo de la revolución social reside en la abolición del dominio del hombre sobre el hombre, sustituido por la administración de las cosas. Solo así se alcanzará la libertad industrial y social. Si esto no funciona, ningún otro sistema lo hará. Para asegurar la igualdad económica no hay más camino que el de la libertad. Cualquier otra fórmula nos situaría de nuevo en el capitalismo” (Alexander Berkman)
“La revolución proletaria no consiste solo en destruir el poder capitalista. Exige en paralelo que el conjunto de la clase obrera abandone su situación de dependencia e ignorancia para acceder a una plena independencia y construir un mundo nuevo” (Anton Pannekoek)
“Mucho antes de que la palabra “tribu” adquiriese popularidad en la contracultura estadounidense, los anarquistas españoles describieron sus congresos como “asambleas de tribus”. De manera deliberada se optó porque cada grupo de afinidad conservase unas dimensiones reducidas, para de esta forma permitir un mayor grado de intimidad entre quienes lo componen” (Murray Bookchin, 1921-2006)
“Los acontecimientos que se desarrollaron en España representaban algo completamente nuevo. Las ocupaciones de tierras y de fábricas por los trabajadores españoles no tenían por objeto ejercer presión sobre los propietarios, sobre los dirigentes y los poderes públicos para obtener una mejora en las condiciones de trabajo y de salario. Se orientaban a la gestión directa de los medios de producción y de cambio por parte de todos aquellos que los hacen funcionar” Augustin Souchy (1892-1984)
“La autogestión supone que una empresa debe ser dirigida por todos sus trabajadores. Pero la autogestión no significa nada para los trabajadores a menos que se verifiquen cambios radicales en las condiciones de vida de éstos, en las relaciones con las diferentes categorías del personal y entre el personal como un todo y la dirección. Si una empresa es dirigida entre todos pero al mismo tiempo se mantienen en su interior las estructuras de clase, los trabajadores no estarán dirigiendo otra cosa que su propia alienación… la autogestión implica la abolición de todos los privilegios dentro de la empresa y la igualdad en su interior, tanto en el terreno económico como en el social y en el moral… la autogestión acarrea la abolición de las propiedades privada y estatal de los medios de producción y el traspaso de aquéllas a los trabajadores, que disfrutarán de la “posesión” de esas propiedades, que entregarán a sus sucesores en cuanto dejen la empresa…la autogestión supone el reparto de los beneficios entre la fuerza del trabajo, de tal suerte que los colectivos se hagan cargo de las infraestructuras vitales de la economía mundial y creen un fondo de compensación para garantizar el equilibrio entre las diferentes ramas de la industria, la agricultura, los servicios… y entre las propias empresas” (Maurice Joyeux, 1910-1991)
“El propósito del municipalismo libertario es resucitar la política en el sentido más antiguo de la palabra, esto es, el vinculado a la necesidad de construir y extender la democracia directa local, de tal forma que los ciudadanos de a pie adopten decisiones que afecten a sus comunidades y a la sociedad en su conjunto. En modo alguno cabe confundir esto con un esfuerzo encaminado a acrecentar la participación de los ciudadanos en los procesos del Estado” (Murray Bookchin)
“No existe posibilidad de vida humana sin sacar provecho del trabajo de los demás, y esto solo puede hacerse de dos maneras: mediante la asociación fraternal, igualitaria y libertaria, practicando consciente y voluntariamente la solidaridad que vincula entre sí a todos los seres humanos, o mediante la lucha de unos contra otros para que los vencedores puedan someter, oprimir y explotar a los oprimidos” (Errico Malatesta)
“Por lo general los sindicatos conservadores apoyan al capitalismo y todo lo relacionado con él. Adoptan esa posición al asumir que eres un trabajador, que seguirás siéndolo en el futuro y que las cosas seguirán como están. Aseveran que todo lo que la organización puede hacer es ayudarte a conseguir un salario algo más alto, a reducir las horas de trabajo y a mejorar las condiciones generales de éste. Y consideran que el patrono es un socio de la empresa con el que, por así decirlo, se establece un contrato. Nunca se preguntan, sin embargo, porqué uno de los socios implicados – el patrono- se enriquece con este tipo de acuerdo, en tanto el otro – el obrero- permanece siempre pobre, trabaja duramente y muere esclavizado por el salario” (Alexander Berkman)
“Aunque la ciencia ha hecho del mundo entero un simple barrio, el hombre ha perfilado una civilización que ha convertido a los vecinos en extranjeros. Esta compleja y jerarquizada sociedad no puede sino ser el paraíso para burócratas, empresarios, tecnócratas y estadistas…Los socialistas, en nombre de la ciencia, la producción, la eficacia, el nivel de vida y otros sacrosantos fetiches, han aceptado este completo monstruo Frankenstein de la sociedad y esperan, agregando la propiedad pública, convertirlo en socialista. Yo afirmo que en tal sociedad el verdadero aire del socialismo es difícil de respirar. El autogobierno, la autogestión, la ayuda mutua, el compartir, la igualdad, la libertad, la fraternidad se practicarán y se desarrollarán mejor si los hombres viven en pequeñas comunidades” (Jayaprakash Narayan, 1902-1979)
“Durante millones de años los seres humanos vivieron como anarquistas. Esto es, como individuos autónomos sin la existencia de un poder, un trabajo y unas instituciones coactivas: vivieron sin mediaciones. Nunca fue el paraíso, ni la utopía. Fue, sin más. La anarquía está en nuestros huesos” (Kevin Tucker, 1980)
“Educar equivale actualmente a domar, adiestrar, domesticar… Para hacerlo se han inspirado sencillamente en los principios de disciplina y de autoridad que guían las organizaciones sociales de todos los tiempos, quienes no tienen más que una idea muy clara y una voluntad, a saber: que los niños se habitúen a obedecer, a creer y a pensar según los dogmas sociales que nos rigen. No se trata de secundar el desarrollo espontáneo de las facultades del niño, de dejarle buscar libremente la satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y morales; se trata de imponer pensamientos hechos; de impedirle para siempre pensar de otra manera que la necesaria para la conservación de las instituciones de esta sociedad… Y lo que se ha producido hasta hoy continuará produciéndose en el porvenir; no hay ninguna razón para que los gobiernos cambien de sistema: han logrado servirse de la instrucción en su provecho, así seguirán aprovechándose también de todas las mejoras que se presenten. Basta que conserven el espíritu de la escuela, la disciplina autoritaria que en ella reina, para que todas las innovaciones los beneficien… Los anarquistas no tememos decirlo: queremos hombres capaces de evolucionar constantemente; capaces de destruir, de renovar constantemente los medios y de renovarse ellos mismos; hombres cuya independencia intelectual sea la fuerza suprema, que no se sujeten jamás a nada; dispuestos siempre a aceptar lo mejor, dichosos por el triunfo de las ideas nuevas y que aspiren a vivir vidas múltiples en una sola vida. La sociedad teme a tales hombres: no puede, pues, esperarse que quiera jamás una educación capaz de producirlos” (Francesc Ferrer i Guàrdia, 1859-1909)
“Hacer de la utopía una realidad exige varios niveles de lucha… es verdad que no hay solución, individual o de otro cariz, en nuestra sociedad. Pero si somos capaces de contrarrestar este hecho, más bien deprimente, por medio de las radicales metamorfosis que hemos experimentado – en nuestra conciencia y en nuestras vidas-, es posible que después tengamos el coraje de proseguir para creer que nuestro sueño es posible. Obviamente no es fácil encarar la opresión cotidiana y seguir teniendo esperanza. Pero es nuestra única posibilidad. Si abandonamos la esperanza estaremos perdidos” (Peggy Kornegger)
Estas son algunas de las ideas que los anarquistas defendemos, y lo hacemos porque creemos que ninguno de los sistemas políticos empleados hasta ahora ha liberado al ser humano de la esclavitud. Poco importa que la propiedad sea pública o privada. Mientras exista, mientras unos pocos la detenten o la administren y los demás, los muchos, los nadies, lo aceptemos, no puede haber liberación posible. Nuestro mundo es un mundo que tiene recursos limitados y no puede soportar un sistema económico y una civilización basada en el crecimiento, en la desigualdad, en el expolio de los recursos naturales y en la explotación del hombre por el hombre. Tarde o temprano ese sistema colapsará. Puede que estemos viendo ya los albores de ese colapso. Pero si lo que viene después es un simple cambio del collar de los perros, una simple toma del poder y no un cambio radical del sistema, estaremos abocados a repetir el colapso.
Mientras exista el poder, mientras alguien tenga poder sobre otro, existirán la injusticia, la falta de libertad y la opresión. Lo triste es que parece que no queremos darnos cuenta de que el poder no existe si nosotros no lo entregamos. Somos nosotros los que creamos el poder al reconocerlo, al obedecerlo, al acatarlo. Somos nosotros quienes creamos el monstruo de sociedad que hemos creado al delegar en otro nuestra capacidad de decisión, nuestra libertad. El día que seamos conscientes de ello cambiará, cambiaremos, el mundo. Un sistema, un mundo, basado en la explotación del hombre por el hombre y en la esquilmación de los recursos del planeta está abocado a su autodestrucción. Solo valores como compasión, solidaridad, generosidad, fraternidad, libertad o justicia pueden evitar la catástrofe. Pero un sistema basado en la violencia, en la injusticia, en la desigualdad, en el egoísmo, en la especulación y en la corrupción no puede permitir la existencia de esos valores. Por eso el futuro, el mundo, será anarquista o no será. Y ese nuevo mundo no vendrá de la noche a la mañana, ni de grandes revoluciones violentas, sino del trabajo hecho por personas anónimas en sus círculos más próximos que, un día y de forma no violenta, dejarán de reconocer y acatar al Estado para pasar a gobernarse a sí mismos, a través de consejos obreros, asambleas campesinas o municipios libertarios. Y ese día no está tan lejos. La experiencia de las caracolas zapatistas (muncipios autogestionados que viven de espaldas al poder institucional donde la educación o la medicina ya son gratuitos y universales) es una realidad que demuestra que la autogestión es posible, que otro mundo es posible, y que ese nuevo mundo ya está aquí, porque, como dice el subcomandante zapatista Marcos: ¿Tomar el poder? ¡No, un mundo nuevo!
[Tomado de http://laplacenta.clandestinodeactores.es/el-mundo-sera-anarquista-o-no-sera]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.