Redacción
Ya está disponible en la web www.nodo50.org/ellibertario la nueva edición del vocero ácrata de ideas y acción, que cumple 18 años de vida. Incluye en su contenido:
- Editorial
- A veces llegan Cartas
- Doblepensar: "feministas" chavistas y el "Potro" Álvarez
- La Foto: El ejemplo que Cariaco dió
- El discreto encanto de la boliburguesía
- "Tips" informativos de Venezuela, del mundo y de la (A)
- Haciendo olas, esperando tempestades; por Rafael Uzcátegui
- Las elecciones de diciembre; por Leonardo Montes
- Participación castrense en la economía; por Humberto Decarli
- Una metáfora llamada Edmee Betancourt; por María Peña
- Castroburguesía: la "jimagua" de la boliburguesía; por Armando Vergueiro
- La paradoja vasca; por Rafael
- Indagando en la precariedad; por Curare
- Entrevista con Alicia Martínez: "Lo peor es verlo sufrir, ver en su rostro el precio de la injusticia"; por Amigos de José Manuel Del Moral
- Derechos Humanos; por Mariana
- Venezuela: Mayor comprador de armas españolas; por Redacción
- La encrucijada del conflicto universitario; por Old Sideshow Bob
- Universidades: Un triunfo de la inteligencia sobre el Poder; por Rafael Iribarren
- La resaca de la lucha yukpa; por Uno desde Maracaibo
- Fracking: Tecnología ecocida utilizada por Pdvsa; por Redacción
- México: Tan lejos de la paz, tan cerca de USA; por Igor Seke
- Colombia: Sobre el Paro; por El Aguijón
- Extractivismo y militarismo en América Latina; por Laboratorio de Paz
- Chile; por Carlos Solero
- La complejidad de la crisis siria; por Humberto Decarli
- Un sirio habla: Sobre las intervenciones y la revolución siria; por Darth Nader
- Como saber si soy buen@ en la cama; por Sexoplacerorgasmo
- Mas allá del sexo procreativo; Por Sexoplacerorgasmo
- Universidad y el régimen de verdad (I); por Miguel Santana
- 18 años de autogestión editorial; por Redacción
- V.P.H. "Volver a nacer"; por SxBx
- 2° Encuentro Anarcopunk de Mérida; por Viento Sin Fronteras
- Humor y Anarquía: Reacciones a noticia de la Miss Venezuela
- Leer Libera
- Homenaje a Albert Camus
En pocos días esperamos tener en la calle la versión impresa, para lo cual reiteramos nuestro llamado a la colaboración económica solidaria, bien sea a través de donaciones, de suscripciones de apoyo y/o incorporándose a nuestra red de distribución, para hacer posible que se siga haciendo escuchar esta voz de la protesta y de los movimientos sociales antagonistas.
Como un incentivo para leer y difundir este # 71, aquí va su Editorial:
«En Venezuela estamos en presencia de una crisis de representatividad la cual, con todas sus amenazas, representa una oportunidad para quienes creemos que son los movimientos sociales autónomos y beligerantes, y no los gobiernos, los que promueven cambios estructurales y amplían las cuotas de libertad y justicia social entre las personas.
Desde la muerte de Hugo Chávez los principales actores polarizados han entrado en un marasmo mezclado con desconcierto. Y no podría ser de otra manera, desaparecido el referente por el que orbitaron desde 1998, a favor y en contra. Con cada vez menos éxito intentan repetir la estrategia que les funcionó durante década y media para eclipsar cualquier otra identidad política fuera del maniqueísmo estéril chavismo – antichavismo: Control de medios de comunicación, electoralización / partidización de las agendas de movilización populares, remedos de participación para avalar decisiones cupulares e imposición de falsos debates y demandas fabricadas en salas situacionales. La degradación general de las condiciones de vida está cambiando los énfasis y preocupaciones de los de abajo, alejándolos paulatinamente de las prioridades decididas por los jerarcas de los cuarteles electorales. Los partidos comienzan a experimentar la pérdida de legitimidad por la que atraviesan las estructuras políticas en todo el mundo. La misma indignación que ha catalizado movilizaciones en otros países y cuyos dardos han apuntado a la descomposición generalizada de la clase política, comienza a experimentarse entre nosotros y nosotras.
Del lado del chavismo se vive una crisis terminal que finalizará con la pérdida de la hegemonía del control de las estructuras políticas del país. Tras 14 años de construir un régimen basado en el culto a la personalidad, la expansión de redes clientelares estatales basadas en la alta renta petrolera, una gobernabilidad basada en la expansión de un gigantesco aparataje de propaganda y un soporte populista ajeno a dinámicas realmente participativas, democráticas y revolucionarias; la ausencia del caudillo devela la profunda corrupción de su aparataje burocrático, inmerso en las pugnas intestinas por monopolizar “el legado del comandante”.Destruido el aparato productivo local como consecuencia de la profundización de una economía extractiva, que vende recursos naturales para importar todo lo demás, continuando la economía de puertos y cumpliendo el papel que le imponen las Ventajas Competitivas en el “manual de la globalización trasnacional”, el sector productivo resiente la dolarización especulativa inoculada por el bolivarianismo, como real moneda de uso y cambio para el funcionamiento del supuesto “Socialismo del siglo XXI”. La rapiña de la floreciente boliburguesía sólo ha sido superada por los llamados “bolichicos”, personas entre 30 y 40 años que por haber servido de intermediarios entre Caracas y el capitalismo global han hecho sumas multimillonarias a costa de la calidad de vida de las mayorías. Socializando la complicidad parasitaria, los bolivarianos han corrompido los conceptos que otrora significaban solidaridad y apoyo mutuo entre las personas, convirtiéndonos en colaboradores y parte de la corrupción extendida como una epidemia, donde los “raspa-cupos” y vividores de las miserias del régimen cambiario son el eslabón más débil de una cadena que tiene, del otro lado, sus peces gordos y ladrones de cuello blancorojo. La crisis económica cataliza la fragmentación del régimen de dominación del bolivarianismo.
Este cuadro debe completarse con los partidos políticos de oposición que han quedado expuestos en su total falta de proyectos, salvo el recambio burocrático, popularmente conocido como “quítate tú para ponerme yo”, para disfrutar así de una jugosa parte de la renta petrolera y continuar repartiendo la miseria, y la mitificación de un falso pasado paradisíaco, el “éramos felices y no lo sabíamos”, como si esa supuesta placidez no hubiera engendrado el fenómeno populista autoritario que cabalgó sobre la exclusión y resentimiento de las mayorías. Los partidos opositores sufren la misma crisis interna que sus antagonistas rojos, con cada vez menos sintonía con bases que cedieron al chantaje del mal menor.
Estamos entonces en presencia de una transición hacia otra cosa, provisionalmente manejada por alguien llamado Nicolás Maduro, una fase siguiente a la hegemonía bolivariana que algunos llaman post-chavismo. La duración de esta crisis terminal, empero, está por verse y su sentido dependerá de la configuración de muchos factores sobre el campo minado de la crisis económica.
Para nosotros y nosotras el escenario no es otro que la calle, luchar contra el poder en todas sus formas. El escenario es retador y estimulante: Hacer peso en la implosión del bolivarianismo, impedir la recomposición de las fuerzas políticas del pasado y denunciar cualquier atajo militar de un sector del chavismo contra el resto, articulando las luchas de manera horizontal, sin líderes providenciales ni vanguardias esclarecidas, errores que hemos aprendido amargamente de la experiencia del bolivarianismo.»
- Editorial
- A veces llegan Cartas
- Doblepensar: "feministas" chavistas y el "Potro" Álvarez
- La Foto: El ejemplo que Cariaco dió
- El discreto encanto de la boliburguesía
- "Tips" informativos de Venezuela, del mundo y de la (A)
- Haciendo olas, esperando tempestades; por Rafael Uzcátegui
- Las elecciones de diciembre; por Leonardo Montes
- Participación castrense en la economía; por Humberto Decarli
- Una metáfora llamada Edmee Betancourt; por María Peña
- Castroburguesía: la "jimagua" de la boliburguesía; por Armando Vergueiro
- La paradoja vasca; por Rafael
- Indagando en la precariedad; por Curare
- Entrevista con Alicia Martínez: "Lo peor es verlo sufrir, ver en su rostro el precio de la injusticia"; por Amigos de José Manuel Del Moral
- Derechos Humanos; por Mariana
- Venezuela: Mayor comprador de armas españolas; por Redacción
- La encrucijada del conflicto universitario; por Old Sideshow Bob
- Universidades: Un triunfo de la inteligencia sobre el Poder; por Rafael Iribarren
- La resaca de la lucha yukpa; por Uno desde Maracaibo
- Fracking: Tecnología ecocida utilizada por Pdvsa; por Redacción
- México: Tan lejos de la paz, tan cerca de USA; por Igor Seke
- Colombia: Sobre el Paro; por El Aguijón
- Extractivismo y militarismo en América Latina; por Laboratorio de Paz
- Chile; por Carlos Solero
- La complejidad de la crisis siria; por Humberto Decarli
- Un sirio habla: Sobre las intervenciones y la revolución siria; por Darth Nader
- Como saber si soy buen@ en la cama; por Sexoplacerorgasmo
- Mas allá del sexo procreativo; Por Sexoplacerorgasmo
- Universidad y el régimen de verdad (I); por Miguel Santana
- 18 años de autogestión editorial; por Redacción
- V.P.H. "Volver a nacer"; por SxBx
- 2° Encuentro Anarcopunk de Mérida; por Viento Sin Fronteras
- Humor y Anarquía: Reacciones a noticia de la Miss Venezuela
- Leer Libera
- Homenaje a Albert Camus
En pocos días esperamos tener en la calle la versión impresa, para lo cual reiteramos nuestro llamado a la colaboración económica solidaria, bien sea a través de donaciones, de suscripciones de apoyo y/o incorporándose a nuestra red de distribución, para hacer posible que se siga haciendo escuchar esta voz de la protesta y de los movimientos sociales antagonistas.
Como un incentivo para leer y difundir este # 71, aquí va su Editorial:
«En Venezuela estamos en presencia de una crisis de representatividad la cual, con todas sus amenazas, representa una oportunidad para quienes creemos que son los movimientos sociales autónomos y beligerantes, y no los gobiernos, los que promueven cambios estructurales y amplían las cuotas de libertad y justicia social entre las personas.
Desde la muerte de Hugo Chávez los principales actores polarizados han entrado en un marasmo mezclado con desconcierto. Y no podría ser de otra manera, desaparecido el referente por el que orbitaron desde 1998, a favor y en contra. Con cada vez menos éxito intentan repetir la estrategia que les funcionó durante década y media para eclipsar cualquier otra identidad política fuera del maniqueísmo estéril chavismo – antichavismo: Control de medios de comunicación, electoralización / partidización de las agendas de movilización populares, remedos de participación para avalar decisiones cupulares e imposición de falsos debates y demandas fabricadas en salas situacionales. La degradación general de las condiciones de vida está cambiando los énfasis y preocupaciones de los de abajo, alejándolos paulatinamente de las prioridades decididas por los jerarcas de los cuarteles electorales. Los partidos comienzan a experimentar la pérdida de legitimidad por la que atraviesan las estructuras políticas en todo el mundo. La misma indignación que ha catalizado movilizaciones en otros países y cuyos dardos han apuntado a la descomposición generalizada de la clase política, comienza a experimentarse entre nosotros y nosotras.
Del lado del chavismo se vive una crisis terminal que finalizará con la pérdida de la hegemonía del control de las estructuras políticas del país. Tras 14 años de construir un régimen basado en el culto a la personalidad, la expansión de redes clientelares estatales basadas en la alta renta petrolera, una gobernabilidad basada en la expansión de un gigantesco aparataje de propaganda y un soporte populista ajeno a dinámicas realmente participativas, democráticas y revolucionarias; la ausencia del caudillo devela la profunda corrupción de su aparataje burocrático, inmerso en las pugnas intestinas por monopolizar “el legado del comandante”.Destruido el aparato productivo local como consecuencia de la profundización de una economía extractiva, que vende recursos naturales para importar todo lo demás, continuando la economía de puertos y cumpliendo el papel que le imponen las Ventajas Competitivas en el “manual de la globalización trasnacional”, el sector productivo resiente la dolarización especulativa inoculada por el bolivarianismo, como real moneda de uso y cambio para el funcionamiento del supuesto “Socialismo del siglo XXI”. La rapiña de la floreciente boliburguesía sólo ha sido superada por los llamados “bolichicos”, personas entre 30 y 40 años que por haber servido de intermediarios entre Caracas y el capitalismo global han hecho sumas multimillonarias a costa de la calidad de vida de las mayorías. Socializando la complicidad parasitaria, los bolivarianos han corrompido los conceptos que otrora significaban solidaridad y apoyo mutuo entre las personas, convirtiéndonos en colaboradores y parte de la corrupción extendida como una epidemia, donde los “raspa-cupos” y vividores de las miserias del régimen cambiario son el eslabón más débil de una cadena que tiene, del otro lado, sus peces gordos y ladrones de cuello blancorojo. La crisis económica cataliza la fragmentación del régimen de dominación del bolivarianismo.
Este cuadro debe completarse con los partidos políticos de oposición que han quedado expuestos en su total falta de proyectos, salvo el recambio burocrático, popularmente conocido como “quítate tú para ponerme yo”, para disfrutar así de una jugosa parte de la renta petrolera y continuar repartiendo la miseria, y la mitificación de un falso pasado paradisíaco, el “éramos felices y no lo sabíamos”, como si esa supuesta placidez no hubiera engendrado el fenómeno populista autoritario que cabalgó sobre la exclusión y resentimiento de las mayorías. Los partidos opositores sufren la misma crisis interna que sus antagonistas rojos, con cada vez menos sintonía con bases que cedieron al chantaje del mal menor.
Estamos entonces en presencia de una transición hacia otra cosa, provisionalmente manejada por alguien llamado Nicolás Maduro, una fase siguiente a la hegemonía bolivariana que algunos llaman post-chavismo. La duración de esta crisis terminal, empero, está por verse y su sentido dependerá de la configuración de muchos factores sobre el campo minado de la crisis económica.
Para nosotros y nosotras el escenario no es otro que la calle, luchar contra el poder en todas sus formas. El escenario es retador y estimulante: Hacer peso en la implosión del bolivarianismo, impedir la recomposición de las fuerzas políticas del pasado y denunciar cualquier atajo militar de un sector del chavismo contra el resto, articulando las luchas de manera horizontal, sin líderes providenciales ni vanguardias esclarecidas, errores que hemos aprendido amargamente de la experiencia del bolivarianismo.»
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