Por: Miguel Angel
Hernández
Hay compañeros honestos de izquierda, influenciados por el
castrismo, el chavismo o el estalinismo, que sin conocer la realidad de Siria y
el carácter de su gobierno, toman partido por Bashar Al Assad, bajo la
presunción de que allí hay un gobierno "progresista" y "antiimperialista".
Nada más lejos de la realidad. Precisemos algunas cosas al respecto.
Desde 1966 hasta la actualidad Siria es gobernada por el
partido Baath, que ascendió al poder mediante un golpe de Estado. En 1970 Hafez
Al Assad, padre del actual presidente asumió el poder, el cual ejerció de
manera autoritaria hasta el 2000, año de su muerte. Desde entonces en Siria hay
un régimen de partido único. No hay partidos de oposición, sólo varias
organizaciones menores, que forman parte del Frente Nacional Progresista, que
ha sido encabezado por los Assad.
En la guerra Irak-Irán, Siria, a diferencia de la mayoría de
los países árabes, apoyó a Irán, junto con Libia, países enfrentados a Saddam
Hussein en aquella época. En 1982, el régimen del partido Baath, encabezado en
ese momento por Hafez al Assad, masacró en la ciudad de Hama a cientos de miles
de musulmanes sunistas que se levantaron contra el gobierno, que es de minoría
alawita, sector que sólo representa al 12% de la población de Siria. En 1991,
el gobierno sirio participó en la coalición internacional encabezada por
EE.UU., que invadió a Irak, de hecho fueron parte del Mando de las Fuerzas
Conjuntas del Este.
En el 2000, el hijo de Hafez, Bashar, "heredó" de
su padre la presidencia, la cual fue ratificada posteriormente en unas
elecciones donde sólo participó el partido Baath, ganando con el 99% de los
votos!!!!!.
La realidad es que Siria es un Estado burgués, con un
régimen de partido único que incluso respaldó, como veíamos antes, la invasión
norteamericana a Irak en 1991. No hay allí ningún gobierno antiimperialista ni
progresista ni nada que se le parezca.
Los socialistas revolucionarios del PSL rechazamos una
eventual intervención militar del imperialismo en Siria como lo haríamos con
cualquier otro países pequeño y semicolonial amenazado por EEUU y sus aliados,
pero al mismo tiempo repudiamos al régimen dictatorial de Bashar al Assad y
respaldamos a los rebeldes que luchan armas en mano contra el régimen, sin dar
ninguna confianza a su dirección burguesa del Consejo Nacional Sirio.
Es falso que el gobierno de Siria sea antiimperialista. Por
el contrario es una economía capitalista con una creciente presencia de
empresas transnacionales operando en el país. Vamos a revisar algunos datos
económicos y sociales de ese país para corroborarlo. Desde mediados de la
primera década del siglo pasado, comenzó un proceso de liberalización de la
economía siria. Hasta ese momento todos los bancos eran públicos. Hoy existen
15 bancos de capitales privados, especialmente de origen árabe. Legalmente se
permite hasta un 60% de capitales extranjeros.
Siria fue un exportador de petróleo, hoy ya no lo es y debe
importar tanto crudo como productos refinados. No obstante, en el país hay 8
joint ventures (alianzas estratégicas) con presencia de varias transnacionales
petroleras, entre ellas Shell, Total y la china CNC. En ese sentido es falso lo
que afirma el chavismo de que en Siria toda la industria petrolera está
nacionalizada.
En el país hay graves problemas de producción eléctrica, lo
que ocasiona continuos apagones, lo que ha generado mucho malestar social.
Actualmente hay varios proyectos de construcción de plantas generadoras de
electricidad en los que están involucradas transnacionales de Italia, Irán,
India, Grecia y China. Hay una gran inversión alemana que corresponde a la
central energética de Deir Ali. La empresa Swiza (Maggi) tiene una planta al
Sur de Damasco, donde produce productos Maggi. La empresa francesa Quesos BEL
también tiene una planta en Siria.
La empresa española Aceites de Sur realizó la única
inversión en Siria, procedente de España, construyendo una embotelladora de
aceite de oliva al norte de Siria cerca de la ciudad de Idleb. Esta inversión
se inauguró en mayo 2003, con un socio saudí, Grupo Bin Laden, aunque el propio
gobierno de Assad afirma que los que combaten hoy a su gobierno son
“terroristas” de Al Qaeda. En la actualidad la empresa española ostenta el 100%
de la citada inversión en Siria. Recientemente se están registrando algunas
inversiones en el terreno financiero, bancos y seguros, que corren a cargo de
empresas financieras de El Líbano o de otros países árabes como Arabia Saudita,
y otros del Golfo. Como consecuencia del proceso de apertura económica iniciado
en el país desde el 2005, en el sector cementero hay 4 empresas privadas
operando, entre ellas la transnacional Lafarge, una de las más grandes
cementeras del mundo de capital francés. En el sector automotriz desde el 2006
se establecieron las dos principales empresas iraníes del sector, Syrian-Iranian
Automobile Manufacturing Co., que produce el modelo Samand, e Iran Khodro
Company.
El cuento del socialismo sirio se cae por su propio peso. El
35% de la industria es pública o estatal y el resto (65%) es privada. La
situación social del país refleja las mismas desigualdades de la mayoría de los
países capitalistas semicoloniales.
En 2005 un informe de las Naciones Unidas mantenía que el
30% de la población siria se encontraba bajo el umbral de la pobreza y el 11,4
% bajo el nivel mínimo de subsistencia. Es decir que más del 40% de la
población es pobre.
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