Rafael Uzcátegui
Desde hace varias semanas, a pesar de la distancia que nos
separa de las elecciones regionales del 8 de Diciembre (8D), un extraño
consenso se ha instalado en algunas vocerías, tanto del gobierno como de la
oposición, sobre la dinámica y resultados de la próxima cita comicial. Este análisis
compartido sugiere que el oficialismo ganaría una mayoría de gobiernos locales
mientras que los opositores asegurarían los más importantes, siendo el
verdadero litigio la cantidad de los votos totales, a favor de uno u otro, lo
cual darían a la jornada electoral el carácter de “plebiscito”, generando un
dato incontrovertible sobre la popularidad o rechazo del gobierno. Analistas y
políticos describen la “inevitable” electoralización del conflicto, que
dibujaría –dada la “tendencia” expresada el 8D- la posibilidad de convocar un
referéndum revocatorio o tener que esperar las siguientes elecciones
nacionales. Dado lo anterior, el único esfuerzo plausible, según este
razonamiento, es el de la definición y promoción de candidaturas a lo largo y
ancho del país.
Si bien apenas faltan tres meses para el 8D, cronológicamente 90 días del calendario, políticamente en cambio es un tiempo mucho más largo en un país de variables sociales, políticas y económicas tan volátiles como las nuestras. Como un ejercicio de complejización de los escenarios, pasaremos a describir algunas hipótesis falsables cuya ocurrencia o no demostraría el grado de validez del pronóstico anterior. 1) Una alta abstención mediatizaría el “carácter plebiscitario” de la jornada, siendo las votaciones locales las que menos entusiasmo han generado pudiendo expresar también cansancio y malestar respecto a la pugna polarizada; 2) Cantidad de elección de candidaturas “disidentes”: La posibilidad que surjan electas personas independientes en alcaldías de mediana significación. Si porcentualmente irrumpe como fenómeno sería el anuncio de la fecha de vencimiento de las alianzas electorales conocidas (GPP y MUD) y la necesidad de expresión de otras identidades políticas; 3) Desbalance de los resultados: ¿Es posible un escenario de implosión de alguna de las dos tendencias en pugna? Si pensamos en el malestar por la crisis económica (GPP) o el descontento con su liderazgo (MUD), no debería ser impensable la posibilidad de abstención o voto castigo generalizado, afectando especialmente a una de las partes. @fanzinero
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