Por Alejandro Rebossio
El pasado jueves fue un día de muchas noticias en Buenos
Aires. En el mismo día había una rueda de prensa del presidente del Comité
Olímpico Español, Alejandro Blanco, porque en la capital argentina el próximo
día 7 se elegirá si Madrid, Estambul o Tokio organizarán los Juegos Olímpicos
de 2020; la conferencia de prensa de las víctimas del franquismo que este lunes
ampliarán su denuncia ante una juez de Argentina y la audiencia pública en la
Corte Suprema de este país en la que se vieron cara a cara los abogados del
Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y los de su enemigo número, el Grupo
Clarín, en el juicio por la constitucionalidad de cuatro artículos de la ley de
medios audiovisuales de 2009. Ese mismo día se celebró el seminario
internacional “Desde el extractivismo a la reconstrucción de alternativas”, que
debatió sobre la resistencia de sectores sociales de toda Latinoamérica a la
minería a cielo abierto, la deforestación, la extensión de cultivos
transgénicos y la explotación petrolera en reservas naturales o mediante la
fractura hidráulica o fracking. Aquí rescatamos la cobertura que los
organizadores y algunos colegas periodistas hicieron de este encuentro que se
inscribe dentro un proyecto de fortalecimiento de comunidades del noroeste de
Argentina afectadas por la gran minería, y que está sostenido por la Unión
Europea y las organizaciones Bienaventurados los Pobres, la italiana Cospe, la
Red Agroforestal Chaco Argentina, la Red Asistencia Jurídica contra la
Megaminería y Movimientos Sociales Latinoamericanos.
Lo curioso de la resistencia al extractivismo en
Latinoamérica es que no es solo un movimiento ecologista sino social y que se
opone a las políticas de Gobiernos de derecha, centro e izquierda que en
Latinoamérica están unidos por su convencimiento de que la región debe explotar
sus recursos naturales como medio para desarrollarse y continuar el proceso de
crecimiento con reducción de la desigualdad de los últimos años. El Centro de
Políticas Públicas para el Socialismo grabó algunos de los paneles (se pueden
ver a lo largo de la entrada del blog) y fue informando por las redes sociales
Twitter y Facebook de ciertas definiciones de los panelistas. En la apertura
del encuentro habló un exviceministro de Economía del Gobierno de Rafael Correa,
Pablo Dávalos, actual opositor en Ecuador y profesor de la Universidad Católica
de ese país, que pidió autocrítica a la intelectualidad latinoamericana por sus
adhesiones políticas. Dávalos advirtió de que “las sociedades finalmente se
convencen” de que el extractivismo y el llamado Consenso de las Materias
Primas, que reemplazaría al neoliberal de Washington y unificaría a Gobiernos
de diversas ideologías, “apuntan al desarrollo”. Las autoridades “protegen a
los inversionistas e incluso las políticas públicas se tienen que adaptar para
que se den las condiciones que ellos consideren seguras”, según el
exfuncionario del Gobierno de Correa.
Dávalos denunció que los Estados hacen un “uso heurístico
del miedo” y aterrorizan con mecanismos de guerra contra la población. Dio el
ejemplo las bacrim, bandas criminales de Colombia, a las que catalogó de grupos
paramilitares que trabajan para el Estado. Pero además del temor, los Gobiernos
latinoamericanos también convencen a las clases medias “a través de políticas
sociales”, financiadas por los recursos naturales, y así las convierten en sus
“socios”, según el economista ecuatoriano.
Después fue el turno de Horacio Machado Aráoz, politólogo
argentino, profesor de la Universidad de Catamarca (noroeste de Argentina) e
integrante del Colectivo Sumaj Kawsay (traducido del quechua, Buen Vivir), que
agrupa en este país a quienes reivindican una vida menos consumista y más en
armonía con la naturaleza, un concepto que contrasta con el deseo de vivir
mejor de Occidente y que inspiró las Constituciones de Ecuador (2008) y Bolivia
(2009). Machado se refirió a la represión policial que un día antes se había
desplegado frente al Parlamento de la provincia argentina de Neuquén (sur del
país), donde se aprobó el acuerdo entre la estatal YPF y la norteamericana
Chevron para explotar juntas el famoso yacimiento de Vaca Muerta con fracking.
“Vimos al extractivismo en acción, sus mecanismos e impactos, vimos una
Legislatura (Poder Legislativo) decretando una zona de sacrificio", se refirió
a Vaca Muerta, que puede convertir a Argentina en uno de los países con más
petróleo y gas no convencional del planeta. También aludió a los 28
manifestantes heridos, uno de bala, por la acción de la Policía de Neuquén, que
gobierna un partido provincial aliado del kirchnerismo. “El único credo del
poder colonial es que la explotación es progreso”, criticó Machado. "No
necesitamos alternativas de desarrollo, sino al desarrollo”, propuso el
profesor de Catamarca y siguió desafiante: "No queremos distribución del
ingreso, queremos distribución de las tierras. Eso se llama buen vivir y no
tiene nada que ver con desarrollo". Antes del seminario, Machado dio una
entrevista al sitio BiodiversidadLA, uno de los más informados sobre los
conflictos socioambientales en Latinoamérica. Aquí pinchen el enlace del
diálogo con el politólogo argentino.
En el mismo panel también tomó la palabra el escritor y
activista uruguayo Raúl Zibecchi, que estudia los movimientos sociales de
América Latina. “Pensar en formar un partido o un sindicato para hacer la
revolución ya no funciona. Hay tres aspectos claves en la reconstrucción de las
estrategias emancipatorias: ética del hermanamiento, preparar juntos la
rebelión y construir micropoder, no sólo destruir”, profesó Zibecchi.
"Tenemos que mostrar qué es buen vivir: autonomía agroalimentaria”, expuso
el activista uruguayo.
En una segunda mesa redonda sobre resistencias populares
expuso Martín Maliqueo, integrante de la comunidad Winkul Newen, de los
mapuches, indígenas que sostiene una férrea pelea en el sur de Argentina y
Chile por las que consideran sus tierras. Maliqueo es de la Patagonia
argentina, donde los mapuches comenzaron este sábado un bloqueo en la entrada
de Vaca Muerta para protestar contra la explotación de hidrocaburos no
convencionales. “La misma policía que reprimió ayer (por el miércoles) va a ser
la que se instalará en los pozos hidrocarburíferos que pretende explotar
Chevron”, lamentó Maliqueo.
En la misma mesa redonda, Gloria Chicaiza, de la
organización Acción Ecológica, de Ecuador, se quejó de que la Corte Suprema de
Argentina hubiese anulado el embargo que en este país pesaba contra Chevron por
el caso de contaminación en la Amazonia ecuatoriana entre 1964 y 1990. Ese
fallo judicial fue el que permitió que el Gobierno de Fernández y la petrolera
norteamericana pactaran por Vaca Muerta. A su turno, Claudia Korol,
coordinadora del equipo de educación popular Pañuelos en Rebeldía, de
Argentina, llamó “no solo a resistir, sino a pensar los sujetos populares
capaces de generas alternativas".
Por la tarde se analizaron los conflictos por la gran
minería en Perú, Chile, Bolivia, Argentina, Colombia y Brasil. Jaime Borda,
peruano e integrante de los colectivos Coordinación de Muqui Sur y Derechos
Humanos sin Fronteras, planteó las similitudes entre su país, Argentina y
Ecuador en cuanto a métodos extractivos y “criminalización del que se
defiende”. “No solo las corporaciones tienen impunidad, sino que detienen a los
que se manifiestan”, se quejó Borda, sin dejar de recordar que en Perú algunos
municipios están sufriendo este año un recorte de sus ingresos por la renta
minera. ¿Será tal vez el efecto de la caída de los precios de los metales?
Gloria Holguín, de la organización Pensamiento y Acción
Social, de Colombia, calculó que en su país la gran minería crea solo el 0,2%
del empleo total. “Todos los sindicatos y organizaciones contra la megaminería
fueron declarados objetivo de las bandas paramilitares”, relató Holguín, que
destacó las movilizaciones en el Páramo de Santurbán (este de Colombia) y una
consulta popular en Piedras, departamento (provincia) de Tolima (centro del
país). En este enlace se pueden escuchar entrevistas que LaOlla.tv les hizo aHolguín y Borda.
Danilo Chammas, de la Red Internacional de los Afectados por
Vale, la principal minera brasileña, denunció que la mina Carajás (norte de
Brasil) ha contaminado el aire y ha afectado la salud de la población. También
expuso Limbert Sánchez, del Centro Ecología y Pueblos Andinos, de Bolivia, que
un día antes del seminario en un diálogo con la prensa argentina advirtió sobre
la situación de toda la región: “Las transnacionales tienen hambre por nuestras
materias primas, padecemos una política de saqueo”. Esta rueda de prensa previaal seminario fue recopilada por el periódico Página/12.
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