Oilwatch
Amigos y amigas:
El Ecuador está pendiente de lo que ocurre en el Yasuní. En
el extranjero también lo están los pueblos que han apoyado la propuesta de
dejar el petróleo en el subsuelo del ITT.
El 15 de agosto pasado, el presidente de la república,
Rafael Correa anunció la terminación de la Iniciativa Yasuní-ITT. Sus
argumentos fueron la falta de interés internacional, y la necesidad del estado
de recursos para salir de la pobreza. Ambos argumentos son fácilmente
rebatibles.
Ecuador ha sido un país exportador de petróleo desde la
década de los 70 y podemos decir que es un país empobrecido, endeudado y con su
medio ambiente deteriorado. Actualmente cerca de 1'800.000 personas en el
Ecuador son muy pobres, 50% de la población desempleada o subempleada, y hay un
continuo deterioro de las condiciones de vida, sobre todo de los campesinos. y
pueblos indígenas que ven sus territorios afectados por las políticas del
gobierno. Cuarenta años de extracción petrolera en la amazonía ha provocado -y
lo sigue haciendo- destrucción y muerte, tanto por parte de Texaco y otras
transnacionales, como de la estatal Petroecuador/Petroamazonas. El Ecuador, como
cualquier país cuya economía depende del petróleo, es un país constantemente
endeudado. Hoy la deuda pública es de más de 20 mil millones de dólares, siendo
Rafael Correa el presidente que más dinero ha recibido de la renta petrolera y
que al mismo tiempo más se ha endeudado.
El siguiente argumento del gobierno es que hubo falta de
interés internacional. Este argumento no se sostiene por varias razones. En
primer lugar, desde hace varios años que el presidente se expresa con
displicencia frente a los ofrecimientos de los aportes de la comunidad
internacional, llamándolos centavitos que llegarían de gringos con panza llena,
lo que ha desalentado la concreción de los aportes: las acciones
contradictorias de hablar a favor del Yasuní y seguir avanzando la maquinaria
petrolera en la zona también crearon conusión en la comunidad internacional. En
segundo lugar porque la meta era conseguir los recursos desde gobiernos y
empresas, sin tomar en cuenta a la inmensa mayoría de ciudadanos del mundo que
hubieran podido contribuir de saber cómo hacerlo. Por otro lado, una iniciativa
revolucionaria como esta, nunca debió haber tenido plazos tajantes pues debe
ser de carácter indefinido. Nadie da plazos para la defensa de la naturaleza o
de los derechos humanos.
Son muchos los argumentos a favor de la iniciativa
Yasuni-ITT, que en su momento fueron desarrollados y difundidos ampliamente,
por eso quizás es el gran a apoyo político y mediático que ha tenido desde sus
inicios.
La Iniciativa fue concebida por la ciudadanía, en el seno de
las organizaciones se gestó la propuesta y vio la luz porque tenia que nacer en
un contexto de falsas soluciones al cambio climático, fuerte crítica al
capitalismo petrolero, a los impactos sobre el ambiente y los pueblos de las
actividades petroleras y ante la severas y profunda crisis civilizatoria. Y, la
Inicitiava Yasuni-ITT no ha muerto. Ni siquiera porque el gobierno de Rafael
Correa la quiere defenestrar con un decreto presidencial. La propuesta de dejar
el petróleo el Yasuní en los campos ITT sigue más viva que nunca, y la vamos a
defender.
Así, el jueves 22 de agosto, se presentó ante la Corte
Constitucional del Ecuador la solicitud de dictamen de constitucionalidad de la
pregunta que será la base de la consulta popular. En los considerandos de la
petición se señala que mantener la iniciativa de dejar el crudo en el subsuelo
en el Yasuní-ITT es un tema de interés general, por lo que se pregunta: “Esta
usted de acuerdo en que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT,
conocido como Bloque 43, indefinidamente bajo el subsuelo?”.
Para que la consulta tenga lugar se necesitan 600.000 firmas
de respaldo. Es una tarea muy difícil, pero no imposible. Cientos de jóvenes,
que pronto serán miles, están dispuestos a recolectar las firmas. Será una
batalla dura, puesto que seguramente el Gobierno ya está moviendo su maquinaria
política y de comunicación. Hay entusiasmo ente los jóvenes que se están
organizando.
Para las organizaciones sociales en Ecuador la propuesta de
dejar el crudo en el subsuelo está vigente y seguirá siendo una agenda
fundamental, innovadora, necesaria para el futuro del Ecuador y de todo el
mundo. Para defenderla los jóvenes han constituido el movimiento YasUnidos por
la consulta para defender al Yasuní.
Hacemos un llamado a las organizaciones y personas del mundo
a actuar de manera urgente ante la situación que se avecina y manifestarlo a
través de cartas al Presidente Correa pidiéndole que revea su decisión de
explotar el ITT (rafael.correadelgado@presidencia.gob.ec ), a través mensajes
de correo a sus listas de distribución con información de los que ocurre en
Ecuador, pidiendo a sus amigos intelectuales, artistas, académicos que apoyen la
propuesta de consulta popular y que resalten la importancia del Yasuní, a
través de artículos de opinión en los medios a los que tienen acceso, o con
cartas de aliento y solidaridad de organizaciones de jóvenes de sus países a
los jóvenes de YasUnidos en Ecuador (gabrielar@amazoniaporlavida.org).
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ARGUMENTOS QUE DAN CUENTA DEL PORQUÉ LA INICIATIVA
YASUNI-ITT FRACASÓ
Es claro que la iniciativa no funcionó, pero por motivos
distintos a los que planteó Rafael Correa, y que en su momento se señalaron en
una carta pública dirigida al Señor Presidente:
Falta de comprensión de los alcances:
La iniciativa Yasuní-ITT, como se le denominó, era un camino,
la transición, un sendero que proponía un verdadero cambio civilizatorio.
Cuestionar el petróleo, mercancía fundamental del capitalismo; cuestionar la
mercantilización de la naturaleza con los mercados del carbono; apostar a la
vida antes que al petróleo, destacar los impactos de la extracción y el costo
que ha tenido para la naturaleza y el ambiente (y finalmente las personas),
eran conceptos que nacieron de la experiencia y de reflexiones profundas de la
sociedad. Al desarrollo tradicional, que tiene como referencia a las naciones
industrializadas, se contraponía el Sumak Kawsay, en armonía con la naturaleza.
El Yasuní era el lugar de la utopía. Para el gobierno la propuesta se convirtió
únicamente en oportunidad de ingresos alternativos.
Falta de convencimiento de las posibilidades:
El aliento de inversiones y adelantos del Plan B revelan que
había poco convencimiento, se invirtió más en la opción de extracción y nos
endeudamos como país. La venta anticipada de petróleo y la necesidad de
ingresos fiscales terminan imponiendo el discurso de la necesidad. Cero apoyo a
las comunidades que han venido invirtiendo en esfuerzos de turismo comunitario
(manejo y control de su territorio y sobre todo alternativas a la imposición de
una economía fundada en las migajas petroleras). Cabañas, senderos, lagunas,
estaban siendo trabajadas pensando en la posibilidad de contar con ingresos sin
sacrificar la selva.
Falta de capacidad de los ejecutores:
¿Por qué se le ofreció la iniciativa a una persona que tenía
como principal mérito haberse gastado una docena de millones de dólares en la
organización de la elección de "Miss Universo" en Ecuador en el
gobierno de Lucio Gutiérrez?, ¿Por qué se asignó a una persona que se puso en
contra de los demandantes del caso Texaco y que hizo manifestaciones claramente
a favor de dicha empresa petrolera?, ¿Tenía esta persona capacidad de presentar
la propuesta, de dialogar con los potenciales donantes, de comprender los
contenidos de la misma?.
Falta de herramientas:
El fideicomiso (en el cual nunca se incluyó una delimitación
geo-referenciada del área del parque), herramienta propuesta para las
contribuciones nació con debilidades, tardanzas y limitaciones. Se limitó a
establecer la equivalencia del petróleo únicamente al carbono, con una renuncia
fácil a la condición innovadora de la Iniciativa Yasuní-ITT. La falta de
garantías nunca se resolvió, la posibilidad de contribuciones desde la sociedad
se limitó a una tardía cuenta por internet, que no siempre funcionó y que
tampoco ofrecía ninguna garantía o respaldo a los donantes. ¿Quién va a darle
dinero a un Estado, sin garantías de que éste va a cumplir con lo que dice?,
¿Cómo se puede pedir a la gente un cheque en blanco con la historia de
atropellos que han cometido en Ecuador los sucesivos gobiernos?
Falta de estrategia en las negociaciones:
¿Por qué la iniciativa Yasuní-ITT se dirigió sólo a los
gobiernos?, ¿Por qué darle la espalda a las sociedades de esos países y no
crear sistemas de apoyo novedosos, posibles y anclados en quienes creían en la
importancia de la propuesta?. Se buscó apoyo de gobiernos como por ejemplo el
de Italia que evita hacer visible la creciente ola de casos de cáncer que
asolan sus ciudades y que estuvo dispuesto máximo a condonar una deuda
previamente calificada de ilegítima; el de España, que previamente había
intercedido por una empresa que opera dentro del mismo parque Yasuní, en donde
la apuesta minera ha destruido numerosas hectáreas con el discurso de crear
trabajo, un trabajo que nunca se dió; o el gobierno de Alemania, que vive de
los negocios del petróleo con su industria automotriz y con sus intereses
financieros en los bancos, por ejemplo el West LB que organizó las finanzas
para el OCP (Oleoducto de Crudos Pesados). Se impulsaron negociaciones fracasadas
con los gobiernos de los países árabes, que viven en el desierto y se
construyen con petróleo sus propias islas de lujo; o con el gobierno de Estados
Unidos que ni siquiera ha suscrito los convenios internacionales sobre cambio
climático, peor el de China que está sediento de petróleo o el de Canadá,
gobiernos que abusan de la extracción de las materias primas de otros países.
Igualmente se impulsaron campañas con empresas de dudosa reputación. En cada
uno de esos casos, fueron las organizaciones de la sociedad, espacios políticos
de izquierda y ecologistas, los que intentaron sostener la iniciativa, pero se
desoyeron sus propuestas y peticiones con mayor claridad y herramientas para
consolidar las contribuciones.
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