José Rafael López Padrino
El socialfascismo bolivariano ha proseguido con su perorata sobre el carácter socialista y antiimperialista de su proyecto político. Sin embargo, todo se trata de una simulación ideológica ya que su "Socialismo del siglo XXI" apunta más bien hacia un vulgar y perverso capitalismo de Estado, el cual fomenta e impulsa mediante la profundización de las relaciones de producción capitalista. Ello no es sorprendente dado carácter de clase del régimen (burgués, pequeño burgués) y de los visos bonapartista y populistas que corren en su seno por razones históricas.
A pesar de proclamarse "socialista", este proceso ha permitido el afianzamiento de la explotación capitalista mediante el desarrollo de políticas económicas orientadas a favorecer al gran capital transnacional y financiero y a través de la imposición de una desregulación laboral (cooperativas, misiones y empresas de cogestión) que han depredado el salario real y desmejorado las condiciones socio-económicas de los trabajadores. Además, ha institucionalizado la colaboración de clases (corporativismo burgués), subordinando los sindicatos al estado capitalista, obligándolos a renunciar a su independencia política, así como a sus conquistas laborales (discusión de la contratación colectiva, derecho a la huelga, etc.).
En cuanto a su antiimperialismo, el régimen enfrenta declarativamente al imperio norteamericano, pero por otro lado establece alianzas privatizadoras con el capital transnacional gaso-petrolero a través de concesiones y mediante la conformación de empresas mixtas (transnacionales-PDVSA) comprometiendo nuestra soberanía. Recordemos que el ya fallecido vocinglero de Miraflores entregó la exploración y la explotación del gas de la Plataforma Deltana a las empresas: Chevron-Texaco, British Petroleum (BP), Exxon-Mobil, Statoil por el lapso de 30 años (Palacio de Miraflores, 2004). Igualmente adjudicó tiempo después a la Chevron-Texaco y a la Gazprom, los derechos de exploración y explotación de gas natural en el Golfo de Venezuela por un período de 30 años (2005). Además, a través de las empresas mixtas (continuidad de la apertura petrolera pero con franela y boina roja), el Teniente Coronel convirtió a las empresas multinacionales, que eran simplemente prestadoras de servicios al Estado venezolano, en copropietarias de nuestro petróleo mediante contratos que le garantizan tal participación accionaria por el lapso de 30 años (2007). Todo esto sin pasar por alto el millón doscientos cincuenta mil barriles de crudo que diariamente bombea el Estado venezolano a fin de mantener a flote la economía del Tío Sam, así como sus desventuras militares en Afganistán y otras latitudes. ¿De cual anti-imperialismo pueden hablar el escogido monárquico Maduro y sus mujiquitas aplaudidores de oficio?
Este es el autentico rostro del "Socialismo del siglo XXI" cuyo sustento ideológico no tienen nada de socialista y que carece del más elemental signo anti-imperialista. El socialfascismo bolivariano ondea las banderas del socialismo como maquillaje barato en su intento de darle continuidad al viejo proyecto de dominación explotador y excluyente pero con ropaje bolivariano. El Socialismo y anti-imperialismo del proyecto facho-bolivariano es quizás el mejor ejemplo de lo que podríamos llamar La simulación ideológica como excusa en la contienda política.
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