Por: Simón Rodríguez Porras (PSL)
El ex candidato presidencial de la
coalición opositora MUD, Henrique Capriles, arremetió contra la oferta del
gobierno venezolano de asilar al perseguido político estadounidense Edward
Snowden. El político derechista, actuando como vocero de los intereses del
gobierno yanqui, aseguró que la decisión “pone en riesgo al país”. “¿Por qué no
le dan asilo y asistencia humanitaria a las víctimas de la violencia en
Venezuela?... ¿Qué pasaría si Estados Unidos decide no comprarle más petróleo a
Venezuela? ¿Con qué vamos a comprar los alimentos? Tendremos que regalar el
petróleo. ¿Qué es más importante? ¿El pueblo venezolano o que Maduro gane un
escándalo internacional?”, fueron algunas de las frases que soltó Capriles
durante un programa televisivo.
El dirigente de la MUD también abogó por la
liberación de Iván Simonovis, agente policial preso por crímenes perpetrados en
el marco del golpe de Estado de abril de 2002, en el que el propio Capriles
tuvo una participación notoria. Resulta significativo que al comparar el caso
de una persona perseguida por revelar información sobre el espionaje
electrónico ilegal que el gobierno yanqui realiza en gran parte del mundo, y un
violador de derechos humanos venezolano, Capriles incline sus simpatías
públicamente hacia el segundo.
Más allá de lo lastimero de su retórica,
Capriles expresa la posición de la dirigencia de la MUD sobre la manera de
conducir las relaciones con los EEUU: con total genuflexión. En la misma línea,
la MUD se pronunció recientemente ante la reunión realizada por el canciller
Elías Jaua y el Secretario de Estado John Kerry, al aplaudir el acercamiento
entre ambos gobiernos y emplazar al gobierno de Maduro para que otorgue mayores
ventajas a las transnacionales que operan en el país en el tema de la
repatriación de capitales, bajo el argumento de que ello favorecería la
creación de empleos.
La inconsecuencia del gobierno venezolano
Es un hecho que a partir de la derrota del
golpe de Estado de abril de 2002, el gobierno chavista adquirió una relativa
independencia política respecto del imperialismo, más allá de que en el terreno
económico Venezuela profundizó su condición dependiente y se mantuvo el saqueo
del petróleo y otras materias primas por parte de las transnacionales. Esto
explica las diferencias en materia de política internacional entre la MUD, que
opera como agente directo del gobierno de los EEUU e incluso funge como su vocero
en el caso Snowden, y el gobierno chavista, que si bien no es verdaderamente
antiimperialista tampoco atiende a órdenes directas de Obama. Para asumir una
posición auténticamente antiimperialista, el gobierno de Maduro tendría que
tomar medidas como denunciar el tratado contra la doble tributación con los
EEUU, que permite a las empresas yanquis evadir miles de millones de dólares
cada año en materia de impuestos al fisco venezolano, o disolver las empresas
mixtas petroleras, mecanismo por medio del cual la empresa Chevron es la
principal empresa petrolera extranjera con operaciones en nuestro país. Pero
esto ciertamente va mucho más allá de los límites del llamado "socialismo
del siglo XXI" de los gobiernos de Chávez y Maduro.
Snowden debe considerar que el gobierno
venezolano es de poco fiar en materia humanitaria. En el año 2011, el gobierno
venezolano secuestró y entregó de manera ilegal al refugiado político de
nacionalidad sueca Joaquín Pérez Becerra al régimen colombiano, como parte de
la implementación de los acuerdos de cooperación militar y de inteligencia
suscritos por Juan Manuel Santos y Hugo Chávez. En 2010, se negó a dar asilo a
la perseguida política mexicana América Del Valle Ramírez, criminalizada por el
gobierno de Felipe Calderón como parte de la persecución contra los activistas
de Atenco. Incluso, el gobierno venezolano mantiene encarcelado desde hace dos
años al perseguido político colombiano Julian Conrado. Antes, ha sido
responsable de la entrega ilegal de perseguidos políticos vascos al Estado
español. Todos estos antecedentes hacen de Venezuela un lugar poco seguro para
un perseguido político.
Además de apoyar que se proteja al desertor
Snowden de la persecución criminal que contra él ha desatado el gobierno de
Obama, nos sumamos a las voces que exigen la inmediata liberación del soldado
Bradley Manning, cuya valiente acción permitió al mundo conocer miles
documentos publicados por Wikileaks, entre los que destacan los referidos a las
políticas de terrorismo de Estado aplicadas por los invasores yanquis en Irak y
Afganistán. Llamamos a todas las organizaciones políticas y gobiernos que se
reclamen democráticos a que se pronuncien en defensa de Snowden y Manning.
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