Fernando Ravsberg
[Tomado de http://www.havanatimes.org/sp/?p=85923]
Se supone que los cubanos deben alegrarse porque el próximo mes se abrirán 118 puntos de acceso público a Internet. En principio se debe aplaudir cualquier paso que se de en la dirección correcta pero también sería sano medir el impacto real de la medida. Suponiendo que en Cuba haya 8 millones de jóvenes y adultos con interés de acceder a las redes, tocaría a unas 65 mil personas por cada uno de los cibercafé. Las colas que se formarán serán más largas que si volviesen a entregar carne de res por la libreta.
Los puntos estarán abiertos 11 horas y disponen en todo el país de 334 computadoras. Si cada usuario se conectase 1 hora, solo podrían hacerlo unos 3.700 cada día. Sobre la base de 8 millones de internautas tocaría a un turno de computadora cada 5 años. Supongamos que me equivoco y que solo un 10% de esa población quiera navegar, aun así el acceso sería una vez cada 6 meses. Y para dar semejante paso la telefónica (ETECSA) necesitó 2 años, desde que instaló el cable telefónico submarino entre Cuba y Venezuela. Pero sus directivos dan esperanzas asegurando que “en el futuro” tratarán de brindar una mejor respuesta a la demanda con redes WI-FI, conexiones a celulares y hasta en los hogares pero de inmediato se curan en salud diciendo que “no podemos hablar de fechas”.
Sin embargo, los ciudadanos pueden hacer sus cálculos. Si desde que se instaló el cable submarino solo lograron crear capacidades para dar servicio a 3.700 nuevos usuarios por día, necesitarán, literalmente, siglos para conectar a todos los cubanos en edad de merecer Internet. Por lo demás anuncian que se reducen las tarifas a US$4,50 la hora de conexión, lo cual no es un precio excesivo si uno se conecta una vez cada 6 meses pero si lo hiciera un mínimo de 1 hora al día, el cibernauta tendría que gastar US$135 al mes. El salario promedio de un cubano es de US$20 mensuales. Suponiendo que en una familia haya 2, más un par de jubilaciones de US$10 y algún hijo en Miami que les envíe US$50, deberían dedicar íntegros sus ingresos a pagar la cuenta del cibercafé.
- Reglas estrictas
El problema es que ETECSA necesita aún más dinero porque se requieren “importantes inversiones” para modernizar el parque tecnológico. No les costará trabajo reunir los fondos, solo con los nuevos cibercafés pueden facturar US$16 mil diarios, unos 6 millones al año. Pero además de caros los cibercafés tendrán reglas estrictas, las autoridades cerraran la cuenta de cualquier persona que utilice las redes para realizar acciones “perjudiciales para la seguridad pública, la integridad, la economía, la independencia y la soberanía nacional”.
También ETECSA “denegará al usuario el uso del servicio de forma inmediata cuando se detecte que durante el transcurso de la sesión ha incurrido en alguna violación de las normas de comportamiento ético que promueve el Estado cubano”. Dicho en pocas palabras ni política ni sexo. Imagino que la consigna de los cibercafé será “un Internet sano para disfrute de la familia cubana”. Existe ya un sistema de filtros que impide abrir algunos sitios que “atentan” contra la ideología o la moral.
La censura política es muy “tropical”, hay sitios del exilio de Miami bloqueados pero su principal periódico está abierto a los cibernautas cubanos. En el caso de España, una de las páginas anticastristas está prohibida y la otra no, a pesar de que tienen el mismo perfil informativo. En asuntos de moral, sin embargo, se manejan con el puritanismo de un párroco de pueblo. En su cruzada genérica contra la pornografía prohíben cada día nuevas páginas de videos, fotografías, contactos, relatos o erotismo, nada se les escapa. Tampoco toleran ninguna apertura comercial, la principal página de venta de productos en Cuba, Revolico.com, está prohibida. Pero no hay un internauta cubano que no conozca los proxis para entrar a ver los anuncios eludiendo los filtros oficiales. Pero la restricción más sorprendente es que no se permitirá navegar a los menores de 18 años, así que los estudiantes de secundaria y preuniversitario tendrán que armarse de paciencia y esperar hasta llegar a la Universidad para conocer Internet.
Los dirigentes del sector hablan constantemente de un luminoso futuro y mencionan la existencia de una estrategia para el crecimiento del acceso a Internet, que bien podría bautizarse como la estrategia del cuentagotas.
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