Pablo Hernández Parra
Las confesiones-denuncias hechas por Mario
Silva y puestas en circulación por él mismo, han dado origen a toda una suerte
de juegos de inteligencia, conformación de escenarios, cadenas de chismes y
rumores, expresiones de resentimiento y conductas claramente reaccionarias de
cacería de brujas en la búsqueda de traidores en el seno del llamado chavismo,
entre otras, pero sobre todo ha sido el abono necesario para que prorrumpiera
con fuerza ese sadismo típico de hacer leña del árbol caído, del cual es
aficionado un sector de la población venezolana, del que Mario Silva
siempre fue un aventajado representante
y exponente.
No es la intención analizar, ni considerar
los “acertijos y predicciones” de los politólogos y adivinadores de oficio,
tanto del chavismo como de la oposición, que presentan escenarios e hipótesis
del tipo: “¿A quién beneficia las confesiones de Mario Silva?” “¿Qué hay detrás
de la grabación?” “¿Quién la filtró?” ¿Es un peine o una trampa del Sr.
Diosdado Cabello? Estas interrogantes lejos de captar la esencia de la
situación y el meollo de la confesión-denuncia de Mario Silva, lo que hacen es
desviar el análisis hacia cuestiones totalmente secundarias y sin importancia.
Igualmente carece de valor, dentro de la
crisis política- económica que vive el país, plantearse si hay que acusarlo de
traición de la patria, homicidio o delator. Todos estos escenarios, análisis y
acusaciones formuladas desde el gobierno u oposición contra Mario Silva, son
insignificantes, ante la dramática crisis que sacude al país, cuyo embate
apenas comienza a sentir con fuerza la mayoría de la población.[1] Qué
representarían los dos supuestos homicidios que confiesa Mario Silva ante los
150.000 homicidios impunes acumulados en estos 14 años de gobierno militar, y
particularmente ante las más de 12.000 ejecuciones cometidas por los cuerpos
policiales y militares del país.
¡Traición a la Patria!, gritan los señores
nacionalistas, porque Silva haría de
informante ante un agente de inteligencia extranjero y le “confiesa secretos de
Estado”. En qué afectan al país estos supuestos secretos, denunciados y
conocidos por todos, cuando TODOS -gobierno y oposición- callan miserablemente
ante la entrega en propiedad al capital petrolero internacional y gobiernos
extranjeros, de los yacimientos petroleros, mineros y empresas básicas del país
y la hipoteca del petróleo, aluminio y hierro de Venezuela.
¿Delator y sapo, porque confiesa lo que ha
sido denunciado y conocido por chavistas y opositores desde hace muchos años?
Consideramos más apropiado valorar las confesiones de Mario Silva como el
“legado”, de un personaje que habla de “inmolación y sacrificio”, que convoca a
seguir el ejemplo del Comandante Supremo, que llama al combate al pueblo
chavista contra el “gran enemigo interno de la revolución”, mientras anuncia
que se va a la Habana a “tratarse la vesícula”.
Retomamos el análisis, partiendo de la
situación política económica de la Venezuela post Chávez, y ahora de las
palabras del Sr. Silva, incluyendo su “Reflexión” publicada en Aporrea.org al
día siguiente de conocerse sus confesiones,
analizamos los hechos con base a las siguientes premisas:
1.-
Las declaraciones de Mario Silva son autenticas. No son ningún montaje,
ni falsificación del Mossad israelí, de la CIA u otra agencia de inteligencia
del imperio. La gestión del propio gobierno, declaraciones de algunos
personeros del mismo y la salida del aire del programa La Hojilla, solo
confirman claramente que se trata de una
confesión pura y simple del Sr. Silva, y que fue puesta en circulación por él
mismo[2].
2.- Las acusaciones y denuncias que hace
Mario Silva, no son novedosas para nadie, ni distintas a las que, desde hace
años, se hicieran con pruebas y documentos desde el seno propio gobierno, desde
las bases chavistas y desde la misma oposición. Muchas de ellas reposan en la
Contraloría Nacional, Fiscalía General de la República, Asamblea Nacional y en
el despacho de la Presidencia. Lo que hoy denuncia Mario Silva, con marcado
sensacionalismo[3], ya lo denunciaron en el pasado otros personeros chavistas
como Luis Tascón, Muller Rojas y hasta el mismo Giordani que en una oportunidad
denunció a la Boliburguesía[4].
Quien lea con detenimiento las
declaraciones de Silva no encontrará UN SOLO HECHO DE CORRUPCION O TRAMPA QUE
NO SE HAYA SEÑALADO EN EL PASADO. Los personajes a los cuales se acusa en la
declaración son los viejos y ampliamente reconocidos personajes de la
corrupción y de las trampas dentro del
chavismo y del gobierno. Si nos ocupamos de revisar aquellas denuncias
concluiremos que Mario Silva se quedó corto ex profesamente en sus
señalamientos y que no aportó nada nuevo en relación a los hechos y sus
autores. Los diferentes protagonistas que aparecen, como la “corte de vampiro”
y el “sapo Arreaza”, no añaden ningún elemento determinante a los ya
denunciados con anterioridad. Toda la base chavista y muchos de los dirigentes,
en especial los que proceden de la llamada izquierda del siglo pasado, conocen
perfectamente a los viejos protagonistas del nuevo escándalo, su origen,
procedencia y su condición de “arribistas”, ahora llamados “enchufados”.
No es éste el fondo de la acción de Silva,
cuya posición se resume en que la revolución bolivariana, el proyecto y legado
de Chávez, se encuentra ante un grave peligro, ante una virtual liquidación, si
Diosdado Cabello y los militares que le siguen, los llamados Centauros de la
promoción militar de 1987, mantienen el control de los sectores fundamentales
del poder[5], y sobre todo ahora que de los 42 generales ascendidos el año
pasado, 26 pertenecen a la promoción de Diosdado. A juicio de Mario Silva, el
presidente Nicolás Maduro está cercado y entrampado por Cabello y la única
salida sería detener a éste y sus cómplices en su propósito por cualquier
medio. Se trataría de detener a la ya consolidada Boliburguesía dirigida por
los militares, unida por mil vías a la ultra-derecha nacional y extranjera
principalmente por la vía de la Banca, importaciones, contratos y comisiones y
al negocio del narcotráfico, incluyendo en ella a ese tenebroso personaje
llamado José Vicente Rangel. En pocas palabras, al igual que a Lusinchi, a
Mario Silva le podíamos repetir la frase de Luis Herrera: “tarde piasteis pajarito”.
¿Qué expresa Mario Silva con esta posición?
¿A cuáles sectores sociales representa? Simplemente a la masa chavista que
desde los propios inicios del gobierno, pero especialmente desde el 2002,
vienen denunciando con pruebas y hechos el avance y consolidación de una capa
de militares principalmente anticomunistas y dirigentes chavistas que se han
enriquecido a partir de los negocios del Estado, bajo la manifiesta protección
del propio Chávez.
Las declaraciones de Mario Silva evidencian
la inevitable implosión de un movimiento estrictamente militar en sus
orígenes[6], apoyado en la voluntad de un caudillo, que a lo largo de toda su
carrera como conspirador, candidato electoral y presidente de la Republica ha
sido apuntalado y apoyado en todo momento por los factores de poder y que, es
justo reconocerle, supo usar y abusar a su antojo de los sectores civiles que,
derrotados, frustrados y sobre todos carentes de ideología y de programa, se
montaron en el autobús de la llamada “revolución bolivariana”, sin conocer al
chofer, pero sobre todo sin estar al tanto de la ruta y fin de dicho
transporte.[7]
Sobra decir que a partir del 08 de
diciembre, con el nombramiento de Maduro como sucesor de Chávez, recrudeció la
lucha por el control del gobierno. Durante tres meses, la camarilla militar
encabezada por Maduro-Cabello se dedicó al arte de ganar tiempo para reordenar
y adecuar sus fuerzas, forjar alianzas temporales, preparar ideológicamente
-bajo un manto mítico religioso- a los seguidores del difunto caudillo,
erigiendo su figura en una suerte de nuevo dios oficial, para hacer política
bajo la sombra de su imagen y encubrir todas las carencias y penurias con la
sola invocación del nombre y los atributos del presidente fallecido. Al
bautizarlo de COMANDANTE SUPREMO y ETERNO, colocándolo por encima del
Libertador, el objetivo de la camarilla militar-política era evidente, como
acertadamente lo descifrara la BBC Londres, convertirlo en “Una especie de héroe mítico, una figura
cuasi religiosa, un Padre por el que habrá que seguir apoyando a la revolución.
La idea es que como el Cid Campeador, Chávez siga ganando batallas para los
suyos aun después de muerto”.
Toda esta táctica no persiguió otro fin que
la preservación del poder, por las buenas o por las malas, como abiertamente lo
pregonaron los voceros políticos y militares de la “revolución”, en especial
sus flamantes ministros de Defensa y el jefe del Comando Estratégico Operacional
(CEO); la mentira, el secretismo, la manipulación, el engaño, las amenazas y el
atropello, fueron las principales armas de coacción y de propaganda política de
la camarilla militar-política detentadora del poder gubernamental.
Y no podía ser de otra manera, dada la
orfandad en que quedaba esa dirección, sin ningún líder que sustituyera al
caudillo fallecido. Empezando sus dos principales paladines: Maduro y Cabello,
fueron rechazados en 2007 por la militancia del propio PSUV, cuando este
partido efectuó la elección de su dirección. Ante esta dramática orfandad, la
única táctica de los “herederos”
consistió en convencer y legitimarse ante los seguidores del Presidente
fallecido, invocando perennemente su nombre,
hasta el extremo ridículo de autoproclamarse “Hijos de Chávez”, como si
el liderazgo fuese una corona que se heredaba familiarmente. La lealtad y
juramento ante la memoria de Chávez fue el único punto en el que convergieron
todas las sectas y grupos que conforman el PSUV. No les convocó un programa, ni ideología, solo la veneración,
lealtad y la obediencia a la última voluntad del caudillo:
“si algo ocurriera, repito, que me
inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe
concluir, como manda la Constitución, el período; sino que mi opinión firme,
plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que en ese escenario
que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones
presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República
Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón.”[8]
Así comenzó toda la parafernalia y campaña
mítico-religiosa montada durante la agonía y muerte de Chávez. Lo que ocurrió
en esos meses siguientes hasta hoy son las pruebas irrefutables de que detrás
de la dirección político-militar del llamado chavismo, no hay nada más que una
profesión de fe, una nueva religión basada en un solo elemento: Supuesta
fidelidad y lealtad al supremo comandante, y al único programa político de sus
seguidores: “No me den, pónganme donde haiga”.
Robo y saqueo al tesoro público, he ahí el
ideal de la “dirección político-militar” chavista. Y al igual que ocurre con
toda secta religiosa, o partido político construido en torno al culto de la
personalidad del “profeta”, a su muerte los discípulos se dividen en torno a la
interpretación de la palabra esclarecida por aquél y, como es de esperarse,
muerto el Páter Familias, cada hijo o discípulo que se considere elegido,
construye su propia congregación. Es por ello que el único objetivo que
aglutinó temporalmente a los diversos grupos y sectas que conforman el PSUV y
al gobierno el 14 de abril, fue conservar el gobierno y el control de la Renta
Petrolera.
Una vez concluido el circo electoral y
refrendado el fraude, usando a la oposición como cabeza de turco para la
aplicación masiva de la Ley contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento
del Terrorismo, y en un vano intento de reconstruir la polarización dentro del
pueblo y trabajadores; se intensificó la lucha a muerte por el control del
poder mediante el reagrupamiento de alianzas y acuerdos entre los dos bandos en
pugna, situación que ciertamente era conocida por todo el país y que hoy
simplemente Mario Silva hizo pública
desde el mismo seno del chavismo. La proliferación de capillas, templos y
altares donde cada “discípulo destacado del nuevo dios oficial” se reclama
interprete “verdadero” de la doctrina, contenida en el Legado de Chávez[9], que
decretara Maduro, como el nuevo texto sagrado del chavismo, acabaron por
convertirse en una Torre de Babel .
En el gobierno, o en el PSUV, no existe un
esbozo de programa de transformación que no sea otro que privatizar el petróleo
y los recursos fundamentales del país, endeudar a la nación hasta el infinito, quebrar a PDVSA junto con
las empresas básicas, destruir la infraestructura eléctrica y vial, devaluar,
devaluar y volver a devaluar, emitir papel moneda, una y otra vez, aumentar
impuestos, precios y tarifas de servicios públicos, importar todo con los
dólares del petróleo.
En pocas palabras, para desvalijar a
Venezuela, colocándola en manos del capital internacional, dentro de la llamada
multipolaridad, no hace falta un proyecto de país o un programa alternativo;
solo se requiere de un plan militar para continuar con el asalto al tesoro
público y seguir drenando al exterior, y a los bolsillos de la Boliburguesía,
de la Banca y burguesía mundial cantidades ingentes de capital, como lo han
venido haciendo. Para saquear un país no se necesita de una clase social revolucionaria
de obreros, técnicos, intelectuales o científicos, sino de asaltantes, de
bandoleros, de mercenarios, y qué mejor instrumento posee la minoría
propietaria dominante, que su ejército, policías y bandas llamadas partidos
políticos creadas, organizadas, entrenadas y unificadas para esa misión. Ese,
precisamente, es el papel de Diosdado y los “Centauros de 1987”, a quienes hoy “descubren” Mario Silva y algunos lacónicos
dirigentes y simpatizantes del chavismo desde Aporrea, Grano de Maíz, La Guarura
y otros medios de comunicación afectos al gobierno[10].
Pero quienes piensan que con la muerte de
Chávez, se acabó el chavismo, no terminan de entender que la tarea del
fallecido caudillo fue echar las bases “políticas, legales e ideológicas” de un
nuevo modelo de Estado forajido, emergente, paralelo, militar policíaco, basado
en el control social de la población a través de la militarización del país,
aumento del poder policial, promoción y estímulo a la impunidad,
criminalización de la protesta, división de la clase obrera, movilización y
cooptación desde el Estado y en beneficio de éste, a todo un sector social
informal, que constituye su más sólido apoyo de masas. Este modelo de Estado se
caracteriza por la concentración del poder en manos del ejecutivo, cuyo único
rasgo “democrático”, es la ilusión electoral cada año a partir del control
absoluto de todos los poderes del Estado, máquinas de votación e informática
incluidas.
El abierto apoyo internacional -desde
EEUU hasta Rusia, China, Europa y, desde
luego, los gobiernos del capital en toda América Latina- que hoy se le brinda
al gobierno de Maduro-Diosdado, pese a criticas “menores” y a la alharaca de la
oposición, es una prueba concluyente de que este modelo de Estado, en las
actuales condiciones internacionales, es el que mejor asegura los intereses al
capital internacional, independientemente del presidente de turno. Pero,
evidentemente el hombre con el perfil para garantizar la continuidad de esa
política es Diosdado Cabello, y no Nicolás Maduro. Esto ya lo intuyen tanto
Mario Silva como sectores del chavismo que se pronuncian cada vez más alertando
que el país está bajo el control de Cabello y de los militares, el ejército y
policías, en especial algunas de las señaladas por Mario Silva: CICPC y Policía
Nacional.
Y en esta parte de la denuncia de Mario
Silva vale la pena detenerse en dos cosas de extrema importancia: Primero, no
menciona para nada el papel dentro de la crisis a la tenebrosa Guardia Nacional
Bolivariana, principal cuerpo militar
mercenario del país, ligado directamente a Washington según denuncias desde el
seno del propio ejército y de los militares bolivarianos, entre ellos el propio
Chavez. Especialmente hoy cuando dicho cuerpo ocupa un lugar principal en la represión del movimiento popular y
control policial de la población a través del Plan Patria Segura y DIBISE. Y,
segundo, Mario Silva, reconoce que la
Policía Nacional y el CICPC están en manos, no ya de Diosdado, sino que “tiene dos elementos que están con la ultra
derecha, ni siquiera ya con Diosdado, muchos de sus elementos obedecen
instrucciones de la oposición, porque son herederos” y agrega esta perla: “quien dirige la
Universidad de la Policía Nacional está ligada a ONGs defensoras de derechos
humanos que son de la derecha… Achkar, la que tiene apellido árabe. … está
ligado a la derecha”.
Y esta denuncia tiene una doble
connotación. De un lado, según Mario Silva, “De hecho, cuando inauguran la
universidad, esta señora en su discurso habla de institucionalidad, Chávez, que
está en esa inauguración, le da una… y eso está grabado porque eso salió en
vivo, le da una coñaza y le dice que no, que eso no es así, que la Policía
Nacional Bolivariana tiene que fundamentarse en los principios revolucionarios
y bolivarianos”. La Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES),
que dirige Soraya Achkar[11], miembro fundador de la ONG La Red de Apoyo es la
encargada de la formación de las funcionarias y funcionarios de los siguientes
órganos de seguridad: La Policía Nacional Bolivariana, cuerpos de policía
estadales y municipales, Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas (CICPC), cuerpos de bomberos y bomberas, Cuerpo de Protección
Civil y Administración de Desastres, Cuerpo Técnico de Vigilancia y Transporte
Terrestre, y Penitenciaristas.
La Red de Apoyo, es prácticamente la ONG
que tiene el monopolio de los muy bien remunerados cursos de instrucción y
formación de dichos funcionarios, con la carga ideológica reaccionaria que esto
implica, reafirmada por el propio Mario Silva. Por el otro, el nefasto papel de
esta organización no se queda allí. A lo anterior hay que unirle que desde el
seno de esta organización han salido muchas veces los voceros y argumentos para
atacar a otras organizaciones de DDHH acusándolas sin fundamento de
“fascistas’. Y, para rematar sobre este tenebroso papel de la Red de Apoyo, lo
más asombroso es que ella se ha dedicado a estructurar en todo el país un
movimiento de Derechos Humanos en el seno del chavismo. Como vemos la “base
popular del chavismo” no solo está cercada por Diosdado, sino en manos de la
propia derecha.
Hoy, cuando los principales líderes del
gobierno se consideran hijos, discípulos, seguidores o reencarnación del
comandante eterno y supremo, Diosdado les llama a “ser como Chávez”; todos los
dirigentes del gobierno juran lealtad a la memoria del fallecido líder, y todos
los agentes del aparato ideológico intentan la defensa de su “legado teórico”.
Y esta es, en mi opinión, la trampa mortal en la cual se encuentra metido un
importante sector del chavismo que hoy no se reconoce representado ni por
Maduro, ni por Cabello. Ante semejante encrucijada, acuden no a levantar la
bandera de la autonomía ideológica, de la independencia de clase, del verdadero
socialismo de y para los trabajadores, sino que apelan a la vieja y suicida
táctica de optar por el mal menor, olvidándose de los trágicos y funestos
resultados de estas políticas para los que se sitúan a la cola de los
movimientos, programas y partidos del capital y la burguesía,
independientemente de las variopintas denominaciones, o lemas con que encubran
sus intereses de clase. En pocas palabras, ante la emboscada adoptan una
verdadera huida hacia adelante.[12]
Todos aquellos que creen que la salvación
de la “revolución bolivariana” está en apoyar a Maduro contra Diosdado,
parecieran no captar la esencia de la situación: Ambos representan la
continuidad de la política y economía que ha conducido a la sociedad venezolana
a la crisis que padece en todos los órdenes. La lucha entre ambas camarillas se
reduce a “continuar el legado de Chávez”, entendido éste como QUIÉN REPARTE LA
RENTA PETROLERA DE ACUERDO A LA FUERZA E INTERESES DE LOS DIVERSOS SECTORES DE
LAS CLASES DOMINANTES[13], que es en definitiva la esencia de las luchas
políticas entre los diversos sectores de las clases dominantes de este país desde la época de Gómez.
Por otro lado, cómo se puede continuar o
defender con coherencia y desde un punto de vista objetivo y científico, el
legado teórico de un líder, que se definía como defensor de las ideas de
Bolívar y de Zamora, creyente de Cristo y de la religión, del capitalismo de
Estado y la concentración del poder ejecutivo, del nacionalismo, del partido
único y del dirigente máximo, de un Poder Popular que le es transferido a los
trabajadores desde arriba; y que con todo este compendio de realidades se
califique ese proceso como de transición al socialismo -o esa contradicción llamada socialismo
bolivariano-, como debe entenderlo cualquier liberal que por lo menos conozca
el ABC del socialismo.
Socialismo es socialización y propiedad
social de los principales medios de producción y no capitalismo de Estado;
socialismo es poder para los trabajadores y no
populismo; el socialismo está basado en el trabajo liberador y no en el
yugo de las limosnas del Estado; socialismo es autodeterminación de la clase
obrera basado en el poder armado y político a los trabajadores y no
concentración de poder en una persona o minoría esclarecida; socialismo es
internacionalismo proletario, y no unión
de naciones dirigidas por burguesías; Socialismo es emancipación de un pueblo y
no aumento de la dependencia y endeudamiento al capital extranjero; socialismo
es trabajar por la extinción del Estado y no por aumentar su poder. A esta
cruda realidad se enfrentan hoy las bases chavistas y sus referentes en el seno
de los movimientos sociales, el Rey está desnudo, y pareciera que al fin les
llegó la hora de las definiciones.
……………………….
Referencias:
[1] En otro artículo analizaremos el marco político–económico de esta crisis, que está a la vista de todos.
[2] La grabación la controla en todo momento, el propio Silva, promete editarla y resulta bastante estúpido y necio creer que todo lo hace sin tomar ninguna medida de seguridad. Quien lea con detenimiento el comunicado que leyó Mario Silva la noche de su despedida, así como la reflexión que escribió luego en Aporrea.org, no admite dudas de ningún tipo.
[3] Los “51 minutos de Mario Silva” se venden en la autopista. Vease: http://laguarura.net/2013/05/23/mario-asume-tu-vaina-que-el-pueblo-te-respaldara-se-chavez-cono/.
[4] http://economia.noticias24.com/noticia/36413/giordani-carga-contra-la-boligarquia-que-ha-amasado-fortuna-en-nombre-de-la-revolucion/
y http://politica.eluniversal.com/opinion/101015/y-ahora-la-boliburguesia y otros.
[5] Esta promoción fueron ascendidos a
general el año pasado. Ver:
http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/politica/generacion-diosdado-llego-a-rango-de-general.aspx
[6] Véase sobre los
orígenes del 4 de febrero:
http://www.soberania.org/Articulos/articulo_7989.htm. El historiador Agustín
Blanco Muñóz que entrevistó a los principales dirigentes militares de este golpe, es con base a dichas entrevista que expuso la tesis del
golpe permitido, y sobre todo el carácter anti comunista y anti izquierdista de
ellos.
[7] Recuérdese todos los cambios de piel,
de ideología, de planes que a lo largo de estos 14 años adoptó Chávez y la
llamada revolución bolivariana.
[8] Palabras de Chávez: Discurso del 8 de
diciembre de 2012.
[9] Este “legado” según la nueva religión
está contenido en el llamado “Programa de la Patria”, que viene el quinto o
sexto “plan de la nación” que se presenta al país y que al igual que los
anteriores tendrá el mismo fin: Disfrazarlo por otro una nueva crisis o
encrucijada que se le presente a la dirección chavista.
[10] En un próximo articulo trataremos
precisamente sobre el papel histórico de Hugo Chavez y el partido militar
dentro de la estrategia de la globalización y de la imposición del Nuevo Orden
Mundial que adelanta hoy el capital financiero internacional dirigido por la
burguesía anglo-sajona y apuntalado por la OTAN, ejército de EEUU y los
principales organismos económicos, financieros y políticos del capitalismo
mundial.
[11] Esta señora como es de todo conocido,
es miembro del Consejo Federal de Gobierno desde el 2011. Dicho consejo fue
creado por el propio Chavez en el 2005.
[12] En otro artículo nos referiremos a
esta táctica del mal menor que invoca Mario Silva y que fue reeditada el 14 de
abril: Se les hizo creer a la masa chavista que el enemigo principal era la
derecha opositora, y resultó que se ha dormido con el enemigo a lo largo de
estos años.
[13] Para una explicación sencilla e
ilustrativa de cómo se reparte la Renta Petrolera y toda la retorica que se
esconde con los llamados Planes de la Nación o de la Patria, es interesante
leer el Capitulo Primero de “La Miseria en Venezuela’, de Michel Chossudovsky,
Vadell Hermanos, Valencia, 1977. Páginas 19 a la 26.
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