Isbel Díaz Torres
[I.D.T. es un
compa que participa en la Red Observatorio Crítico de Cuba. Fue invitado por la
Latin American Studies Association (LASA) a viajar a Estados Unidos para hablar
de esa experiencia, pero se encontró con la negación de visa por el gobierno
yanki, que con esta medida se une a las múltiples restricciones que la
burocracia estatal cubana acostumbra aplicar a la Red Observatorio Crítico y
sus activistas.]
[Tomado de
http://observatoriocriticodesdecuba.wordpress.com/2013/04/08/ee-uu-impide-mi-asistencia-a-lasa/]
La Sección de
Intereses de EE.UU. en La Habana acaba de denegarme la VISA para viajar a ese
país, donde he sido invitado por la Latin American Studies Association (LASA),
con el fin de presentar una ponencia en su venidero Congreso, a finales de
mayo.
Se ha frustrado
de ese modo la posibilidad de que yo, en mi calidad de bloguero y activista
cubano, comparta en ese importante cónclave intelectual la experiencia de siete
años de trabajo del Observatorio Crítico (OC), como parte de la emergencia y
diversificación de nuevos foros independientes de debate en el panorama cubano
actual.
Mi idea era
exponer allí los tres escenarios fundamentales de nuestra acción:
1) las
plataformas de intervención del OC en el ciberespacio a través del boletín
digital COMPENDIO OC, y el sitio web Red Observatorio Crítico en formato de
blog colectivo de discusión abierta;
2) el evento
anual Foro Social Observatorio Crítico de alcance nacional donde
investigadores, críticos, profesores, artistas, promotores culturales,
activistas comunitarios, comunicadores, e integrantes de movimientos
emergentes, comparten un espacio de diversidad, diálogo y protagonismo
solidario;
3) la labor
comunitaria sistemática de los colectivos y personas que integran la Red, con
intereses en los ámbitos sociopolíticos, ambientales, culturales, educativos y
otros, que apuestan por la participación popular autoorganizada, con bases en
la solidaridad y la cooperación.
Pero al parecer,
tales experiencias han sido consideradas inconvenientes por el gobierno
estadounidense, que por otra parte, sí ha extendido VISA recientemente a otros
blogueros cubanos, con igual derecho que yo, y con posicionamientos políticos
diferentes.
Esta
discrecionalidad de la SINA no es nada nueva, por cierto. En años precedentes y
también ahora, intelectuales cubanos de renombre han sido impedidos de acudir a
la cita académica, sin una justificación legítima.
De acuerdo con
el documento que me entregaron allí, junto con el NO, tal rechazo "se debe
a la inegibilidad bajo la sección 214(b) de la Ley de Inmigración y
Naturalización (...) la cual define que todo solicitante de visa es potencial
inmigrante".
Me enteré
después de la entrevista, al leer ese texto, que "los solicitantes deben
convencer al funcionario consular que tiene lazos suficientemente fuertes que
les obligará a regresar a su país luego del término de su visita temporal a los
Estados Unidos".
Muy útil me
hubiera sido saber tal cosa antes, dado que el oficial que me atendió, apenas
me hizo cuatro preguntas: a qué voy a EE.UU., a quien tengo allá, si estoy
casado, y mi edad. Como ven, hay muy poco chance de explicar las razones que me
harían volver a mi país.
Al cometer el
pecado de ser joven (supuestamente desesperado por ir a probar fortuna en el
país del paraíso terrenal), y de ser homosexual (lo cual en Cuba me inhabilita
para casarme con mi pareja de once años juntos), quedo automáticamente
descalificado.
No cuentan, por
supuesto, los lazos con mi familia, que vive en Cuba, ni con mis amigos, ni con
mi trabajo, ni con mis proyectos de diversa índole (ambientalistas,
antihomofóbicos, literarios, investigativos, etc.). Así de simplificada y
colonial es la mirada de la burocracia estadounidense.
Nunca me
quedaría a vivir en los EE.UU. por dos razones simples:
1.) Las personas
que más amo viven en Cuba
2.) El deber de
un hombre es estar allí, donde es más útil (José Martí)
Queda claro que
la libertad de movimiento que tanto reclamamos al gobierno cubano, cuyas
anacrónicas trabas lastimaron al pueblo de esta isla durante décadas, debe ser
igualmente exigida al gobierno norteamericano, que indiscriminadamente niega
VISAS temporales a mis coterráneos.
Pude ver en la
SINA cómo personas muy ancianas, en sillón de ruedas, salían llorando después
de haber sido denegadas. Lo mismo sucedió con personas jóvenes que pretendían a
visitar a sus familiares. También con intelectuales que participarían en LASA,
y gestionaban la VISA a través de sus instituciones, y quienes lo hicimos de
modo independiente.
¿Tiene la SINA
un criterio de selección que pueda revelar? ¿Quiere en verdad evitar la entrada
de potenciales inmigrantes? ¿Por qué viola los acuerdos contraídos con LASA de
entregar las VISAS a los participantes de este evento?
Hemos visto
nuevamente cómo toda burocracia está capacitada para deshumanizarse en aras del
cabal cumplimiento de las orientaciones "de arriba".
Por cierto, según mi cálculo aproximado, con la exorbitante cifra de 160
CUC que pagamos por la entrevista, la SINA ingresa más de diez millones de
dólares anualmente solo con los trámites de VISAS de no inmigrante. Quizás, al
menos por eso, debería ser más transparente.
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