Carlos Solero
Si la intención de proceso represivo cívico militar iniciado
a mediados de los años setenta en el pasado siglo fue borrar en la sociedad las
ansias de rebeldía y libertad es preciso decir que a pesar del baño de sangre y
horror que perpetraron con la secuela de secuestrados, torturados y
desaparecidos no pudieron concretar plenamente su objeto. Hay también huellas
de esas marcas.
Está incita en la acción humana al menos desde la antigüedad
enfrentar la opresión y las tiranías. En la dialéctica de la dinámica social
siempre hay al menos un puñado de personas que aun en condiciones oprobiosas
deciden rebelarse.
Si bien la demagogia ejercida por los poderosos de diversas
épocas ha conseguido domesticar a las masas con diversos mecanismos de
sometimiento y dominación, hay hitos en la historia contada a contrapelo, como
diría Walter Benjamin, que muestran que no todo ha sido resignación y
arrebañamiento.
Desde la rebelión de Espartaco y los esclavos contra el
Imperio Romano, pasando por las innumerables insurrecciones campesinas durante
Edad Media europea y los múltiples movimientos de resistencia indígena en
América y muchas más en todo el mundo.
En los años sesenta y setenta toda una generación plantó
cara a los explotadores, los opresores y las injusticias, desde prácticas de pedagogía
del oprimido inspiradas en el método de Paulo Freire, pasando por las
experiencias de organización gremial obrera y estudiantil autónoma de las
anquilosadas estructuras burocráticas. Hitos como las intersindicales
clasistas, las Ligas Agrarias, etc.
Estas experiencias dejaron marcas y abrieron brechas para
las nuevas generaciones de luchadores sociales, están presentes en el presente.
En estas líneas y a través de algunos de sus poemas deseamos
evocar al poeta y docente Roberto Jorge Santoro, detenido-desaparecido el 1 de
junio de 1977, por las hordas represivas de la dictadura cívico-militar.
Dejó escrito Santoro en su poema Curriculum: Dirán de mí,
era débil, no lo pudo matar a dios del priner tiro, anduvo por el continente
perdido de la tristeza, como un perro sin patas, pero dirán de mí, todavía está
entero, atraviésenlo cono inmoralidades es la única manera que muera.
O en otros versos: Si es singular/ tu forma de conjugar el
mundo/pocos habrán de oírte. Los que no creemos en la inspiración, porque
amamos los oficios, los que no buscamos la magia, porque vivimos la realidad,
los que olvidamos el ocio, porque caminamos a la búsqueda, chocamos las copas
de la fraternidad , para entregarte esta frase de Arlt, que servira para
siempre, “el futuro es nuestro por prepotencia de trabajo”.
A treinta y siete años del infausto 24 de marzo de 1976 es
posible decir como el poeta Neruda que podrán arrancar todas las flores, pero
no podrán detener la primavera.
Memoria y resistencia contra el olvido.
Carlos A. solero
Miembro de APDH –Rosario
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