“Otra vez de noche, un día más de sentirme,
de conversar conmigo, otra vez vuelvo de la casa de la “justicia”.
Solo conseguí ver a través del vidrio ahumado.
Ver las calles, a la gente que se reduce a un código de plástico.
Algún lugar me recuerda a alguien,
me recuerda a mis compañerxs,
me recuerda quien soy, para que vivo, porque vivo.
No me aferro a la vida, porque aferrarse a ella
solo te causa temor a dejar de vivir.
Me aferro a la libertad, a la libertad de poder rugir,
de poder rugir en un bosque de cemento.
A veces el odio me invade, me duermo odiando.
Cuando despierto se que el amor es la amalgama junto al odio
que me hace respirar profundo para seguir viviendo.
Siento en el encierro el odio colectivo a la sociedad
el odio a la cárcel, al aislamiento.
Es digno alejar la mirada del piso,
mejor enfocarla al enemigo,
a aquel enemigo que me tiene prisionero de su codicia,
el enemigo que arrasa con la tierra,
que arrasa con las formas libres de vivir.
El enemigo que encierra, que castiga, que mutila,
que te infecta de desahucio con su cáncer de Poder
que muta de órgano en órgano.
Nosotrxs somos su anticuerpo, hemos desarrollado la inmunidad
ante su enfermiza peste humana.
Somos la lucha sin frontera ni distancia,
la ira de la efervescencia de nuestra sangre.
Alumbramos la luz de la noche.
La oscuridad y la luz son cómplices de los pasos,
somos la batalla sin descanso,
una metástasis de células que están en todas partes,
es mejor morir peleando que morir sin haberlo intentado,
es mejor estar libre aun estando encerradx
Hoy me sueño otra vez, diferente al de ayer
con la certeza de no haber perdido, de no haberme derrotado.
Mañana será diferente a este dia,
mi rabia no será diferente, ni al de mañana.
La fuerza irá de lxs que rabian conmigo.
Llegará atravesando los muros y las distancias
y entonces rugiré una vez más a la luna.
Arañaré el piso de cemento
cual fuera de barro y hierba
hasta que mis garras sangren.
Me mimetizaré entre las columnas
respiraré el aire lleno de mugre en vez de neblina.
Las manchas de mi cuerpo me dicen quien soy
Una vez que pego los parpados
me transporto al paraíso onírico
donde el silencio de los vientos
es como el beso de un-a companerx.
Otro día más de no verme derrotado
un día de soñar sin dejar de ser quien soy,
un día más de estar listo para levantarme mañana”
Henry.
Cárcel de San Pedro, lluviosa La Paz
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