Enrique Contreras Ramírez
Al escaso tiempo de iniciar Carlos Andrés Pérez su segundo
período presidencial, tuvo lugar entre los días 27 y 28 de febrero de 1989
un alzamiento sorpresivo de violencia
popular. El pueblo de Caracas se lanzo a las calles, en contra del paquete
económico ordenado por el FMI, dejando como saldo centenares de muertos, sin
que hasta el momento se haga justicia plena.
La dimensión del hecho removió a la sociedad venezolana por
el número de muertos e impactó a la opinión pública internacional, debido al
alto grado de aceptación que tenía Carlos Andrés, para ese entonces, expresada
en la gran cantidad de votos con los cuales resultó electo y que le daban un
“amplio margen” de manipulación para su gestión de gobierno.
Cuando se cumplen 24 años de la masacre que ordenara Carlos Andrés Pérez y que ejecutara con tanta “valentía” Ítalo del Valle Aliegro –para ese entonces- Ministro de Defensa, se recuerda que el alzamiento popular, fue producto de un programa de ajustes económicos, para generar cambios sustanciales en la economía nacional, que favorecieran a los grupos económicos de siempre y a las trasnacionales que toda la vida han explotado y siguen explotando nuestros recursos, paquete económico ordenado por el Fondo Monetario Internacional.
En este escenario,
del 16 de febrero de 1989 el instalado presidente de la República Carlos
Andrés Pérez, presentó ante el país un esquema de ajustes macroeconómicos
llamado popularmente "paquete económico", creado para generar cambios
esenciales en la economía nacional, donde las consecuencias las iba a sentir a
plenitud el pueblo venezolano.
El anuncio hecho al país en cadena de radio y TV. Sobre el
mencionado paquete tenía que ver sobre política cambiaria, liberación de las
tasas de interés activas y pasivas, deuda externa, servicios públicos y
política social, comercio exterior, sistema financiero, política fiscal,
liberación de precios –entre otros factores- hizo que el pueblo liberara
también sus angustias, rabias, frustraciones y se lanzo a la calle, para
decirle al gobierno, a los partidos políticos de derecha y de la llamada
“izquierda”, a los grupos económicos, al
propio neoliberalismo, que estaba dispuesto a pelear hasta las últimas
consecuencias, para evitar las políticas hambreadoras de un modelo que a
nuestros días, todavía persiste como un
camaleón, cambiando de colores y de discurso, para evitar ser desalojados del
poder.
El 17 de febrero, noticieros de radio y televisión, revistas
especializadas, periódicos, la prensa internacional y cualquier otro medio de
comunicación masiva, especificaba las medidas del gobierno señalando: “Que el
Presidente Pérez había tomado la decisión de acudir al Fondo Monetario
Internacional y someterse a un programa bajo supervisión de ese organismo con
el objetivo de conseguir un préstamo de aproximadamente US $ 4.500.000.000.000
en los 3 años siguientes; la liberación de las tasas de interés activas y
pasivas en todo el sistema financiero hasta un tope temporal fijado en
alrededor del 30%; unificación cambiaria con la eliminación de la tasa de
cambio preferencial; determinación de la tasa de cambio en el mercado libre de
divisas y realización de todas las transacciones con el exterior a la nueva
tasa flotante; liberación de los precios de todos los productos a excepción de
18 renglones de la cesta básica; incremento gradual de las tarifas de servicios
públicos como teléfono, agua, electricidad y gas doméstico y sinceración
general de precios de las empresas públicas; aumento anual en el mercado nacional
durante 3 años de los precios de productos derivados del petróleo, con un
primer aumento promedio del 100% en el precio de la gasolina; aumento inicial
de las tarifas del transporte público en un 30%; aumento de sueldos en la
administración pública central entre el 5 y el 30% e incremento del salario
mínimo a Bs. 4.000 en el área urbana y a Bs. 2.500 en el área rural;
racionalización y eliminación progresiva de los aranceles a la importación;
reducción del déficit fiscal a no más del 4% del producto territorial bruto
(PTB) y congelación de cargos en la administración pública”.
EL RESULTADO DEL PAQUETE ECONÓMICO
En el libro "Cuando la muerte tomó las calles"
editado por el Ateneo de Caracas, cuya autoría es de Roberto Briceño León,
en el capitulo "Contabilidad de la
muerte" (pág. 103) señala que en las listas obtenidas por la Morgue de Caracas - tras
verificar, porque en ambas había datos repetidos- se supo de un total de 310
personas asesinadas. Indica que "este no es el total de muertos, sino el
total de personas sobre las que pudimos obtener información". De estas
personas el 87.4 por ciento, fueron hombres, es decir, murió una mujer por cada
nueve hombres. La mayoría de las personas asesinadas eran jóvenes, ya que la
media de edad fue de 27 años. El 65.5 por ciento de los muertos tenía menos de
30 años de edad, y el 25 por ciento, menos de 21 años de edad. Entre los más
jóvenes destacan 21 que tenían menos de quince años: un niño de ocho años, 2 de
once años, cuatro de doce años, 5 de trece años, 3 de catorce años y 6 de
quince años. Sólo el 11 por ciento contaba con más de 40 años. La persona
muerta con más edad, tenía 67 años. Del total de individuos de los cuales se
obtuvo información sobre su nacionalidad, el 95 por ciento eran venezolanos, el
3.8 colombianos y el 1.1 por ciento de dominicanos. El 83 por ciento de los
occisos no tenía antecedentes policiales. Los datos indican que la causa de la
muerte en el 97.4 por ciento de los casos fue por heridas de armas de fuego”.
LOS PARTIDOS DESPLAZADOS
Si algo dejo bien claro, ese hito en la historia política
venezolana, es la de que cuando los pueblos se deciden a tomar las calles, no
hay quien los detenga. Ese hecho, demostró claramente que los partidos
políticos venezolanos, llámense de derecha o de izquierda, siempre han jugado
su papel de celestina ante el modelo de dominación imperante. Fue un hecho
constituyente, que mostro la posibilidad, de que la situación puede cambiar en
cualquier momento, cuando las muchedumbres en la calle así lo decidan y cuando el
momento histórico así lo proclame e indique.
Son los pueblos, los que poseen ese poder de cambiar las
cosas y cuando se adquiere conciencia
social, estos acontecimientos no tienen vuelta atrás. Esto simplemente
demuestra, sin mayor explicación, que son los pueblos los que hacen
revoluciones y no los gobiernos, ni las llamadas vanguardias y mucho menos los
partidos políticos que terminan siendo expresión fiel del modelo de dominación,
que somete a nuestras gentes a la pobreza tanto intelectual como materias.
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