Partido
Socialismo y Libertad (PSL)
El pueblo venezolano ha podido constatar la manera en que la
ausencia del presidente Chávez de la escena política nacional durante el último
mes ha generado una gran incertidumbre, apenas dos meses luego de su reelección
en octubre del año pasado. A más de un año de que fuera diagnosticada la grave
enfermedad que padece el presidente Chávez, y que en varias ocasiones se diera
por superada definitivamente, existen indicios de que Chávez no estaría en
condiciones físicas para presidir el período para el que fue reelecto en
octubre. Desde el Partido Socialismo y Libertad (PSL), respetamos la
preocupación de un sector importante del pueblo venezolano ante el trance de
salud que vive el presidente Chávez. Más allá de las profundas diferencias
políticas que tenemos con su gobierno, esperamos que pueda recuperarse. No
obstante, es nuestro deber fijar posición sobre la situación que se ha generado
en los últimos días a raíz del agravamiento de la enfermedad del Presidente.
La forma en que el gobierno ha manejado el asunto de la
ausencia del Presidente pone en evidencia que el supuesto "poder
popular" es una ficción mediante la cual se manipula la aspiración del
pueblo a asumir el control de las decisiones políticas en el país. Nuevamente
fue la cúpula del Psuv, encabezada por Diosdado Cabello y Nicolás Maduro, así
como la Asamblea
Nacional y el TSJ quienes al final tomaron la decisión sobre
la fórmula para suplir la ausencia del presidente Chávez, empleando para ello
los mismos canales institucionales que se utilizan para criminalizar las luchas
populares y obreras. Para ello, aprovecharon los vacíos y ambigüedades de la
constitución burguesa actualmente vigente, un texto legal cuyo propósito es
garantizar la continuidad del capitalismo en nuestro país y que por lo tanto no
está diseñado para garantizar que sean las decisiones de las mayorías populares
las que definan nuestro destino colectivo.
Las direcciones burocráticas del Psuv y la MUD han reducido el debate a
un asunto meramente leguleyo, limitado a un torneo de interpretaciones
acomodaticias de la
Constitución. Es un hecho que el presidente Chávez fue
reelecto con una muy alta votación hace pocos meses, hecho que reconocemos
aunque en dichas elecciones nuestro partido no apoyó a ninguna de las variantes
capitalistas que se presentaron, sino la candidatura obrera y revolucionaria
del compañero Orlando Chirino. Por lo tanto, el PSL no toma parte en las discusiones
leguleyas que se dan sobre los mecanismos a implementar para suplir la ausencia
del presidente Chávez.
Por su parte, los voceros de la MUD han puesto en evidencia su
desesperación por sacar provecho de la enfermedad de Chávez. Ahora quieren
aparecer como los adalides de la Constitución que ellos mismos pisotearon con el
golpe y el paro-sabotaje petrolero en el 2002. Esgrimen argumentos falaces,
calificando la “continuidad” del gobierno sancionada por el TSJ como un “golpe
de Estado”, y llaman a estudiantes universitarios y otros sectores
influenciados a movilizarse sin objetivos claros.
Mientras que la
MUD intenta pescar en río revuelto y agitar con consignas
anticomunistas, la burocracia gobernante exacerba el culto a la personalidad,
incorporando toda una liturgia religiosa oficial a sus actos para intentar
generar esperanzas en sus seguidores, al tiempo que se acusa a todo trabajador
que haga huelga o se movilice de ser “desestabilizador”. Ambos sectores quieren
pescar en río revuelto.
El gobierno y la
MUD llevan a cabo una sorda pelea, rasgándose las vestiduras
por una constitución que utilizan a conveniencia, pero las carencias e
innumerables problemas de millones de venezolanas y venezolanos han estado
totalmente ausentes de esta controversia. El problema de fondo es cuál es el
modelo político y social que rige nuestro país, y eso es lo que los principales
actores políticos del país se niegan a discutir de cara al pueblo.
Hay que levantar una alternativa
Para nuestro partido, la continuidad que se ha ratificado
con lo resuelto por la
Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia es la
continuidad de una política que se hace pasar por socialista, mientras que en
los hechos no satisface las expectativas de los sectores obreros y populares.
Respetando la opinión de un sector mayoritario de los venezolanos, nuestro
partido considera que gobierne quien gobierne, asuma Maduro, Cabello o
cualquier otro miembro del actual gobierno, el pueblo y los trabajadores
venezolanos seguirán padeciendo las mismas calamidades. No albergamos ninguna
esperanza en que las cosas cambien mientras gobierne la burocracia que ejerce
directamente el control del gobierno, y que incluso es cuestionada por la base
chavista. Es evidente que la MUD
tampoco es una alternativa de cambio para lograr verdadera justicia social y
una democracia obrera y popular.
La no discusión de los contratos colectivos, el
incumplimiento de los derechos laborales de millones de trabajadores del sector
público y privado, como se refleja en el reciente paro en Bauxilum, van a
continuar. El pueblo seguirá padeciendo una altísima inflación, servicios
precarios de luz y agua, los bajos salarios, y desabastecimiento de productos
de primera necesidad, mientras que la Misión Vivienda se
encuentra semi paralizada luego de la coyuntura electoral. Seguirá la
criminalización de la protesta, tal como se evidenció en la represión brutal de
que fueron víctima nuevamente los Yukpa recientemente, y los despidos de
trabajadores en las gobernaciones y dependencias públicas.
El PSL plantea transformaciones concretas para avanzar hacia
una sociedad mucho más justa y solidaria, partiendo de que el petróleo sea 100%
del Estado venezolano, sin empresas mixtas ni transnacionales, y sea gestionado
directa y democráticamente por los trabajadores y técnicos de nuestra principal
industria. Partiendo de la recuperación de nuestro principal recurso, se podrán
enfrentar los problemas del país, convirtiéndolo en una gran palanca económica
al servicio de salud y educación gratuita para todos, viviendas dignas, salario
mínimo igual a la canasta básica, seguridad social y personal, jubilaciones a
tiempo y retroactividad de las prestaciones sociales, trabajo digno y
productivo, desarrollo industrial y reforma agraria, en el marco de un modelo
sin explotación de unos seres humanos por otros, ni depredación irracional de
la naturaleza.
Para nuestro partido, solo a través la organización obrera y
popular autónoma y la movilización, en la perspectiva de la lucha por
conquistar un gobierno de los trabajadores y el pueblo explotado, se podrá
encontrar solución para los problemas que nos aquejan. De allí que la actual
coyuntura que atraviesa el país ratifique la necesidad de construir una
alternativa verdaderamente de izquierda y revolucionaria, que supere el falso
socialismo del siglo XXI y la falsa democracia que pregona la derecha. Una
alternativa política que en la calle, en las universidades, en los portones de
las fábricas, en las áreas petroleras, así como en el terreno electoral, se
erija en herramienta de lucha para los trabajadores, las comunidades y la
juventud.
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