Periódico
El Libertario
La demagogia de la élite chavista, su incapacidad administrativa, su corrupción
y enriquecimiento súbito, así como la hipoteca del país a las transnacionales
energéticas de la globalización generan un creciente descontento que, desde
hace años, ha intentado ser capitalizado por los partidos políticos de la
oposición de derecha y socialdemócrata, hoy agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD). Muchas personas que habían creído en las promesas de cambio del
bolivarianismo, hoy decepcionadas creen que circunstancialmente esos partidos,
y sus estrategias político-electorales, pueden sacar a Chávez del poder,
generando con ello las condiciones para una transformación positiva en el país.
Nada de esto es verdad. Los partidos de la MUD no conducirán a otro camino sino al de la
derrota y la decepción. A continuación colocamos siete razones de por qué
rechazar a esa “oposición” con la misma energía con que se debe enfrentar al
chavismo:
1) Los partidos de la MUD son responsables del
fenómeno bolivariano. El acuerdo de gobernabilidad y bipartidismo conocido como
“Pacto de Punto Fijo”, en el que los partidos Acción Democrática y Copei
gobernaron al país durante 40 años, generó tal grado de envilecimiento y
decepción en la población que crearon el caldo de cultivo ideal para la
aparición de un fenómeno mesiánico-populista como el bolivariano. La élite
chavista en el gobierno es una continuación, y no una ruptura, de las maneras
de hacer política que adecos y copeyanos utilizaron durante mucho tiempo y que
condujeron a la etapa en la que ahora nos encontramos. Todos los partidos
presentes en la MUD ,
sin excepción, son hijos y herederos del bipartidismo cuartorepublicano.
2) Los partidos de la MUD son el principal
combustible de las victorias electorales del chavismo. En las bases populares
del oficialismo existe un creciente malestar por la deficiente gestión de “su”
gobierno, así como por la corrupción, ineficiencia y contradicciones de su
cúpula dirigente. Tanto o más que el carisma/demagogia de Hugo Chávez, una
motivación principal para seguirle apoyando con sus votos es el resentimiento
que sienten por el pasado, sus representantes y herederos, hoy los principales
operadores políticos, visibles o tras bastidores, de la MUD. Mientras los
dinosaurios opositores continúen al mando, por antagonismo, el chavismo continuará
recibiendo esos sufragios.
3) Los políticos de la MUD no tienen una gestión de
gobierno cualitativamente diferente al chavismo. Las gestiones de los
gobernadores y alcaldes “opositores” no tienen resultados ni transformaciones
que presentar porque sencillamente estas no existen. A menor escala, repiten la
corrupción, tráfico de influencias, ineficacias, exclusión política y componendas
que denuncian del gobierno central. Otro claro ejemplo ha sido la “gestión”, si
es que se puede llamar así, de los diputados y diputadas de la MUD , reyes del ausentismo
laboral y engordados por la dieta parlamentaria del quince y último.
4) La
MUD no entiende qué es el chavismo y desea, esencialmente,
volver al pasado (“Éramos felices y no lo sabíamos”). Los políticos e
“intelectuales” de la MUD
han realizado una lectura equívoca, superficial y sesgada del fenómeno
bolivariano. Ante dicho extravío han apelado al chantaje del “mal menor”, al
fomento de una falsa polarización y a la mitificación del pasado, con lo que su
oferta se reduce a la promoción de la vuelta de un país paradisíaco que,
sencillamente, nunca existió en la realidad.
5) En la
MUD prevalecen las tendencias elitescas, excluyentes y
antipopulares. Hoy, quien ha tomado ventaja en el control político de la MUD es el núcleo de dirigentes
provenientes de Primero Justicia, el partido político más reaccionario y
conservador del país. La MUD
es inoperante para construir un discurso favorable a las clases populares
porque, al igual que el chavismo, no se interesa por ellas salvo para dominarlas.
6) La
MUD se encuentra enfrentada a las iniciativas ciudadanas que
no pueda controlar. La estrategia política de los partidos de la MUD es fortalecer la
democracia representativa y el borreguismo electoral, neutralizando y
saboteando los conflictos sociales que no generen votos a su favor.
7) La
MUD representa una manera de gestión política que naufraga en
el mundo contemporáneo. Los partidos políticos no sólo están en crisis en
Venezuela, sino en todo el planeta. Los nuevos movimientos sociales, donde se
mire, intentan realizar formas de organización, horizontales y en red,
diferentes al modelo leninista que signó la cultura político-partidista en el
siglo XX. El discurso contra lo que llaman la “antipolítica” sólo esconde su
pretensión hegemonizante, y su tarea de beneficiarse en ser la falsa
contestación al chavismo.
Hay que abandonar las falsas ilusiones. En 1998 la estrategia de “cualquier cosa con tal de quitarnos a los adecos y copeyanos” arrojó resultados harto conocidos, error que hoy debemos impedir que se repita. Nuestra propuesta es crear, aquí y ahora, una alternativa enfrentada a las cúpulas chavistas y opositoras, superando en todos los escenarios a los partidos políticos –especialmente a esos que orbitan en torno a
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