Es así, como los que sustentan el poder se
valen de la ignorancia, el analfabetismo
funcional y la desinformación de los
pueblos, para convertirse en cazadores y mercaderes del voto -a través de esos
procesos electorales- donde construyen la gran trampa para que los fanáticos se
desborden y caigan en ella- y ellos- los de la clase política, tanto del
gobierno como de la oposición, se deleiten y sientan un raro placer, al verlos caer en el engaño, dejando como
resultado un pueblo que encadenado mentalmente de manera transitoria, está
dispuesto a servirles, sin percatarse – por el momento- que esa esclavitud la
llevan en la mente.
ENRIQUE CONTRERAS RAMÍREZ
La situación que estamos viviendo en el planeta, sólo está demostrando que estamos ante una de las peores crisis o quizás la peor, que jamás haya conocido la humanidad, ante la voracidad de unos modelos civilizatorios que han convertido la tierra, en una simple mercadería, incluyendo a la humanidad, que trae como resultado la indigencia y la infelicidad de los pueblos.
La clase política y económica de nuestros países, solamente obedecen a los lineamientos del gran capital, con tal de conservar las relaciones de poder, que cada sector posee en su respectiva nación, es en ese mundo de la geopolítica de los intereses económicos y políticos, que han sumergido a nuestros pueblos.
Ese mundo del capital, que hoy día perdió la nacionalidad o la pertenencia, le da la vuelta al planeta para retroalimentarse y crecer como bola de nieve, para dejar a lo largo y ancho de la tierra, una estela de caos social, económico y político que la inmensa mayoría de los pueblos se ve incapacitado de interpretar, por los procesos de desinformación que se trasmite hacia las poblaciones afectadas y que trae consigo formas de resignación que conlleva a que nuestras gentes, siembre EXPECTACIÓN en un discurso político, cuando refleja parte del sentimiento popular y que los grupos económicos y políticos utilizan a través de la sociología y la sicología de la esperanza, trayendo consigo un proceso de alienación en las masas, para afectar la conducta de quienes lo siguen y que muchas veces , esas masas creen que lo que está pasando es simplemente mandato divino.
Es allí, donde se encuentra parte del
problema de nuestras gentes, pues los gobiernos del mundo, llámense como se
quieran llamar, socialistas o capitalistas, cabalgan sobre esa sociología o
sicología de la ESPERANZA, para alienar y poder manejar a su antojo, la voluntad de las personas.
ALIENAR PARA MANIPULAR
Esa categoría, que el viejo Marx utilizo, para explicar la forma en que se podía manejar la voluntad del individuo sin que este se diera cuenta, es lo que han puesto en práctica las clases políticas y económicas en el mundo. Entendiendo la alienación, como la condición a la que está sometida la clase oprimida en las sociedades de explotación, como las conocidas hasta ahora. Es la situación que vive el individuo, donde lo anula y lo hace convertirse en otra cosa diferente, en una especie de objeto que se puede utilizar, cuando nos venga en gana. La alienación implica, una especie de escisión, manifiesta una pérdida de la posesión de sí mismo, de su personalidad, de su yo real y por lo tanto asume un comportamiento ajeno a su propia voluntad, pues al estar alienado pierde su voluntad y su capacidad de razonar, es un comportamiento contrario a su propio ser, asumiendo de esta forma conductas inducidas a través del subconsciente, que le impide verse a sí mismo y por lo tanto haciendo cosas que otros le inducen hacer.
Esa alienación puede manifestarse de manera individual o colectiva, es individual, cuando la persona, “sufre” una alteración o perturbación mental, se le anula su personalidad, entra en un proceso que los psiquiatras llaman excitación psicomotora, pierden su racionalidad propia y manifiestan incoherencia en su forma de hablar, repiten como loros y aplauden como focas el “discurso” de quienes los manipulan y por lo tanto presentan confusión del raciocinio e incluso llegan a manifestar perplejidad, alucinaciones y locura.
De otro lado, la alienación social está dada en formas de manipulación, que se pueden expresar en la dominación política, cultural, ideológica, es la opresión de la persona o colectivo enajenado, alienado. Es una especie de entrenamiento, adiestramiento que convierte a las aptitudes del ser humano en algo independiente de este y que lo doblega, pierde su propia voluntad, quedando en una relación que se expresa entre dominante y dominado, opresor-oprimido, sin que el dominado se percate de su situación.
A manera de conclusión pudiéramos decir que la alienación o enajenación es un fenómeno que suprime la personalidad, es una disposición psicológico-mental como forma de adaptación, aceptación, separación y enajenamiento (extrañamiento). Es una circunstancia a la que están sometidos aquellos que no son dueños de sí mismos y por tanto, no son responsables por sus pensamientos y acciones.
El viejo Marx, consideraba, que la alienación, es una situación, donde los oprimidos no pueden visualizar su condición de enajenado y por lo tanto lo hace convertirse en otra cosa diferente, implica una pérdida de la posesión de sí mismo y por consiguiente, expresa una conducta que es inducida por quien lo manipula y lo hace asumir un comportamiento contrario a su propio ser.
FANATISMO E INCONDICIONALIDAD
Todas estas formas manifiestas de conducta, expresadas en el marco de un análisis que aborda el carácter científico, producto de la aplicación de variables que da el conocimiento para manejar las conductas humanas, conllevan a que en el campo político, religioso, económico –entre otras situaciones- se expresen en el fanatismo como expresión de un estado enajenado-alienado, donde se manifiestan conductas exacerbadas, desmedidas y tenaces.
El fanatismo se presenta como una forma apasionada e incondicional servilismo a una causa, un espejismo desmedido y ceguera persistente hacia determinados temas, de modo porfiado, algunas veces confuso y violento.
El fanatismo puede referirse a cualquier creencia afín a una persona o grupo. En casos extremos en los cuales el fanatismo supera la racionalidad, puede llegar a extremos peligrosos, como matar a seres humanos o encarcelarlos, y puede incluir como síntoma el deseo incondicional de imponer un dogma, considerada buena para el fanático o para un grupo de los mismos.
Todo este conocimiento, que descodifica, la conducta alienada de las masas, expresada en ese fanatismo, se manifiesta cuando los candidatos, junto a sus partidos políticos, grupos económicos y agencias publicitarias, se ponen de acuerdo para doblegar la voluntad popular y hacer de ella que los obedezcan en cada campaña electoral que aprovechan las clases políticas y económicas para mantener el status quo y sus respectivas relaciones de poder.
Es así, como los que sustentan el poder se valen de la ignorancia, el analfabetismo funcional y la desinformación de los pueblos, para convertirse en cazadores y mercaderes del voto -a través de esos procesos electorales- donde construyen la gran trampa para que los fanáticos se desborden y caigan en ella- y ellos- los de la clase política, tanto del gobierno como de la oposición, se deleiten y sientan un raro placer, al verlos caer en el engaño, dejando como resultado un pueblo que encadenado mentalmente de manera transitoria, está dispuesto a servirles, sin percatarse – por el momento- que esa esclavitud la llevan en la mente.
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