Rafael Uzcátegui
Recientemente un privado de libertad recluído en la
cárcel barquisimetana de Uribana ha hecho circular públicamente una misiva,
titulada “¿Carta de lucha?”, cuyo contenido revela el grado de insatisfacción
de una parte de la población que hasta hoy ha estado cercana al proceso
bolivariano. Su autor es Jorge Luis Goyo, un miembro del Frente Revolucionario
de Inquilinos y Ocupantes (FRIO), a quienes muchos señalaron como una especie
de franquicia guara de grupos capitalinos como los Tupamaros o la Unidad
Popular Venezolana (UPV), y quienes cayeron en desgracia tras ocupar una sede
del PSUV para presionar por el derecho a la vivienda, en cuyo interín
denunciaron algunos dislates de la burocracia roja en la región.
“Estoy preso y me siento en calma y armonía, no resignado
y sumiso –afirma Goyo al comienzo de su texto-. Estoy claro en las
consecuencias de esta lucha y en que no es por la estúpida consigna de la
“refundación de la patria”, palabras vacías de los vocingleros de la miseria
(gobernantes y lacayos); para el pueblo palabras de esperanza en un cambio;
realidad? Continuismo de la opresión y represión”. La carta continúa: “permitimos
la continuidad de este desastre, pero a la vez somos el cambio desde la organización de base en la unión de
los invariablemente oprimidos para
realizar la acción colectiva por objetivos comunes; ¿cómo hacerlo? ¡Desde el
voto no es!, ¡desde el silencio menos! tampoco aceptando imposiciones de líderes (pseudolíderes), ni
desde el individualismo”.
Seguimos citando: “Concebir las luchas populares como un
apéndice de la institucionalidad de un
Estado/gobierno que fundamenta su hegemonía en un sistema parlamentario (…) no
solo es absurdo, es criminal, es ponerse en la acera de enfrente, es traicionar la confianza del
pueblo. (…) El mesianismo o caudillismo promocionado por todos los
sectores (Oficialismo – Oposición), y
que nosotros avalamos, nos hace un daño
terrible, en tanto el solo hecho de pensar que un personaje (Caudillo)
es la solución Macro y Micro de todos
los males que nos aquejan a los
oprimidos, es una estupidez y un extravió de la lucha (…) –hay que- Declarar
la autonomía de los movimientos populares, excluyendo, desenmascarando y combatiendo los intereses
que les convierten en apéndices del
Estado, de partidos políticos o de cualquiera de los grupos representantes del poder”. @fanzinero
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